viernes, 6 de noviembre de 2009

Desde la catástrofe inminente


Javier Krahe - Antípodas

Manifiestos, artículos, comentarios, discursos.
Humaredas prendidas, neblinas estampadas.
Qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua...

Quieres coger una hoja de papel sobre la mesa ¿qué es lo primero que buscan tus dedos? El borde de la hoja. Su final. Para manejar la hoja empiezas desde lo que no es la hoja, desde donde ya no hay hoja.

La hoja se deja asir, mansa, porque sabe que hay un lugar, el lugar donde ella acaba, el lugar en que ella ya no está, desde el que quien manda eres tú. Está la hoja atemorizada por su propio contorno, controlada por su finitud, disminuida por la consciencia de sus límites, sometida a quien sepa encontrarlos y esgrimirlos. Vive constreñida por la inmediatez de su final; y así la agarramos, tan ricamente, y hacemos de ella lo que nos place. Escritos, instancias, diplomas o gurruños para la papelera.

Como a una hoja cualquiera, se nos maneja desde nuestros límites. Porque sabemos que tenemos un final somos dóciles a quien lo ase y lo usa. Como la hoja, nos hemos acostumbrado y ya no sabríamos ser sin esa inminencia permanente de dejar de ser. Ni sabríamos qué hacer si no nos lo impusieran desde el final, desde fuera. Desde el Borde que da la precisa forma de la hoja. Desde la Catástrofe que da el exacto tamaño de nuestra vida.

Qué sería de nuestra vida sin la Catástrofe. Qué sin el Milenio, sin la Peste, sin el Apocalipsis. Qué sin el Bárbaro que amenaza, sin el Enemigo que acecha, sin el Colapso que Todos Los Signos Ya Anuncian.

Sin la Conjura Masónica, sin la Horda Roja, sin la Amenaza Nuclear, sin el Peligro Amarillo, sin el Nihilismo Materialista, sin el Terrorismo Islámico.

Sin el Calentamiento Global. Sin el Cambio Climático. Sin la Gripe A.


Sin el Miedo. Y sin la Culpa.

13 comentarios:

  1. Me ha encantado tu post, la metáfora es genial,muy poética.
    Sin algunas de las cosas que preguntas seríamos más felices, sin otras creo que sencillamente seríamos algo diferente a seres humanos ¿y eso nos gustaría? Me hes difícil responder a eso, aunque para otra posible existencia no estaría mal.
    Saludos

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  2. Perdón, perdón es no hes. Gracias.

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  3. Bonito.
    El papel tiene demasiado estatus. Habría que buscar un material más cutre.

    AC

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  4. No sé, me parece que este post va en contra del libre albedrio...de la hoja de papel. Invento, por otra parte, del diablo, dónde esté un buen pergamino enrrollado...

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  5. Anónimo primero, me alegro de que te haya gustado. Me quedo algo perplejo sobre cuáles sean las cosas sin las que, según tú, seríamos algo diferente de los humanos. Como todas las que cito son más bien contingentes, salvo el miedo y la culpa, imagino que a ellos te refieres. ¿Crees de verdad que sin miedo y sin culpa ya no seríamos humanos? Me parece muy pesimista tu opinión.

    Como la tuya, AC. Se me hace duro pensar que hasta el papel de papel nos venga grande.

    El post no va en contra del libre albedrío, Lansky, sino a favor. Va, precisamente, en contra de que lo vendamos tan barato. Bueno, o eso creo. Me salió así, de un repente. Si lo analizas mucho, probablemente nos quedemos sin post.

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  6. No pretendía ser pesimista, la verdad es que yo soy muy poco pesimista. El post está bien como está, me parece muy sugerente. Yo lo interpreto como un alegato en contra de la pusilanimidad.

    Lo que digo sobre el papel es una reflexión sugerida por el texto, no una crítica. Me gusta el papel. También me hizo recordar otro post tuyo en el que todo se volvía de plástico. El plástico sí que es asquerosito, ¿a que sí?

    AC

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  7. Mientras hagan con nosotros pajaritas de papel, vaya y pase; lo malo es que la mayor parte del tiempo uno se siente bola estrujada en la papelera. Por no hablar del papel higiénico...

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  8. Querido Vanbrugh:

    Supongo que establecer unas catástrofes inminentes, colectivas y objetivables es uno de los intentos piadosos de hilvanar a la gente, de darle un sentido de identificación con una colectividad, una cierta comunidad de intereses.

    Vivo en Estados Unidos, la supuesta ¨land of the free¨, y sin embargo constanto cada vez más cuán limitada es la tolerancia a lo diferente y cómo hay una policía sutil de unos a otros: se busca un común denominador para gente que ha parado aquí, y supongo que el intento de que todos compartamos los mismos miedos, gozos y aspiraciones no es más que un incentivo para que nos animemos a trabajar juntos y vivir juntos, y a definir mejor qué cosas podemos compartir y cuáles evitar.

