jueves, 23 de mayo de 2013

Elucubraciones que produzco -en ocasiones- acerca de

Para  Ātman, vegetariano confeso para quien reservo, de momento, la totalidad del aprecio que me considero
capaz de sentir por un vegetariano. Para que no se ofenda por la última de estas lucubraciones, con afecto. 





Ayer murió Georges Moustaki, una de las numerosas y variopintas compañías musicales, y no solo, que me han iluminado la vida desde que, preadolescente perdido, lo descubrí, de la mano, supongo, de alguno de mis hermanos o hermanas mayores, y que no he dejado de escuchar y disfrutar desde entonces. Aquí canta Je suis un autre, una especie de presentación musical en la que se define de muchas maneras: debutante de sienes que blanquean, patriarca novicio, viajero inmóvil, soñador despierto. Uno de esos galgos que nacen cansados, optimista amargo, pesimista alegre. Y, siempre, un autre, otro. Un utópico, digo yo, de los que el mundo necesita y al que echará en falta, un músico excelente y un letrista maravilloso que, según sus propias palabras, nunca tuvo ni la vocación ni la misión de imponer sus ideas. Para gustarme más aún cambió su nombre de pila original, Giuseppe, por el de Georges mi santo favorito– en honor de otro de mis mentores musicales, Georges Brassens. 

Ya ha encontrado ese jardín donde vivir desnudo y sin preocupaciones, esa casa de puertas abiertas que buscó toda su vida sin encontrarla, pero sin perder el entusiasmo en la búsqueda y transmitiéndonoslo a los demás. Que la disfrute, con nuestro agradecimiento.




los nuestros, la verdad...- Ni 'los buenos' son nunca, en la práctica, buenos del todo, sin resquicios ni sombras, ni 'los malos' el Mal absoluto, sin rastro de bien alguno. Esto es una verdad de sentido común, es sabio profesarla y muy recomendable, cuando nos enfrentamos a 'los malos', tenerla en cuenta y dedicarnos en primer lugar a estudiar y establecer los límites, la modalidad y la forma exacta de su maldad. Cuánto son de malos, por qué son malos, o por qué nos lo parecen a nosotros, a qué otro malos se asemejan y de cuáles otros se diferencian, en qué... Con ello no los defendemos ni los absolvemos, conviene dejarlo claro, solo tratamos de entenderlos mejor

Conviene, digo, dejarlo claro, pero es propósito la mayor parte de las veces inútil, porque siempre hay entre 'los buenos' –entre los 'nuestros', quiero decir, entre esos a los que mis malas costumbres me acaban siempre impidiendo pertenecer de pleno derecho– quien considera que este empeño de estudiar, matizar y clasificar al 'enemigo' no es más que simple connivencia con él; y estigmatiza, desalinea y condena a quienes incurrimos en el indisciplinado delito de distinguir

Consecuencia: no nos alineemos, única manera de que nadie pueda desalinearnos. No hay que formar grupos –mira por dónde vengo a acatar aquella orden de los grises de mi juventud: '¡No me hagan grupos!'– no hay que pensarse nunca a uno mismo como integrante de un grupo. Es una elemental medida de higiene y, como suele pasarle a las medidas de higiene, a primera vista parece incómoda, pero acaba compensando. Los grupos, habitualmente, detestan el matiz, el distingo y, en general, cualquier cosa que dé lugar al razonamiento individual libre. Necesitan la consigna, la unanimidad previa y acrítica en torno a lo simple, las verdades embaladas en paquetes sencillos, fáciles de manejar –y de arrojar a la cabeza del contrincante, llegado el caso–. 

Pero las verdades de verdad tienen formas muy raras y se niegan a dejarse empaquetar. Las verdades son como los vinos: ¡desconfiad de las que se presentan en tetrabrick!

Yo elucubrando, según un estupendo y hermético dibujo de Grillo, el culpable de que este post se llame así

* * * * * 


...el arte, la felicidad y todo lo demás...- Tengo a medio desarrollar –y una vez publicado esto, y desfogados con ello mis bajos instintos más apremiantes al respecto, lo más probable es que quede para siempre en ese estado; un inconveniente más, o una ventaja, según se mire, de tener un blog– una teoría general según la cual todo lo valioso aparece como resultado sobrevenido y no buscado de un proceso que no lo tiene por fin originario; se desarrolla y crece mientras conserva esa condición de secundario y se esclerotiza y muere cuando se independiza del proceso que lo originó, y se erige en fin él mismo. 

En el arte, mala palabra a la que últimamente le estoy cogiendo bastante manía, se ve muy claramente: no puedo evitar la impresión de que una condición indispensable para que las actividades a las que se suele considerar "arte" produzcan belleza –o nos hagan disfrutar de cualquier otro modo equivalente– es que no sea esa su finalidad consciente y expresa. Del mismo modo en que una de las condiciones de la "gracia" infantil es que sus poseedores la ignoren; y la pierden no bien se hacen conscientes de ella e intentan "ejercerla" de modo deliberado, hay una espontaneidad, una autenticidad casi infantiles en el modo en que una obra de arte busca su objetivo, sea el que sea, que es parte fundamental de la belleza que en ella apreciamos y del disfrute que, en general, nos produce. Y que se pierde irremisiblemente cuando se sabe observada y, en consecuencia, "posa". 

