jueves, 4 de septiembre de 2014

Un descubrimiento musical de consecuencias políticamente sorprendentes

Investigaciones casuales, histórico-político-musicales, con acertijo incluído.

Los mejores hallazgos, es un tópico, se deben con frecuencia a la casualidad. Díganlo Arquímedes y su Principio, Newton y su manzana o Fleming y su penicilina. O, más modestamente, yo y el descubrimiento musical del que me propongo darles cuenta.

Los más observadores de ustedes habrán notado, quizás, que llevo desaparecido de estos blogs, así del propio como de los ajenos, un cierto tiempo. Por motivos higiénico-sanitarios que no hacen al caso me vi, a finales del invierno pasado, temporalmente impedido de asomarme por Internet. Superados los primeros y más bien incómodos obstáculos que causaban este alejamiento, descubrí, como Dios al séptimo día de la Creación, que era bueno. Y, como Él, decidí descansar un tiempecillo, la perspectiva de dar el cual por concluído solo ahora comienza a aparecérseme como posible. Este largo asueto, que durante los dos primeros meses fue, por decirlo así, absoluto, aunque allá por Mayo tuve que reintegrarme al trabajo propiamente dicho –esto es, al que me procura el sobre mensual–, me dió para dedicarme con intensidad aún mayor de la acostumbrada a mis amadas actividades inútiles, laterales y abstrusas.

Lo han adivinado, sí. Me apliqué con especial dedicación a mis musiquitas. Decidido a mejorar mis habilidades en lo tocante a la composición y transcripción de tangos, que eran –y siguen siendo, a Dios gracias– perfectamente autodidactas –como pueden ustedes comprobar en mi hasta la fecha única pero afortunada incursión en la materia–, me dediqué a buscar, para estudiarlas, cuantas partituras de tango pudiera encontrar con Google.

Que resultaron ser muchísimas. Hasta que no se hace la búsqueda, no se imagina uno la cantidad enorme de partituras de tangos que ofrece Internet. Como de cualquier otra cosa, me imagino, que uno se proponga buscar con este invento prodigioso.

Como suele ocurrir, el exceso de información estuvo a punto de ahogar mi interés. Tras la dificultosa lectura de las tres o cuatro partituras más accesibles estaba a punto de desistir y dedicarme a cualquier otra inutilidad placentera cuando me llamó la atención una de ellas, la que a continuación expongo a su curiosidad y que encontré en uno de los muchos catálogos que exhiben los innumerables sitios de venta de documentos antiguos que pueblan la red:


¿Y cuáles fueron, se preguntarán, las carácterísticas de esta partitura, en concreto, que despertaron mi huidizo interés? Pues varias y distintas, pero fundamentalmente las que paso a enumerar:

- En primer lugar, la sonoridad del nombre de su autor, Óscar Ascone. Óscar Ascone, oscarascone... No sé a ustedes, pero hay algo en estas sílabas que a mí me resultó particularmente atractivo. Como si me llamara...

- Advertí, en segundo lugar, que el autor utilizaba un compás de cuatro partes –cuatro negras– para transcribir el ritmo de tango, en vez del de dos que parecía ser el habitual y canónico en las partituras de tango que hasta ese momento había examinado. Como lo que, en mi ignorancia, me pide a mí el cuerpo es considerar que el compás de tango tiene, efectivamente, cuatro partes, esa coincidencia reavivó considerablemente mi decaído ánimo.

-Y acabé de interesarme cuando advertí que el acompañamiento –la mano izquierda del piano, el tercer renglón de cada grupo de tres– estaba compuesto por acordes sincopados de tres notas, cinco acordes por compás, de tres corcheas cada uno, separados entre sí los cuatro primeros por un silencio de corchea. Exactamente el mismo, y torpe –pero eficaz– acompañamiento que yo había pergeñado, años ha, para mi estupenda versión de La Cumparsita cuyo enlace les he puesto líneas arriba, acompañamiento que, con mi búsqueda, trataba precisamente de mejorar y superar. ¿Sería este tal Ascone un alma gemela mía?

Bien podía serlo, porque el desaliño con que la partitura estaba manuscrita sugería que se trataba de un músico tan inexperto e improvisado como yo mismo. Si yo no tuviera el Finale NotePad y me viera obligado a escribir a mano mis pobres intentos compositivos, sospecho que mis partituras no serían muy distintas del notable galimatías que pueden ustedes apreciar en la foto, y que solo con gran esfuerzo, mucha imaginación y dejándome los ojos fui capaz de transcribir con mi mágico programita musical.

Porque eso, transcribirlo para ver cómo sonaba, fue, naturalmente, lo que acabé por hacer. Y lo que de ello resultó, que pueden ustedes escuchar a continuación pulsando sobre la flechita, fué lo que terminó de encender no ya mi interés, sino una autética obsesión por averiguar quién era este Óscar Ascone, y cuál era la historia de su sorprendente Carita morena. Escúchenlo, escúchenlo ustedes y díganme luego si es para menos:


Oscar Ascone - Carita morena  (Mi transcripción con Finale NotePad)

Advierten ustedes el inequívoco parecido ¿no? Para mí, al menos, resultó evidente ya tras escuchar los primeros compases. De hecho, solo parecen diferir el ritmo y la tonalidad. Constaté que la segunda y última hoja de la partitura estaba fechada en "Punta del Este, Enero de 1930", comprobé en Google algunas otras fechas que enseguida acudieron a mi mente y una curiosísima, pero creo que verosímil hipótesis comenzó a tomar forma en ella.

