miércoles, 13 de marzo de 2013

Mambrú, muchacho excelente

A Grillo, Emma y Ricardo, que comparten mi gusto por las 'citas' musicales y por la dispersión mental en general.

En un comentario a mi anterior post mi amigo Grillo cuenta la satisfacción que experimentó al identificar, en el conocido canto de 'Es un muchacho excelente' la misma melodía de la canción infantil 'Mambrú se fue a la guerra'.  Con ello abre una nueva e interesante línea de comentarios a la que enseguida se añaden Emma y Ricardo, centrada en una cuestión que es de mi especial agrado. Si no lo resultaran todas las que se separan, por caminos cuanto más recónditos mejor, del tema principal –la dispersión de pensamiento es uno de los defectos que más satisfacciones me produce padecer– esta lo sería en cualquier caso, ya que reúne las cualidades de ser lateral, fortuita e inútil, amén de musical, que tanto me gustan, en general. Felicito por tanto a los tres y les dedico este post sobrevenido de urgencia.

John Churchill, primer Duque de Marlborough.
El retrato es de Adriaen Van der Werff y
está en la Galería de los Uffizi.
Efectivamente, el del muchacho excelente es uno más de esos temas que recorren la historia de la música, como el "Ah, vous dirai-je, Maman" de que les hablaba en un post de tiempo atrás y tan prolífico o más que este. Y, como él, tiene su origen en una canción infantil francesa de principios del XVIII, Malborough s'en va-t-en guerre, dedicada a celebrar la supuesta muerte del Duque de Marlborough que estaba en guerra con los franceses, estos y los ingleses apoyando cada uno a un pretendiente distinto a la sucesión de Carlos II en el trono español. No se había muerto (Marlborough, digo; Carlos II sí, claro), pero los niños franceses fueron muy felices cantando que sí, y la canción se popularizó enormemente en toda Europa. En Inglaterra, al parecer, hizo furor. Cuenta la Wiki que un francés de visita en Londres tenía que ir a Marlborough Avenue y había olvidado el nombre de la calle: le tarareó la tonada al cochero y no necesitó más para que le llevara allí. (Por qué, si había olvidado el nombre de la calle, pudo relacionarlo con la musiquilla, no lo explica la historieta. Sería sordomudo, o el cochero se negaría, en la mejor tradición londinense, a entender la pronunciación del franchute. Esto último es, ahora que lo digo, lo más probable, porque pronunciar Marlborough de modo que resulte identificable a un oído británico requiere un mínimo de quince años de residencia en las islas, sin cuyo requisito puede causar lesiones irreversibles en el aparato fonador supraglótico y trastornos pasajeros de la personalidad).(*)

Aquí tienen ustedes una versión de la copla, interpretada por Les Musiciens de la Marine Nationale:



Si se fijan en la letra verán que es prácticamente igual, al menos en las primeras estrofas, que la de la versión española. Quitando que donde los franceses afirman, de modo un tanto hermético, 'Mironton, mironton, mirontaine', nosotros preferimos, más llanamente, declarar 'mire usted, mire usted qué pena'.

Porque ganó el Borbón, claro, el candidato de los franceses, y con él la cancioncilla vino a España, donde amén de transmutar a Marlborough en Mambrú, sufrió alguna que otra alteración en la melodía. La estructura y la intención rítmica y armónica en general son las mismas, pero la tonada se modificó algo más que ligeramente. Escuchen la versión de Mambrú se fué a la guerra que hace Joaquín Díaz:




Tres manuses anónimos de aspecto anglosajón con toda la
pinta de estar cantando "For he's a jolly good fellow".
Los ingleses, por su parte, sin duda por tener noticias de primera mano sobre lo prematuro de cantar a la muerte del duque, le cambiaron la letra y convirtieron la canción en una especie de himno para celebrar a coro las bondades de un amigo: For he's a jolly good fellow, cantan, and so say all of us. Al parecer es la segunda canción de letra inglesa más popular del mundo, precedida solo por el Happy birthday to you (el apio verde, ya saben). Lo cual ha producido la curiosa circunstancia de que los hispanohablantes la hayamos importado por segunda vez, esta vez de Inglaterra y sin cambiarle la melodía; y de ahí que en español haya dos cancioncillas distintas con el mismo origen, el Mambrú y el muchacho excelente, y que nos resulte más complicado identificar ambas con el único tema que constituyen inequívocamente para el resto del mundo.