Por eso la música y la pintura, por ejemplo, florecieron mientras fueron herramientas litúrgicas o sociales al servicio de las religiones o las políticas de los poderosos; en el romanticismo empezaron a independizarse de estos papeles sociales, a convertirse en "Arte" con las finalidades crecientemente importantes y explícitas de 'crear belleza', 'expresar el genio' de sus autores y cosas así, y a partir de ahí, primero lenta pero siempre firmemente, a irse al carajo, con breves estertores agónicos de esplendor impresionista, modernista o –penúltimo suspiro– 'vanguardista'. Y en el carajo se hallan ahora mismo. Sobreviven donde siguen cumpliendo una función ajena a sí mismas, y en la medida en que la cumplen: algún rock, alguna música popular, algunos comics. El resto es, en considerable medida, manierismo estúpido, desmesurado y onfaloscópico, y huele a falso que echa para atrás. Y es, sobre todo, tranquilamente omisible, nadie lo aprecia ni lo necesita ni piensa en ello más que, en todo caso, como emblema o icono de otra cosa, poder económico o prestigio 'cultural'. (Sí, es paradójico: cuando el de pregonar la importancia de quien la pagaba era el fin confesado de la actividad artística, alcanzaba otros mucho más importantes. Ahora que proclama que su propósito expreso y único es conseguir estos otros fines 'superiores', se ha quedado reducida a aquel).

(La arquitectura, en cambio, que no puede, aunque lo intente, prescindir de su utilidad funcional y social, ha aguantado mucho mejor la modernidad. En la medida en la que sigue siendo herramienta artesana al servicio de otros fines, sigue estando viva y siendo interesante. Mientras que en la misma medida en que el arquitecto se pretende "artista", su obra se convierte en aspaviento hueco e inútil, o en aberración directamente dañina.)

Uno puede ser artista, pienso, mientras no lo desea ni se lo propone ni lo sabe, y se dedica, sin otras consideraciones, a hacer lo mejor que puede cosas que le interesan, le gustan o, por cualquier otro motivo, quiere hacer. Pero si decide explícitamente dedicarse a hacer 'Arte' y se proclama 'Artista', se convierte a mis ojos, diría que invariablemente, en un pobre tipo innecesariamente enfático y tirando a penoso. 

En otro orden de cosas, pero ajustándose exactamente a la misma ley, que considero universal: uno es feliz mientras vive esforzándose por alcanzar otros fines distintos de la felicidad: desde la mera subsistencia hasta la obtención de la vacuna del sida. Deja automática e inevitablemente de serlo en cuanto se propone como fin, precisamente, el de ser feliz. 


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...gobernantes, cocineros...- Gobernar es como cocinar, un coñazo necesario. Solo hay un buen motivo para querer ser uno el que cocina, como para querer ser uno el que gobierna: que así evita tenerse que comer una comida mal guisada por otro, o vivir en una sociedad mal gobernada por otro. Hay, en cambio, muchos malos motivos para querer cocinar, como para querer gobernar: notoriamente, el de ser uno el que disponga de las pelas para ir al mercado, de la cocina para manejarla a su antojo y de lo guisado para repartirlo como mejor le parezca. Y luego hay motivos más o menos respetables para ambas cosas: el de ligar, sin ir más lejos. Hay quien dice que no solo a los hombres, también a las mujeres se las conquista por el estómago; y parece que también los que gobiernan ligan bastante...

Personalmente cocino con eficacia cuando no hay otro remedio y, modestia aparte, hay dos o tres cosas que no me salen del todo mal. Una vez fui presidente de mi comunidad de vecinos y lo hice estupendamente: es mi única experiencia de gobierno. Pero para ligar, cuando tal hacía, siempre preferí otros métodos. Y conozco pocos placeres comparables al de sentarme a comer platos exquisitos que otro haya guisado para mí. Vivir en una sociedad estupenda que otro gobierne para mí debe de estar también muy bien, ya les contaré si alguna vez me pasa... 



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...perdedores, losers, fracasados...- Recuerdo a Joaquín Sabina, hace unos años, cuando tuvo un arrechucho que por poco lo manda al otro barrio. Salió en la tele alardeando de haber sobrevivido como si fuera mérito suyo y lo debiera exclusivamente a lo listo que es y lo bien que se lo monta. Casi daban ganas de desearle otro patatús. 

Esta actitud de Sabina, que cito solo como ejemplo de la de mucha otra gente, es, me parece, el resultado de una creencia moderna que a mí me irrita particularmente, con origen, creo, por un lado en los tópicos de la autoayuda, los manuales para triunfar en esto o aquello y la actual autocomplacencia en el éxito, y por otro en la confortadora mitología new age de la 'armonía universal', la 'conciencia cósmica', las 'energías positivas' y todas esas mandangas; según la cual puedes conseguir cualquier objetivo, desde curarte del cáncer hasta hacerte millonario, solo con que te lo propongas realmente, 'luches' por ello y 'tengas fe en ti mismo'. (Buen ejemplo de esto que digo es esa frase tan dañina, tan injusta y que tanto oigo emplear en cuanto alguien sobrevive a una enfermedad grave: Fulanito ha vencido al... cáncer, infarto o lo que sea). Esta creencia es, en mi opinión, un verdadero opio del pueblo, tan nocivo como pueda serlo la más nociva de las religiones convencionales. Es muy estimulante y ameniza mucho la vida de sus adeptos, pero tiene como efecto secundario, entre otros, el descrédito y la culpabilización de los pobres idiotas que, evidentemente por culpa suya –no se lo han propuesto con la suficiente energía– se mueren, se quedan en el paro, son abandonados por sus parejas o no pasan de reponer género en el supermercado. El desprecio del ‘perdedor’. Esta palabreja, por cierto, repugnante cuando se usa para designar una categoría permanente –se puede hablar del perdedor de un concurso, de una carrera o de un juego; pero no se puede hablar de 'un perdedor', en general, o al menos no sin que a mí me den vómitos y ganas de agredir violentamente a quien lo hace– es otro efecto secundario maligno, una mala traducción de una expresión inglesa ya detestable en el idioma original. En castellano correcto a eso se le había llamado toda la vida un ‘fracasado’. 

