domingo, 30 de noviembre de 2008

Lorenzo y las mariposas


Scott Joplin
- Pine Apple Rag - Joshua Rifkin, piano


Hace algún tiempo alguien me hizo llegar este enlace:

http://www.exploratorium.edu/complexity/java/lorenz.html

Como verán ustedes si lo siguen y tienen Java instalado en el ordenador –si no, se instala en un par de minutos– es una especie de… entretenimiento gráfico, la verdad es que de contemplación bastante adictiva, llamado “Lorenz Butterfly”, Mariposa de Lorenz. (Tiene un copyright de James P. Crutchfield, que autoriza a descargarlo y usarlo solamente para propósitos informativos, educativos y otros no comerciales, siempre citando la fuente. Me apresuro a hacerlo).

Tras unas breves instrucciones de cómo debe usarse, la página en cuestión explica que la Mariposa de Lorenz es significativa porque ilustra el concepto de “dependencia sensitiva de las condiciones iniciales” (“sensitive dependence upon initial conditions”). Debajo de esta declaración escueta y un tanto hermética hay una pantalla en blanco. Si se pulsa en cualquier lugar de la pantalla, se inicia allí el recorrido de un punto móvil que dibuja una trayectoria en torno a un centro del que se va alejando en una especie de espiral elíptica hasta que es “capturado” por otra órbita y la espiral que dibuja comienza entonces a rondar otro centro, simétrico del primero respecto del eje central de la pantallita. El punto corre interminablemente, trazando en torno a uno u otro de los dos “atractores” elegantes trayectorias aproximadamente elípticas, que tienden a coincidir en la dirección de una común asíntota central y se “amontonan” a sus lados, cruzándose y “empujándose” hacia arriba. En fin, lo explico muy mal. Para que se hagan una idea, cuando aún no ha transcurrido mucho tiempo desde el clic inicial y el dibujo no se ha complicado todavía en exceso, su aspecto puede ser algo así:Lo interesante de la cuestión es que, si se vuelve a hacer clic una segunda vez sobre el mismo lugar de la pantalla, se inicia una nueva trayectoria, que el programa tiene la amabilidad de dibujarnos en otro color distinto del de la primera. Lo cual no se advierte de entrada porque, claro está, como esta segunda trayectoria empieza en el mismo punto que la primera y obedece a la misma ecuación, se superpone exactamente a ella y los colores se mezclan sobre una única línea.

Aunque resulta que no está tan claro. Resulta que, si esperamos un rato, la línea ya no es tan única ni la superposición tan exacta. Sorprendentemente, lo que al principio parecía una sola línea, que se limitaba a cambiar de color conforme el segundo punto móvil la recorría siguiendo de cerca los pasos del primero, se va convirtiendo de modo cada vez más perceptible, a medida que pasa el tiempo, en dos recorridos distintos. El segundo clic ha comenzado una trayectoria que al principio es igual que la primera, pero que enseguida se empieza a separar de ella.

En el siguiente dibujo se ve el momento –cosa de medio minuto y de diez o doce vueltas después de los dos clics iniciales– en que la línea verde claro y la verde oscuro, comenzadas ambas con medio segundo de diferencia en el punto que marca la X roja y coincidentes en las primeras vueltas, se han independizado una de otra hasta el punto de estar tirando cada una para una mitad diferente de la órbita simétrico-esquizofrénica que ambas comparten:
No importa cuántas veces repitamos el experimento, ni cuánto nos esforcemos en mantener inmóvil la mano para que el punto de arranque de las dos líneas sea exactamente el mismo: siempre, al cabo de unas cuantas vueltas, las trayectorias de los dos puntos se habrán separado por completo.

Es esta circunstancia la que hace interesante la ecuación –de la que lamento no poder dar más detalles matemáticos– y por la que se nos dice que ilustra el concepto de “sensitive dependence”: por nimias que sean las diferencias entre los dos puntos de arranque, por mucho que nos esforcemos en hacer que sean prácticamente el mismo, la función representada por la curva es “sensitivamente dependiente” de esta mínima diferencia inicial, y la acusa a medida que desarrolla su recorrido, hasta convertir en enorme una distancia imperceptible al comienzo.

