domingo, 2 de diciembre de 2012

Al curioso lector


Amancio Prada - Libre te quiero (Agustín García Calvo)

Cuando empecé este blog, va a hacer ya siete años, era bastante normal que pasaran dos y tres meses, y más, sin que publicara nada en él. Como no lo leía prácticamente nadie, a nadie le extrañaban mis silencios y nadie echaba de menos mis escritos. No era la situación ideal para un bloguero, desde luego, pero no dejaba de tener sus ventajas –como todo en la vida, si uno se toma la molestia de buscarlas–.

Andando el tiempo un reducido pero muy selecto número de merodeadores internéticos fue adquiriendo la costumbre de pasar de vez en cuando por aquí, leer, si algo nuevo había para leer, y algunos, incluso, comentar lo que buenamente les apetecía. Paralelamente yo aumenté algo mi ritmo de publicación. No es que nunca llegara a ser lo que se dice profuso, no me acerqué nunca ni de lejos al vertiginoso ritmo de actualización de algunos blogs modélicos que podría citar, pero me situé en un ritmo para mí razonable. A veces pasaba un par de meses sin actualizar y a veces me daba por escribir sendos posts dos semanas seguidas, con lo que la cosa vino a quedarse en los últimos tiempos más o menos en un post al mes. No estaba mal, para lo que yo suelo ser.

Así que cuando ha pasado un mes, y dos, y tres... y me temo que ya cinco desde el ultimo post, sin que haya publicado nada nuevo, algunos de mis amables lectores han empezado a levantar la cabeza, olfatear el aire y preguntarse qué está pasando aquí. Una cosa es ser vago y publicar de Pascuas a Ramos, parecen pensar, y otra cosa es esto. Tanto tiempo sin que este hombre asome la cabeza por su blog ni por los ajenos tiene que deberse a algo.

Pues efectivamente, mis queridos amigos, a algo se ha debido. Enseguida se lo explico.

Antes que nada quiero agradecer las muestras de interés por mis andanzas, o falta de ellas, y de preocupación por mi prolongado silencio que he recibido los últimos tres meses y pico. Lansky, Miroslav, Grillo, Atman, Julián, Paloma.. y todos los que, diciéndolo o no, me habéis echado de menos: muchas gracias. Es una verdadera satisfacción contar con lectores y amigos como vosotros, y solo por ello merecería la pena tener un blog.

El último comentario de Julián en el anterior post da bastante en el clavo: parte de la culpa de mi desaparición la ha tenido el verano, desde luego, y la ocasión que felizmente nos da una vez al año de pasar un mes y pico en un lugar donde no hay Internet, ni falta que hace. Pero la causa fundamental de que durante tanto tiempo haya estado alejado de los blogs, del propio y de los ajenos, y sin mucha gana ni ocasión anímica de dedicarme a la placentera flânerie internética, ha sido un serio problema laboral, que no ha andado muy distante del mobbing a que se refiere Bluff. No entraré en detalles, ni aún ahora que, ya felizmente solucionado, empiezo  a concederme a mí mismo permiso para hablar del asunto, pero les haré por lo menos un bosquejo de la cuestión..

Soy funcionario, como muchos de ustedes saben, y durante este verano, desde unos días después de mi anterior post hasta mediados de Noviembre, he visto mi puesto de trabajo en el alero, sin culpa alguna por mi parte y sin que mediara siquiera ese famoso expediente disciplinario que, en teoría, es el único modo de separar a los funcionarios de su trabajo. Nada de eso, no he hecho nada malo ni nadie lo ha considerado así: simplemente ocurre que suprimir mi puesto de trabajo les ha parecido a unos cuantos polítiquillos de vía estrecha un buen sistema de recortar gastos y de practicar el deporte de moda, la caza del funcionario; y con ello, de hacer carrera en su partido y de ganarse los votos de otros cuantos electores desinformados y prejuiciosos. Así que yo me he visto en la calle a seis meses de plazo, sin que nadie asumiera la obligación legal de procurarme un nuevo puesto de trabajo, como exige la ley que se haga cuando se amortiza un puesto con bicho dentro, y me he tenido que buscar la vida por mi cuenta, hasta dar, por pura casualidad y tras no poco esfuerzos y zozobras, con el nuevo puesto que ahora mismo ocupo. Hemos pasado, mi mujer y yo, un verano amargo y lleno de incertidumbre y angustia, y hace solo unos pocos días que hemos empezado a levantar cabeza y a respirar tranquilos.