Aunque ahora que lo pienso el ‘perdedor’ anglosajón y el ‘fracasado’ español no son exactamente lo mismo. El fracasado lo ha intentado y no lo ha conseguido, ser 'un fracasado' no constituye su naturaleza congénita e irremediable sino que es algo más o menos fortuito que le ha sobrevenido a partir de un suceso catastrófico determinado, el fracaso, antes del cual no pertenecía a la categoría. Ese intento y ese fracaso le otorgan, incluso, una cierta grandeza. En cambio el perdedor no necesita haberlo intentado sin éxito, es ‘un perdedor’ por adelantado y antes de haber empezado a perder nada, está abocado de antemano al fracaso. Predestinado, porque el origen de esta mentalidad es, creo, calvinista. Pero como también los calvinistas se han secularizado ahora el perdedor ya no lo es porque Dios lo haya señalado como muestra de su desagrado, como le ocurría al pecador clásico, sino porque él mismo se ha elegido para el fracaso, por falta de nervio, de fe en sí mismo, de la actitud necesaria o de la lectura de los manuales adecuados. 

Yo soy católico, no lo puedo evitar, y los calvinistas, crean en el terrible Dios de los puritanos o en el aún más terrible del éxito, me caen muy gordos. No es que me haga muy feliz la actitud tradicional católica hacia los pobres, paternalista y autocomplaciente –"siempre habrá pobres entre vosotros, ¡qué bien!"– pero, al menos, para ella los fracasados, los mediocres y los pobres en general no arrastran ningún estigma por serlo, al contrario, tienen, como digo, una especie de dignidad específica, y además forman parte necesaria del paisaje social, son el medio por el que los triunfadores expían su triunfo –para los católicos el éxito no es ninguna garantía de virtud, muy al contrario– ejercitando la caridad. En cambio el perdedor de los anglosajones y protestantes en general no merece más que censura, desprecio y burla, y no tiene ningún hueco en una sociedad pensada exclusivamente para ‘triunfadores’. Otra palabra, por cierto, que me da náuseas, imagino que por los mismos motivos que 'perdedor': reflejan las dos una concepción de la vida basada en la competición, y debe de haber pocas que sean más opuestas a la mía.


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...parchear el mundo...- El mundo real es complejo y contradictorio, fruto de un proceso de siglos en el que trabajan ignorándose o combatiéndose millones de agentes distintos, parcialmente coincidentes y parcialmente opuestos. Contar semejante follón como un proceso lineal y lógico con propósitos discernibles y bandos bien dibujados es una tentación muy explicable en la que todos caemos con más o menos frecuencia, y para determinados fines es incluso hasta útil, pero en contrapartida lo falsea irremediablemente. Y hace algo peor: condiciona, a mi juicio para mal, nuestra posible actuación en él. Nos prohibe, por ejemplo, por un prurito de 'pureza' integrista que las considera cómplices del 'lado malo', actuaciones paliativas que en la práctica, sin embargo, resuelven problemas concretos y alivian puntualmente los peores síntomas. 

Yo creo que esta actitud, la que se enfrenta a situaciones específicas tratando de lograr una mejora local del problema, la que no se propone objetivos globales ni radicales –inalcanzables, desalentadores o de consecuencias imprevisibles– sino que se ajusta a las dimensiones que puede abarcar, es la única forma no dañina, realista y eficaz de intentar mejorar el mundo. Pero es con frecuencia muy mal vista. Ponerle al mundo real parches que, de modo más o menos precario y chapucero, traten de arreglar los problemas más urgentes, es una actividad poco vistosa y que hasta puede ser considerada, desde un punto de vista fundamentalista, cómplice de los males que intenta paliar, ya que no se dirige a resolverlos ni a erradicarlos y, al aminorar sus efectos, siempre puede entenderse que estorba y retrasa la tarea verdaderamente importante de combatirlos (¡Cuanto peor, mejor!).

Pero el mundo es más habitable gracias a esos parches, y a mi personalmente dedicarse a ponerlos me parece una tarea abnegada y meritoria.


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...y otras hierbas.- Hay pocas obsesiones que me irriten más que la de los maniáticos de la alimentación 'correcta', creo que porque es una de las que más manía proselitista provocan en quienes la padecen (y la hacen padecer). Tuve una compañera de trabajo que se pasaba el día dando traguitos a sospechosas infusiones con olor a anís, que hacían que toda la oficina oliera como la consulta de un naturópata; y que cada vez que entraba yo en su despacho me ofrecía puñados de frutos secos con el mismo entusiasmo con que podría yo haberle ofrecido gambas al ajillo, si hubiera tenido, como ella, el mal gusto de llevar tal cosa al trabajo. Cuando no nos quedaba más remedio que hablar de algo que no fuera asunto profesional, me ilustraba amablemente sobre los alimentos que debería evitar –sistemáticamente los que más me gustan– mientras miraba significativamente el generoso contorno de mi cintura. Era muy desagradable.

