Dolores Keane - Teddy O'Neill
Hace ya un tiempo que me leí, en mi flamante e-book y en edición convenientemente internética y gratuita, pero legible, la que entonces era última novela de Vargas Llosa, El sueño del celta. (Creo que desde entonces se ha publicado otro libro suyo, aunque creo también que no se trata de una novela. No estoy seguro de ninguna de las dos cosas; al contrario que la Mazagatos, que le sigue pero no le lee, yo le leo de vez en cuando pero no le sigo apenas.) No me regañen, hay que leer de todo y a Vargas Llosa le tengo querencia desde que en mi adolescencia quedé deslumbrado por la lectura de “La Casa Verde” y, sobre todo, de “Conversación en La Catedral”. Sus posteriores andanzas neoliberales y su simultáneo declive literario, Nobel incluido, no han conseguido desengañarme, o no del todo.
(No me gasté ni un duro en el libro, pero no considero que le haya robado nada a nadie: en ningún caso habría pagado nada por él. Si no lo hubiera conseguido gratis, en Internet, en la biblioteca o prestado de algún amigo, no lo habría leído, y me habría quedado tan ancho. Lo de comprármelo no ha entrado nunca en mis previsiones. Si hay quien insiste en hablar de robo o de piratería a propósito de esta lectura mía, y en creer que con ella le he quitado algo a alguien, me gustaría que me explicara qué le he quitado a quién, y quién ha perdido qué que tuviera antes de mi lectura y no tenga después.)
(No me gasté ni un duro en el libro, pero no considero que le haya robado nada a nadie: en ningún caso habría pagado nada por él. Si no lo hubiera conseguido gratis, en Internet, en la biblioteca o prestado de algún amigo, no lo habría leído, y me habría quedado tan ancho. Lo de comprármelo no ha entrado nunca en mis previsiones. Si hay quien insiste en hablar de robo o de piratería a propósito de esta lectura mía, y en creer que con ella le he quitado algo a alguien, me gustaría que me explicara qué le he quitado a quién, y quién ha perdido qué que tuviera antes de mi lectura y no tenga después.)
La lectura me sirvió, aparte de para tenerme entretenido un par de tardes, para comprobar que V. G. V. L. no ha vuelto a escribir, ni es presumible que lo haga en el futuro, nada ni remotamente parecido a sus primeras magníficas novelas; que sigue sabiendo contar una historia, aunque claramente ha renunciado a hacerlo de ningún modo propio ni novedoso, y que el mundo editorial es injusto y comodón –y los compradores de libros, conservadores y previsibles–: a un Nobel consagrado, de pelo adecuadamente blanco y apariencia y modales suficientemente senatoriales, se le publican, y se venden abundantemente, cosas que en un novel pasarían ampliamente desapercibidas, si es que llegaran a publicarse.
Roger Casement |
No hace falta decir que mi interés se debía, principalmente, a que la figura de este ejemplar caso de nacionalismo masoquista me vino a reafirmar en ideas propias y previas sobre algunas cuestiones que me interesan. Es frecuente que, busquemos donde busquemos, acabemos encontrando lo que ya llevábamos al empezar a buscar. De donde puede deducirse, aunque me gustaría más no tener que hacerlo, que los años, y la inevitable cristalización de la personalidad que traen consigo, no solo estancan a los buenos escritores, sino también a los buenos lectores, suponiendo que alguna vez haya sido yo uno de ellos. Ay...
En fin, apechuguemos con las propias limitaciones. El caso es que Roger Casement, –nos cuenta V.G V. L..– era un jovencito irlandés, de familia protestante y probritánica, e idealistamente repleto de nociones hermosas sobre la benemérita tarea colonizadora que corresponde al Hombre Blanco en las tierras salvajes y paganas del África negra, dejadas de la mano de Dios. Pertrechado de las cuales ilusiones y de los correspondientes buenos propósitos colonialistas partió hacia el Congo Belga allá por los ochenta del XIX, dispuesto a emular las hazañas de Livingstone y Stanley, y a captar para la verdadera fe, y para el buen capitalismo que es su medio natural y su no menos natural producto, las almas, y de paso los cuerpos, de cuantos paganos irredentos le cayeran a mano.
