domingo, 25 de enero de 2009

Probablemente el mejor artículo sobre "Probablemente Dios no existe"


Inti Illimani - Cándidos

¿Dudar de que alguien exista es insultar a ese alguien?

¿Por qué habrían de ofender las manifestaciones sobre su probable inexistencia a un Dios que ha hecho al hombre libre y dotado de razón, que ha creado un Universo perfectamente explicable sin Él y que mantiene Su existencia respetuosamente no obvia?

¿Podemos los creyentes asegurar que solo la fe puede llevarnos a Dios y que esta es un don suyo, y al tiempo considerar ofensivo a quien manifiesta su creencia de que probablemente no existe?


¿Podemos los creyentes sentirnos ofendidos porque se diga públicamente que es probable que Dios no exista, cuando nosotros llevamos siglos proclamando a voces su existencia sin preocuparnos de a quién ofendemos con ello? ¿Solo nuestras creencias pueden ser anunciadas en público? ¿Tienen los ateos la obligación de no sentirse ofendidos por nuestros anuncios, o es sencillamente que nos importa un carajo si se ofenden o no?

¿Necesitan los obispos españoles una campaña de anuncios ateos para caer en la cuenta de que hay mucha gente que no comparte su fe?

¿No sería mejor que los creyentes nos replanteáramos qué es lo que hemos estado predicando mal sobre Dios, para que tanta gente considere que no es posible disfrutar de la vida sin prescindir de Él?

A todas estas cuestiones llevaba yo dando vueltas en la cabeza los últimos días, tratando de armar con ellas un post en el que dejar humilde constancia de que no todos los católicos pensamos sobre esta campaña lo mismo que han manifestado oficialmente los obispos, cuando una amiga me envió un artículo de Juan Antonio Estrada sobre ese mismo asunto publicado en Europasur.es.

No quisiera que se convirtiera en costumbre de este blog la publicación de textos ajenos. Pero cuando leo cosas tan bien dichas y con las que me encuentro tan profundamente de acuerdo como ese artículo, que reproduzco a continuación, no puedo dejar de darles toda la modesta difusión a mi alcance.

Les invito, pues, a leer

Probablemente el mejor artículo sobre "Probablemente Dios no existe..." por Juan Antonio Estrada

"PROBABLEMENTE Dios no existe, deja de preocuparte y disfruta de la vida". El anuncio ha irrumpido con fuerza, aunque con poca originalidad, porque es una mera copia de los ingleses. También en esto. ¡Que inventen ellos! Estamos habituados a la propaganda religiosa y la contraria provoca agresividad. Creyentes de todos los credos se sienten amenazados, además de sorprendidos. Ya se anuncian contrarréplicas. Pero la reactividad es peligrosa, además de vindicativa. Puede cegarnos a las razones del otro. En una palabra, ¿pueden aprender las personas religiosas de los ateos? A veces la crítica a la religión puede contribuir a mejorarla, como ocurrió cuando la Ilustración criticó al cristianismo con la doctrina de los derechos humanos.

El eslogan contrapone la existencia de Dios a disfrutar de la vida. Es una protesta contra la religión que sofoca, contra un código religioso basado en mandatos, prohibiciones y exigencia de sacrificios, contra lo que acentúa la negatividad de la vida. ¿Por qué incomoda a los cristianos, si el Evangelio es una buena noticia? Jesús trajo un mensaje de esperanza; sanó, perdonó y alivió el sufrimiento; transmitió ganas de vivir y de luchar; anunció una salvación aquí y ahora, para la vida, la del reino de Dios. Nadie acusaría a Jesús de obstaculizar la felicidad humana. El problema es que no ha ocurrido lo mismo con la religión cristiana. El moralismo y la indoctrinación, la juridización del pecado y la proliferación de mandamientos y normas eclesiásticas han hecho a la religión odiosa para mucha gente. No todo el cristianismo se reduce a esto, pero este código impositivo forma parte de su historia. Y los ateos que protestan contra él, tienen más razón que los que aceptan el código religioso, aunque asfixie la vida, porque paradójicamente es incompatible con el evangelio. La respuesta a este eslogan no puede ser sólo otro contrario ("Dios si existe, disfruta de la vida en Cristo"), sino una transformación del cristianismo actual en la teoría y en la praxis.