Ya antes de hacer y escuchar la reveladora transcripción había buscado a Ascone en la Wikipedia. No lo encontré, aunque sí a un tal Vicente Ascone, músico uruguayo de la primera mitad del XX. Según la Wiki no parece que nunca compusiera tangos, aunque sí "destacó como compositor folclórico de raíces americanas". Las fechas y la zona del globo en que vivió, en cualquier caso, hacen bastante probable que incurriera ocasionalmente en la composición de tangos. Y Punta del Este, donde está fechada la partitura, es una conocida playa uruguaya. Pero la torpeza de la escritura no parece corresponder a un músico profesional, y, sobre todo, Óscar no es Vicente. ¿Un hermano, quizás, aficionado también a la música por tradición familiar y capaz de hacer sus propios pinitos musicales, sin alcanzar el nivel que permite figurar en la Wikipedia ochenta años más tarde?

Todo puede ser, me dije antes de emprender la búsqueda de un problemático "Carita morena" entre las más de cuatrocientas grabaciones de Carlos Gardel, su obra completa, creo, que conservo en mi disco duro. (En el de mi ordenador, quiero decir. En el mío propio hay también unas cuantas, pero no todas). Tenía la esperanza de poder escucharlo y ahorrarme así la dificultosa lectura y transcripción de las patitas de mosca de Ascone, pero no hubo suerte. Si Gardel cantó alguna vez a esta carita morena –cosa que, a la luz de lo que luego descubrí, parece bastante probable– no dejó constancia grabada de ello, o al menos yo no la tengo.

Perseveré en mis investigaciones, empero. No todo puede encontrarse en Google, me dije. Y como en la biblioteca pública de mi barrio hay dos buenas monografías dedicadas al tango, amén de una excelente biografía de Carlos Gardel,  dediqué una tarde entera al examen detenido, casi lectura completa, de las tres obras. Los índices onomásticos no recogían a ningún Ascone, ni Vicente ni Oscar. La cosa no parecía prometer mucho, pues. Pero la constancia siempre tiene su recompensa y la casualidad vino en mi ayuda una vez más. Entre las fotos reunidas en las últimas páginas de la biografía (1) se encontraba la que aquí ven:

El pie, al dorso, explica: "Yacht Club de Punta del Este, Uruguay. Verano de 1930. Carlos Gardel juega a cartas con unos amigos. A su derecha Francisco Canaro, a su izquierda el pibe Ascone y enfrente, de espaldas a la cámara, Enrique Santos Discépolo".

¡El pibe Ascone! Puede tratarse de Vicente, desde luego, del que no he encontrado en Internet ninguna foto. Pero en 1930 Vicente Ascone tenía treinta y tres años, acababa de estrenar una ópera y de fundar una orquesta y, por todo ello, no parece muy verosímil que se le conociera por "el pibe". Este apelativo parece más bien, se me ocurre, un modo de diferenciar a este Ascone, el de la foto, de otro, mayor, más importante y más conocido; precisamente, creo muy posible, de su ¿hermano?.. homónimo, en cualquier caso, Vicente.

¿Es pues Oscar Ascone el joven de pronunciadas entradas y mirada inquisitiva que aparece en el primer plano de la foto, a la derecha del espectador y a la izquierda de Gardel? Si descartamos que sea Vicente, parece francamente probable. Y en ese caso es también muy posible, como hace un rato les anunciaba, que Gardel haya cantado, en el calor de alguna farra estival, el Carita morena compuesto ese mismo verano y en ese mismo lugar por su compañero de juego. No me digan que no es tentador creerlo así para un investigador novel y de escasos medios como yo. Tan tentador que resolví ipso facto que no podía ser de otro modo. El pibe Ascone que aparece en la foto jugando a las cartas con Gardel era mi Ascone, sin duda. Óscar. Tenía que serlo.

(1) "Carlos Gardel, una vida de tango". Tobías Angosto. Ed. Tangente. 1ª ed., Buenos Aires,  1951.

Pero si la hipótesis que me guiaba era correcta, tenía que existir algún nexo de unión entre este pibe Ascone, uruguayo él, y España. ¿Dónde buscarlo? Sigan mi consejo, venzan cualquier escrúpulo que puedan tener al respecto y, cuando deseen saber de las andanzas españolas de cualquier personaje semi público del siglo XX, diríjanse sin dudar a la hemeroteca internética del ABC. Tiene en pdf todo lo que el periódico ha publicado desde su fundación, y uno encuentra allí lo que busca con la referencia más sencilla y con una velocidad asombrosa. Yo he dado así con varias menciones de mi abuelo, por ejemplo, y de algunos compañeros suyos de fechorías musicales.

Mi búsqueda de "ascone" en la hemeroteca virtual de ABC arrojó doce resultados. Los once primeros se referían, inequívocamente, a noticias de distintas fechas sobre Vicente Ascone. El duodécimo quizás también, pero yo me inclino a pensar que no. Juzguen ustedes mismos:

Merece la pena leer la noticia, aunque sufra la vista. Se refiere a unos incidentes en Bilbao, en el mes de julio de 1933, a raíz de los cuales se detuvo a 18 monárquicos y a 27 anarcosindicalistas. La mezcla era lo suficientemente extraña como para que el gobernador se creyera en el caso de explicar a los periodistas que "no es que vayan unidos, el movimiento es fascista. Pero ya saben ustedes que los anarcosindicalistas están siempre dispuestos a pescar en río revuelto y a movilizarse con cualquier pretexto, y esta era sin duda una buena ocasión para ellos".

Lo sorprendente, no solo para mí sino parece que también para el redactor de la noticia, que lo considera lo suficientemente interesante como para que sea este el único nombre que da de cuarenta y cinco detenidos, es que entre estos figuraba, como verán en el párrafo que he recuadrado,"el músico uruguayo Sr. Ascone, al parecer de visita en la localidad". Sorprendente y, hay que confesarlo, increíblemente afortunado. Bingo otra vez.