(Un detalle etnológico interesante: la simpática práctica, que aún sigue abundantemente en uso en el Congo, de cortar o aplastar las manos, los pies o los genitales a los enemigos y a los civiles que no se muestran suficientemente amigos, no es, como yo pensaba, un residuo de costumbres "salvajes", ni una invención espontánea de las que la barbarie y el sadismo improvisan en el caos de una guerra civil: es una medida de orden público –el equivalente, podríamos decir, de una multa administrativa– implantada en tiempos del Estado Libre por la Force Publique, tropa nativa mandada por oficiales belgas, para estimular el ardor recolector de los "trabajadores" congoleños. Herencia directa, pues, de la labor civilizadora europea.)
Portada del CD "Ota Benga", de la May Day Orchestra, una de cuyas piezas se titula The Execution of Sir Roger Casement. |
Pero sus puntos de vista sobre el colonialismo ya no eran los mismos, claro. A fin de cuentas, empezó a pensar, colonialismo era también, aunque menos brutal que el de los belgas sobre el Congo, lo que el Imperio Británico al que representaba ejercía en gran parte del mundo, incluida su Irlanda natal, sobre la que también sus pensamientos empezaron a tomar nuevos caminos.
Indios caucheros encadenados. Foto W. Handenburg, 1912 |
Y en un proceso paralelo y simultáneo a esta investigación, llegó a la conclusión de que la dominación inglesa sobre Irlanda, nación a la que paso a paso había terminado por considerar su única patria, era distinta en la forma, pero igualmente injusta en el fondo que las que sufrían los congoleños y los indios peruanos. Abandonó entonces el servicio diplomático inglés y se dispuso a colaborar en cuerpo y alma con la causa de los nacionalistas irlandeses. A partir de ese momento, por tanto, se enfrentó al país que hasta entonces había considerado el suyo, al que había servido durante años y que le había colmado de honores y, en nombre de su nueva fidelidad, rompió con todo lo que hasta ese momento había sido fundamental en su vida.
Con el estallido de la I Guerra Mundial vió en Alemania la mejor esperanza para la independencia irlandesa e inició negociaciones con el gobierno del Kaiser para obtener su ayuda a la causa nacionalista. Naturalmente esta colaboración con el enemigo de su antigua patria le convirtió, a los ojos de los ingleses y a los de muchos de sus propios amigos y admiradores, en un traidor, y acabó sufriendo la suerte que en tiempo de guerra se reserva a los traidores, tras ser encarcelado por su participación en el alzamiento de Pascua y después también de haber protagonizado un lamentable intento de reclutar irlandeses de entre los prisioneros de guerra británicos en manos de los alemanes, para unirlos a los Voluntarios Irlandeses que combatían al Reino Unido, es decir, para volverlos contra sus antiguos compañeros de armas. (La enorme mayoría de los 'candidatos' de esta leva, irlandeses alistados voluntariamente en el ejército británico, interpretaron la propuesta como un intento de corromperlos e incitarlos a faltar a su juramento, y se dieron por gravemente ofendidos al recibirla. Consiguió enrolar apenas a cincuenta.)
Tumba de Casement en Glasnevin, con su epitafio escrito en un idioma que se esforzó en vano en convertir en el suyo. |
Quiero dejar claro que estas conclusiones mías no tienen nada que ver ni con las de la hagiografía habitual de la figura de Casement ni con las que, presumiblemente, pretendía Vargas Llosa que se sacaran de su libro: se deben entera y únicamente a mis manías personales, y se basan exclusivamente en la información sobre el personaje que, con muy otras intenciones, suministra la novela, que es toda la que he manejado. Estoy dispuesto a revisarlas y modificarlas, si alguien me da motivos suficientes para hacerlo.
Mientras nadie lo haga, aberración injustificable me parece, sin duda, la de comparar en serio, como Casement hizo, la situación de los irlandeses bajo dominio inglés con la de los nativos del Congo o del Putumayo, y pretender que existe algún punto de vista desde el que sean equiparables las actuaciones de la administración británica en Irlanda con las de los belgas en el Congo y la Casa Arana en el Perú. Para relacionar mentalmente, siquiera de lejos, la situación de los indios y de los africanos exterminados por los métodos más feroces con la de los irlandeses privados de algunos de sus derechos civiles hay que tener, a mi juicio, una visión de la realidad seriamente distorsionada.