Hay que disfrutar de la vida, exista Dios o no. El problema es ¿qué entendemos por disfrutarla? Para muchos es una mezcla de bienestar material, hedonismo y sexualidad, y pasarlo bien. Para otros, esto no basta, es insuficiente y hay que buscar algo más. ¿El qué? Querer y ser querido, compartir y participar, contribuir a la justicia, la paz y la felicidad de los otros. La confrontación radical no es entre ateos y cristianos, sino entre los que ponen las metas de su vida en la mezcla de dinero y sexo que domina nuestras sociedades, y los que, del modo que sea, ponen el acento en las relaciones personales, y en la justicia y fraternidad que derivan de ella. Según lo que se entienda por felicidad, así nos clasificamos. Y esto no equivale a ateos contra cristianos, porque en ambos grupos hay gente con los dos códigos diferentes. Y desde la perspectiva cristiana, ni son todos los que están ni están todos los que son. El reino de Dios es más que la Iglesia y los criterios para determinar quién es cristiano no son las prácticas religiosas, sino la actitud ante los que tienen hambre, los enfermos, los que sufren, etc (Mt 25,31-46).

"Probablemente Dios no existe". Es una afirmación respetuosa, sin fanatismo ni radicalidad. Expresa el punto de vista de mucha gente, aunque no sea la mayoría. Está abierta al diálogo, porque lo probable (para mí), no es lo cierto y lo seguro. En una sociedad plural hay que evitar los maximalismos agresivos en favor de la convivencia plural de credos y religiones, de personas con visiones diferentes. En la religiosidad española hay mucha intransigencia y fundamentalismo, tanto entre los teístas como entre los ateos. Afirmar la propia postura implica agredir al que piensa diferente, que es el enemigo. Probablemente Dios existe se podría añadir, y algunos añadirían que están convencidos de ello. La creencia en Dios es compatible con dudas, preguntas, e incertidumbres. El creyente sólo puede testimoniar su fe, dar razones del sentido de la vida que ha encontrado en Jesús. Desde ahí puede interpelar al ateo, nada más...

En una sociedad poscristiana, la de la muerte de Dios, es bueno que resurja el debate. Lo peor no es el ateísmo humanista, que protesta contra una religión opresora, sino la indiferencia a los valores humanos que pregona el Evangelio. En la historia del cristianismo, el gran enemigo no ha sido el ateísmo, sino la idolatría, es decir, absolutizar el dinero, el prestigio y el poder, y hacer de ellos el sentido de la vida. Y eso no incumbe sólo a los ateos, sino que han sido las tentaciones típicas de la Iglesia, de los eclesiásticos y de todos los cristianos. Contra esto también protestan los que afirman que probablemente Dios no existe".

37 comentarios:

  1. Tu postura (y la de Juan Antonio Estrada) es,en efecto, la que corresponde a creyentes respetuosos e inteligentes porque comprenden la intención del anuncio (estoy pensando en el original, promovido por Dawkins). Evidentemente, la existencia (o inexistencia) de Dios poco tiene que ver con que disfrutemos o no de la vida. Pero lo que se pone de manifiesto con esa campaña "atea" es cómo Dios ha servido, sobre todo, como excusa para legitimar el sufrimiento. En la vida sufriremos probablemente siempre, pero que la creencia en Dios no haya de ser un motivo más de sufrimiento, una razón más para ser incapaces de disfrutar de ella. Tal es el mensaje de los "ateos" y sólo desde ahí puede entenderse una motivación proselitista del "ateismo". Si yo no creo en Dios me ha de dar igual que los demás crean o no, salvo que el creer sea una de las causas de la infelicidad de mis semejantes.

    En todo caso, como siempre, la reacción de los obispos (de la iglesia jerárquica) ha sido una muestra de no querer entender. Me temo, Júbilo, que tenéis bastante trabajo para enderezar las cosas.

    ResponderEliminar
  2. Leo este párrafo de un manifiesto de la Union de Ateos, promotores de la campaña:

    Sólo uniendo nuestros esfuerzos sobre la base de una razón libre de prejuicios y orientada al progreso de toda la humanidad conseguiremos avanzar en los caminos de la libertad, la igualdad de derechos, la fraternidad, la solidaridad y la paz.

    De lo cual deduzco que están tan locos los unos, como los otros.

    ResponderEliminar
  3. estoy bastante, sino totalmente de acuerdo contigo y el artículo estupendo que reproduces, aunque haría algunas salvedades.