    Sólo se puede ser diferente de una cierta manera, lo cual supongo que está relacionado vagamente con la ley de Animal Farm de Orwell, eéso de que¨todos los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros¨.

    La verdad es que yo me he caracterizado siempre por tener mis propias insatisfacciones, y ansiedades al margen de estos miedos colectivos: mi límite está en el centro del papel.

    Yo sería de los preocupados por encontrar sus gemelos en el camarote mientras se hunde el Titanic: todo lo siento a destiempo.

    En fin, un comentario algo largo y diletante, pero tengo poca práctica en ésto de los blogs.

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  9. Sé muy bien venido, Raleigh. Si hay algo que un bloguero desea, o al menos que este bloguero desea, son comentarios largos y diletantes, como este tuyo.

    Largo, diletante y bondadosos, muy bondadoso. Llamar "piadoso" intento de dar a la gente un sentimiento de identidad común, o incentivo para animaros a trabajar juntos, lo que en mi mucho más pesimista y acre opinión es un mecanismo para manipularnos, controlarnos y mantenernos convenientemente acojonados revela una bondad y un optimismo por tu parte que me refrescan el alma. Y tienes razón, la verdad es que es mucho más bonito decirlo así, y no necesariamente más inexacto.

    Te aseguro que si alguna vez se hunde el barco en el que voy agradeceré enormemente tener al lado alguien cortésmente preocupado por encontrar sus gemelos, y no alguien histéricamente angustiado por irse a ahogar. Aunque solo sea porque -esto se lo cuento a muy poca gente- lo que más me fastidia de las catástrofes es la obligación que pretenden imponerte de prestarles atención. A los que nos gusta escoger nuestros motivos y nuestros momentos de preocupación los naufragios nos parecen, más que otra cosa, una impertinencia.

    De manera que bienvenido a bordo.

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  10. La pobre hoja está mutilada, castrada,aniquilada. Cuando la fabricaron casi no tenía límites: estaba integrada en una ancha y larguísima bobina que fluía sin parar de las entrañas de la fábrica de papel. Todas las hojas eran, en la bobina, un solo todo. Todas estaban comunicadas en una colectiva conciencia teilhardiana, sin saberse claramente dónde empezaba una y dónde acababa su vecina.
    La cortadora terminó con todo. Y para colmo, formato DIN A4, perfectamente normalizado: al dividir la longitud del lado largo entre la del corto, se obtiene, invariablemente, raiz de dos.

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  11. Uy uy uyyy... a mí todo eso del miedo y la culpa es que lo veo como de lejos, no sé, quizá por ateo...

    Y lo de la accesibilidad y la disponibilidad de las hojas (joder, qué errata: se me escapó el dedo y escribí "hijas" en vez de "hojas", qué latin lover sonaba) me hace pensar "bueno, quizá no, siempre están las hojas del registro bautismal"...

    (Ji ji ji)

    Pero ya en serio: es normal que cojamos las hojas por el borde, por eso de que el resto de su superficie es plana. Es como jugar con un gato que trata de morderte la mano. Si le das el canto o los dedos, te hinca los colmillos. Pero si le enfrentas al hocico la palma de la mano, no puede. Mientras no les incorporen asas a las hojas, no habrá forma de cogerlas si no es por el borde.

    Y eso me hace pensar en topología, hum.

    Y en un libro donde el papel era más que papel: La era del diamante - manual ilustrado para jovencitas, de Neal Stephenson.

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  12. Ricardo, ese sentimiento de la hoja se llama "nostalgia de la bobina materna" y los psicólogos creo que lo tienen muy estudiado. La verdad es que el estado prenatal -precortadora- es muy satisfactorio. No hay límites, no hay responsabilidades, eres uno con el Todo. O con la Toda. A cambio, claro, no eres un individuo, porque son los límites los que nos definen como individuos, y no hay tampoco libertad. Formas parte de la bobina y tu destino es el suyo. Pero vista la clase de individuos que algunos llegan a ser y el uso que hacen de su libertad, no me extraña nada que prefirieran haber prescindido de ambas cosas...

    Hola, David. Así que los ateos no tenéis miedos ni sentís culpa ¿eh? Venga, hombre... Yo no te cuento a ti mis fantasías cabreriles de cristiano y tú me evitas a mí tus fábulas saganianas de ateo ¿de acuerdo? Y tan amigos.

    La era del diamante promete (me he ilustrado al respecto en la Wiki). No soy muy aficionado a la ciencia ficción como género, pero me encantan las buenas novelas, del género que sean. Si tú me aseguras que esta lo es, me fío. En algunas cuestiones sí pareces tener criterio...

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  13. tal vez seríamos ese mito del hombre libre que yo nunca encontré en mi camino.
    Entro desde Lansky y me encuentro este blog tan sabroso. Gracias.

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