Al cabo de un rato, los dos puntos han formado un dibujo más o menos parecido a este:
Que, como ven, puede recordar a una mariposa, lo que ha motivado que la ecuación, y la curva que la representa, reciba este nombre: Mariposa de Lorenz.

(La verdad es que a mí más me recuerda a una almeja; pero comprendo que "la almeja de Lorenz" no habría sonado igual de bien. Aunque ¿y "el molusco de Lorenz"? ¿"El mejillón de Lorenz" quizás? ¿"La chirla de Lorenz"? ¿"El bivalvo de Lorenz"..? ¿O es que hay algún motivo por el cual el dibujo tenga que recordarnos precisamente a una mariposa, y no a ningún otro bicho?)

Porque seguro que a estas alturas ya tiene que estarles sonando a ustedes algo. A mí al menos, en cuanto pensé dos minutos seguidos en el dibujillo y sus implicaciones, empezaron a resonarme cosas en la memoria: Lorenz… fenómenos inicialmente imperceptibles que acaban teniendo consecuencias de grandes dimensiones… Mariposas…

Lorenz, Edward Norton Lorenz, era, recordarán ustedes –yo lo “recordé” en cuanto hube metido “Lorenz” en Google– aquel matemático y meteorólogo americano que, al elaborar no sé qué modelos matemáticos que trataban de prever, o reproducir, determinados fenómenos meteorológicos, advirtió que una mínima variación en los datos iniciales –como la que puede suponer considerar seis decimales en vez de tres– producía enormes variaciones en el resultado final. De esta observación extrajo importantes conclusiones sobre la Teoría del Caos y sobre predicibilidad y, para hacerlas más patentes al común de los entendimientos, las ilustró con aquel aforismo de que el aleteo de una mariposa en Brasil podía acabar provocando un ciclón en Texas. De hecho esta cuestión del aleteo y el ciclón dio título a una conferencia que pronunció en 1972 ante la Sociedad Americana para el Avance de la Ciencia – “Does the Flap of a Butterfly’s Wings in Brazil Set Off a Tornado in Texas?”– y que se hizo tan famosa que desde entonces todos hablamos del efecto mariposa como si desayunáramos con él cada lunes y cada jueves. Pero el efecto a que alude el tan traído y llevado insecto, aunque se haya empleado con muchos otros propósitos, es siempre el mismo: el que se produce en algunos fenómenos para los que el hecho de variar mínimamente los datos de partida no produce en los resultados una variación igualmente mínima, sino que la diferencia va aumentando a medida que atraviesa las sucesivas fases del proceso y acaba convirtiéndose en enorme.

Exactamente lo que hemos visto que pasa en el dibujito de la pantalla, en el que una variación imperceptible en la posición de salida se convierte en una diferencia muy significativa no bien avanza el proceso. Dibujito que también se debe a Lorenz –sí, es el mismo Lorenz– y en el que, si se fijan ustedes, mis queridos Watsons, también interviene, si bien por muy distintos caminos, una mariposa.

Y aquí es donde empiezan a planteárseme a mí mis particulares cuestiones laterales improcedentes, esas que son las que preferentemente llaman mi atención en los problemas serios, motivo por el cual, con toda probabilidad, nunca llegaré a nada; por ejemplo:

¿Por qué dos ilustraciones completamente diferentes de un principio general han acabado, por dos motivos totalmente distintos, resumiéndose en las mariposas? ¿Cuál fue primero: la ocurrencia de ejemplificar con el aleteo de una mariposa la mínima variación climática que acaba produciendo ciclones, o la de escoger como fenómeno de prueba el movimiento de una partícula que dibuja algo parecido a una mariposa?

Fuera cual fuere la primera ¿se eligió la otra deliberadamente para redundar en las mariposas de modo consciente y voluntario, o fue pura casualidad que las dos acabaran hablando de mariposas sin que nadie se lo hubiera propuesto? ¿Tenía Lorenz, quizás, una obsesión de algún género con los lepidópteros?

