La Internacional
(Este post es la respuesta al acertijo del anterior)
Como su propio nombre indica -no siempre se puede fiar uno de los nombres para estas cosas, pero en este caso parece ser que sí- la habanera es una forma musical de origen cubano. Tal y como está Cuba en los últimos tiempos, parece bastante inevitable que una habanera sea triste. Y si tenemos en cuenta la considerable parte de responsabilidad que en el estado actual de Cuba tiene el régimen comunista que la gobierna desde hace cincuenta años, resulta también bastante apropiado que la melodía de esa Habanera Triste sea la de La Internacional, himno comunista por excelencia. Una Internacional cansada y melancólica, que ha sustituído su brioso tono mayor original por otro menor, tristón y resignado. Como si estuviera ya preparándose para dejar de sonar de un modo definitivo, al menos allí y al menos como repertorio único y obligatorio.
Como su propio nombre indica -no siempre se puede fiar uno de los nombres para estas cosas, pero en este caso parece ser que sí- la habanera es una forma musical de origen cubano. Tal y como está Cuba en los últimos tiempos, parece bastante inevitable que una habanera sea triste. Y si tenemos en cuenta la considerable parte de responsabilidad que en el estado actual de Cuba tiene el régimen comunista que la gobierna desde hace cincuenta años, resulta también bastante apropiado que la melodía de esa Habanera Triste sea la de La Internacional, himno comunista por excelencia. Una Internacional cansada y melancólica, que ha sustituído su brioso tono mayor original por otro menor, tristón y resignado. Como si estuviera ya preparándose para dejar de sonar de un modo definitivo, al menos allí y al menos como repertorio único y obligatorio.
(Pero esto son elaboraciones posteriores, sugeridas por las consideraciones de algunos comentaristas perspicaces. Lo cierto es que escogí La Internacional porque me parece un buen himno, que todo el mundo ha oído en alguna ocasión y puede reconocer fácilmente; y que decidí transformarla en una habanera porque me gustan las habaneras.)
Así que las respuestas a las dos primeras cuestiones que plantée en mi acertijo de hace unos días son:
- La melodía enmascarada es la de La Internacional.
- La modificación fundamental que le he hecho sufrir, aparte de cambiarle el ritmo -esto es, la distribución y duración relativa de notas y silencios- para convertirla en una habanera, es la de cambiarle el modo mayor, convencido y enardecedor, en el que como buen himno está el original, por otro menor, más meditativo y escéptico. Lo cual, como ustedes saben -y, si no lo saben, ya se lo expliqué yo aquí: repasen, repasen- consiste básicamente en bajar medio tono algunas, no todas, elegidas sabiamente, de las notas de la melodía original.
(Repasemos juntos: si en el verso inicial, por ejemplo: "Arriba, parias de LA TIErra", bajamos medio tono a las dos notas correspondientes a las sílabas LA y TIE que he puesto en mayúsculas, y dejamos igual todas las demás, el resultado es que la frase entera pasa de estar en tono mayor a estar en tono menor -y, de paso, que tenemos la primera frase de mi habanera, sin más que cambiarle un poco el ritmo.- Ello sucede -si yo mismo no lo he entendido mal, que, por otra parte, es lo más probable- porque cada una de esas dos notas es la tercera mayor de la tónica del acorde del pedazo de frase a que pertenece, -el acorde, por entendernos, que debe acompañar a ese pedazo para que suene bien - y esta bajada la convierte en su tercera menor. Con cuya transformación se produce la de todo el acorde, que pasa de ser un acorde mayor a ser un acorde menor.)
Y en eso ha consistido, básicamente, mi transformación: en bajar medio tono cada una de las notas que coinciden con la tercera mayor de la tónica del acorde correspondiente a su pedazo de melodía.
Aunque esto, claro, es la explicación teórica y a posteriori. En la práctica no ando buscando cuál es el acorde de cada pedazo, ni cuál la tónica de ese acorde, ni cuál la tercera mayor ni menor de esa tónica: me limito a ir poniendo, según tarareo, las notas que veo que hay que poner para que aquello suene como yo quiero que suene.