Como creo que hay que padecer una óptica verdaderamente deformada y deformante para, enfrentado a la situación terrible de unos seres humanos concretos que son explotados y torturados, que sufren y mueren, concluir que lo verdaderamente doloroso de la situación es la destrucción del alma de las naciones a que pertenecen estos seres humanos. Alguien que ve azotar espaldas, amputar manos y quemar y atormentar cuerpos, y a quien lo que le parece fundamentalmente grave de todo ello es lo que supone de agresión a unas naciones –y, según cuenta
No me parece un síntoma menos grave la ética perversa que llevó a Casement a considerar adecuado y meritorio abandonar el servicio del país que llevaba años considerándolo un conciudadano, pagándole el sueldo, apoyándolo en sus investigaciones y cubriéndolo de honores, el Reino Unido, y volverse contra él y contra todos sus amigos británicos, con la excusa de agravios que no había sufrido personalmente, ni él ni su familia, y de los que, alejado como estaba de Irlanda, ni siquiera había sido testigo. Parece evidente que fue el patriotismo el causante de lo que juzgo una deslealtad flagrante, indisculpable desde la más elemental decencia personal, pero es una evidencia que no me parece que pueda llevar a otra cosa que a considerar con serias prevenciones la misma idea de 'patria'. Que el nacionalismo sirva para justificar semejante conducta es, en mi opinión, solo un buen motivo más para abominar de él. No me gusta la retórica altisonante de los victorianos y por eso no diré, como tantos de sus contemporáneos, que Casement fue un traidor; pero entiendo perfectamente a los que lo dijeron, y me resulta mucho más fácil simpatizar con su punto de vista que con el de quienes defienden la conducta de Casement en nombre de su patriotismo sobrevenido.
Y, por último, el patético espectáculo que nos presenta Vargas Llosa y que tiene todos los visos de ser histórico, de un adulto formado en la cultura y la lengua inglesas y en la religión protestante esforzándose, con grandes dificultades, en aprender gaélico y en convertirse al catolicismo, es decir: en impregnarse artificialmente de una cultura que en realidad le es totalmente ajena y que pretende hacer propia por puro esfuerzo de la voluntad, me parece un cumplido ejemplo de alienación ideológica que solo puedo atribuir a un grave trastorno emocional y mental.
Naturalmente, creo que el agente causante de este serio deterioro que a mi juicio experimentó Casement, y que provocó lo que considero perversas deformaciones en su visión del mundo, en sus nociones éticas básicas y en su conducta es, ya se imaginan, el nacionalismo, esa ideología alienante y patógena como pocas, dañina y destructiva como ninguna, a la que probablemente sucumbió por haberse debilitado sus defensas intelectuales y anímicas como consecuencia del estrés emocional que sufrió en el Congo y en el Perú. Indulgente como tiendo a ser con el delincuente, aunque sea implacable con el delito, creo que Casement no fue un traidor o, sí lo fue, no fue del todo culpable al serlo. Como a tantos otros, lo considero ante todo una víctima. No del imperialismo británico, desde luego, ya que en mi opinión el Reino Unido le trató siempre con mucha más justicia que Casement a él, sino de esa terrible enfermedad mental colectiva que ha hecho tantos estragos los últimos doscientos años, el nacionalismo, del que el nacionalismo irlandés es, desde muchos puntos de vista, un paradigma francamente ilustrativo. Creo que la pesadilla que vivió Casement durante los años pasados en Africa y en Perú fue la que le abocó a esta otra pesadilla, el nacionalismo militante, que acabó por destruirle la vida.
(Ya ven ustedes cómo da lo mismo lo que lea, porque acabo siempre sacando de todas mis lecturas la misma conclusión. Esto debe de ser también alguna clase de dolencia. Y es evidente que se debe, también, al nacionalismo...)
Leí cuando salió el libro que reseñas (leo todo lo de Varguitas por razones sentimentales; incluso lo compré). Coincido plenamente contigo en que ya no escribe como lo hacía de joven; aún así, tiene oficio, desde luego, y ha logrado a lo largo de su carrera buenas obras, incluso "recreando" acontecimientos históricos, por ejemplo, la para mí estupenda "Fiesta del Chivo". No es, sin embargo, el caso de este sueño céltico, flojo hasta decir basta.
