martes, 23 de diciembre de 2014

Propiedad intelectual y derechos de autor

A la benemérita página Papyre fb2, que tantos ratos de honesta lectura me ha proporcionado
y que cerrará definitivamente el próximo 1 de Enero de 2015, para desgracia de sus usuarios
y honra del eficaz gobierno, diligente servidor de sus amos, que le ha obligado a hacerlo.


Creo en la propiedad intelectual, si por tal se entiende la autoría. Creo que roba quien presenta como propia la obra intelectual de otro, a quien plagia o suplanta.
 
También creo en los derechos de autor, que me parecen perfectamente legítimos, y también creo que roban quienes se lucran ampliamente con los beneficios que producen obras ajenas y escatiman a los autores la sustancial parte de ese lucro que legítimamente les corresponde.
 
Hablo, claro está, de editores, discográficas, productoras de cine y televisión... Ellos son los que creo que pueden, con justicia, ser llamados piratas.
 
En lo que no creo es en la propiedad intelectual tal como la pretenden imponer SGAE y similares, nacionales e internacionales, a través de las legislaciones estatales que han llegado a controlar vaya usted a saber por qué medios inconfesables. Y ello porque creo que la propiedad intelectual, como tal propiedad que es, incluye un contenido natural de cualquier propiedad, que es el de poder ser enajenada.
 
Por eso no creo en la que se vende interminablemente, una y otra vez, sin acabar nunca de transmitirse como se transmite cualquier otra propiedad al ser vendida. En la que sirve de coartada escandalosa para cobrar y cobrar y seguir cobrando por cada uso que alguien haga, o ellos crean que pueda hacer, de la propiedad, incluso después de vendérsela y de cobrársela a ese alguien. En la que pretende que yo no sea propietario del libro, la película o el disco que sin embargo he comprado, y se cree con derecho a impedir que, como con cualquier otra de las propiedades que adquiero, yo haga con libro, disco o película lo que me dé la gana, incluido prestarla, bien en directo, bien a través de Internet.
 
No puedo creer en una propiedad así entendida porque, en mi opinión, no solo no encaja en el concepto clásico de propiedad, sino que lo subvierte grave e injustamente.
 
Por eso declaro pública y solemnemente que me parece ilegítima y objetable (y en la medida que me es posible la desacato y la infrinjo, y me propongo seguir haciéndolo mientras no arrostre al hacerlo incomodidades o riesgos demasiado elevados) la inicua legislación que pretende impedirme compartir mis libros, músicas o películas como siempre he hecho y puedo ahora, gracias a Internet, hacer con mayor intensidad y comodidad.
 
Y niego rotundamente que esta conducta mía me convierta en nada parecido a un ladrón o a un pirata: es, muy al contrario, mi forma de combatir lo que me parece el latrocinio desvergonzado de los auténticos piratas en cuyas manos han caído como rehenes los conceptos de propiedad intelectual y de derechos de autor.
 
Sucede que cualquier idea, por buena que sea, puede ser convertida en un absurdo por la vía de su extensión indiscriminada e irracional, sobre todo si es susceptible de producir dinero y cae en manos a la vez ignorantes, estúpidas, faltas de escrúpulos y codiciosas. (No digamos ya si estas manos consiguen el amparo legal de una clase política más necia, ignorante, inescrupulosa y codiciosa aún).
 
Y eso es, exactamente, lo que en mi opinión no es que esté ocurriendo, sino que ha ocurrido ya con las ideas, antaño útiles y respetables y ahora mismo dañinas y deleznables –siempre a mi modesto juicio– de "propiedad intelectual" y "derechos de autor".
 
Tal como pretenden que las entendamos, mi sastre puede demandarme, y no veo por qué no habría de ganar el subsiguiente pleito, si yo le presto a un amigo el traje que el sastre me hizo, porque yo he pagado por el traje, sí, pero la "concepción" del traje, la "propiedad intelectual" del traje sigue siendo suya, al parecer por los siglos de los siglos. Y si se lo presto a un amigo, estoy evitando que mi amigo tenga que comprarle otro traje al sastre, estoy privando al sastre de una venta y tendré que compensarle por ello. El razonamiento funciona así, ¿no? Y sucede lo mismo con mi máquina de fotos, mi coche y prácticamente cualquier otro objeto ideado por un hombre que yo crea ingenuamente haber adquirido alguna vez, ya que no veo ningún motivo por el que deba existir la propiedad intelectual de los libros y no la de los trajes, las locomotoras y las máquinas de picar carne.
 
Cada vez que usamos de cualquier modo que lo hagamos cualquiera de estas cosas –prácticamente cualquier cosa– estamos disfrutando de una 'propiedad intelectual' ajena. ¿Cuánto más tiempo nos permitirán hacerlo gratis? Todo nuestro concepto de la propiedad se va al garete, minado por la inasible y eterna "propiedad intelectual", que convierte la propiedad, a secas, en mera apariencia. Que se cree usted que ese libro, ese disco o ese sofá son suyos, por mucho dinero que haya pagado por ellos. Son, o serán, del listo que se haya erigido en administrador de la propiedad intelectual, al que, como tal, tendrá usted que seguir pagando toda la vida.
 