Una vez así obtenida la nueva melodía en tono menor, basta redistribuir la colocación y duración de las notas para que encajen lo más convincentemente posible en un ritmo de habanera, añadir algunas pocas que resultan necesarias para que la melodía sea coherente con el nuevo ritmo, suprimir algunas otras pocas que no acaban de ajustarse a él e inventarse un acompañamiento que dé al conjunto una armazón rítmica y armónica o, por decirlo de otro modo, que lo barnice con cierta apariencia de música de verdad.
Hasta aquí es tarea puramente mental y ligeramente obsesiva, y puede hacerse, y de hecho se hace, mientras se trabaja en otra cosa, se pasea, se conduce, se come o se juega al pádel. A condición, claro está, de que no suene otra música que nos distraiga e interfiera con el silbido constante, unas veces más audible y otras menos, pero ininterrumpido y tenaz, en que van cuajando nuestras cavilaciones; porque hay que silbar, silbar o tararear todo el rato, aunque solo sea mentalmente, para que lo que vamos estableciendo se nos quede en la cabeza hasta que podamos sentarnos a escribirlo con el Finale Notepad y no suceda que se nos olvide y haya que volver a empezar, lo que sería una lástima y un desperdicio. Y a condición también de que nuestros allegados sean pacientes y comprensivos, y nosotros mismos prudentes, y nadie acabe por pedirnos cortésmente si por favor podemos dejar un ratito de silbar esa cosa. Cumpliéndose todo ello, esta parte no tiene por qué ocuparnos más que una mañana de Domingo.
Luego hay que ponerse a transcribir lo hallado a una partitura, con ayuda del ordenador y del Finale. Es decir, tratar de atrapar las notas que suenan alegremente en nuestras neuronas para fijarlas sobre el papel, o más bien sobre la pantalla, con esos signos abstrusos y herméticos que, oh milagro, sirven sin embargo para que podamos oirlas de verdad, nosotros y los demás. Al tiempo que tratamos de averiguar de qué notas exactamente, distribuídas cómo y escritas de qué manera, se compone ese acompañamiento con que soñamos, que tiende a convertirse en un chin chin pum ruidoso y obvio cada vez que tratamos de plasmarlo en corcheas y semicorcheas concretas.
Para esto último los legos prudentes, como yo, que conocemos nuestras limitaciones, tenemos un método que suele funcionar muy bien en este y otros campos: aprender de los maestros, valga decir, copiar.
Buscamos, pues, una habanera que nos guste de un autor que nos merezca respeto, por ejemplo Solace, de Scott Joplin (aunque, curiosamente, él no la llamó habanera, sino Mexican serenade; los norteamericanos nunca han sido capaces de distinguir un hispano de otro) y oímos una y otra vez la versión de, por ejemplo Joshua Rifkin, que la toca que da gloria oírlo, tratando de aislar las notas que acompañan la melodía principal en los primeros compases de la segunda parte, y de fijarlas en nuestra sesera hasta estar razonablemente seguros de sabérnoslas de memoria.
Scott Joplin - Solace, 2ª parte (Piano: Joshua Rifkin)
Como resulta que casualmente también este pedazo de Solace está en tono mayor, las cambiamos a menor -es decir, bajamos medio tono las que coincidan con las terceras mayores de... etc, etc...- calibramos qué tal encajan con las primeras notas de nuestra habanera, encontramos que no mal del todo y nos aplicamos a escribirlas en nuestra partitura, lo cual nos sirve, además, para empezar a vislumbrar cómo funciona el acompañamiento de Joplin y, en la escasa medida de nuestras posibilidades, tratar de imitarlo a lo largo de los treinta y dos compases de habanera que laboriosamente hemos logrado escribir.
Enseguida descubrimos lo que temíamos desde el principio: que La Internacional y Solace tienen muy poquito que ver y que, por tanto, lo que en el caso de Joplin suena evidente -mayormente porque ya lo ha escrito él- en el de nuestra habanera tiene que ser trabajosamente reinventado -¡por nosotros!- para adecuarlo a sus numerosos subeybajas, más bien inopinados, armónicamente hablando. Recaemos un rato en la fase obsesivo-mental y recorremos de nuevo buena parte del camino que ya habíamos recorrido para la melodía.
Pero algo de tranquillo ya le hemos cogido al asunto, así que no nos lleva tanto tiempo acabar por obtener eso que todos ustedes han oído, espero, y que, naturalmente, dista enormemente de parecerse, siquiera de lejos, a la grácil música de Joplin. Escúchenlo, escúchenlo de nuevo. ¡Si están deseándolo..!