Pero otra vez también la misma duda: ¿a qué "musico uruguayo Ascone" se refiere el ABC? El Vicente de la Wikipedia, hay que insistir en ello, parece un burgués tranquilo, asentado y próspero. Sus actividades de compositor y director en Montevideo, con resonancia –nunca mejor dicho– internacional, hacen que no resulte fácil imaginarlo dando tumbos por España, y dejándose detener en compañía de monárquicos, anarquistas y otras gentes de mal vivir. Si se tratara de él, además, el ABC no habría dejado de consignarlo con el apropiado bombo, en vez de limitarse a ese austero "músico uruguayo Sr. Ascone" y, años después, la Wiki sin duda mencionaría su estancia en España y hasta sus actividades políticas, a ninguna de las cuales cosas hace, en cambio, ni la menor alusión. No, tiene que ser otro músico uruguayo de igual nombre pero menos renombre, costumbres más desordenadas y vida menos "respetable": nuestro escurridizo Óscar, sin duda, una vez más. ¿Quién, si no? ¿Cuántos músicos uruguayos de apellido Ascone es verosímil que haya? Solo dos ya parecen demasiados...

Bien, pues. Con la ayuda del ABC había logrado localizar al pibe Ascone a este lado del Atlántico. Involucrado, además, en una intentona monárquica, o quizás en una algarada anarcosindicalista, o puede que en ambas cosas a la vez. Despistes de extranjeros entusiastas, que no por no acabar de aclararse con la política local renuncian a tomar parte en sus actividades más entretenidas...

La intentona monárquica –fascista, como hemos visto que la llama el gobernador republicano– parecía la más acorde con mi hipótesis, y  a investigarla me puse con ahínco. Un par de tardes más me pasé en mi querida biblioteca pública, escudriñando historias de la II República, tratados sobre el fascismo español y amenidades semejantes. Sin el menor resultado, debo decir. Si Ascone tuvo algún papel en las maquinaciones antirrepublicanas de la extrema derecha española, como parece sugerir la noticia del ABC, no quedó de ella más constancia a mi alcance que esa escueta nota de prensa.

Me dediqué por tanto, más bien escéptico pero aún lleno de determinación, a la pista anarcosindicalista. Sobre este asunto el material disponible era bastante menor, y lo ojeaba yo con pocas esperanzas cuando de nuevo acudió en mi ayuda una increíble casualidad. (Comprendo que el adjetivo "increíble" está adquiriendo una importancia notable en este post. Es lo que hay, ustedes verán lo que hacen con él...)

Vean la foto que encontré en la página 57 de la interesante obra "Sindicalistas, anarquistas y otros utopistas", de Ana Arconada, Editorial Anaquel, Barcelona, 1ª edición, 1981:

Como ven no cabe aquí la menor duda sobre el Ascone de que estamos hablando, aparece con todas las letras como Óscar Ascone. Y tiene que ser el sonriente ciudadano de la barba que se ve a la izquierda de la foto, porque los otros dos son inequívocamente Salvador Seguí y Ángel Pestaña, de rostros sobradamente conocidos. No se parece en exceso al pibe que conocimos como compañero de juego de Gardel, pero tampoco cabe descartar que sean la misma persona. La barba y los años transcurridos entre ambas fotos pueden explicar las diferencias más notables, aunque me ha sido imposible fijar la fecha de esta foto.

A la vista de la cual, convendrán conmigo, sí que podemos estar razonablemente seguros de que nuestro Ascone, el autor de Carita morena, anduvo durante los años treinta por tierras españolas, y de que mantuvo alguna vinculación con las actividades y los miembros del partido anarcosindicalista, del que Seguí y Pestaña eran dirigentes. Eso explica su detención en Bilbao, y abre nuevas perspectivas sobre mi famosa hipótesis. Perspectivas no tan raras como cabría suponer a primera vista. Veamos:
"A pesar de la diferencia que nos separaba, veíamos algo de ese parentesco espiritual con José Antonio Primo de Rivera, hombre combativo, patriota, en busca de soluciones para el porvenir del país. Hizo antes de julio de 1936 diversas tentativas para entrevistarse con nosotros. Mientras toda la policía de la República no había descubierto cuál era nuestra función en la F.A.I., lo supo Primo de Rivera, jefe de otra organización clandestina, la Falange española. No hemos querido entonces, por razones de táctica consagrada entre nosotros, ninguna clase de relaciones.

Ni siquiera tuvimos la cortesía de acusar recibo a la documentación que nos hizo llegar para que conociésemos una parte de su pensamiento, asegurándonos que podía constituir base para una acción conjunta en favor de España. Estallada la guerra, cayó prisionero y fué condenado a muerte y ejecutado. Anarquistas argentinos nos pidieron que intercediésemos para que ese hombre no fuese fusilado. No estaba en manos nuestras impedirlo, a causa de las relaciones tirantes que manteníamos con el gobierno central, pero hemos pensado entonces y seguimos pensando que fué un error de parte de la República el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera; españoles de esa talla, patriotas como él no son peligrosos, ni siquiera en las filas enemigas. Pertenecen a los que reinvindican a España y sostienen lo español aun desde campos opuestos, elegidos equivocadamente como los más adecuados a sus aspiraciones generosas. ¡Cuánto hubiera cambiado el destino de España si un acuerdo entre nosotros hubiera sido tácticamente posible, según los deseos de Primo de Rivera!"