Y, sobre todo: ¿por qué cuando busco en Internet “mariposa” y “Lorenz”, unos me hablan de la que aletea en Brasil y del “efecto mariposa”, ignorando por entero las ecuaciones que ilustran el mismo principio y que dibujan algo parecido a una mariposa; y otros en cambio me hablan de la “Mariposa de Lorenz” y explican la función y su correspondiente curva mariposil, pero no nombran en absoluto el “efecto mariposa”, ni los aleteos, ni los ciclones? ¿Por qué ambas mariposas se ignoran la una a la otra tan absoluta y resueltamente, pese a trabajar en el mismo ramo y para el mismo jefe?

¿Soy el único que se ha dado cuenta de que los dos ejemplos se refieren al mismo principio, los dos se deben a Lorenz y en los dos hay mariposas? ¿Hay una conjura universal para ignorar algo que a mí me saltó a la vista tras diez minutos de navegar por Google?

¿Me estaré volviendo paranoico?

14 comentarios:

  1. La teoría del caos está muy mal entendida por los profanos, porque no se trata d efenómenos aleatorios sino todo lo contrario: se trata de fenómenos deterministas (los determinan los atractores que mencionas; la mariposa de Lorenz que mencionas es uno de los primeros descritos), pero cuyo "resultado" final será completamente distinto dependiendo de las leves diferencias en las condiciones iniciales. Una manera tosca, pero fácil de explicarlo es con la trayectoria parabólica de un proyectil de obús (cañón): una variación de cms. en el alza de tiro del cañón provoca diferencias de cientos de metros en la caída del proyectil en el terreno; así , pero con muchas más variables que la distancia y simplona trayectoria parabólica (que sería, la parábola, otro atractor más simple que la mariposa de Lorenz).

    Y no, no estás paranóico. El caso no obstante es curioso y similar a otros: cuando Lorenz presento su atractor no lo bautizó así, sino algún detractor, que lo llamó la mariposa de Lorenz; éste, haciendo de la necesidad virtud usó el ejemplo de la mariposa aleteando en Tokyo y afectando a NY, en su famosa conferencia de 1972 para ilustrar el caos matemático aplicado a la meteorología. Es un caso parecido al del Big Bang, bautizado así y peyorativa e irónicamente por el astrofísico Fred Hoyle y defensor, como Einstein de un universo esatcionario, pero finalmente los defensores del modelo contrario, el universo en expansión, lo utilizaron para bautizarlo.

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  2. De este asunto -no sé si trascendental o no- se ha hablado ya, creo, en el Blog de Lansky. Tenemos de un lado a la inteligencia humana que por su propia esencia tiende a codificar -a ordenar- todo lo que conoce, tanto lo material como lo puramente espiritual incluso. Por otro todo, lo que es ajeno a esa inteligencia que propende ineludiblemente al caos. También el final de los propios genes que posibilitan la susodicha inteligencia va a ser el caos. Y esa lucha contra el caos por imponer un orden eventual en la vida no es sino la ciencia. Y la persistencia en el tiempo de esa ordenación es ni más ni menos que el progreso. Todas esa teorias de estos científicos filósofos actuales habían sido enunciadas ya -conforme a los códigos de interpretación vigentes en la época- por los filósofos científicos de la antigua Grecia.

    Un abrazo. ¿Y por qué no llamarlo en castellano el diábolo de Lorenz?.

    el_clavadista_solitario

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  3. "Caos", en este contexto, y "desorden" no son sinónimos sino, paradójicamente, todo lo contrario, clavadista.

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  4. De acuerdo con Lansky. Hasta cierto punto. En la medida en que la progresión orbital sea controlable o por lo menos sea susceptible de ser parametrizada (perdón por el "palabro") tendría razón. De no suceder así, estaría abocada al caos. Creo.