En resumen, me han proporcionado motivos contundentes y directos para abominar de los políticos profesionales con más energía y conocimiento de causa que lo hacía antes; y para que la próxima vez que oiga a alguien descalificar a los funcionarios diciendo eso tan inteligente de que "como tenemos seguro un puesto de trabajo para toda la vida..." –como si eso fuera algo malo, en primer lugar, o constituyera un motivo para avergonzarse; y, en segundo lugar, como si eso fuera verdad...– tenga aún más razones para pensar que quien lo dice no sabe de qué habla y haría bien en informarse –en el mejor de los casos– o directamente que es un cretino –en el peor y, me temo,  más frecuente–. Y razones ya no solo teóricas, sino dolorosamente prácticas y personales. 

Dicho lo cual solo me queda añadir unas cuantas consideraciones sobre los blogs en general y sobre el mío en particular que ya me habrán leído en otras ocasiones, pero que nunca está de más recordar, especialmente en épocas de sequía y crisis como la actual, en la que hacen particularmente al caso:

Incluso si en sus últimas visitas han visto ustedes siempre el mismo post, incluso si parece que ya no se actualiza nunca ni se va a actualizar más, este blog funciona. Sí, sí, funciona. Todo el rato, también cuando parece que no. Cumple todas las funciones que un blog debe cumplir: está accesible, recibe comentarios de sus visitantes si estos quieren hacerlos, y hasta produce puntuales (??) respuestas de su dueño, al que le llega inmediata comunicación de cuantos comentarios se producen. Lo visitan a diario entre treinta y cuarenta lectores, mejicanos ignotos que quieren saber qué ingredientes tiene la ensalada toscana de VIPS, ecuatorianos despistados que buscan "cantos de júbilo", catalanes ociosos interesados en conocer la letra de "Les violes grignolent"... 

Todos ellos desaparecen no bien comprueban que no han dado tampoco esa vez con lo que buscan, pero hay también lectores fieles y desconocidos que bucean durante largos minutos en posts antiguos, y esos me confortan el corazón cuando compruebo en mi contador la huella de su paso. 

Y, sobre todo, contra lo que algunos blogueros y algunos lectores de blogs tienden a pensar, este blog cumple su función de tal simplemente estando, y ofreciéndome todo el rato la posibilidad de escribir en él lo que de repente sienta la necesidad de compartir con el mundo en general y con mis lectores habituales en particular. Incluso aunque esto sucediera solo dos veces al año. O una. La mayor o menor frecuencia no cambia nada importante en la naturaleza esencial y misión del blog: hay ritmos vitales más lentos y otros más rápidos, autores más prolificos y menos, metabolismos más y menos activos. 

San Pablo, nos cuentan, permaneció trece años tras su camino de Damasco en un aparentemente inactivo pero muy fecundo anonimato, antes de arremangarse y ponerse a organizar un chiringuito que dura hasta hoy en gran medida gracias a su impulso; los trece años de silencio fueron tan útiles a sus fines, o más, que los de actividad, viajes y predicación que les siguieron. Que el campo parezca muerto durante el invierno no le impide florecer meses después, al contrario, la aparente inactividad invernal es condición necesaria de la fecundidad posterior. Y a un elefante no se le puede pedir el mismo ritmo de actividad que a una ardilla. Entre dos latidos consecutivos del corazón del elefante transcurre un tiempo mucho más largo que entre dos del de la ardilla, sí, pero eso no nos autoriza a creer que la ardilla esté más viva que el elefante, ni que entre latido y latido el corazón del elefante haya dejado de funcionar.