-¡Os conduciré a la tierra que mana leche y miel!
- Esto... perdón, pero ¿y los que no consumimos productos animales?
Una tierra que mana  leche y miel no nos parece un incentivo, precisamente.
¿Os dais cuenta de que las patitas de las abejas se rompen muy fácilmente
cuando se les quita la miel?
Y eso por no hablar de lo que sufren las ubres de las pobres cabras... 
No conozco católico, marxista ni adepto de las teorías conspiratorias más monotemático y aficionado a predicar con ocasión o sin ella que un vegetariano: el mundo gira para ellos en torno a la necesidad de no comer carne, y a lo conveniente de mascar muesli (¡!) y de aderezar todo lo comestible –bien poca cosa, para ellos– con algún repelente derivado de la soja, vegetal erradicable. Dan una importancia a todas luces desmesurada a una cuestión, qué se debe comer, que a los demás nos parece por completo secundaria y muy poco interesante, y, encima, la enfocan desde un punto de vista francamente lúgubre y desalentador. La vida social con ellos es complicada e incómoda, son unos anfitriones nefastos y unos invitados insoportables, y en vez de tratar de disimular sus defectos, peroran incansablemente sobre ellos, o sea, que nos obligan a padecerlos por duplicado. No los puedo aguantar. No digamos si, además, basan su aberrante doctrina en alguna consideración sobre el sufrimiento de los animales y sus derechos a la vida (y a la educación primaria, y a la asistencia sanitaria, y al voto...) Entonces los sacrificaría gustoso junto con unos cuantos rebaños de vacas y cerdos, como ofrenda de desagravio al dios de la gastronomía, que no sé cuál es.

32 comentarios:

  1. Mucha mandanga tiene este post. Necesito leerlo y madurarlo con más tiempo para, tal vez, responder a sus variados párrafos con algo de sentido.

    Solo por agradecida alusión a mi diubjo te contesto casi con tus mismas palabras - que entercomillo:

    "En el arte, mala palabra a la que últimamente le estoy cogiendo bastante manía, se ve muy claramente: no puedo evitar la impresión de que una condición indispensable para que las actividades a las que se suele considerar "arte" produzcan belleza –o nos hagan disfrutar de cualquier otro modo equivalente– es que no sea esa su finalidad consciente y expresa."

    No considero que ese dibujo - antiguo ya - se artístico, sino que sale, salía, sin niguna finalidad expresa; me salían sobre la marcha sin tener idea al empzar de lo que iba a hacer. Era un mero dibujar para soltar la mano. Supongo que únicamente pretendía asombrar, dibujar algo misterioso sin doble sentido ni alusión a nada. Aunque tal vez un 'experto' podría analizarlo y prestarle un significado... y otro (experto) decir exactamente lo contrario.
    Y ahora que caigo, tal vez sea esa la médula de tu intrincado post.

    Verás: es como esas personas que mientras hablan por teléfono van haciendo rayas, círulos, cadenetas y trazos espontáneos que al final paracen significar algo. Y NO. La mano trabajaba sin conciencia. ¿Me explico?
    Me alegra ser tu primer comentarista.

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  2. Me ha pillado tu post nuevo escuchando a Moustaki, cuya música me ha acompañado tantísimas horas de mi vida, oyéndolo, saboreando sus letras y cantándolas con los amigos.¡qué tiempos!

    Con tal de no pertenecer a un grupo ni siquiera fui congregante mariana, estando en un colegio de monjas. Ya tu ves.

    Y de todo lo demás ¡qué le voy a decir! la felicidad, el arte, lo de cocinar... prácticamente de acuerdo en todo.

    Tengo que hacer una salvedad. Conozco dos vegetarianos que no entran en tu descripción: Uno es un "bonvivant" (si se puede serlo sin jamón y marisco) que disfruta cada bocado que come y vive para gozar con cada cosa que hace. No se cuáles son sus motivos para el vegetarianismo, porque nunca me ha dado la tabarra con ello, ni habla prácticamente de su comida. Sólo se que cuando aportamos cosas para el festejo navideño del curro, él trae exquisiteces hechas con vegetales que están muy buenas.

    El otro es un "zanahoria" más característico, vive en un pueblo, cultiva su huerta y es de una austeridad espartana. Si se le pregunta habla de sus motivos, pero si no, nos contempla comer panceta en las barbacoas veraniegas mientras corta parsimoniosamente rajas de melón con una sonrisa plácida. Nunca nos advierte sobre los peligros del chorizo y el entrecot, y tiene una paciencia infinita cuando le tomamos el pelo con los meses en los que se puede o no tomar queso.

    Pero es cierto que un "ortoréxico" militante es una de las plagas peores que te pueden caer cerca

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  3. El dibujo de Grillo es magnífico, pero está lleno de significados esotéricos que se me escapan ¿por qué llevas espigas en la mano? ¿Que es lo que sujeta esa pinza tan grande? ¿Es un ataúd esa caja con tapa abierta que hay en el suelo? ¿Por qué se entronizan unas gafas de sol en un taburete sobre una silla? ¿por qué arde de un modo tan raro esa vela? Y sobre todo ¿por qué haces ese gesto tan ordinario con la mano derecha?
    Creo que no estoy preparada para el surrealismo

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  4. Pues a mí no me ha gustado lo de onfaloscópico. Me parece una palabra aciálaga.

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  5. Precioso el epitafio que le dedicas a Moustaki. También, como imaginarás, forma parte de mi adolescencia y guardo hacia sus canciones un cariño tierno.