Esta que aquí cuelgo es una versión americana, la del The Brooklyn Barber Shop Quartet; y por eso, en vez de and so say all of us, dicen which nobody can deny:



Los músicos 'serios' también se interesaron por el tema. Beethoven, como ya apunté en los comentarios del post anterior, lo utilizó en su breve Opus 91, 'La Victoria de Wellington', con la que el tema musical regresó a sus orígenes, pues la tal victoria es la de la batalla de Vitoria, en la que  franceses e ingleses, estos con otro duque, el de Wellington, a su frente, volvieron a pelearse por asuntos españoles un siglo después, esta vez para ver si Napoleón se quedaba o no en España. Les cuelgo, de la versión de la London Symphony Orchestra, los minutos de la pieza en la que suena el tema, anunciando la entrada en batalla de las tropas francesas:



Fernando Sor en una litografía francesa del XIX
que viene en muchas páginas de Internet, pero
cuyo autor y localización no he podido averiguar.
Fernando Sor, que nació a finales del XVIII y compartió con los franceses su derrota frente a los chicos de Wellington –afrancesado que era, como buen ilustrado– vivió gran parte de su vida en el exilio francés, y allí produjo una de las obras para guitarra más importantes de la historia de la música. A él le llegó por tanto la copla directa desde sus orígenes franceses, y compuso sobre ella estas maravillosas Variaciones, Opus 28, a las que se refiere Ricardo en su comentario al post anterior y que les cuelgo íntegras para su disfrute, en versión del guitarrista Lawrence Johnson.

(La variación en tono menor, que en esta versión comienza en el minuto 4:03, es, como me hace notar Ricardo en correo aparte y como suele suceder con las variaciones en que se cambia el modo (mayor o menor) de la tonalidad, de una especial belleza).




(*) Al protagonista español de una historieta de mi juventud le pasó una cosa parecida: para que el taxista inglés le entendiera Tottenham Court Road, él tenía que pronunciar Tócame un cojón. 

domingo, 3 de marzo de 2013

Mala hierba

Hace un par de semanas recibí un correo de los que me gustan. Me lo mandaba cccouto, amiga y bloguera que tiene aquí al lado, en Word Press, un blog espléndido, La Rama de Oro y me decía que quería publicar un post sobre malas hierbas, y acompañarlo con la canción La mauvaise herbe, de Brassens. ¿No estaría, me preguntaba, entre las que yo he traducido, para así colgar mi traducción?

No estaba, no. Debe de hacer veintitantos años que que hice mi última traducción de Brassens, y aunque recordaba haberlo intentado con esta, también recordaba que nunca pasé del estribillo. Así se lo dije a mi amiga, le dí mil gracias por pensar en mí y en mis traducciones y me olvidé del asunto.

O eso creía, pero a la mañana siguiente me desperté con la cancioncilla en la cabeza. Era sábado y mientras me duchaba, mientras paseaba al perro... mientras hacía todo lo que hago los sábados, mi sesera, en la trastienda, no paró en todo el día de darle vueltas al texto francés, intentando versiones españolas que rimaran, cupieran en los versos de la canción, se ajustaran a su ritmo y vinieran a decir algo más o menos parecido. En estas ocasiones me vuelvo más bien obsesivo aunque, felizmente, conservo cierta capacidad de fingir al menos que me ocupo de otras cuestiones, mientras la maquinaria mental busca compulsivamente paráfrasis que encajen sin excesivos chirridos en la intención de Brassens y en la estructura y ritmo de su música y, encima, rimen donde deben hacerlo. Como la canción tiene solo tres estrofas cortitas, y el estribillo es casi el mismo para todas, al final del día  la tenía traducida entera y mandé a cccouto una primera versión. Le pareció bien y me hizo unas cuantas observaciones inteligentes –resulta tan agradable como poco habitual tener con quién comentar el laborioso proceso de traducir versos, discutir matices, estudiar alternativas...–  de modo que seguí con ello, y un par de días después, tras cruzar unos cuantos y muy satisfactorios correos más, le envié la que decidí que fuera la versión definitiva, para no pasarme otros seis meses cambiando un día una palabra aquí y otro día un verso allá, como es mi tendencia natural.