ResponderEliminarSi hemos de creer a don Mario, ciertamente la deriva nacionalista de Casement fue resultado de un debilitamiento mental provocado por el stress emocional al que le sometieron tantas atrocidades de las que fue testigo. Creo que tu diagnóstico es certero en lo básico, aunque te recuerdo que, dado que Vargas comparte tu antinacionalismo, no estés tan seguro de que esa conclusión tuya no sea, en contra de lo que intuyes, a la que el propio autor haya querido que llegues.
En todo caso, completo tu valoración añadiendo algo que ya se ha apuntado en varias ocasiones y es que al nacionalismo se llega, en no pocas ocasiones, por una necesidad del humano de aferrarse a ideas que le trasciendan y en las que encuentre justificación y "sentido" para su vida. La "patria" juega en la psicología de nuestra especie un rol muy similar al Dios de los mártires (y no tan mártires), lo que da a esta ideología su fuerte componente emocional de "religión política".
PS: ¿Por qué escribes V.G?
También lei esta novela, gastándome 4 euros de su edición de bolsillo en kiosco: no los vale.Estoy completamente de acuerdo con tu valoración de esta novela y de la carrera de Vargas Llosa y tu consideración hacia él: no ha vuelto a escribir nada semejante a esas maravillas que mencionas (La casa..., Conversaciones...)y pergueñó treintañero. Sólo añadir que ahora en cambio 'necesita' encontrar historias interesantes por si solas, como la de este excéntrico gales/irlandés antirracista nacionalista para poder contarnos algo.
ResponderEliminarEn cuanto a su vertiente de ferviente defensor del liberalismo ultracapitalista, nada que discutir con él, como con ningún converso en ninguna fe no racional.
P.S.- Sobre ti idea de que no se roba nada al bajar gratuitamente productos culturales habría mucho que hablar, mucho, a quién se roba y cómo, sobre todo.
Puestos a recrear acontecimientos históricos, Miroslav, a mí me gustó mucho más "La guerra del fin del mundo". Claro que está ya muy lejana, es de los tiempos en que no se conformaba con publicar 'algo' de cuando en cuando.
ResponderEliminarQuizás tengas razón, y mis conclusiones sigan una línea pretendida por el propio Vargas Llosa. Si es así, se las arregla para ser mucho menos evidente que yo. Debe de ser el oficio...
Y en lo de "V.G." tienes toda la razón. ¿Por qué habré escrito semajante cosa? Se me ha debido de cruzar algún cable. Ahora mismo lo corrijo.
Cuando quieras, Lansky, discutimos todo lo ampliamente que sea necesario si robo o no robo, y a quién, cuando me bajo cosas de Internet.
Sí, también me gustó mucho "La guerra del fin del mundo", pese a sus descaradas influencias garcíamarquezianas.
ResponderEliminar'Cuando quieras discutimos...', ya sé que no, pero qué mal suena...
ResponderEliminar¿Suena mal? ¿Por qué? ¿Qué otra y placentera cosa que discutir sobre cualquier tema que surja, cada vez que uno de los dos quiere y el otro se deja, es lo que venimos haciendo tú y yo desde hace años por estos blogs?
ResponderEliminarComo suele suceder, estoy de acuerdo contigo: El nacionalismo es una forma de enfermedad mental.
ResponderEliminarPero ¿por qué te empeñas en ponerle a Vargas Llosa las iniciales V.G.?
Hola, Cigarra. Ya me ha hecho notar Miroslav esa anomalía acrónima (toma ya)que señalas. No sé de dónde me ha venido, pero está cumplidamente corregida.
ResponderEliminar(Perdón, ya otros te habían hecho notar lo de las iniciales. Eso me pasa por comentar sin leer antes a mis distinguidos predecesores comentaristas)
ResponderEliminarYo no pude ni con "La fiesta del chivo". Ultimamente este señor me ha decepcionado lo suficiente como para no dedicarle mucho tiempo. Sin embargo, le guardo cariño porque conservo buen recuerdo de aquellas primeras magnificas obras, aunque también en los primeros tiempos intercaló algún truño como el de Pantaleon, o cosas semejantes. O "La historia de Mayta", que cosa más mala. Está claro que no se puede ser sublime sin interrupción (Sólo algunos lo conseguimos)
Ya me imaginaba, Cigarra, que compartirías conmigo la conclusión -y premisa- de mi post: que el nacionalismo es una enfermedad mental. Lo que me ha sorprendido agradablemente, en tí como en los demás comentaristas que se han manifestado de acuerdo con ella, es vuestra conformidad con que Casement sea una buena muestra de ello. Tenía cierto recelo de que mi arremetida contra un mártir sacrosanto de la sacrosanta causa irlandesa despertara algún rechazo. Contra el nacionalismo, en abstracto, se manifiesta mucha gente, pero luego los nacionalistas concretos despiertan muchas simpatías, más aún si han sido 'víctimas' del desacreditado imperialismo británico.