    De tu post, qué decirte. Primero que, as usual, me abrumas. Aunque no me harás ni caso (y harás bien) más me gustaría que cada "elucubración" de estas tan jugosas que produces fuera un post en sí mismo lo que, ya de paso, te permitiría publicar con mayor frecuencia. Porque es que, coño, me apetece enrollarme sobre cada uno de los seis variopintos asuntos que nos traes y así no hay manera. Además, tengo que salir para una reunión, a´si que lo dejo para mejor ocasión, lo que me da rabia porque llegaré tarde a la "tertulia" que inevitablemente vas a generar.

    Tan sólo te diré que estoy en altísima proporción de acuerdo con tus opiniones, muy en especial con la higiénica necesidad de rechazar, casi por principio, las verdades empaquetadas e incuestionables. Imagino que no soy sospechoso de no empeñarme en estudiar, dudar, distinguir y matizar, cuando más de una vez casi me lo habéis imputado. Así que me siento tremendamente confortado con esa primera elucubración.

    En alguna otra, siguiendo mi cargante costumbre, sí me gustaría introducir algunos matices, pero, como acabo de decirte, lo dejo para otro momento.

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  6. Hola, Grillo. El agradecido por tu dibujo soy yo. A mí, como bien adivinas, me parece artístico precisamente porque no pretende serlo. Como bien explicas, dibujas porque te gusta hacerlo. Justo lo que, en mi opinión, define al arte, si semejante concepto evanescente puede -o necesita- ser definido de algún modo.

    Hola, Cigarra. Qué pena lo de Moustaki.

    Vegetarianos los habrá de todos los pelajes, supongo. Todos ellos me resultan incomprensibles, pero, desde luego, aprecio mucho más a los pocos que, por lo menos, no se empeñan en que los comprenda.

    En cuanto al dibujo de Grillo, ya habrás leído lo que él mismo dice. Si no lo puede explicar él -buena señal- qué quieres que te diga yo...

    Hola, Anónimo. Sí es un poco aciálaga, sí. Pero de vez en cuando me gusta usar palabras así.

    Hola, Miroslav. Siento pillarte sin tiempo. Porque la que de verdad me resulta un poco cargante de tus costumbres no es la de matizar, que me parece estupenda, sino la de anunciar matices que luego no haces nunca. No pierdo la esperanza, así que aquí te espero.

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  7. Ay, Cigarra:

    Tampoco sé yo el significado de las espigas, de las gafas, del 'ataúd' o de la florecita. La pinza de la ropa es únicamente porque tenía una delante y siempre me ha parecido un objeto inteligente en su sencillez.

    ¿Por qué esta el sujeto, que llamo Van, detrás de una tabla? ¿Por qué hace tan plácidamente ese gesto desagradable?

    Inisisto: sale un dibujo inconsciente y no descarto cualquiera de estas dos posibilidades: que trato de sorprender, o que estoy como una cabra. Veo que consigo lo primero y no descarto lo segundo.
    Por otro lado en anterior post ya dije que en las revistas donde colaboraba me pedían cosas raras, surrealistas, sin palabras, para que el lector lo interpretara como quisiera.
    Vanbrugh tiene más y yo también, inéditos, de hace años.

    Personalmente te ASEGURO que no tenían ningún significado ni metáfora o intención oculta.

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  8. Moustaki forma parte de mi educación sentimental, tanto como de la musical, semi analfabeto como soy de casi todo lo que no sea cierta época del Jazz…Y le conocí en persona. El entonces director de Le Monde Diplomatique en España, Antonio Albiñana, recibió ‘encargo’ a través del director de la casa matriz parisina, Ignacio Ramonet, de buscarle una casa en España, porque quería comprar un refugio modesto, insistía, aquí donde hay más sol y luz. El encargo acabó revertiendo en un supuesto experto territorial del solar patrio, o sea yo, que por entonces colaboraba con la revista con mis cosas (ecologismos y politiquería izquierdosas diversas muy de mi estilo). El caso es que llegó a Madrid y nos explicó, a Antonio y a mí, lo que buscaba: una casa modesta, algo aislada o en un poblado pequeño, cerca del mar, con buen clima (seco, sin lluvia, con horas de luz), una especie de cubo sencillo, menos que ‘palladiano’, con azotea en vez de tejado, con aljibe…”¡Almería”— le grité, “¿Andalucía?”, dijo, “casi África, o al menos su luz”), le respondí yo. Y nos fuimos a Cabo de Gata a buscar cosas. Y casas, varías. Y varias le gustaron, pero al final no compró nada. Era un tipo encantador que no me dejó pagar ni un vino. Puedo decir que me fume varios porros con él, (Nous fumons des herbes bizarres). También le cociné una paella. Tengo foto con él, a ver si la escaneo..

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  9. Hombre, Vanbrugh, nunca nunca, tampoco. Aunque reconozco que peco reiteradamente de procanistación (espantosa palabra que afortunadamente los de la RAE todavía no han admitido).