Aquí tienen ustedes el resultado, cuya primicia se acaba de publicar. La canción cantada por Brassens, en primer lugar, y la letra francesa junto con mi traducción, a continuación. La primera que hago en veintimuchos años. Ha sido un placer volver a mis vicios juveniles y le agradezco a cccouto que me haya dado el empujoncito necesario, además de la inteligente atención prestada a mis obsesiones traductoras.


Georges Brassens - La mauvaise herbe


LA MAUVAISE HERBE

Quand le jour de gloire est arrivé
comme tous les autres étaient crevés
moi seul connus le déshonneur
de ne pas être mort au champ d'honneur

Je suis de la mauvaise herbe,
braves gens, braves gens.
C'est pas moi qu'on rumine
et c'est pas moi qu'on met en gerbes.
La mort faucha les autres,
braves gens, braves gens,
et me fit grâce à moi,
c'est immoral et c'est comme ça.
La, la , la…
Et je me demande pourquoi, bon Dieu,
ça vous dérange que je vive un peu.

La fille à tout le monde a bon coeur,
elle me donne au petit bonheur
les petits bouts de sa peau, bien cachés
que les autres n'ont pas touchés.

Je suis de la mauvaise herbe,
braves gens, braves gens,
c'est pas moi qu'on rumine
et c'est pas moi qu'on met en gerbes.
Elle se vend aux autres,
braves gens, braves gens,
elle se donne à moi,
c'est immoral et c'est comme ça.
La, la, la…
Et je me demande pourquoi, bon Dieu,
ca vous dérange qu'on m'aime un peu.

Les hommes sont faits, nous dit-on,
pour vivre en bande, comme les moutons.
Moi, je vis seul, et c'est pas demain
que je suivrai leur droit chemin.

Je suis de la mauvaise herbe,
braves gens, braves gens,
c'est pas moi qu'on rumine
et c'est pas moi qu'on met en gerbes.
Je suis de la mauvaise herbe,
braves gens, braves gens,
je pousse en liberté
dans les jardins mal fréquentés.
La, la, la…
Et je me demande pourquoi, bon Dieu,
ça vous dérange que je vive un peu.


LA MALA HIERBA

El día de gloria al fin llegó
y todo el mundo la diñó.
Solo yo tuve el impudor
de no morir lleno de honor.

Yo soy muy mala hierba,
sí, señor, sí, señor.
De mí nadie hace pasto
ni me junta a su gavilla.
La muerte llevó a otros,
sí, señor, sí, señor,
y a mí me perdonó,
qué quiere usted que le haga yo.
La, la, la…
Que siga vivo, yo no sé
a quién le estorba, ni por qué.

La chica es de buen corazón
y pone a mi disposición
encantos que a otros, tras pagar,
no les permite ni mirar.

Yo soy muy mala hierba,
sí, señor, sí señor,
de mí nadie hace pasto
ni me junta a su gavilla.
Lo que a todos se vende,
sí, señor, sí, señor,
se me regala a mí,
es inmoral, pero es así.
La, la, la…
Que alguien me quiera, yo no sé
a quién le ofende, ni por qué.

Como borregos, los hombres van
siempre en rebaño con su clan.
Yo voy por libre, y dudo que
me haga jamás ningún carné.

Yo soy muy mala hierba,
sí, señor, sí, señor,
de mí nadie hace pasto
ni me junta a su gavilla.
Yo soy muy mala hierba,
sí, señor, sí, señor,
florezco en libertad
y en no muy buena sociedad.
La, la, la…
Que viva a mi aire, yo no sé
a quién molesta, ni por qué.