lunes, 14 de enero de 2008

Ha muerto Gonzalo Arias

Unos días antes de publicar mi anterior post, le envié una copia a Gonzalo Arias, a la dirección electrónica que figura en su página de Internet. Me pareció de cortesía que fuera el primero en leer un texto que se refería a él y que pudiera darle o negarle su nihil obstat. Me respondió a las pocas horas, un correo dictado a uno de sus hijos, según me explicó, porque llevaba diez días sin poder moverse apenas de la cama, "luchando con una leucemia que al parecer no tiene cura", por lo cual consideraba que recibía mi "torrente de elogios" en "un momento propicio para pasar revista a su vida". La fortaleza, la serenidad, la cordialidad y el buen humor que respiraba su correo en semejantes circunstancias no dejaron de impresionarme, aunque tenía ya bastantes motivos para saber la extraordinaria clase de persona que era.

Hoy he recibido la esquela que copio a continuación.



Gonzalo Arias Bonet

falleció (es decir, pasó de una a otra dimensión espacial y temporal) el día 11 de enero de 2008 a los 81 años de edad..

He vivido como cristiano –ha dejado él escrito--, y como tal entiendo morir, después de haber intentado aplicar y practicar, desde la doctrina de la noviolencia, el mensaje de amor universal que Jesús nos trajo de parte de Dios para la construcción del Reino de Dios.

Sin embargo, no deseo que se celebren para mí funerales ni cualesquiera otros ritos de la Iglesia Católica. Llegada la hora de la sinceridad, debo decir que he evolucionado al final de mi vida de manera que ya no tengo esperanza en la renovación de la Iglesia Católico Romana desde dentro, aunque conservo la esperanza en la renovación del cristianismo por obra de comunidades de base, iglesias pacifistas y movimientos ecuménicos. Entiéndase esto como una forma de protesta frente a una Iglesia ritualista y dogmática, poco sensible a los signos de los tiempos.

Sé que no siempre he respondido a las expectativas de personas que podían esperar de mí ayuda, consuelo o simplemente amistad. Espero que me perdonen.

En definitiva, me considero afortunado por la vida que he vivido y por el cariño de que me veo rodeado en mi fase final. Alabado sea Dios.”


Su esposa Hilde, sus hijos Irene, Sonia, Ana, Mario, Diego y Marta, sus nietos Germán, Paula, Olivia, Celia, Aorinco, Nadiejda, Daniel y Lara

se sienten afortunados por haberte tenido de compañero, padre y abuelo. Has sido y sigues siendo en nuestros corazones un ejemplo excelente y gracias a tu bondad, tenacidad, paciencia, humildad y honradez, nos has transmitido valores de gran coherencia y unos principios éticos que siempre recordaremos y nos servirán de guía en los momentos difíciles.

Tu espíritu rebelde, inquieto y curioso ha sido la mejor educación que tus hijos podríamos desear.

Queremos agradecerte la valentía, buen humor y tranquilidad con que supiste afrontar tu enfermedad y los que sabías eran los últimos días entre nosotros. Fuiste un buen paciente y para nosotros fue una gran suerte y satisfacción haberte acompañado hasta el final; esperamos haberte servido de ayuda.

Sabemos que quisiste ahorrarnos trabajo preparando tus libros y otros asuntos en tu último año de vida, gracias de nuevo.

Te deseamos que tengas un buen viaje, que allá donde estés sigas explorando e investigando, y seas feliz en cualquier rama de la historia a donde hayas ido a parar.



Gonzalo Arias Bonet

(1926-2008)

5 comentarios:

  1. Esto es emocionante y triste. ¿Es posible tal cúmulo de coincidencias? Sin tú saberlo escribiste su epitafio. No olvidaré el nombre de Gonzalo Arias, me lo has puesto en mi camino como una señal.

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  2. Seguí tu recomendación y solicité su libro de los caminos romanos. Me llegóa ayer a mi casa, antes de hacerle el giro postal, en una encantadora autoedición llena de erudición.

    Es extraño "conocer" a alguien tan interesante, para a continuación perderle. Descanse en paz; parecía un ser humano ejemplar, y de esos no hay muchos

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  3. Qué extraños caminos sigue la vida a veces, que hayas encontrado y conocido a esta persona tan notable a tiempo de darle la alegría de tu reconocimiento y tus alabanzas. Qué digno de ser meditado su mensaje de despedida.
    Toda esta historia me deja un sentimiento extraño, de consuelo y desconsuelo al mismo tiempo, no escarmentamos, tenemos un montón de gente extraordinaria alrededor y sólo nos damos cuenta de todo lo que queríamos intercambiar con ellos cuando nos van faltando...

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  4. Muy bonito epitafio; emociona, sin duda. Imagino, al menos así me habría ocurrido en tu caso, que todos estos recientes acontecimientos te estarán dando qué pensar. Como ya te han dicho, tuvo que ser una persona de las que hay pocas. Un abrazo.

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  5. Es cierto, ama de casa, Lansky, Cigarra, Miroslav: esta es una extraña y triste historia en la que no dejo de pensar desde hace un mes. Es triste que habiendo descubierto hace dos años quién era Gonzalo Arias, solo hace un mes se me haya ocurrido escribir el post en que contaba este descubrimiento y, como consecuencia, me haya puesto en contacto con él; y extraño que la ocurrencia me haya venido, vaya usted a saber por qué, cuando faltaban veinte días para su muerte. Me alegra, como dice Cigarra, haber llegado a tiempo de que él conociera mi post, lo que me consta que para él fue una satisfacción. Y siento que haya muerto, que ya no esté con su gente ni en sus actividades, que haya un ser humano menos entre los pocos que se dedican a hacer cosas que verdaderamente merecen la pena.

    El saldo, en cualquier caso, es más de consuelo que de lo contrario. Conforta conocer personas así, y creo que uno de los rasgos por los que se las distingue es que los sentimientos que despiertan en quienes las tratan, aunque sea tan poco y tan de lejos como yo a G.A., son siempre positivos: un poco más de esperanza, un poco más de fé en el hombre, una cierta sensación de que sí es posible y útil, a pesar de todo, tratar de hacer lo que esté en nuestras manos para que este mundo sea un poco más habitable y humano.

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