El día que llevando a sus últimas consecuencias esta perversa lógica que ya  les estamos permitiendo aplicar, pretendan cobrarme también por cada vez que escuche MI disco, o lea MI libro, o los preste –y ya han empezado a hacerlo con el inicuo canon de las bibliotecas– ¿quién de los que ahora consideran razonable que se me prohiba fotocopiar MIS libros o intercambiar MIS archivos en Internet –después, eso sí, de cobrarme por adelantado por si lo hago– tendrá nada que decir?

7 comentarios:

  1. A ver, por partes:

    1- Hay editores, discográficas, productoras de cine y televisión que son, desde luego, piratas. Se dedican a robarle al autor y a fastidiarle exigiendo continuamente que algo sea más comercial (concepto difuso). Pero también los hay valientes y leales, quizás más entre individuos particulares que en general, pero los hay.

    2- En el resto, más o menos de acuerdo. Como tú dices, ¿quién nos puede impedir copiar lo que hemos comprado?

    Y el caso es que ya han surgido modelos novedosos para tratar con los derechos de copia. Steam, que vende videojuegos y sus bandas sonoras, te permite comprar un juego y jugar en cualquier ordenador que tengas, pues se vincula a la red. Lo malo es que los juegos se deben al menos seleccionar por Internet para jugarlos, para evitar el pirateo. Lo bueno es que las rebajas son continuas, de un 60% o superior.

    También está Humble Bundle, que suele vender juegos, pero a veces vende libros, tebeos, películas y otros productos. Es muy barato y lo recaudado se destina a la beneficencia. Además, todas las semanas ofrecen un paquete especial por el que puedes pagar lo que quieras y llevarte varios juegos, cómics o lo que vendan en ese momento (aunque, por lo general, hay un precio mínimo para llevarte todo). Te enlazo las ofertas de esta semana a modo de ejemplo.

    https://www.humblebundle.com/weekly
    https://www.humblebundle.com/books

    Son dos ejemplos, no diré que perfectos, pero bastante más acordes con el espíritu actual.

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  2. Estoy más o menos de acuerdo y se agradece un enfoque más lógico y menos interesado y torticero que el de la SGAE y similares. También hay que señalar ciertos matices terminológicos como el mismo de derechos (de autor), pirateo, etc.
    Subiste sin embargo un hecho: los autores, digo los autores tienen derecho de ganar dinero, sobrevivir y lucrarse con su trabajo, como los zapateros o los secretarios de ayuntamiento y también los que facilitan técnica y profesionalmente la difusión de esas obras tienen derecho a ganarse la vida con esa actividad, como editores, propietarios o exhibidores de salas de cine, etc., etc., Y parece lógico que sean los 'consumidores' los que pgauen por esos servicios a los autores y a los necesarios intermediarios.

    Efectivamente hay editores piratas, no son mayoría, pobres, en general, salvo grandes corporaciones y demás, como hay consumidores piratas que no son los que copian para su propio uso sino los que se benefician 'monetariamente' de esas copias.

    El error de la SGAE, es claro: no recauda donde debe. Pero las s tecnologías, en cualquier caso se lo ponen difícil a los autores, y cambian los tiempos tienen que aprender nuevas formas de vivir de su trabajo (conciertos en vez de discos, etc. Etc)

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  3. Interesante post, al que me gustaría hacer, con el mejor de los ánimos, algunas precisiones:

    Se dice que la propiedad intelectual es una propiedad "especial" porque, en rigor, NO es una propiedad, pero se le parece mucho. O, mejor dicho, tiene una parte que se le parece: los llamados "derechos de explotación" o de contenido patrimonial.

    No obstante, el núcleo original de la propiedad intelectual no es ése, sino, como bien dices, los "derechos morales" del autor, al reconocimiento de la paternidad (o maternidad) de su obra, a la integridad de ésta, etc.

    Ahora bien, una cosa es la propiedad material de los soportes (que es de los usuarios que los han comprado) y otra la propiedad inmaterial de los contenidos, que siguen siendo de sus autores (o de la industria cultural, por cesión de aquéllos).

    Se entiende mejor si pensamos que en el caso de las películas y la música, al comprar el soporte, sólo compramos una licencia o derecho de uso privado o doméstico; pero no nos da derecho a realizar una comunicación pública de los mismos (como una radio o TV).

    Cuando uno presta un libro, disco o vídeo, se queda sin él; cuando hace una copia digital y la difunde por internet, no se queda sin su soporte, sino que hace un acto de comunicación pública (puesta a disposición) para el que no está autorizado.

    Espero haberme explicado y que se haya entendido lo que quiero decir. Un saludo.