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  10. EXPLICACION DEL DIBUJO DE VANBRUGH POR GRILLO

    Los críticos de arte existen, pobres, precisamente porque los verdaderos artistas no se molestan en explicar sus obras, si no serían críticos y no artistas ¿Entendido? Así que yo que no soy artista paso a explica el dibujo de Grillo sobre Vanbrugh. El interfecto está alzado en una tarima de conferenciante con actitud profesoral o pedagógica, la mano que gesticula, la derecha y no es casual, hace el signo del cornudo, en tanto que la izquierda sostiene tres espigas de cebada, que no trigo, que como se sabe es el símbolo de la diosa Cibeles, la del carro tirado por leones que representa a la amada ciudad natal y en la que habita el ínclito personaje. Prosigo: delante se alza un taburete, colocado sobre una silla de anea o enea (Thypha latifolia), una pinza de ropa de desproporcionado tamaño, una lámpara de pie con un cirio chisporroteante y un extraño prisma en el suelo con una trampilla, una suerte de escape de teatro, lo que en el argot del oficio se llama ‘Agujero del diablo ‘que desemboca en el foso conocido como infierno. Después de esta erudita —sin falsas modestias— explicación supongo que habrá quedado clara la intención del artista para todos, incluido el propio artista: su intención era representar a Vanbrugh como un pontificante erudito, sobre todo en lo gramatical, con una vía de escape en todas sus polémicas siempre abierta. La pinza, hombre, la pinza ya se sabe lo que significa: que a menudo se le escapa, se le va …no tiene importancia-

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  11. Óle Lansky. La verdad es que tiene mucho sentido y perspicacia lo que dices, cómo interpretas ese dibujo.

    Y ahora te diré una cosa. Un día, sorprendido y fascinado por Vanbrug te pregunté, no sé si por email o en persona, cómo era, qué aspecto tenía. Me dijeste que además de un tipo culto, bien dicho y estupendo, tenía BARBA...

    Busqué dibujos antiguos, encontré ese el primero. Se nota a la legua que le añadí una barba.

    Así de sencillo el hecho. Y no sencillo el dibujo antiguo sobre el que ya he explicado que entonces hacía esas cosas porque me las pedían.. y yo imagínate, ENCANTADO, venga de meter cosas raras, sin pies ni cabeza, a la buena de dios, en caía libre y sin prejuicio.

    Repetía mucho las sillas, (que eran las del comedor de casa), y los candelabros con velas rectas o torcidas y chisporroteantes porque me parecían una imagen extraña, tétrica y muy efectista para dibujar, intrigante.

    De verdad, es así de sencillo.

    Tengo otros dibujos más recientes (uno simbólico sobre ti) que nada tienen que ver con aquella época. Te lo enviaré a tu correo electrónico, porque es algo subido de tono y en una ocasión me dijiste al propósito que tu blog lo leen niños también ¿recuerdas?

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  12. Grillo, artista (lo siento, que le vas a hacer), dos cosas:

    1) mi explicación sobre tu dibujo de Vanbrugh me convence más que la tuya. Al fin y al cabo 'sólo' eres su autor.

    2) de los amigos hay que hablar bien a sus espaldas y mal en su cara para que no se ‘crezcan’. Así que ahora que publicas esa descripción mía tan favorable hacia Vanbrugh porque se mantenía oculta para el interesado, acabas de contradecir/chafar mi norma de actuación. Esto es una plaza pública, no lo olvides, así que me corrijo: “Vanbrugh es un tipejo lamentable”

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  13. Óle tú otra vez, Lans.

    Vanbrugh es lamentable, es un tipo horrible, no sé ni cómo le tratamos, no se merece el aire que respira, no, etc. etc. etc. etc.

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  14. Hombre, cómo le tratáis queda bastante claro: mal.

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  15. Hasta que Lansky no diga lo contrario, no te ajunto.

    Me estoy despersonalizando, me tiene comido el coco.
    Pero ya verás cuando hagamos la operación inversa y le pongamos a él a parir chayotas...

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  16. Qué puede decir un vegetariano inserto en un mundo de carnívoros. Qué puede haber dicho un abolicionista en tiempos de la esclavitud, o un republicano en los tiempos de las monarquías absolutas. Así, un poco superior al resto, me veo yo, con mi determinación moral de no masticar a mis adorados animalitos. No se puede hacer nada, sonreír, quitarle importancia al asunto y agradecer que en ésta sociedad impere la libertad de expresión y pueda uno al menos explicarse, además de quedar plenamente agradecido por no ser devorado. (El tiempo, estoy seguro, nos dará la razón.) Mientras tanto es bueno aplicar la regla de que a las personas no debemos pedirles que satisfagan todas nuestras expectativas, un maltratador puede ser un músico excelente y un pésimo intelectual puede tener una bellísima alma caritativa, por tanto hay que aprovechar lo bueno que tiene cada uno y tener paciencia con el resto de su persona, acudir a escuchar música o a buscar caridad en las personas indicadas y no perderse estas “delicatessen” por anteponer nuestra crítica a sus defectos. Pertenecer a un grupo es fantástico, creo que nadie puede prescindir de eso, y el primer grupo al que pertenecemos es a la humanidad, un grupo criticable pero de los mejorcitos. Pretender que no se rompan las patitas las abejitas, además de caritativo y de reconocimiento por la gran labor polinizadora que realizan, es en cierta manera olvidarnos de lo malas que son, que pican, y quedamos alineados con el enemigo… no son de las nuestras. Cuando el hombre dejó de ser un animal comenzó a crear arte, por lo que pienso que nunca dejará de hacerlo, no solo lo hace por necesidades prácticas sino para paliar su angustia existencial, para buscar respuestas imposibles, para compensar su pérdida de felicidad, como ya no puede disfrutar del aroma del campo sin acordarse de que un poco más allá rugen las fábricas y las carreteras, debe refugiarse en su mundo interior o hacer de ese nuevo entorno artificial su nuevo mundo. Al artista le espera una ardua tarea, más difícil que a la que se enfrentaron sus antecesores. Ya no podemos disfrutar de las viejas bellezas pues se han corrompido, pero tenemos nuevos motivos que pueden remplazarlos, las bellezas de las galaxias, las partículas subatómicas, etc. mundos donde todavía no hemos podido meterles mano y que permanecen vírgenes de verdad. En ese sentido el ser humano es un perdedor, ya antes de intentarlo ha fracasado, pues su fracaso es haber sido expulsado del paraíso. Y parchear el mundo es lo único que podemos hacer por falta de presupuesto, porque realmente lo que necesitamos sería acometer una reforma tan en profundidad que parece una labor inconmensurable, yo personalmente lo veo tan complicado que estoy haciendo planes de declararme en ruina y abandonar la vivienda.