    1) La campaña atea me parece tonta y facilona. Sólo me parece más tonta la airada respuesta episcopal, como era de preveer.

    2) Hay cientos de pòsibles proclamas más inteligentes:

    "Que dios exista o no es asunto tuyo", pero "eso, en un caso u otro, no te exime de tratar a tus semejantes como te gustaría que te tratara a tí".

    O bien: "la existencia o la inexistencia (como creía Nietzsche) de Dios no te autoriza a nada, ni siquiera a dar la vara a los demás"

    3)La publicidad, como a tí, no me gusta, la que nos "vende" ideas pret-a-porter en lugar de otros productos, la que menos.

    ResponderEliminar
  4. Buenos días. No me gusta nada, en este contexto, el verbo creer. La pregunta “crees en Dios” rápidamente me bloquea.

    ResponderEliminar
  5. No tenía ni idea de quién ni para qué promovió el anuncio original, Miroslav. Debo decir que, como también dice Lansky, cuando supe de esta campaña me pareció, fundamentalmente, una necedad. Mi primer pensamiento fue: "Si los creyentes hiciéramos una campaña publicitaria a favor de la existencia de Dios, sería evidentemente una estupidez. Y no veo la menor diferencia entre anunciar que Dios existe y anunciar que probablemente no." Como la realidad tiende a superar la ficción, inmediatamente supe de una campaña promovida por creyentes para anunciar que Dios existe. Nada despierta más eficazmente el noble instinto de emulación que el espectáculo de la gilipollez ajena. "¡Yo, más gilipollas todavía!", parece ser la respuesta automática, programada en la base genética de la especie. Pero la peor reacción de todas ha sido -era de prever- la de los obispos, hablando de blasfemias y de creyentes ofendidos y recordando miméticamente a los mullahs agraviados por las caricaturas de Mahoma.

    Me temo que no te sigo, Female. A mí se me ocurren pocos contextos donde me parezca más apropiado el verbo creer, y respecto a Dios, de entrada, parece inevitable plantearse si se cree o no en Él.

    Es tirar piedras sobre mi tejado, pero para anuncios ingeniosos -si bien no muy respetuosos- que habría podido usar una campaña atea verdaderamente incisiva, recomiendo ver http://ylacamasinhacer.blogspot.com/2009/01/el-autobus-ateo.html

    ResponderEliminar
  6. Puedo decir que sé que existe, que lo siento, que lo percibo. Me sucede -con el verbo creer- que tengo la sensación de que me imponen algo desde fuera (¿o es afuera?). Incluso sin razonarlo no puedo con el ‘creo’ pero si puedo con el 'sé'. Me identifiqué al nanosegundo con Jung cuando lo leí.

    ResponderEliminar
  7. Jung no dice eso, female, a menos en mis lecturas de él.

    ResponderEliminar
  8. Y me alegra decir (es largo de explicar) que me alegro de no "sentir" ni "percibir" a Dios (Ni lo contrario, claro). Me gustaría saber en qué contexto es más apropiado el verbo y acción de creer.

    ResponderEliminar
  9. Bueno, supongo que como todos, Jung tuvo su recorrido con el temita. Al final ya de su vida creo (no, sé, jaja, circa 1950) en una famosa entrevista en la BBC, le preguntaron si él creía en la existencia de Dios. Contestó la archiconocida sentencia: "Yo no creo, yo sé que Dios existe".

    ResponderEliminar
  10. No sé, Female. Te aseguro que yo creo en Dios muy profunda y sinceramente. Pero, por un lado, "sentir" o "percibir" algo no me parece una fuente de conocimiento especialmente fidedigna: las víctimas de alucinaciones, por ejemplo, "sienten" con gran verismo sus imaginaciones y están firmemente convencidas de su realidad. Y por otra parte, me parece recomendable, desde el punto de vista de la mera exactitud léxica, reservar el "saber" para lo que podemos contatar empíricamente o demostrar lógicamente; y con la existencia de Dios ni los más profundos creyentes pueden -ni quieren- hacer ninguna de esas dos cosas. Por eso me parece inevitable usar el verbo "creer", que, en mi opinión, describe exactamente esa clase de conocimiento y, desde luego, para mí no conlleva la menor connotación de nada impuesto desde fuera.