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  4. Hola, Ozanu. Muy cierto lo que dices, hay editores, etc., que no son piratas. Lo que en realidad quiero decir es que los que tienen de veras ocasión de quitarle al autor sus derechos, y con bastante frecuencia lo hacen, son ellos, no los que descargamos archivos de Internet.

    Lo evidente es que, existiendo Internet, que es algo completamente novedoso, es imposible pretender que siga invariable la misma regulación que funcionaba antes de su existencia. Tendrán que inventarse otra cosa. Lo que de momento hacen, que es intentar manejar un mundo con Internet igual que manejaban un mundo sin él, es inviable, e intentarlo solo da lugar a aberraciones. No sé si los ejemplos que citas están o no en el buen camino, pero sí que los patéticos esfuerzos de nuestros gobernantes y de sus amos por ponerle puertas al campo -y atropellar ejemplarmente a los que pillan saltándoselas- están condenados al fracaso, y yo, personalmente interesado en que así sea.


    Hola, Lansky. Evidente también lo que dices tú: los autores y los distribuidores tienen derecho a vivir de su trabajo. No pretendo negar tal cosa, pero sí que seamos los usuarios de programas pair to pair los que se lo impedimos y a los que haya que perseguir. Como bien dices, la SGAE no recauda donde debe -suponiendo que sea ella quien deba recaudar en parte alguna, lo que yo dudo mucho, y más con sus métodos de matón-.


    Hola, Borja, bienvenido. Muchas gracias por comentar, y más aún por hacerlo en ese amable tono.

    La distinción entre propiedad de los contenidos y la de los continentes está muy clara, sí. No tanto, al menos para mí, cuáles deban ser sus consecuencias.

    Sé lo que dice la actual legislación. Saberlo, sin embargo, no hace que automáticamente me parezca bien. Dejé de practicar tal clase de adhesión a las normas justo después de olvidar los diez mandamientos. Ahora me limito a acatarlas si no puedo evitarlo, por la cuenta que me tiene, pero no me creo obligado a aprobarlas por sistema.

    No tengo nada claro por qué va a serme lícito prestar el libro o el disco a un amigo, pero no prestárselo a cien, o a mil; y no me ilumina gran cosa sobre esta cuestión el que pierda o no pierda la posesión de lo prestado. Se ha regulado así, por evidentes intereses de notorios sectores, pero bien podría haberse regulado de otro modo, sirviendo otros intereses y otros criterios que bien podrían resultar más justos y convenientes. Aunque no, claro, para quienes ahora mandan y para aquellos que, a su vez, les mandan a ellos.

    Para otra cuestión aneja a esta, en cambio, sí que me resulta muy esclarecedora la diferencia entre perder o no la posesión: estoy bastante harto del virtuoso mantra según el cual bajarse de Internet archivos protegidos por un copyright "es un robo". Es una mentira descarada y manifiesta. Para que haya un robo, la víctima tiene que perder la posesión de lo robado. Cuando yo bajo de Internet libros, músicas o películas, nadie pierde la posesión de nada, y, por tanto, nadie roba nada.

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  5. Llevas razón, Vanbrugh. Sin más datos, no puedes juzgar, que tampoco eres un jugón.

    http://www.eurogamer.net/articles/2011-11-28-valve-piracy-a-non-issue-for-steam

    Esta es una entrevista a uno de los jefes de Valve, la compañía que posee Steam. Ahí dice que él cree que el problema con la piratería es de servicio, no de precio. Así que les da mejor servicio que los piratas podrían dar (multijugador, etc) y no es un problema para ellos. También confirmo que luego, si no quieres conectarte, puedes jugar a los juegos fuera de línea.

    Sobre Humble Bundle, puedo decirte que si bien depende mucho de ofertas semanales, te ponen un precio mínimo para llevarte el lote completo, aunque los precios suelen ser bastante baratos globalmente. Ejemplo:

    http://blog.humblebundle.com/post/33237485887/introducing-the-humble-ebook-bundle

    Ya puestos, hay más servicios (estoy algo puesto en estas historias). Patreon es un servicio de financiación colectiva (crowfounding en argot guanabí) que te permite donar dinero a autores que creas que lo merecen para poder desarrollar lo que pretendan. Ejemplo que yo conozco bien, Zach Weinersmith de SMBC (unas 3.800 tiras en doce años y todavía ha hecho más cosas).

    http://www.patreon.com/ZachWeinersmith

    Estudia las ofertas: 3 dólares al mes para ver sus tiras ahí un día antes. La gente paga. 5 dólares por verle dibujar en directo, vía Internet. Y otras dos. (.700 dólares al mes. Increíble.

    Lo que sí veo claro es que todos estos servicios ya saben cómo es la red y la piratería. Saben que hay que ofrecer algo nuevo, saben que ya no se puede, como dices con lucidez, volver atrás. A mí me convencen.

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  6. "crowfounding en argot guanabí"
    Es decir, "encuentro de cuervo", en vez de "crowdfunding". Cuando estoy espesito, me equivoco.

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