Júbilo Matinal - Habanera Triste
Júbilo Matinal - Habanera Triste
Suena mazacote y arbitrario, parecen sobrarle un montón de notas por todas partes y en cambio, aquí y allá, le faltan precisamente las que, pensamos, elevarían el conjunto y le darían esa gracia y ligereza de las que escandalosamente carece. Pero estamos ya lanzados, así que decidimos que la culpa no es solo de que nosotros no seamos Scott Joplin, sino también de que el Finale no es un piano de verdad, ni lo toca Joshua Rifkin. Y además queremos publicar el post ya, hemos hecho imprudentemente una prueba que ha disparado las alarmas en tres o cuatro blogs amigos, llevamos un montón de horas con ello y ya casi no queda Domingo. De modo que, si no está bien, tendrá que ir mal.
Y en esto que se nos ha pasado el fin de semana como el que no quiere la cosa.
En fin... ¿Por dónde íbamos? Ah, sí. Pues eso, que
ahí está la respuesta a la tercera pregunta de mi acertijo:
- El acompañamiento de los primeros compases está directamente inspirado en el de la segunda parte de Solace, de Scott Joplin. (Y el del resto también, pero como la melodía coge enseguida otros derroteros, el acompañamiento se ve obligado a seguirla, preguntándose -y fallando estrepitosamente en la respuesta- qué habría hecho Joplin en su lugar.)
El Lunes trae su recompensa. Comienzan a llegar los comentarios y en ninguno de ellos se propone el linchamiento sumario del autor. (Aunque sí hay quien sugiere alguna clase de amputación traumática. La envidia es muy mala.) En general, son bondadosos.
¡Y HAY ACERTANTES!
- Cigarra, excelente bloguera y lectora fiel, que para algo canta en un coro, escribe en un primer comentario mañanero su respuesta acertada a la segunda y tercera preguntas:
Partamos de la base de que no tengo ni idea de qué música es, pero como dice Miroslav, "me suena". Una vez sentada esa premisa empiezo a contestar por el final: 1. el acompañamiento recuerda (por no decir que es el mismo) al de "Solace" pieza lenta de ragtime de Scott Joplin. No tiene mérito porque la hemos debido escuchar juntos unas 15.000 veces,sin exagerar. 2. la modificación sustancial, puede ser en mi opinión,un cambio de tonalidad en algunos momentos. Usease, que lo que en la pieza original era tono mayor aquí se ha vuelto menor (o a la vizconversa) A esa conclusión llego por lo abrupto de algunos finales de estrofa, que le han salido algo forzados al maestro. Después de decir tanto para no decir nada, vuelvo a la escucha porque sigo sin saber cual es la pieza original. Pero no desisto.
Es de señalar su sagaz observación sobre el final de algunas estrofas, aunque deje algo malparadas mis actividades de arreglista aficionado.
- Una hora después Cigarra ya ha dado también con la respuesta a la primera pregunta:
¡Creo que lo tengo! Y es de lo más propio convertirlo en habanera, habida cuenta de los aires políticos que corren por la Habana. Increíble, cómo funciona la cabeza por su cuenta. Lo he estado escuchando y he escrito el comentario anterior, sin tener ni idea de lo que era. Y me he ido a tomar el café de las 11, como buena funcionaria. Según bajaba se me ha venido a la cabeza, sin relacionarla, una música archiconocida, y no me he vuelto a acordar. Y a la vuelta me siento a escucharla otra vez, y ¡se ha hecho la luz! ¡Por eso bajaba yo cantando "Arriba, parias de la tierra"! Asombroso, cómo la memoria por su cuenta ha encontrado la música en cuestión y me la ha hecho tararear de un modo inconsciente. Si es que yo todo lo hago mejor si lo hago de un modo inconsciente, si es que soy el Inconsciente Colectivo con patas, materialmente!
Huelgan los comentarios, ella solita se lo dice todo.