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  17. Lansky: me parece envidiable tu historia, me encantaría haber compartido con Moustaki unos días de vinos, porros y viaje por la costa almeriense. Habría cantado con él Ma solitude, y La ligne droite, y Dix sept ans, y Le facteur, y le habría hecho las segundas voces. Habría acabado hasta el gorro de mí.

    Miroslav: Cierto, a veces matizas, cuando no lo anuncias, sino que te pones directamente a la tarea. Ahora, como avises que vas a hacerlo, ya puede uno sentarse a esperar. Aún así, aquí te espero, sentado. La esperanza es lo último que se pierde.

    Habitualmente uno le procastina al trabajo, (si es que ese verbo repelente se usa así) perdiendo el tiempo con Internet y los amigos. Procastinarle a Internet y a los amigos, perdiendo el tiempo con el trabajo, es especialidad tuya.

    Lansky: te ha faltado explicar muchos de los elementos del dibujo. Pero si la explicación va a ser como la de los que sí has explicado, te la perdono gustoso. Coincido contigo, eso sí, en que, por poco autorizada que sea tu interpretación, siempre lo será más que la del autor. El autor no debe dar más explicaciones que las que dé su obra ella solita. Lo que ha puesto en ella es todo que tiene que decir sobre el asunto, el resto tiene que dejarlo en manos del espectador. Incluso aunque el espectador seas tú...

    En cuanto al resto de la conversación entre tú y Grillo, ya he dicho todo lo que tengo que decir: ¡Ea! (Sin hache, por cierto).

    (Grillo: ¿Qué son las chayotas?)

    Atman: Tu actitud de minoría precursora me parece admirable. En cuanto a tu pregunta "¿Qué puede decir un vegetariano en un mundo de carnívoros?", aunque la supongo retórica te la contesto gustoso: Nada. Lo mejor es que coma lo que quiera, preferiblemente en solitario o con sus secuaces, y no diga nada.

    También el resto de tu comentario me parece estupendo, no solo por su contenido, al que solo tengo algunas objeciones que hacerle, como ese excesivo entusiasmo que manifiestas por la palabra "Artista" o por la pertenencia a grupos, sino, sobre todo, porque eres el único de mis comentaristas que te ocupas de todas las cuestiones del post y que hasta consigues darle cierta apariencia de unidad. Te tendría que contratar como coordinador del blog, o algo, pero claro, pasa lo de siempre: no hay presupuesto.

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  18. Mira Vanbrugh, yo no sé en que decirte si estoy de acuerdo o en desacuerdo, porque escribes tan bien, tan de puta madre, que con eso me vale.

    Y si en el próximo post te dedicas a explicar la nula influencia del partido independentista de Villarcayo en las últimas decisiones de Forbes a razonar, y justificar, porque Mónica Bellucci no tiene ni medio polvo, también me valdría.

    Así que, pol favol, sigue escribiendo, perora, desbarra, especul... sobre lo que quieras, como se te antoje, pero... ¡más a menudo!. Un fan fatal.

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  19. Me alegra que te parezca que escribo bien, Julián. Pero me haces sentir un poco como la maciza tonta que da igual lo que diga, porque está tan buena... (Que no te digo que no me haga ilusión, oye...)

    Hablando de macizas, un respeto con la Monica Bellucci, que acabo de buscarla con el Gúguel y está como un pan.

    Y lo del fan fatal, buenísimo.

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  20. Vanbrugh, creo que las "chayotas" de Grillo son las chalotas, o sea, les chalotes (Allium ascalonicum)de los gabachos

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  21. Cebollas, mayormente. Acabáramos.

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  22. Como (casi) siempre, tienes razón, Vanbrugh. Así que espero que tengas un sillón cómodo. Y sí, será que procanistar (uaaajjjj) se refiere al trabajo, con lo cual mi patológica tendencia a prometer matices y no hacerlos habrá que calificarla de otro modo. Lo mismo me ocurre (también me lo has afeado alguna vez) con posts que inicio y no remato. Además de que las obligaciones laborales no me dejen, reconozco que no soy un modelo de perseverancia y, además, a cada rato se me presentan nuevos temas que pasan a interesarme más. Quizá cuando me jubile ...

    PS: Me han gustado (y suscribo) los piropos que te dedica Julián, aún a riesgo de que te hagan sentir como una maciza tonta (ya quisieras tú estar como la Bellucci). Aplícate el cuento, que a todos nos gusta ver con más frecuencia a las buenorras.

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  23. Ni los saltamontes son grillos (con perdón) salvo en Italia, ni los ratones topos, salvo en Italia, ni las chalotas son cebollas, ni siquiera en Francia

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  24. Miroslav: Ese 'casi siempre' entra de lleno en el terreno de tus matices anunciados pero no formulados...

    Por cierto, insistes en decir 'procanistar', y solo por aproximación he imaginado a qué te referías. Claro, que yo me empeño en decir 'procastinar', cuando, tras consultarlo con el DRAE, he averiguado que la forma correcta es procrastinar. Creo que lo mejor es que dejemos de usar este verbo tan complicado. (Que dejemos de practicarlo me parece más difícil).