ResponderEliminarTampoco a mí la Fiesta del Chivo me gustó demasiado. En cambio Pantaleón no me pareció un truño, como tampoco "La Tía Julia". Eran obras de intención menor, y más humorística, pero mucho más logradas, creo, que lo que ha escrito después
“¿Sabes por qué creo en la novela? Es como un grito democrático. Cualquiera puede escribir una gran novela, su gran novela, casi cualquier aficionado escogido al azar. Y cuando el novelista pierde el talento, muere de un modo democrático: ahí está, todo el mundo puede verlo, desnudo frente al mundo, con un montón de mierda, de prosa inservible” Don DeLillo.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo con la primera parte de esta afirmación de uno de mis novelistas favoritos, pero sí con la segunda, y qué bien le viene al señor V.LL, alías V.G!
También yo estoy de acuerdo con la segunda parte de lo que dice DeLillo, Lansky -y tampoco yo estoy de acuerdo con la primera: ¡más quisiéramos algunos que que todo el mundo, o al menos nosotros, pudiera escribir una gran novela!-. Pero esa muerte democrática tarda en producirse, es una agonía que durante mucho tiempo pasa desapercibida. La inercia de la crítica y del público sigue considerando, por ejemplo, que Vargas Llosa es el mismo gran novelista de Conversación en la Catedral.
ResponderEliminarLo cual es una forma de demostrar que no apreciaron cómo se debía Conversación en la catedral, ¿verdad?
ResponderEliminarPues no se me había ocurrido verlo así, pero tiene toda la pinta de ser verdad. Son tan incapaces de apreciar que el Sueño del Celta no es una obra maestra como de apreciar que Conversación en la Catedral sí lo es. Todo son libros...
ResponderEliminarSólo ven 'marcas', etiquetas: 'Vargas Llosa' 'Premio Nobel' etc.
ResponderEliminarLa gente lee poco, y la que lee poco ,todos ellos, leeen lo mismo.
A mi me gustan bastante más que Vargas Llosa, J. R. Ribeyro y Bayly que nunca ganarán el nobel.
ResponderEliminarE, incluso, Bryce Echenique que a lo mejor sí que lo gana ¿no?.
En cualquier caso ¡ya quisiésemos contar aquí, en España, con una plantilla de escritores como esos cuatro!
No discuto que Vargas Llosa es irregular y sin duda sus mejores novelas corresponden a su juventud. Sin embargo, tampoco es nada malo y, con sus altibajos, ha ido acumulando una obra escrita más que respetable y con varios ejemplos de calidad. Me temo que su actividad extraliteraria y una cierta pose irritante a medias entre sabelotodo y propagandista del discurso políticamente correcto del "liberalismo democrático" han contribuido no poco a que minusvaloremos sus méritos literarios. Y encima, para que se nos haga más antipático, van y le dan el Nobel.
ResponderEliminarDe los tres autores peruanos que cita Julian Bluff mucho habría que decir, aunque resulta complicado etablecer comparaciones con MVLL. Ribeyro, muerto ya, era el mejor cuentista que ha dado el Perú, pero apenas creo obra novelística, y se me antoja difícil que los relatos permitan escalar a lo más alto de la gloria literaria. A mí, desde luego, me encanta, además de caerme especialmente bien.
Bayly, a mi modo de ver, es un fuego fatuo, lo cual no quito que su aparición supuso (al menos para mí) un golpe de aire fresco. Pero ahí quedó, más con ganas de epatar que de trabajar en serio su obra literaria.
Bryce es otra cosa, desde luego. Su mundo para Julius, para mí, es una de las mejores novelas de una Lima que ya no existe (al menos eso me dicen) pero que yo conocí en sus últimos coletazos y, en su registro, está al nivel de la tan loada en estos comentarios de VLL (Conversación). Pero Alfredo Bryce ha sido siempre de lo más irregular (mucho más, a mi juicio, que Mario), amén de tormentoso.