    ResponderEliminar
  11. Pues yo tampoco sé... si reservamos el saber para lo que podemos constatar empíricamente o demostrar lógicamente, a parte de dar un paso atrás (¿por ahí ya pasamos, no?), nos cargamos toda la física actual, y muchas otras cosas.
    El conocimiento bien puede ser una experiencia sensorial, digo, vamos.
    En fin, lo único que yo puedo asegurar es que la pregunta del millón consigue el 'efecto medusa': petrificarme.

    ResponderEliminar
  12. Hasta las hipótesis más sorprendentes de la física actual son falsables -he acabado usando esta odiosa palabra, qué remedio- mediante los experimentos adecuados. Se ha llegado a ellas mediante especulación lógica y se mantienen en tanto la constatación empírica no demuestre su falsedad. Entran, por tanto, dentro de lo que yo llamo "saber". Desde luego no creo que ningún físico subatómico diga "creer" en la existencia de los quarks, por ejemplo, en el mismo sentido en que yo digo que creo en Dios. Son claramente, creo, distintas clases de conocimiento, por hipotéticas que puedan ser ambas.

    No aprecio ningún "paso atrás" en utilizar la palabra "saber" en un sentido exacto y acotado. Yo puedo albergar certezas adquiridas por muy distintos caminos; y reservar el "saber" solo para algunas de ellas no tiene por qué significar que minusvalore las otras. Decir, por seguro que yo esté de su existencia, que "sé" que existe Dios me parece arrogante, voluntarista, ingenuo e inexacto. Hacer pasar mi propia seguridad subjetiva por conocimiento objetivo no me parece honrado, y ni siquiera es eficaz desde el punto de vista del proselitismo. En el mejor de los casos erosiona la terminología común con la que podemos entendernos creyentes y no creyentes, y en el peor puede hacerles sentirse agredidos y excluidos de entrada. Al menos ellos, cuando proclaman la inexistencia, tienen la cortesía de acompañarla de un "probablemente".

    ResponderEliminar
  13. Vanbrugh ya te ha contestado pertinentemente a la insostenible comparación entre física moderna y esoterismos de fe, pero eso evidenai un enfoque santomaístico con relación a la ciencia muy lamentable, a mi juicio y sin ánimo de ofender; así que sólo una obviedad más: el excepticismo exacerbado (¿los quamtum, el átomo, el ADN?) es una forma de estupidez simétrica a la indiscriminada credulidad (las pirámides mayas son pistas de aterrizaje de extraterrestres, etc.)

    ResponderEliminar
  14. Vaya vaya parece ser que soy arrogante, voluntarista, ingenua e inexacta... y deshonesta! jdr! (me estoy riendo, conste). Pero si yo quiero ser humilde, impremeditada, justa, inocente, ehem.

    Lansky: que es santomaístico? (google no me ha servido aquí)

    Meditaré sobre porqué me sentí a gusto que el 'sé' y a disgusto con el 'creo'. Quizás detrás haya una asociación de ideas con el catolicismo o no y continuo en mis trece.

    ResponderEliminar
  15. Es jerga personal mía: de Santo Tomás, que necesitaba tocarlo todo para creerlo, aunque tocar el ADN o las órbitas electrónicas es más bien dificil (aunque posible)

    Y no te adjudiques invectivas que no te dedico; sigamos en tono cortes

    ResponderEliminar
  16. No, no, nada de eso. Puedo pensar que una postura es objetivamente arrogante, voluntarista... etc, sin decir por ello que una persona concreta que mantiene esa postura peque de todos esos defectos. En la práctica, las consecuencias objetivas de nuestras actitudes son independientes de la intención y del ánimo con los que las adoptamos. Puedo llamar "arma asesina" a un revólver, puesto que sirve para matar, sin por ello estar llamando asesino a quien lo dispara para tirar al blanco o espantar a los pájaros, o sencillamente ignorando que los disparos matan. No hay ninguna necesidad, ni siquiera conveniencia, de llevar el asunto al terreno personal. (Y "deshonesto", por cierto, aunque muchos castellanohablantes lo usen así, no es sinónimo de "falto de honradez". La honradez y la honestidad son virtudes bien distintas y no dudo de que tú posees ambas en grado máximo).

    "Santomaístico", en idioma lanskiano, en cuyos rudimentos voy adentrándome, presumo que quiere decir "propio de Santo Tomás", apóstol de quien nos cuenta el Evangelio que no creyó en la resurrección de Jesús hasta que hubo metido la mano en la llaga del costado y que, por ello, ha quedado como paradigma de la incredulidad no muy sutil. Es de imaginar que, de vivir hoy, habría exigido palpar un quark antes de creer en que existiera.