La anterior es una cita textual del libro "Por qué perdimos la guerra", de Diego Abad de Santillán, militante anarcosindicalista. Las negritas son mías. Y el texto entero, pero especialmente lo que con ellas he resaltado, me parece francamente ilustrativo sobre las innegables concomitancias que, al menos antes de la guerra, existieron entre dos movimientos tan alejados políticamente como la FAI y Falange Española, y sobre la plasmación que estas concomitancias pudieron encontrar en personajes como nuestro esquivo Ascone.

Abad de Santillán, por cierto, vivió muchos años en Argentina. No puedo dejar de conjeturar que conociera allí a Óscar, y que fuera él el medio por el que este se introdujo en los medios anarquistas españoles. Incluso pienso que pueda ser Ascone uno de los "anarquistas argentinos" de los que nos cuenta Abad que trataron de mediar a favor de José Antonio.


De ser cierta mi hipótesis los colores rojo y negro de la bandera falangista no serían los únicos préstamos que la Falange tomó del anarcosindicalismo español. Y puede que haya otro más. Si miran ustedes aún una última foto de las muchas que he estudiado, en la que se ve a Primo de Rivera hijo en un acto de su partido, rodeado, es de suponer, de simpatizantes y correligionarios:
 

¿No les recuerda a nadie el rostro barbado y sonriente que se ve cuatro cabezas a la izquierda de José Antonio (derecha del fotógrafo)? No sé, no sé, pero yo no me atrevería a asegurar que no sea... ¿una casualidad más? ¿Un infiltrado? ¿Un despistado? ¿Un converso? ¿O un mediador?

A todas estas, estoy dando por supuesto que han advertido ustedes el sorprendente parecido musical que yo mismo descubrí al escuchar por primera vez Carita morena; y que, en consecuencia, han llegado a la misma hipótesis que yo concebí en ese momento y a la que estoy refiriéndome todo el rato. ¿Me equivoco?

Háganmelo saber, si estoy en lo cierto y lo creen oportuno, dirigiendo sus respuestas a ohvanbrugharrobagmailpuntocom. Y siéntanse libres, en cualquier caso, de hacer los comentarios que deseen si han encontrado en este largo post algo que les parezca merecerlos, a ver si vamos recuperando las buenas costumbres. Muchas gracias.

33 comentarios:

  1. Este asunto tiene materia para mucho mas que un post, se impone que escribas la historia completa del Pibe Ascone, por Dios!
    Aunque no haya muchas fuentes a las que recurrir, seguro que con tu finisimo instinto de buscador y tu suerte increible, consigues reconstruir la biografia completa de un personaje tan seductor. Y tan guapo, dicho sea de paso.
    Lo que no acabo de entender es que en el 33 tuviese mucho mas pelo que en el año 30. Sera un efecto del peinado...
    Una admiradora

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  2. Hola, anónima. Muchas gracias por tu comentario, en primer lugar.

    Suerte, más que otra cosa, y mucho tiempo libre, del que por desgracia ya no dispongo tanto como hace unos meses, cuando realicé mi investigación. Sí que me gustaría encontrar y contar aquí más cosas sobre el pibe Ascone, pero, como bien señalas, no hay fuentes. Con decirte que no aparece en Google, está todo dicho. Lo que no está en Google, ya se sabe, es que no existe. Así que no veo manera de complacer nuestros deseos y escribir más sobre el amigo Óscar. Porque no querrás que me lo invente...

    Guapo... psché, no estaba mal. No hay treinta años feos y de jóvenes todos hemos tenido al menos un pasar. También a mí me ha chocado lo que dices del pelo. He llegado a pensar que las fotos en las que aparece con barba sean anteriores a la imberbe del Yacht Club, pero eso nos obligaría a pensar en otro viaje a España, anterior al de 1933, y las fechas no cuadran bien. Hasta se me ha ocurrido que usara peluquín...

    En fin, si llego a dar con más datos sobre Ascone, cuenta con que daré puntual cuenta de ellos. Un beso.

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  3. Bienvenido de nuevo al mundo. Ya sabes que ahora toca leer y comentar todo aquello que te has perdido.

    El compositor vasco Juan Telleria fue el autor de la música de "Cara al Sol" y se inspiró en una obra suya compuesta con anterioridad "Amanecer en Cegama".

    Para mi la clave de este misterio es saber si en alguna ocasión, especialmente en la vistia en el año 33 a Bilbao, coincidieron alguna vez.

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  4. Hola, Números. Efectivamente, tengo un montón de trabajo atrasado. Tanto que no sé si no voy a hacer tabla rasa y a empezar de cero, directamente...

    Tu alusión a Tellería me permite suponer que, efectivamente, has advertido la misma semejanza que yo y manejas hipótesis parecidas a las mías. Parece muy posible que Tellería y Ascone se conocieran en el País Vasco, sí, y sería interesantísimo poder averiguar con seguridad si fue así. Con todo, hay otra duda que me parece más importante aún: el Cara al Sol, como, tal, es de 1935, posterior por tanto a Carita morena; pero ¿y ese Amanecer en Cegama que le precedió? ¿Es anterior o posterior a 1930? No he conseguido tampoco averiguarlo, y es fundamental para establecer, se conocieran personalmente o no, quién "se inspiró" en quién.

    A menos, claro, que tengamos que buscar la explicación de todo este asunto por caminos por completo diferentes...

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  5. Buscando en la red he encontrado que "Amanecer en Cegama" en solo tres meses anterior a "Cara el Sol".

    También pueden ser casualidades de la vida... Recuerda la similitud entre Kisses for me y Tie a yellow ribbon round the ole oak tree.

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  6. Efectivamente, o entre "el Quijote" de Cervantes y el de Pierre Ménard... Las casualidades existen, ellas sí.

    Hablando de todo un poco, leo en la Wiki que Tellería, tras salvarse por los pelos de ser fusilado, se afilió a la CNT y pasó la guerra componiendo música para películas de propaganda republicana. ¿Alguien había dicho algo sobre concomitancias entre falangistas y anarcosindicalistas?