- Al rato Raleigh aventura un par de respuestas sobre los autores del tema enmascarado y del acompañamiento inspirador, pero no acierta con ninguna de ellas. Sí acierta, en cambio, con su hipótesis de que la modificación sustancial haya sido convertir un modo mayor original en el menor en que está la habanera. Incomprensiblemente este acierto no le ayuda a dar con La Internacional, cosa que hubiera logrado con solo hacer él el cambio inverso y echarle un poco de imaginación. Atribuye este cambio armónico a la perversidad de mi mente. Teniendo en cuenta que somos amigos desde hace treinta y siete años -supe de Joplin por primera vez gracias a él- y me conoce como poca gente, por algo lo dirá.
- Un lector que prefiere permanecer Anónimo acierta a primera hora de la tarde cuál es el tema transformado, y como no lo nombra, sino que lo da a entender con una elegante elipsis, publico el comentario. Abunda en las consideraciones sociopolíticas de Cigarra y tiene la amabilidad de alabar con desmesura mi cambio de tonalidad. Tanto más agradezco sus elogios cuanto sé no merecerlos.
- A eso de las seis, Zafferano, también bloguera -buenísima, aunque casi tan intermitente como yo- lectora asidua y concursante pertinaz, acierta la primera y principal pregunta:
Para mí que La Internacional...! Ahora voy a volver a escucharla para las demás respuestas. Demasiadas preguntas para un oído tan sordo como el mío!
En otros dos comentarios responde las otras dos cuestiones, ya sin acertar, aunque su hipótesis de que la haya bajado medio tono no va tan descaminada. ¡Qué constancia la de esta chica, y cuánto se la agradezco!
- Luis, que dice no responderme en un comentario porque no sabe cómo diantres se hace eso, me responde el Martes por la tarde, en correo privado:
Es la Internacional (Arriba, parias...), pasada de mayor a menor. El autor del acompañamiento es (no sé cómo se escribe) Scott Joplin (el de la música de El golpe).
No se puede ser más certero con menos palabras. Lo de que atribuya la totalidad del acompañamiento a Joplin, con el trabajo que me ha costado inventármelo, me causa cierto sobresalto, pero se entiende lo que quiere decir. Hago mención de su acierto, aunque no haya sido público, para que su nombre figure en estos egregios anales.
- Dejo en ellos constancia, asimismo, de que esa noche mi amiga Mercedes me cuenta por teléfono que Víctor, su jefe, ha diagnosticado tras oir las primeras notas de mi habanera: "Es La Internacional". Pero Víctor es músico profesional, compositor, chelista y el único ser humano con oído absoluto que he tenido el honor de conocer personalmente, de manera que lo suyo tiene menos mérito...
- El Jueves Ricardo responde, con el laconismo que le caracteriza:
1ª La Internacional
Como en el caso de Luis, hay que considerarlo acierto triple, aunque no recuerde el nombre de Joplin ni dé exactamente con la obra plagiada. Pero tengo que rectificar lo que dije sobre la respuesta de Luis: Sí se podía ser igual de certero con aún menos palabras.
2ª Cambio de tono mayor a tono menor
3ª Me recuerda a uno de los rag-time de "El Golpe".
A la vista de cuyas respuestas, concluyo que las aptitudes musicales de los lectores de este blog son excelentes. Doy de nuevo la enhorabuena a todos los acertantes, que pueden contar con mi Certificado Oficial de Buen Oído, y las gracias más sinceras a todos los que han participado de algún modo, por hacerlo y por aguantar estas expansiones de mi mal natural. Si les consuela saberlo, estos pretextos tan complicados que me busco para poder escribir mis larguísimos posts me hacen pasar, como habrán visto, unos ratos de lo más entretenido...
Pues yo de toda la vida he sabido distinguir entre las tonalidades mayor y menor y no sé nada de eso de la tercera ni la quinta, que me suena totalmente medieval, como el flogisto, más o menos.
ResponderEliminarTu post, tan bueno como siempre; ya estamos acostumbrados y no nos llama la atención.
Si te soy sincero, Ricardo, a mí me ha pasado lo mismo. Toda la vida he sabido cuándo una melodía o un acorde eran mayores y cuándo menores, y a lo más que había llegado era a constatar que para pasar de un modo a otro había que bajar o subir medio tono algunas notas. Solo hace un año traté de sistematizar un poco mis conocimientos intuitivos, para poderlos contar en este blog. Pero imagino que si un profesor de armonía leyera mis explicaciones se llevaría las manos a la cabeza.