En cualquier caso, como ya he dicho en alguna ocasión, este blog es por completo ajeno a nada que tenga que ver con plazos, cupos u objetivos. Se actualiza cuando buenamente le sale de dentro, a él, ni siquiera a su autor, que soy yo. Le encanta tener lectores y comentarios, pero se ha mantenido largas temporadas sin unos ni otros, y ha sobrevivido. Ni reclama el derecho a ser leído ni, en contrapartida, reconoce en nadie el derecho a leerlo. Ni admite exigencias ni exige nada.

Es un blog muy suyo, ya les digo. E insisto en lo de suyo porque, como García Calvo a la chica de la canción, yo, su titular pero no su dueño, lo quiero libre, ni de Dios, ni de nadie, ni mío siquiera. Y espera de sus lectores que lo quieran, también, precisamente así

De modo que estén ustedes atentos, porque nadie, ni yo, sabe el día ni la hora; pero por mucho que parezca lo contrario, no les quepa duda de que llegará, ni de que Júbilo Matinal alumbrará un nuevo post, como no ha dejado de hacerlo desde el lejano y feliz día de su inauguración. 

 (Y si desean ustedes saber más sobre mi particular punto de vista sobre cómo y para qué usar este blog, lean, si aún no lo han hecho, el post que dediqué al asunto con ocasión de su 4'05 aniversario.)


25 comentarios:

  1. ¡Alluya, Osana o cómo se diga! ¡Vanbrugh despierta cuando comienza la hibernación de los osos!, qué cosas, y nos cuenta de sus andanzas, y a su modo se disculpa de su vagancia, y nos pone al día de sus problemas como probo funcionario.

    Y hasta nos cita a San Pablo que, por si no lo sabéis, y ahora que a todo Papa que se precie le da por reinterpretar la vida de Jesús y adláteres, le dio un ictus camino a Siria del que sospecho que no se recuperó nunca, y eso es lo que perdió la hacienda romana y lo que ganó el esoterismo cristiano. Es idea que brindo al cualquier palpable papable.

    De nada y bienvenido, tú.

    ResponderEliminar
  2. Yo nunca perdí la fe en la continuidad de este blog. Pero lo has explicado tan bien, que me apunto al modelo "latido de elefante", porque a mi propio blog le ocurre lo mismito.
    Con la diferencia de que yo no tengo la excusa tan sumamente seria que has tenido tú, como es el hecho de tener la cabeza en asuntos tan serios, tales como verse en la calle a pesar de haber estudiado, peleado y ganado esa oposición que todo el mundo olvida cuando denigra a los funcionarios. ¡Que se presenten, si les parece una canonjía tan fácil y tan llena de ventajas!¡Que se pasen meses o años estudiando temas horrorosamente áridos para competir con cientos o miles de contrincantes en los varios exámenes que hay que pasar para llegar a ocupar una plaza (a veces, como en mi caso, 2000 opositores para 6 plazas; en muchas ocasiones, con proporciones peores)para luego ver cómo en los últimos 20 años su poder adquisitivo ha descendido un 40% con respecto al resto de la población activa, nada más que por cometer el "delito" de tener un trabajo, que ahora, según parece, ya ni siquiera es seguro. ¡Lástima de cañón!
    En cualquier caso, estamos todos de enhorabuena: tu, porque vuelves a tener cierta seguridad en las lentejas, y tus lectores, porque reapareces, con tu lucidez habitual.
    Lansky no nos conseguirá hacer creer que no sabe cómo se escribe "Aleluya" u "Hosanna", (ya hemos notado que se quiere hacer pasar por el ateo irredento que va aparentando ser en esta vida) pero tengo que reconocer que la tesis del ictus de San Pablo me parece interesante. Ahora que ya no tenemos mula ni buey, todo puede ser.
    Pero lo que mas me ha gustado, "oyes tú", es lo del 4,05 aniversario.

    ResponderEliminar
  3. Me alegro de que tus problemas laborales se hayan resuelto y también, egoístamente, de que actualices. Que respete la sacrosanta libertad de tu blog no implica que no tenga por mi parte el derecho a darte la tabarra para que escribas con algo más de frecuencia.