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  7. Antes de nada: me ha invadido el júbilo vespertino al actualizar mi blog y ver la publicación de este post tuyo. Casi un embarazo desde el anterior, no te imaginas cuánto se te echaba de menos.

    En cuanto al post, me ha encantado. Pertenece al tipo de asuntos y motivaciones que comparto plenamente. Y te aseguro que, por más increíble que te parezca, las casualidades "increíbles" en este tipo de búsquedas se dan con muchísima frecuencia.

    Lo cual no quita para elogiarte la meritoris investigación y lo bien que la cuentas. Lo que cuentas de las relaciones entre la CNT y FE ya lo conocía, que efectivamente fue más allá en la primera mitad de los terinta de la coincidencia cromática de las banderas. De lo que desde luego no tenía ni idea era de que un anarquista uruguayo pudiera ser el inspirador del himno falangista por antanomasia.

    Como dice Números, puede ser que Tellería compusiera su música sin haber escuchado nunca la de Ascone, porque, ciertamente, ejemplos de similitudes de este orden hay varios. Pero el gran parecido entre ambas melodías (por supuesto que desde los primeros compases te evoca el Cara al Sol) y el hecho que a mi juicio has dejado suficientemente probado de la estancia de Ascone en Bilbao en el 33 hace que las probabilidades, a mi juicio, se inclinen hacia tu hipótesis.

    En fin, fantástico post y buenísima noticia tu regreso.

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  8. Con algo así entre las manos era imposible que no recayeras en el vicio blogueril, algo por lo que no puedo dejar de alegrarme. Fantásticos los resultados de tu investigación. Este post tuyo parece más el esbozo de una novela de intriga que otra cosa, o quién sabe, si se confirmara tu hipótesis: ¡Un verdadero hallazgo de gran repercusión! Mi enhorabuena.
    Un abrazo, y que tu regreso sea para permanecer.

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  9. Muchas gracias, Miroslav. Ya imaginaba yo que este post mío iba a gustarte. He pensado más de una vez en ti mientras lo escribía, maestro. Nadie como tú para este tipo de... composiciones.

    Yo no me limitaría a hablar de "gran parecido" entre las melodías: es más que eso, hay una exacta correspondencia, nota por nota, que a mi juicio excluye la casualidad. Si en el Cara al Sol sustituimos todas las terceras mayores de cada acorde por las correspondientes menores, obtenemos, sin variaciones dignas de mención o que no obedezcan a meras necesidades rítmicas u ornamentales, la exacta melodía del Carita morena. Y viceversa, claro: basta con subir medio tono las notas adecuadas del Carita morena para obtener la "versión tango", corchea por corchea, del Cara al Sol. Dicho de otro modo, son exactamente la misma melodía, una en tono mayor y la otra en tono menor. Es estadísticamente imposible que una cosa así suceda por simple azar. Para mí no hay la menor duda de que, o bien Ascone conocía el Cara al Sol cuando compuso su tango, lo que no parece posible si atendemos a las fechas respectivas, o bien fue Tellería el que tenía en la cabeza la carita morena al componer su himno, posibilidad que parece mucho más probable por ese mismo motivo.

    O bien, claro, ha intervenido en algún momento un tercer compositor que, de alguna manera que ahora mismo prefiero no conjeturar, ha actuado de nexo entre las dos piezas...

    Parece probado que Ascone estaba en Bilbao en el verano del 33, pero no sabemos por dónde andaba Tellería en esas mismas fechas...

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  10. Muchas gracias a ti también, Atman. Como ya le digo a mi primera comentarista anónima, lo más que puedo hacer es inventarme la novela, pero dudo mucho que sea posible encontrar datos reales sobre el misterioso pibe Ascone.

    En cuanto a las repercusiones... espero que no aparezca ningún heredero del pobre Tellería para montarme un pleito por poner en duda su autoría. Ni la SGAE para cobrarme derechos de autor, ya puestos...

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  11. Qué bueno leerte de nuevo, 'de verdad', como dicen ahora.

    "... mis amadas actividades laterales y abstrusas"

    Siempre he dicho que mi cultura musical es prácticamente nula aunque debo tener como trescientas piezas, obras, que me gustan mucho y otros tantos autores: me gusta Sinatra, me trago tan ricamente las cosas de Maria Dolores Pradera, Vivaldi, Camarón, Nina Simone, Aznavour, orfeones, coros, bulerías, Rashmaninof, Serrat, Zamphir, el de la flauta de Pan, etc, etc, Un batiburrillo, en fin.

    Y ahora agárrate porque vas a ver lo que es abstrusismo o sana ignorancia aunque ya digo que me gustan muchas músicas.
    Lo digo en serio y estoy casi seguro o seguro del todo que me vas a sacar de dudas. No tengo otro remedio que explicarme a la pata la llana:

    Yo veo un pentagrama, esas cinco líneas con todas las notas, la clave del principio, sostenidos, pausas, compases, redonda, blanca, negra, corchea, semicorchea, fusa, difusa y patidifusa.
    Eso me resulta un todo perfectamente indicado, matemático (dicen.)
    Bien, pues si el músico y el director de orquesta se ven obligados a seguir esas pautas tan precisas e inamovibles, no entiendo cómo se puede decir 'qué magistral estuvo anoche el director Fulano de tal'

    De eso nada: el tío hizo lo que tenía que hacer; no tenía otro remedio. Y si al melómano o al crítico le pareció sobresaliente su actuación es porque hizo trampas y cambió algo a su acomodo o fantasía.

    A quien sí se puede alabar y felicitar es al compositor.