ResponderEliminarLo de la "tercera", efectivamente, es una terminología arcaica y absurda, como toda la musical, por otra parte. Pero no parece muy posible cambiarla, a estas alturas.
¿Qué es el flogisto, por cierto?
Gracias, también yo estoy acostumbrado a que mis excelentes posts no llamen la atención. Son los inconvenientes de ser sublime sin interrupción, que deja de notarse que eres sublime.
¡ Qué bárbaro ! lo que has hecho y cómo varios han podido adivinarlo. Enhorabuena al autor y a los acertantes.
ResponderEliminarY ahora que leo tus explicaciones intuyo que deben ser redondas y bien basadas, pero una vez más me adhiero al lo que dice Manolito en esta tira de Quino que nos regalas: - NO HE ENTENDIDO NADA desde marzo hasta aquí.
Por otro lado y a propósito de Quino, observa (mirad) bien sus grandes viñetas con chistes: fantásticas, minuciosas, en cualquier 'escenario' se ven detalles minúsculos y precisos que hacen mirar el dibujo durante un buen rato, (a mí por lo menos.)
Quino es un genio, Grillo. Esta viñeta se me vino a las mientes nada más escribir mi intento de explicar en qué consiste pasar un acorde de mayor a menor. Como no tengo ningún respeto por los derechos de autor -arderé en el infierno, probablemente, y Teddy Bautista y Lector Malherido me verán quemarme, regocijados, desde el paraíso de la SGAE- la escaneé y la colgué sin el menor escrúpulo.
ResponderEliminarDe todos modos, Ricardo, lo de las terceras resulta interesante más desde el punto de vista del lenguaje que desde el musical. Son la única explicación que he sido capaz de imaginar para que los acordes mayore y menores reciban esos nombres absurdos: que se diferencian solo en que la tercera que separa su primera nota -tónica de la segunda, en un caso "mide" cuatro semitonos ("mayor") y en el otro solo tres ("menor").
Aquí tienes a otro Manolo.
ResponderEliminarHay que estar toña o pedo para poder oír la menor similitud entre las tres melodías sin ser profesional de la música o serio aficionado a ella . Lo que nos explicas son puras matemáticas.
En realidad, quería decirte que tu versión es la más bonita, y que llevo todo el día silbándola.
Espero que la próxima vez nos lo pongas más fácil.
Sí que nos llamas la atención una y otra vez. Pero, a veces, sobran los comentarios. Podrían sonar profanos.
Te aseguro, CC, que soy absolutamente profano y que nunca en mi vida he sido serio en nada, -Dios lo haga mejor- ni siquiera como aficionado a la música, que es de las pocas cosas verdaderamente serias que hay en este mundo. De mis acertantes solo uno es profesional de la música, (y creo, eso ya no podría asegurarlo, que ninguno estaba pedo). En cuanto a las matemáticas, son pegote añadido a posteriori, para poder rellenar el post contando cosas y dármelas de que sé algo. Pero la música donde se entiende es en las tripas, la cabeza solo interviene luego para enfriar el efecto.
ResponderEliminarPor aquellos tiempos en que ya se escribía la música en pentagramas, siglos XV y XVI, para explicar la combustión de los cuerpos se inventaron la teoria del flogisto, que era una sustancia ígnea que, al abandonar un cuerpo, lo dejaba todo flojucho, reducido a cenizas. Desde entonces las ciencias han avanzado y ahora se da una explicación más lógica a la combustión. Sin embargo en lo referente a la notación musical seguimos estancados en esos simbolitos mágicos y sin avanzar un ápice en los últimos cuatro siglos. Si alguien tuviera que proponer un sistema más racional para escribir la música, tendría que ser, lógicamente, un músico. Pero como todos ellos han tenido que someterse, sufrir y aprender ese abstruso sistema, ahora no quieren apearse de él, ya que , al mismo tiempo, les confiere un carácter de iniciados.
ResponderEliminarCreo que el hecho de haber sido capaz de desenvolverte por tí mismo con el programita musical que usas para las composiciones con que nos deleitas es claro indicio de que Dios te ha designado con su Dedo Divino para que seas tú el que invente un nuevo sistema de notación musical. Abandona toda otra actividad, ponte a ello, y serás recordado y alabado por las generaciones futuras.