    Muchas gracias por tu adhesión a los piropos de Julián. (La verdad, me incomodaría un poco estar como la Bellucci. Soy tímido y no sé tratar con los hombres...)

    Lansky: parafraseando a un amigo mío, si todo el monte es orégano, entonces todos los saltamontes son grillos, todos los topos ratones y todas las chalotas cebollas.

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  25. A mí los vegetarianos no me caen tan mal. Los que me parecen peligrosos son los veganos, que directamente emplean una jerga pseudocientífica y tienen aún más afán por adoctrinar, que unen con paraciencias como las medicinas alternativas, etc.

    Sobre los perdedores, es curioso lo que decía ni más ni menos que Theodore Roosevelt:
    "It is not the critic who counts: not the man who points out how the strong man stumbles or where the doer of deeds could have done better. The credit belongs to the man who is actually in the arena, whose face is marred by dust and sweat and blood, who strives valiantly, who errs and comes up short again and again, because there is no effort without error or shortcoming, but who knows the great enthusiasms, the great devotions, who spends himself for a worthy cause; who, at the best, knows, in the end, the triumph of high achievement, and who, at the worst, if he fails, at least he fails while daring greatly, so that his place shall never be with those cold and timid souls who knew neither victory nor defeat."

    Vamos, que dice lo mismito que tú: que el fracasado podrá decir que lo intentó con todo su esfuerzo. El problema, para mí, no es la competencia, que más o menos competimos alguna vez en nuestras vidas (contra algo u otros, es igual), sino vivir para competir, como es malo vivir para comer, para trabajar o para follar; aunque por sí mismas no sean malas cosas.

    Uno de los aspectos más ridículos del arte con mayúsculas se nota con el término "novela gráfica" y el uso que se le da. A secas, una novela gráfica es un tebeo que, como las novelas de letras, se publica de una vez y con una historia cerrada. Cuando lo emplea un pedante, misteriosamente se transforma en algo distinto a un tebeo, aunque a lo mejor se parezca muchísimo a las historietas del viejo TBO o El gato Fritz. Algo que se puede presentar como la obra que a lo mejor inspiró una película, aunque sea la de Dragon Ball o de Daredevil, cuyos autores no emplearían el término para sus tebeos ni hartos de vino.

    Absolutamente de acuerdo en el resto.

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  26. Ozanu: veo que eres de mi opinión y estudias y matizas al 'enemigo': efectivamente los veganos deben de ser una especie particularmente molesta de vegetarianos, más agresiva y adoctrinante que los meros consumidores de soja. Afortunadamente no creo conocer a ninguno.

    No estoy muy seguro de compartir tu aprecio por el párrafo de Roosevelt, un 'triunfador' tipo que se permite aquí una loa lírica de los perdedores que al menos lo intentan con todas sus fuerzas -mi inglés no va muy allá, pero su dare me da casi tanta grima, creo, como nuestro reto- y, con indiscutible grandeza de miras, excluye de su anglosajón desprecio por los perdedores a los que se esfuerzan lo suficiente, pero a cambio lo extiende a las 'almas tímidas' que ni triunfan ni fracasan. Sigo encontrando en su actitud un entusiasmo por la competición totalmente ajeno a mis gustos y opciones personales. Efectivamente, competir de vez en cuando es, más que nada, inevitable. Pero no concebir la vida más que como una competición en la cual solo es aceptable triunfar o sucumbir me parece un planteamiento enfermizo del que el amigo Theodore participa con evidente fruición. Yo es que debo de ser un alma tímida, a Dios gracias.

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  27. Roosevelt, hay dos, Franklin Delano, el otro Rossevelt y mejor presidente que ha tenido EEUU y probablemente el único socialista sensato que ha llegado al poder, no tenía nada de 'Triunfador''tipo'; al contrario, y lamentablemente era raro y atípico

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  28. Sí, pero como bien dices ese era 'el otro'. 'El uno', Theodore, era un prototipo de 'triunfador', y del modelo más cargante: el voluntarioso. No le tengo yo mucha simpatía, no. (A Theodore, insisto).

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  29. La chayotas o chayotes son los frutos de una cucurbitácea, (Sechiom edule - según veo em la Wiki), unos meños duros y con pinchos que molestarían mucho a quienes tuvieran que parirlos o cagarlos...

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  30. Perdón, "Procrastinar" es término de origen latino y el diccionario de la Real Academia lo recoge debidamente
    procrastinar.
    (Del lat. procrastinare).
    1. tr. Diferir, aplazar.
    Y los procrastinadores casi profesionales, como una menda, lo tenemos tan a gala, que dejamos de hacer las cosas con las que procrastinaríamos nuestros deberes, por procrastinar con otras como poner estos comentarios tan...(dejo el calificativo a su gusto) en blogs de nuestra predilección

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  31. Grillo: o sea, calabazas. Calabazas sudamericanas. ¿De dónde te sacarás estas expresiones..?

    Cigarra: gracias por la aclaración. Ya había visto yo en el DRAE que la forma correcta es procrastinar, aunque si metes en Google 'procastinar' sale un montón de sitios en que lo escriben mal, como yo. Lo que nunca había visto es esa forma rara que usa Miros, procanistar, que parece el nombre de una república exsoviética centroasiática.

    El origen será latino, pero tengo toda la impresión, no sé si equivocada, de que su uso en castellano es bastante reciente.

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