    En cuanto a San Pablo, dejo para otro día discutirte ese presunto silencio tan alargado.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Gracias, Lansky, Cigarra y Miroslav. Por no perder la fe en mi blog (Cigarra), por darme la tabarra para que escriba más (Miroslav) y por la idea bridada a los papables, entre los que me incluyo (Lansky). (Por cierto, no explicas si la idea que propones es la de sufrir oportunos ictus en momentos estratégicos o solo la de defender que eso es lo que le pasó a San Pablo.)

    ResponderEliminar
  5. A San Pablo le dió un ictus camino de Damasco, de ahí la archifamosa caída del caballo. Jamás se recuperó el pobre y tuvo que abandonar una productiva carrera de economista recaudador, y a partir de ese hecho y recuerdos remotos del culto romano de Mitra (recordemos que él era romano, como sabes) empezó a pergeñar una historia alucinante sobre el hijo de una virgen que a su vez lo era de un Dios que se reclamaba único (ay qué joderse) y que venía a perdonarnos no sé sabe bien qué pecado de nacimiento...

    ResponderEliminar
  6. Me pasma tu cultura religiosa, Lansky. Lo que aprendo contigo...

    ResponderEliminar
  7. En estos momentos de profunda crisis —desfachatada crisis que no respeta ni tan siquiera al funcionariado—, tu post huele a flor de azahares, como la canción de Amancio Prada. Personalmente me siento como alguien a quien le han subido a la montaña rusa y en lugar de esperar con “jubilosa” emoción a que empiece la acción, está aterrorizado. “Todo se andará” y, “saldremos de ésta”, aunque tristemente algunos ya no lo soportaron y otros no lo soportarán. Por último diré que no tengo ni idea de en qué consistirán los acontecimientos de ese futuro incierto que pide paso atropelladamente, pero tengo la sensación de que veremos mucha convulsión y el fin de toda una época… morir como paso imprescindible para poder renacer… exhalar para volver a inhalar sin que en el intervalo se te pare el corazón.

    ResponderEliminar
  8. En efecto, Vanbrugh, mi cultura religiosa es un prodigio; no todo el mundo sabe hoy qué era el cultoa Mitra, tan plagiado por el cristianismo paulista

    (¿por qué no quitas los antirobots tan molestos?)

    ResponderEliminar
  9. Hola, Atman. Me alegra que mi post te huela a esas flores que dices, pero me preocupa que te aterrorice, si he entendido bien y es eso lo que dices que te pasa. Personalmente puedo decir que "he salido de esta", y encaro mi futuro laboral inmediato con razonable optimismo. Ser funcionario, aunque no te libre de sustos y te convierta en blanco preferente de puteos varios, sigue teniendo sus ventajas. En cuanto al futuro colectivo, no tengo nada claro qué es lo que veremos. No sé si efectivamente está muriendo una época, suponiendo que eso quiera decir algo distinto de lo que viene pasando todos los días desde que el mundo es mundo, ni si renacerá otra, suponiendo... etc (repítase la frase anterior). Tengo, eso sí, la esperanza de que no se nos pare el corazón demasiado pronto. El colectivo, digo. El propio de cada uno acabará parándose un día u otro, pero tampoco para eso tengo ninguna prisa, ni proyectos a corto ni medio plazo. Dios lo haga mejor.

    No es plagio, Lansky, solo sabia reutilización de elementos preexistentes y aprovechables. Reciclaje, se llama ahora, y es muy recomendado.

    (Volví a poner el filtro antispam porque estaba recibiendo una media de diez correos diarios, la mayor parte en cirílico, y era un verdadero engorro. Si realmente os molesta mucho, lo volveré a quitar. Todo sea por mis lectores.)