    ResponderEliminar
  17. Siempre consigues que sea de los tuyos. Gracias.

    ResponderEliminar
  18. Honor que me hace S.S.

    (Gracias a ti, Magistrada querida)

    ResponderEliminar
  19. Para ser sincera, soy incapaz de expresarme bien –y menos a vuestro nivel- al hablar de este tema por ahora. Deciros, además, que esto ha sido más un serio juego conmigo misma que otra cosa, pues es la primera vez que –¡sin mirarme a los ojos todavía creo!- he dicho en voz alta, o públicamente, que sé que hay un, digamos, orden superior divino que no puedo ya obviar, aunque suene a esoterismos de fe.
    Con el creer, o mejor, con el ‘creer en’ sigo confundida… iré masticándolo.
    Lansky: ¿crees realmente que Nietzsche postula la inexistencia de Dios? Yo no lo veo así… No es que quiera comenzar un nuevo debate con vosotros jaja que me hacéis sentir pequeñita (sonrisa) cosa que no me molesta y quizás por ello sigo vuestros blogs: me gustan y en ellos aprendo también.
    ¡Gracias!

    ResponderEliminar
  20. Déjate de niveles y de bobadas, Female. Te expresas perfectamente. Si toda esta conversación ha servido para que aclares tus... ideas, creencias, saberes o como quieras llamarlo sobre Dios -lo de "orden superior divino" me parece un rodeo demasiado largo para acabar diciendo lo mismo- pues tanto mejor. No hay de qué avergonzarse, algunas de las mejores personas que andan por el mundo -modestia aparte, quiero decir- creemos en Dios y nos importa un pimiento cómo suene.

    Gracias a tí por leerme y comentarme.

    ResponderEliminar
  21. Y sobretodo, ¿qué clase de divinidad todopoderosa debería temer a una cutre campaña de márketing?

    ¡Por Dios!

    :-p

    ResponderEliminar
  22. Muy buena entrada. Es que yo no entiendo por qué ofenderse, cada cuál es dueño de concebir la existencia divina o no, está dentro de nuestras naturalezas, algunos optamos por Dios, otros por la ciencias, lo comprobables, otros adoptamos Dios y ciencia sin contradicciones y otros echan un manto de indulgente ignorancia sobre ambos.
    Yo no me enojo, y yo creo en Dios. Y lo que creo es que son los creyentes empedernidamente ciegos, empedernidamente inseguros, los que pueden ofenderse y replicar ante una expresión de libre albedrío como esa.

    ResponderEliminar
  23. ¿Cutre la campaña atea? Para mí tontorrona y superflua. Pero una cosa hay que reconocer que aquí no se ha dicho: frente a siglos de persecucuoones, hogueraa y tormentos para "convencer" a los no creyentes, estos simplistas chicos sólo se dedican a colocar una frasecita en unos autobuses. Y encima le añaden lo de "probablemente" cuando yo sé de "buena tinta" (es decir, de excelsa bibliografia): a) que Dios no existe, b) que si existe no se ocupa de nosotros ni de su Creación (gnosticismo) o c) Dios no existe pero el Diablo, sí.

    Gracias

    ResponderEliminar
  24. Mostrenco y Noelia, bienvenidos. Muy honrado de recibiros en este humilde recinto, ya disculparéis cómo lo tengo todo de revuelto, poneros cómodos... esas cosas. Como los creyentes, -como Lansky no se priva de recordar cada vez que hay ocasión y a veces sin que la haya- llevamos una ventaja de algunos siglos y algunos miles de hectolitros de sangre en la costumbre de masacrar al que no comparte nuestras creencias, es inevitable que en nuestra boca lo que voy a decir suene menos convincente, pero igual lo digo: ¿por qué no dejamos de una vez que cada prójimo crea en lo que le dé la gana y, si nuestro altruismo incontenible nos empuja a compartir con él nuestra fe irracional -la fe es por definición irracional- en que Dios no existe o en que sí lo hace, buscamos por lo menos un método discreto y no agresivo de contagiarle nuestras creencias? Reconozco que las campañas publicitarias son más llevaderas que los autos de fe pero, con todo, a mí también me molestan.