Si el dedo divino me ha elegido para que invente una nueva notación musical creo que tendrá que acabar la tarea empezada y soplármela con todos sus detalles, porque a mí no se me ocurre nada. Además creo que mi modesta incursión por el terreno del solfeo me ha contaminado. Mi mente ya no está virgen. Cualquier cosa que inventara estaría influída por lo poco que he logrado aprender. No haría más que reformular las mismas absurdeces seculares.
ResponderEliminarLo dejo en tus manos, pues.
El señor director de mi coro se pasa la vida hablando de quintas y terceras y dominantes como si le entendiéramos, ¡ángel mío! Bueno, creo que hay dos o tres que saben solfeo y deben entender algo. Los demás esperamos a que de otra vez la señal de empezar a cantar, después de ese desahogo, pobrecín. Pero ahora, volveré a leer tus explicaciones e intentaré desentrañar algo de lo que nos cuenta, cuando se larga un speech de esos.
ResponderEliminarLo del "flogisto" creí que se relacionaba con aquella frase que me aplicaba mi santa madre con la que me definía en tres palabras: Gorda, Floja y Comilona
Estoy de acuerdo con Grillo en que Quino es un genio y además uno de los mejores filósofos del S. XX
Mejor no inventes otra notación, que aunque no se puede decir que sepa solfeo, ya me voy manejando lo suficiente y no quiero ni pensar en tener que pelearme con otro sistema, y mucho menos, tener que volver a imprimir todas las partituras del repertorio del coro ¡qué gasto!
No hagas mucho caso de mis explicaciones, Cigarra. Sirven para que yo me explique a mí mismo lo poco que sé hacer -y, sobre todo, para satisfacer mi insaciable curiosidad sobre por qué las cosas se llaman como se llaman, que, en el fondo, es lo que de verdad me interesa del mundo- pero no creo que te ayuden a entender las arengas de tu Director, que sabrá música de verdad. Y si hasta ahora has cantado con éxito en tu coro sin saber de qué habla ¿para qué cambiar?
ResponderEliminarEs curioso que con eso de que la Internacional sea himno de masas (proletarias) nunca se mencione al autor de la música, (el autor de la letra, en francés en el original, es algo más conocido, aunque no mucho, ya que la internacional es uno d elos Cantos Revolucionarios de: Egugene Pottier), un obrero, músico y compositor (como es obvio) belga llamado Pierre Degeyter o De Geyter, hace tiempo leí una novela sobre su vida, pero no consigo acordarme del título ni el autor.
ResponderEliminar(me gustan tus manos aplaudidaoras)
Siempre gusta saber a quién se le han chuleado los derechos de autor...
ResponderEliminarNo demasiado que ver con lo de los derechos de autor o el copyright de logotipos... pero ahí va eso.
ResponderEliminar¿Alguien sabe quién usó por primera vez - seguro que sin registro ni derechos - el diseño ya hoy multiarchisabido de un corazoncito como símbolo del 'amor'? Ese acertó un pleno.
Y qué decir (esta sí que es GORDA) del ojo dentro de un triángulo para representar a Dios... Genial: triángulo (tres personas), equilátero, el ojo que todo lo ve, etc. Hoy día se pagaría un pastón.
Sé (o creo recordar) que ganó un millón de dólares el chorbo que ganó la convocatoria del logotipo para Chrisler: Cinco triángulos bien recogidos en una unidad, referido a los 5 continentes... ¡No me jodas !
Y así para una conferencia , varios posts y cientos de comentarios. Vanbrugh, Lanski, Milos: animáos, pensad una idea representable, semiótica, iconografía...
Uao, vaya postaco. Yo lo que no entiendo son los chándals del Castro, con la marca NIKE o ADIDAS bien grande. ¿No era este jambo un antiamericano, o qué coño le pasa?
ResponderEliminarHola, Susi. No estoy seguro de saber qué significa el sufijo "aco". He decidido entender que quieres decir que te ha gustado. Si no tienes inconveniente.
ResponderEliminarCreo que no sería el único en alegrarme si todo lo que hubiera que reprochar a Fidel fueran simples incoherencias como que lleve chándals de Nike. (Aunque personalmente ya me resulta difícil perdonar a NADIE que use chándal, me da igual de qué marca sea. Prenda atroz.)