    Piensa en un matemático o aritmético que tuviera que contar en voz alta del 1 al 100. No puedes decir 'qué tío que bien ha contado esos cien números' ¡Faltaría más!

    Te juro que no estoy de coña. Es más, si se mira en puridad tiene que haber muchos que piensen esto mismo que estoy reflexionando. Tenemos que ser muchos bastrusos, muchos indocumentados en la materia que desde su escaso conocimiento piensan de buena fe.

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  12. Hola, Grillo. Haz una prueba. Coge un libro cualquiera y pidele a varias personas que lean en voz alta el mismo capítulo. No escucharás dos lecturas iguales. Sin necesidad de que ninguna sea incorrecta, cada uno tendrá su estilo, sus énfasis y sus entonaciones. Y eso que lo que pone en el libro es lo mismo para todos.

    Con la música pasa lo mismo, pero mucho más. La "música" de la palabra hablada, que existe y varía de una persona a otra, no es más que una centésima parte de la "música" de la Música. Es casi imposible que dos intérpretes toquen igual la misma pieza, incluso si uno de ellos se esfuerza deliberadamente en imitar la interpretación del otro.

    Creo, por lo que dices, que nunca has hecho el elemental experimento de escuchar seguidas dos versiones de la misma obra musical. Pareciéndote excelentes las dos, pueden llegar a parecerte dos piezas distintas...

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  13. Gracias Vanbrugh.
    Entiendo los ejemplos que me dices.

    Evidentemente nunca leerán exactamente igual un mismo texto literario dos o tres o más personas diferentes; ni recitarán igual una misma poesía.

    No quiero ser insistente o dejar todavía más en evidencia el concepto erróneo que tenía de lo que hay en un pentagrama y de qué modo obliga al músico a tocar lo que ahí está escrito.
    De hecho siempre me pareció raro o incorrecto cuando se decía que tal músico va a INTERPRETAR una partitura dada. No, pensaba para mis adentros, no hay nada que interpretar, lo que tiene que hacer ese profesional es atenerse estrictamente a lo que tiene delante; tiene que dar las notas exactas, con el tempo y las pausas que se le indican, etc.
    Está obligado a que su instrumento le obedezca y suene en el aire un reflejo preciso, matemático, de lo que ve en el pentagrama y que le está diciendo qué hacer exactamente. Pensaba que el pentagrama constriñe la voluntad y el deseo del músico.

    Veo que no es así. Y de puro inculto al respecto solo se me ocurría poner como ejemplo a un aritmético al que le ponen una serie de ejercicios a resolver: multiplicaciones y/o divisiones que por fuerza tienen que dar un mismo y exacto resultado. Ahí sí que no importa la letra que tenga el tipo ni el color de su pluma con respecto a otro que esté haciendo el mismo trabajo. Supongo que al menos me explico bien. No digo que tengo razón, sino que expongo correctamente mis razones.

    En fin, que solo entendía la 'interpretación' en algunos géneros musicales como el jazz o el flamenco - por citar dos ejemplos muy inmediatos.

    Tal y como empiezo a verlo ahora el pentagrama es una mera guía para el instrumentista o el director de orquesta. - Ahí tiene usted eso, haga lo mejor que pueda, dé rienda suelta a su talento y a su imaginación.

    ¿Tú diste clase de música en el cole? ¿De verdad puede alguien leer música sin un mínimo de preparación académica?
    En fin, en cualquier caso tu post es interesante y muy ameno incluso para legos como yo.

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  14. El pentagrama dice al músico qué notas tiene que tocar, y cuándo. Pero no puede decirle con qué intención, con qué expresión, con qué intensidad, de qué forma debe ligar unas con otras... Yo no soy músico y no tengo los conocimientos ni el vocabulario necesarios para pormenorizarte cuántos ni cuáles factores diferencian a cada interpretación, pero sí el oído para apreciar los infinitos, distintos e importantísimos matices que pueden dársele.

    Nunca he dado música en el cole, y mis conocimientos de solfeo se ciñen a esa retahila de redonda, blanca... etc que hacías tú en tu primer comentario. Pero no hay como ponerse para ir aprendiendo...

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  15. Comprendido.
    Yo noto bastante bien los matices, la intención, las pausas y como ligar todo ello en el cante y el toque flamenco. Supongo por mi juventud malagueña, donde el flamenco estaba al alcance de la mano todo el tiempo. Se veía venir cuando el guitarrista miraba al cantaor, o al revés, y entonces hacían una filigrana propia. El público lo captaba y rompía en un breve aplauso.

    Y otro tanto me pasaba más tarde con el Jazz, de tanto ir de noche al Bourbon Street, cerca de mi casa.

    Aunque es tarde (me refiero a la edad) me propondré ir aprendiendo. A poquito que pesque o aprenda lo disfrutaré con más intensidad.

    Sinceramente, me sorprende que entre tus lectores no haya ni siquiera uno que piense o dude como yo respecto al tema. Lo cual me hace pensar dos cosas: que no se atreven a confesar sus dudas, o que tienes tanta razón que no hay dudas que valgan.

    Seguiré leyéndote y también esperando un nuevo post, porque es obvio que durante ese apartamiento temporal y voluntario te has puesto pilas nuevas (o has madurado muchas cosas) y creo que tienes expectantes a tus seguidores. Yo entre ellos.

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  16. Detestaría ponerme pesado, que es algo horroroso.

    Creía yo - equivocadamente - que una partitura es tan cerrada y obliga tanto como las vías férreas.
    Le dices al maquinista: vaya usted de Madrid a Barcelona, (un poner), y no es necesario advertirle de que no se salga de la vía...