    ResponderEliminar
  10. Ah, ¿no te gusta que te escriba en cirílico? Crei que eras políglota, como los apóstoles y el san pablo ese

    ResponderEliminar
  11. Admírote y reverénciote. Como elefante incapaz de aceptar su ritmo de latidos, yo cerré mi blog.Me alegro de que no sea tu caso, porque por aquí se echan muy buenos ratos.
    Respecto a tu trabajo, me temo que es una muestra de lo que se nos viene encima (es un espejismo lo de pensar que hemos tocado fondo). Pertenezco a mi vez a la segunda especie más apestada, según nuestros políticos, tras los funcionarios: los profesores. Procuro que no se sepa en los mercados, tabernas o peluquerías, no vaya a ser que mis compañeros de cola o de barra hayan oído hablar a algún ministro y me señalen con el dedo, o me den de lado.
    Lansky, cuando dice que hay quienes no saben lo de las múltiples harinas con las que se refríe el cristianismo (egipcias, helénicas, romanas), supongo que habla desavisados que leen la Wikipedia, que es uno de los pocos sitios a estas alturas donde llega la mano censora de los seguidores de Pablo. Me sumo fervorosamente a la teoría del ictus y propongo la psicosis de Constantino como el otro puntal del edificio. Un abrazo a todos.

    ResponderEliminar
  12. La mayoría de los profesores son funcionarios, así que doblemente apestados

    ResponderEliminar
  13. El ruso todavía lo manejo poco, Lansky. Dejé de estudiarlo cuando cayó el telón, soy un oportunista despreciable.

    Gracias por la admiración y la reverencia, Preocupín, aunque no se merecen. Yo echaba estupendos ratos en tu Gilipolluá, y ahora la echo mucho de menos. Deberías hacer un curso de autoestima paquidérmica, o algo, y replanteártelo.

    Tu tesis de la psicosis de Constantino me parece muy verosímil, más que la del ictus de Pablo.

    ResponderEliminar
  14. Vanbrugh, me alegra un montón primero que hayas vuelto y segundo encontrado solución a la putada que te hicieron.

    Pregunté por ti a Grillo un par de veces pero él tampoco se podía explicar tu súbita desaparición.

    La misma putada les paso al mismo tiempo que a ti ( y supongo que a miles y millones de trabajadores), a mi yerno, 25 años de antigüedad y a mi hija, 15 años en la empresa, con todo el sufrimiento que traen consigo
    los ataques pérfidos de los patrones, la inseguridad y la angustia que padecen todas las generaciones de una misma familia por culpa de unos pocos cuantos que mal administran consorcios miles de millones de euros.

    Gracias a Dios, los míos han encontrado nuevos puestos de trabajo pero los meses pasados fueron muy penosos.

    Bien justa es tu apreciación de lo que un blog es o no es; por lo menos así debería ser.

    Ah, a mí me visitan muchos de las Filipinas. Toma.





    ResponderEliminar
  15. ¡ Qué bien !
    Qué alegría leerte de nuevo, comentarte y desbraguetarse uno con los piropos - pues no son otra cosa - que os traéis Lansky y tú.

    Ser funcionario es, TIENE QUE SER, un trabajo tan bueno y tan malo como todos los demás, y lo explicas con meridiana claridad. Hay ciertas ocupaciones que arrastran de lejos una fama agobiante y esa es una de ellas.

    Personalmente eso me da exactamente igual. Uno cree en las personas, en sus capacidades y rendimientos y eso es todo.

    Lo que de verdad abre las carnes es el mal verano que has psado y en lo acongojante de la inceridumbre.

    Que hayas encontrado nueva ocupación me alegra más que encontrate de nuevo.

    ¡ ENHORABUENA !

    Tal como se están poniendo las cosas, con la ayuda de nuestros políticos y empresarios 'modélicos' ya empieza a ser un gran logro tener trabajo y mantenerlo.

    En adelante ya nunca más darán ese titulillo de 'empleado del mes', porque los contratos no son tan largos. Brindo porque el tuyo te dure hasta que quieras jubilarte y te sea mejor remunerado periódicamente.

    De San Pablo hay mucha tela que cortar. Cuando de joven leía sus 'Cartas' no sabía si ser corintio era una alegría o para echar a correr.
    Creo que Lansky está preparando una secuela de la Biblia. A mí me interesaría más le precuela.

    Abrazo a tí, saludos a Marta y un beso a tu hijo en la coronilla.