    Abrazos.

    el_clavadista_solitario

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  5. A mi me parece un antifaz. Pero con eso me cargo toda la historieta de las mariposas, y es una lástima.
    ¿Las mariposas de colores que se superponen en dulce montón son de Escher, por un casual?
    Lo que me extraña es que con todas estas teorías nadie haya acabado llamando "mariposón" a Lorenz, pobrecito mío.

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  6. Scott Joplin, maravilloso, como siempre.

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  7. Clavadista, aunque profano, intentaré aclarar un poco más lo que acaba de decirte Lansky: "caótico", en este sentido, es más bien sinónimo de "impredecible". Algo puede ser impredecible por no obedecer a orden alguno o por todo lo contrario, como es este caso: por obedecer a un orden muy complicado, en el sentido de que depende de muchas variables y lo hace de un modo muy "sensible" (una mínima variación produce consecuencias muy grandes). Quizás el de "teoría del caos" no sea un nombre muy acertado para referirse a fenómenos que son todo lo contrario de caóticos, en el sentido habitual de la palabra.

    Por otra parte, dificilmente puede decirse que "todo lo que es ajeno a la inteligencia propende ineludiblemente al caos", entendiendo el caos, como tú lo haces, en el sentido de desorden extremo. La aparición de la vida y su evolución es una prueba de todo lo contrario, de una propensión hacia un orden cada vez más complejo. De eso sí se habló en el blog de Lansky, a propósito de si esa tendencia al orden que supone la vida no contravendría el segundo principio de la termodinámica. Es claro que no es así, porque la disminución de entropía -aumento de orden- que supone la vida es siempre parcial, referida a una parte del único sistema cerrado que conocemos, que es el universo; y se ve siempre compensada por un mayor aumento de la entropía -disminución del orden- en otra parte del sistema. (La vaca que construye "tejidos de vaca" al comer hierba lo hace destruyendo "tejidos vegetales" en mayor cantidad, con saldo neto favorable a la destrucción, esto es, al desorden y a la entropía). Pero que el conjunto propenda al desorden obedeciendo mansamente el 2º principio no quita para que haya partes, muchas, "ajenas a la inteligencia" y que, sin embargo, tienden a todo lo contrario que el caos ni el desorden.

    (Y por otra parte hay "inteligencias", como la mía, que tienden irremediablemente al desorden más caótico: tendrías que ver mi mesa de trabajo).

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  8. Hola, Cigarra. Sí, las mariposas son de Escher. Y Scott Joplin, una gozada. He dudado mucho cuál colgar, porque todos sus ragtimes son magníficos, pero había que decidirse por alguno.

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  9. Y qué me dices de "Las gónadas de Lorenz"? A que queda bien también!
    Lo que sigo sin entender es por qué se ignoran las unas a las otras si las mariposas también son ovíparas... Qué misterio.

    Un beso muy grande!