    Buen finde

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  17. Evidentemente es anterior el himno al tango: primero te pones cara al sol y despuès es cuando tienes la carita morena.
    Y aunque parezca que lo que estoy diciendo es una broma, lo digo totalmente en serio.
    En mi opiniòn nuestro Oscar conocìa el Cara al Sol y, vaya usted a saber con què intenciòn, quizàs homenaje, quizàs burla, decidiò convertirlo en tango. Y para mostrar claramente que no pretendìa sino esa burla o ese homenaje pero que desde luego lo que no buscaba era publicar un tango como suyo con una melodìa plagiada, puso como tìtulo al tango "Carita morena", como ingeniosa y clara alusiòn al nombre del himno.
    Seria bueno encontrar la letra del tango: seguro estoy de que en ella tiene que haber claves fundamentales para saber què es lo que realmente ocurriò. Ahi te dejo otra linea de investigaciòn

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  18. Ya me diste un anticipo privado del tango al sol por medios más privdo que los de este blog, así que me ahorro comentarios (unq ignomnia más al sumar a los demás 'prétamos' como dice piadosamente del fascismo españiol que noinventó nada prácticamente, supongo que por fortun) así que me limito a decirte ¡bienvenido!, añorado ausente, pues también he visto que ya comntas donde Miros

    Lansky

    P.D.- Es posible que yo tome el relvo de tu ausencia... aún n sé

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  19. Hola, Ricardo. Tienes mucha razón, la verdad es que el título del tango da qué pensar, no había caído en ello. Si te he entendido bien, tu hipótesis es que su autor lo compuso cuando ya existía el Cara al Sol, inspirándose en él; y que lo llamó Carita morena como alusión fácilmente identificable, para quitarle hierro a su plagio y no engañar más que a quien quisiera ser engañado ¿no es así?

    En ese caso, el lugar y fecha de composición tienen que ser inventados (¿tal vez un homenaje privado a Gardel, en recuerdo de aquel verano durante el que coincidieron en Punta del Este?), puesto que nos consta con razonable seguridad que ni el himno ni su antecedente son anteriores a 1935. Me parece una hipótesis francamente interesante... Lástima que no sepamos nada sobre qué pudo ser de Ascone tras su detención en el verano de 1933. La foto en la que creo identificarle en un mitin falangista es anterior, de Enero de ese año, y no sabemos la fecha de su foto con Seguí y Pestaña.

    Definitivamente, el Ascone este es un personaje misterioso...

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  20. Hola, Lansky. La palabra "ignominia" me parece demasiado fuerte para referirse a la relativamente inocente manipulación de una música ajena. Sobre todo si el resultado es un himno tan bonito como a mí me parece el Cara al Sol, prescindiendo de las resonancias personales y políticas que pueda tener para cada uno.

    Tengamos también en cuenta que, si la hipótesis de Ricardo es cierta, de esta ignominia al menos habría que exonerar al fascismo español -admitiendo que podamos considerar a Tellería un fascista, cosa al menos dudosa, dada su trayectoria posterior-, que resultaría ser el plagiado, y no el plagiador. La "ignominia", en este caso, sería la cometida por el autor del tango. Y, sinceramente, tampoco me parece para tanto. Es un tango precioso...

    Si, como dices, me "tomas el relevo" de la ausencia bloguera, lo sentiré por mí y por todos tus lectores y los de los blogs en que comentas habitualmente. Se te echará mucho de menos. Pero me alegraré por ti: unas buenas vacaciones internéticas, lo digo por propia experiencia, sientan estupendamente.

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  21. Tengo que corregir ligeramente mi anterior comentario, Ricardo. El mitin falangista es de la campaña de las elecciones generales del 33, es decir, de Noviembre de 1933. Posterior a la detención de Ascone, por tanto, que fue en Julio de ese año. Fue puesto en libertad, por tanto, y, o se cambió de bando, o fingió hacerlo (¿confidente de la Policía?) o estaba sinceramente tratando de acercar posiciones entre los anarquistas y la Falange, bien por cuenta propia bien por encargo de Pestaña. No hay modo de saberlo.

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  22. Pues sólo puedo decir que me alegro, Vanbrugh, de tu vuelta, porque mis conocimientos musicales son muy tristes como para dedicarme a hacer hipótesis sobre la posible influencia de un oscuro músico anarquista argentino sobre el famoso himno ultraderechista.

    ¡Nos vemos!

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  23. Gracias, Ozanu. También yo me alegro de reencontrarte por aquí. Yo no tengo grandes conocimientos musicales, pero el asunto me interesa lo bastante como para que, muy probablemente, siga ocupándome de él.

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  24. Me niego a seguir leyendo si no me explicas cómo poder escuchar tu composición (para compararla con la de Ascone)que supongo es la base de lo que sigue en el post. Busco y busco a lo largo de tu entrada, pero no encuentro el enlace.

    Que vuelvas a contarnos, es una alegría, cuanto más aprendemos que estás mejor o, ojalá, bien del todo.



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  25. Hola, C.C. Supones mal. La base de lo que sigue en el post no está en la semajanza del tango de Ascone con ninguna composición mía (¡qué cosas se te ocurren..!) sino en la semejanza del tango de Ascone, -transcrito por mí, eso sí, al programa informático que nos permite escucharlo- con otra pieza musical, muy conocida, que no nombro ni enlazo: porque uno de los propósitos de este post es, precisamente, comprobar si sus lectores advierten la misma semejanza que he notado yo entre ambas piezas, la que no nombro y la que sí, (la que no puedes oir y la colgada en el post)y llegan a partir de esa semejanza a la misma conclusión histórico-político-musical que me sugirió a mí. Un acertijo musical de los míos, vaya, como anuncio en el título, pero esta vez con trasfondo.