    Grillo

    Porfa: cambia eso del antirobot o pónlo más fácil. Yo ya empiezo a ver 'pañoso' esa letrucas

    ResponderEliminar
  16. Gracias, C.C.. Me alegro de que se hayan solucionado los problemas laborales de tu familia, y me alegro de que compartas mi punto de vista sobre lo que debe de ser un blog, cosa que ya me imaginaba.

    ¡De Filipinas, qué envidia!

    Gracias a tí también a tí, Grillo. A mí más todavía que ser corintio me habría gustado ser colosense. Me he de enterar si hay oposiciones a eso.

    Me replantearé lo del antispam.

    ResponderEliminar
  17. Una secuela, una precuela de la Biblia, hay qué ver, Grillo, qué tareas me encomiendas, ¿un nuevo evangelio apócrifo tal vez? De moemnto, a ver que te parece que a Jesús le bautizaran en tierra de nadie, en una frontera (el Jordán)

    ResponderEliminar
  18. Me alegro infinito del fin de tus zozobras. Y me felicito por la oportunidad de disfrutar de los beneficios de tu barbecho. Montones de cariño, Hilari.

    ResponderEliminar
  19. Me alegra que vuelvas...¡También te echaba de menos!
    Un besote

    ResponderEliminar
  20. Yo también me alegro mucho de que hayas vuelto, sobre todo libre ya de pesadumbres.

    Soy muy parca en comentarios, ya sabes, pero me gusta mucho cómo dices las cosas y ese ambiente de participación tan grande que se crea cuando publicas algo.

    Un beso,
    Carmen

    ResponderEliminar
  21. Muchas gracias, Hilari. ¡Qué alegría, verte por aquí! Me encanta saber que estás entre mis lectores.

    Lo mismo que me pasa contigo, Susana. Me conforta saber que mis ausencias, por prolongadas que sean, no te desaniman de seguir viniendo de vez en cuando.

    Hola, Carmen. El ambiente de participación no es mérito mío, sino de mis comentaristas. Así que aprovecho tu comentario para darte las gracias, a tí y a todos.

    ResponderEliminar
  22. Yo llegué a pensar que te habías pasado a la gilipollez del twitter, como tantos exblogueros con muchas ganas de hablar y nada que decir.

    ResponderEliminar
  23. Pues la verdad, Jordi, es que tengo una cuenta en Twitter, con este mismo seudónimo, que me abrió, hace ya años, una amiga internética desaparecida en combate (d. m., ¿estás ahí?). No la uso prácticamente nunca, nunca se me ocurre nada que decir que pueda ser dicho con tan pocas palabras. Pero conozco twiteros que lo hacen muy bien, mi perdida amiga entre ellos.

    ResponderEliminar
  24. vanbrugh querido, pues fíjate que esta mañana iba en el metro con un tocho enorme de zweig, que no hay manera de abrir de pie con una mano mientras con la otra te agarras a algún sitio, cuando saqué el móvil para leer algo, y acordándome de ti y de lansky me puse a mirar vuestros blogs. de alguna forma llegué a esta entrada feliz (por tu vuelta) y dramática (porque te ha alcanzado de lleno la mierda aunque tú, elegante como eres, te la has podido sacudir) y avanzando en los comentarios he llegado al momento en que me preguntas si estoy. y mira, estoy, más ausente que presente (me hice mamá hacer un par de años lo que apenas me deja tiempo de leer libros y mucho menos blogs), pero estoy. de vez en cuando entro y os leo pero no comento porque me conozco y me engancho y luego no tengo tiempo para mis pañales y mis juegos por los suelos y eso no está bien. sigo un poco con twitter, que me permite pocas palabras para desfogar, pero nada más. estoy bien, contenta, contenta de leerte y saber que estáis bien. te mando un beso fuerte, amigo

    ResponderEliminar
  25. No doy crédito a mis ojos, d. m. Qué alegría. Es estupendo saber que te asomas por aquí de vez en cuándo (yo de vez en cuando miro también a ver qué se cuenta jeepster, y me río mucho).

    Es un buen cambio el de internet por tu hijo, enhorabuena. Aunque si de vez en cuando nos echas un vistazo, mejor. Me alegro de saber que estás bien. Un beso para ti.

    ResponderEliminar