Con lo que me ha costado oir las sonatinas durante mi privilegiadas siestas y ahora observo que Vanbrugh sólo acierta a medias. ¡Sapristi! Firmado: el padre de Vanbrugh.
ResponderEliminarHola, Fernando. Tengo la impresión de que donde dices "Vanbrugh" quieres decir, en realidad, "Raleigh". ¿Me equivoco?
ResponderEliminarEfectivamente, aguante usted años de escalas para esto...
Hola! me encanto su pagina!!
ResponderEliminarMe llamo Ana Maria y soy administradora de un directorio web/blog. Tengo que decir que me gusto mucho su pagina y le felicito por hacer un buen trabajo. Le cuento que me encuentro construyendo alianzas con webs amigas para asi atraer mas visitantes y poder hacer mas conocida mi web. Por ello, me encantaria contar con tu sitio en mi directorio, consiguiendo que mis visitantes entren tambien en su web.
Si esta de acuerdo. Hagamelo saber.
Suerte con su web!
Ana Maria
Vanbrugh, amigo, estírate un poco y ofrécenos otro de tus magníficos posts. Sabemos que estás bastante ocupado, pero igualmente nos consta que tienes grande capacidad y talento.
ResponderEliminarAh, y otra cosa de viejo cascarrabias y al mismo tiempo niño puñetero: si no incluyes mi Grillo entre los blogs que visitas quito el tuyo de la lista de los míos.
No me seas fraududulenteador.
Querido Grillo, te pido las excusas más sinceras por no haber incluido hasta ahora tu blog entre los que tengo enlazados. No por la reciprocidad que justamente invocas, sino porque es su lugar natural, como blog de mi interés y lectura habituales que es. Esa omisión, que acabo de subsanar, sí que se ha debido a estar atareado en exceso.
ResponderEliminarLa de un nuevo post, en cambio, no. Si tuviera algo que decir, sacaría el tiempo necesario para decirlo. Pero no es el caso. Como ya he dicho en otras ocasiones, mis posts crecen por su cuenta, cuando quieren y a la velocidad que quieren. Yo me limito a dejarlos salir según ellos lo van pidiendo.
No poder satisfacerla, empero, no impide que agradezca mucho tu solicitud.
Ana María, en cuanto tenga un rato echaré un vistazo al directorio en cuestión y decidiré sobre tu propuesta. Debo decir que no estoy especialmente interesado en lograr gran número de lectores por cualquier procedimiento que me los procure. Si no te importa, en lo sucesivo, para este género de propuestas, utiliza cualquiera de las direcciónes de correo electrónico que figuran en los perfiles de los contribuyentes del blog; prefiero que los comentarios se utilicen, en la medida de lo posible, para comentar el asunto del post o los que vayan surgiendo de anteriores comentarios. Un saludo
Grillo, viejo puñetero y al mismo tiempo niño cascarrabias, observo ahora que tengo dos enlaces a tu blog (en la U de "Un grillo...", que es como se llama, creo; van por orden alfabético). Lo que significa que ya estaba enlazado cuando me has dirigido tu reproche. Dónde y cómo te habrás buscado, mejor no lo investigamos...
ResponderEliminarHola Van! Qué post tan divertido. Pero todavía no me ha llegado el certificado aquel de Buen Oído. Seguro que es por culpa del cartero que no copió bien mi dirección de correo electrónico. En cualquier caso me siento muy ogullosa de haber acertado por primera vez uno de tus dificilísimos acertijos, bueno, más bien acerté un tercio... Y aquí estoy, dispuesta a volver a participar en el próximo, porque si tú te diviertes escribiéndolos, yo me lo paso en grande intentando acertar.
ResponderEliminarSé que llego un poco tarde pero estoy pasando por una fase profunda de autismo. Espero que me disculpes.
Un beso muy muy grande y hasta la próxima!
¿No te ha llegado el Certificado, Zaffe? Eso es cosa de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, que siempre se me retrasa un montón con los encargos. No acertaste un tercio, sino bastante más; la segunda y tercera preguntas eran accesorias, de modo que tienes, exactamente... veamos... un 0'6374 de acierto.
ResponderEliminarMucho cuidado con el auto, y un beso gordo.