    ResponderEliminar
  25. Buenos días nos dé Dios! Probablemente...

    Un besote!

    ResponderEliminar
  26. Probablemente el mejor comentario que se pueda hacer a este post... sea enlazarlo en mi blog, con su permiso.

    ResponderEliminar
  27. He encontrado por ahí la historia del origen de esta campaña: "La campaña ha sido lanzado por la escritora humorística Ariane Sherine a través de la columna que publica regularmente en el periódico The Guardian, ofendida por una web religiosa que amenazaba a los no cristianos con "pasar la eternidad en el infierno, ardiendo en un lago de fuego". La mejor respuesta que se le ocurrió fue recurrir al poder de la publicidad en el transporte público de Londres, y solicitar donaciones a partir de cinco libras (unos siete euros) a agnósticos y ateos. El trampolín del movimiento fue el "fichaje" del prestigioso científico Richard Dawkings, que prometió poner de su bolsillo tanto dinero como diese la gente, hasta un máximo de 8.000 euros." Como bien dices, el espíritu de emulación saca a flote siempre lo peor de cada quien.

    ResponderEliminar
  28. Respondiendo a Female, para mi el verbo "creer" tiene una connotación añadida de "confianza" que en mi caso enriquece la idea de creer en Dios. Creo en Dios porque me fio de Él. Confío en que lo que me he tenido que conformar con creer a lo largo de mi vida llegue a confirmarse como una certeza indudable. Ahí también cobra sentido la "esperanza".

    ResponderEliminar
  29. Frase del día en el calendario de sobremesa: "Desde que los hombres no creen en Dios, no es que no crean en nada, es que creen en cualquier cosa" G. K. Chesterton

    ResponderEliminar
  30. No me importa "el que dirán".
    Me preocupa que la gente deje de creer gracias a la ayuda de la propia iglesia.

    ResponderEliminar
  31. querido van,

    qué gusto leerte. como a magistrada, siempre me haces de los tuyos.

    besos

    ResponderEliminar
  32. Hola, Dani querida, qué alegría me da verte por aquí. Como en el caso de Magistrada -y de Cigarra, que también alguna vez me lo ha dicho- es un honor tenerte entre "los míos".

    ResponderEliminar
  33. AAAJAJAJAJAJJJ, ya decía yo que me sonaba lo de Vanbrugh, así que yo soy ya una de los cuatro gatos...
    Saludos a todos los mininos ;-)

    ResponderEliminar
  34. Y ahora, sobre el tema, dejaré mi opinión: da igual si me parece bien o mal, creo que importa más mi opinión sobre la contrarréplica de la Iglesia al (mal)gastar sus capitales invirtiendo en otra propaganda contrarrestante, entrando al trapo; ¿cada vez que haya una campaña laicista o provocadora va a lanzar la Iglesia ofensivas? Con lo bien que estaría ese dinero gastado en otras cosas...

    ResponderEliminar
  35. Hola, Fiera. Ya has cerrado el circuito ¿eh? Qué pequeño es el mundo. Espero que lo de los cuatro gatos no os haya sentado mal a ninguno de mis lectores, es una forma cariñosa de hablar.

    No confundamos. Los obispos españoles se han limitado a cabrearse solemnemente, cosa que en el fondo les encanta porque es el papel que mejor saben hacer, y les permite ser mártires sin tener que sufrir el martirio. Pero no han gastado un duro en ello. Quienes sí lo han hecho son algún grupillo particular de cristianoides desocupados, y seguro que se han sentido virtuosísimos al hacerlo. Tanto como los idiotas correlativos, los ateos que empezaron la historia esta de los autobuses. Pero repartamos las culpas equitativamente y cada palo que aguante su vela.

    ResponderEliminar
  36. Hola, ¿he cerrado el circuito? ¡Qué bueno! Solo que al único que he identificado es a ti, querido mío...
    Creo que la Iglesia es bien tonta entrando al trapo, sobre todo si paga pero independientemente de que pague; y que los otros hacen muy bien porque hay libertad de expresión mientras no se ofenda a nadie y no creo que eso ofenda a ningún creyente; ofenden más los obispos o los simples curas en las parroquias rojos de la ira contra la campaña en vez de preocuparse por otras cosas, como cuando empiezan a politizar o a decir a quién hay que votar... Zapatero, a tus zapatos :P

    ResponderEliminar
  37. Si, probablemente lo sea

    ResponderEliminar