    En los comentarios anteriores tienes pistas sobradas para averiguar de qué obra musical hablamos y para decidir, si la conoces, si la semejanza existe y si la hipótesis es verosímil.

    En cualquier caso, muchas gracias por tu comentario. Me alegro mucho de verte de nuevo por aquí.

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  26. Iñaqui Anasagasti en su blog dice lo siguiente: "La música del "Cara al sol" fue compuesta por Tellería con el título "Amanecer en Zegama" en 1934, un año después de la fundación de la organización falangista e inspirándose en su pueblo natal y con cierto paralelismo con los primeros compases de "La Marsellesa". La letra fue elaborada posteriormente a lo largo de 1935 por el propio José Antonio y por personajes de su entorno como el aristócrata y diplomático Agustín de Foxá, el escritor y embajador José María Alfaro, el poeta Dionisio Ridruejo y Rafael Sánchez Mazas, que se reunían periódicamente en una taberna vasca de Madrid, la Or-Kompon".

    Si no anda equivocado, y si Ascone no mintió al fechar su Carita morena, el pagiador sería Tellería.

    Como ya te dije, tu post me parece fascinante. Y añado ahora: creo que merece la pena seguir esta investigación y publicar los resultados en algún medio profesional (de historia, of course). Y, desde luego, tratar de rescatar al pibe Ascone de ese anonimato histórico.

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  27. No sabes lo que me alegra, Miroslav, saber que mi post te ha fascinado. Es uno de los fines con los que lo escribí, fascinar a los lectores, y soy feliz sabiendo que al menos con uno lo he conseguido. O con dos, porque a Ricardo le veo también bastante interesado en el asunto.

    Yo mismo tengo la cabeza bastante ocupada con él, pero lo cierto es que no veo muchos modos de continuarlo como me gustaría.

    Lo que cuenta Anasagasti, que es más o menos lo que ya sabíamos, es muy interesante, pero, por un lado, no creo que sea prudente fiarse sin más de lo que alguien cuenta en su blog y, por otro, ni Asaganasti ni nadie es más fiable que lo que lo sean sus fuentes, que no cita -o no citas tú-.

    Por otro lado, no tenemos más que la palabra de Ascone, o más bien su partitura, sobre que esta fuera efectivamente escrita en 1930. Si, como dice Ricardo, fuera Ascone el plagiario -y su observación sobre los títulos de ambas piezas a mí me parece bastante digna de consideración- es lógico pensar que la primera precaución que tomara fuera la de poner al plagio una fecha anterior a la del original. No he visto muchas partituras manuscritas, pero esta es la única de las que conozco en la que aparecen lugar y fecha de composición. ¿Por qué tanto interés en dejar constancia de esos datos? Es, cuanto menos, sospechoso.

    Todo este asunto lo es. Lo envuelve algo parecido a lo que los juristas pedantes llaman fumus boni iuris, humo de buen derecho, pero al revés: un cierto tufillo de feo asunto. El plagio es siempre una mala cosa, y si se complica con posibles falsificaciones y, sobre todo, con implicaciones políticas, más.

    De modo que me parece que voy a cederte la prosecución de esta investigación que, como bien señalas, debe pasar, en mi opinión, por averiguar más cosas sobre este escurridizo Oscar Ascone.

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  28. ¿Qué tal si nos planteamos escribir a cuatro manos una novela de intriga ambientada en los turbulentos treinta, que sea un bestseller y de paso nos resuelva económicamente nuestras jubilaciones?

    Habría que planificar el trabajo de investigación, incluyendo algunos viajecitos a Buenos Aires y Montevideo ... ¿cómo lo ves?

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  29. Me parece una idea estupenda, sobre todo si encuentras la manera de que lo de la resolución económica de nuestras jubilaciones ocurra antes que lo de la planificación y los viajecitos, porque si no...

    No creas, ya se me había ocurrido a mí, lo de escribir algo inventado con Oscar Ascone como protagonista. Pero es que ya sabes que la ficción no es lo mío.

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  30. Hola Vanbrugh:
    Al ampliar las fotografías de Oscar Ascona se ve un pixelado extraño lo q me hace sospechar, dado tu gusto por los acertijos, de la veracidad del tema.
    Sospechas reafirmadas con la contestación a Miroslav en la que resaltas en negrilla que no es prudente fiarse de lo que alguien cuenta en su blog.......la entrada es brillante y atrapa.Gracias.
    Un Saludo y un placer volverte a leer.

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  31. Me dejas confundido, Diego. No sé qué decirte. Ampliar las fotografías, dices... Lo haré, claro, pero no sé... Yo me refería, por supuesto, al blog de Anasagasti, que es del que habla Miroslav. En fin, que me dejas muy sorprendido. Pero muchas gracias, claro, por tu comentario, tus elogios y hasta por tu... sorprendente advertencia.

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  32. Perdona por la intromisión que puede haber desviado el objetivo del post, pero al preguntarte si Ascona sería un alma gemela y otras similitudes que estableces con él...Lo de Tobías Angosto como autor de una biografía de Gardel, la primera foto en Punta del Este que me recuerda el fotograma de una película....desató mi imaginación, pero eso es lo bueno del post, esas múltiples lecturas que tiene....reitero disculpas ya que incluso estaba barajando que la cara de Oscar Ascona fuese en realidad la tuya.
    Gracias por hacerme una mañana más llevadera.

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  33. Tus comentarios, querido Diego, son de una enjundia tal que no puedo responderlos adecuadamente en este limitado espacio. Si tienes la amabilidad de esperar unos minutos, los verás cumplidamente contestados en un nuevo post. Te adelanto, en cualquier caso, que no tienes ninguna disculpa que pedir y que soy yo quien te da las gracias por la atención y el interés con que pareces leer este humilde blog.

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