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  10. Bien, la dependencia sensitiva de las condiciones iniciales me parece un interesante tema para la producción literaria y jurídica, a las que, irremediablemente, tiendo, dada mi falta de entendimiento de la ciencia aún en sus conceptos más simples.
    Bien, es obvio que un mismo conflicto jurídico, abordado en diferentes circunstancias de tiempo y lugar, puede llegar a tener una resolución no sólo diferente sino también contradictoria aun cuando el sujeto sentenciador sea el mismo.
    Bien, según el Lorenzo la cosa está clara. O sea que si el asunto se aborda a una diferente hora del día o la noche, si la fabada tenía un poco más o menos de grasa, si hay un poco más o menos de silencio en casa, si Vanbrugh ha escrito o no en su blog, o si se adopta la perspectiva de cualquier otra condición aleatoria que pudiera imaginarse, y, por supuesto, la que tiene que ver con la edad del juez (aunque esta, por desgracia, no sea aleatoria), el resultado será sensiblemente distinto.
    Bien, mi angustia aumenta por segundos.
    Hoy leo una sentencia del Tribunal Constitucional en la que se dice que el cambio de criterio y, por tanto, el fallo contradictorio de un mismo juzgador, ante casos sustancialmente iguales, sólo puede fundamentar un recurso de amparo por violación del principio de igualdad contenido en el artículo 14 de la C.E. cuando el mismo no se haya fundamentado en razones objetivas (¡!) lo cual indica que nuestro aaaalto tribunal desconfía absolutamente de los jueces de a pie.
    Bien, sin duda nuestro aaaaalto tribunal ha oído las campanas relativas a la dependencia sensitiva de las condiciones iniciales y pretende que expliquemos las variaciones en las mismas.
    Bien, teniendo en cuenta que las razones objetivas para el cambio pueden ser no tan burdas como las que he dicho antes, la cosa se complica y eso porque ni siquiera el currante en cuestión va a poder determinar cuál ha sido la variación que ha provocado el cambio de sensibilidad.
    Mi angustia tiende a aumentar. No se donde queda la experiencia y el sentido común y, con ellos, el derecho a la rectificación, los cuales, al final, acaban siendo la causa de casi todos los cambios de los criterios, jurídicos y extrajurídicos. No puedo decir que esté en contra del T.C., porque teniendo en cuenta que a ellos les pagan por velar por el cumplimiento de la constitución, resulta claro que tienen razón al decidir que no pueden tratarse los mismos conflictos de forma diferente (se habrán quedado calvos) pero ¿y si uno está, simplemente, equivocado, perdido o falto de conocimientos jurídicos y la primera sentencia es un churro horroroso del que se avergüenza poco tiempo después? Pues, hala, a explicar que eras una merluza, que has estudiado un poco más, que has adquirido más experiencia, que ahora ves las cosas desde otro punto de vista, seguramente más flexible (líbreme Dios de juez de entrada, que se dice). El aaaalto tribual dirá que estás faltando al principio de igualdad de la constitución.
    Conclusión, como yo sí que estoy paranoica, me imagino, al intuir que debo perpetuar mis criterios jurídicos, que el fantasma de mi juventud (e inexperiencia) vigila mis pasos sin saber, como no sabe, que existe la dependencia sensitiva de las condiciones iniciales.
    (El uso del tema en la producción literaria daría mucho más juego pero, dado el caos, pero caos caos, de los de orden y desorden, imperante en los juzgados, tendré que dejarlo para cuando me jubile. De momento estoy bailado un regaetton)

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  11. Ten en cuenta, Zafferano, que las mariposas son insectos individualistas y con una conciencia social muy rudimentaria. Solo así se explica que vayan provocando ciclones por el mundo y sigan luego libando, como si tal cosa.

    Magistrada, un juez ¿es un sistema dinámico? Sin ánimo de ofender, tengo la impresión de que, en general, no. Y tampoco me han dado nunca la impresión de ser demasiado sensibles, ni a las condiciones iniciales ni a ninguna otra cosa. Pero no me hagas mucho caso porque lo cierto es que no los miro con cariño desde la vez en que un juez me riñó por teléfono. Tengo pocos argumentos a su favor; de hecho me temo que tú eres el único. Un beso y no te angusties. (Una magistrada angustiada es una grave crisis del Estado de Derecho).

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  12. Un juez, con la posible excepción de nuestra querida magistrada que, no olvidemos, lo es a su pesar, sí es un sistema dinámico/apático, lo que no es, es un sistema abierto (a las necesidades de los demás), sino cerrado y autónomo, aunque dependiente de las condiciones iniciales que son las de la oposición que se chupó en sus juveniles días. En cualquier caso, sistemas cerrados y más convenientemente apáticos y dependientes de las condiciones /oposiones iniciales mucho mejores y apacibles son los registradores de la propiedad y los notarios, sólo superados por los rentistas.

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  13. Por cierto, ya sé que es un comentario inoportuno, y encima ni siquiera estoy en mi blog, aunque aquí me siento en casa, la magistrada está en Gerona y está muy buena, según compruebo por su nueva foto. (Yo es que sí que soy un sistema abierto, muy abierto)

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  14. sí, miroslav, por la misma razón que cuajan los motes le gusten o no al interesado

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