Acabo citando a un chaval peruano que creo que promete: Santiago Roncagliolo.
Tendré que pedir a mi copiloto que me ponga una señal o aviso de que hay nuevo post tuyo y de los otros 6 o 7 blogueros que leo con gusto.
ResponderEliminarNo creo que robes nada bajándote libros de donde sea. Ya se empieza a hablar de la muerte del libro de papel y dicen, sospechan, que los editores solo imprimirán tiradas muy cortas con cargo al propio esritor si desea mandar lo que escribe a sus amistades. Los tiempos cambian y eso es lo que hay. Ya algunos diarios británicos dejan leer gratis su periódicos online y solo cobran una pequeña cantidad a quien pasa de 20 lectutas mensuales. Eso he oído. Pero espera, ya verás qué pronto se inventan algo los interesados por ganar pasta en el rapidísimo cacao que se ha montado en Internet.
V.Llosa ha caído, sí. 'Conversaciones...' me pareció estupendo, y otras más de hace años. La mayoría estupendas y varios 'truños'. Ahora , por ejemplo, releo 'Las travesuras de la niña...' y me sigue entreteniendo mucho.
Poco que ver con lo que cuentas al princicpio de esas personas tan buenas que se van al quinto carajo para evangelizar y 'cuidar' de los males de gente en países ignotos.
Siempre he sospechado, p. ej. de la Madre Teresa de Calcuta que se fue hasta allá para arreglar unas miserias que también tenía en su Macedonia natal, a tres pasos de sus narices. San Francisco Javier a las Indias... como si en aquellos tiempos no hubiera gente a quien socorrer en Navarra; o una monja argentina que se vino de allá a Barcelona y está armando la marimorena con comida, piedades, y protestas ya de orden político, como si en su pueblo estuviera todo en perfecto orden. O sea: veo más aventurismo y ganas de notoriedad que otra cosa. Deben haber muchos otros ejemplos similares.
Digo yo.
Grillo
Para Miroslav:
ResponderEliminarEl Premio Nobel es de 'Literatura' no, de novela, como el Planeta, y no haberselo dado a Cortazar, Borges o Rybeiro no demuestra lo contrario, sino los criterios dudosamente ideológicos de los señores académicos suecos.
Yo tampoco creo que abjarse textos dr Internet sea robar, Grillo, pero tampoco creo que sea una acción inócua, puesto que creo que perjudica a los creadores 'en algunos casos'
Nada más parecido al integralismo religioso, aunque con causas mucho menos nobles y espirituales, que el nacionalismo. Efectos igualmente devastantes para la inteligencia. Pero ¿por qué será que florecen con el positivismo, en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se supone que el alma humana debía liberarse de las cadenas de la superstición?
ResponderEliminarPara Guillermo:
ResponderEliminarEs una reacción a la Ilustración desde el Romanticismo,está bastante estudiado
P.S.- ¿No podrías pasar del antirobo-t?
Comparto en buena parte la respuesta que te da Miroslav, Julián. A mí también me encanta Ribeyro, del que acaban de regalarme unos excelentes Cuentos Completos, pero no es un novelista. Y es cierto que Vargas Llosa es un magnífico escritor, cuya imagen él solito se ha encargado de estropear, con la inestimable ayuda de los albaceas de Alfred Nobel, pero también que lo que ha escrito en los últimos veinte años no llega, en 'volumen literario', ni a la décima parte de lo que había escrito antes. De Bayly, mea culpa, no he leído nada, ni de Roncagliolo, aunque a ese lo tengo en espera. Y a Bryce le ha pasado, a mi juicio, algo muy semejante a lo de Vargas, por el otro lado del espectro político. Mientras que Un Mundo para Julius me pareció magnífica, y disfruté también mucho con las exageradas andanzas de Martín Romaña, lo último que he leído suyo, de lo que no recuerdo ni el título, lo dejé a medias. Me pareció romo y lamentable. Pretenderse el Sumo Pontífice de la Gran Cultura, como Vargas Llosa, es bastante estúpido y no suple la calidad literaria, pero tratar de seguir siendo un enfant terrible de Mayo del 68 a los setenta y tantos, como Bryce, es casi peor.
ResponderEliminarVuelvo a decírtelo, Grillo: ya tienes puesto ese mecanismo que deseas que te avise de nuevos posts de tus blogs habituales. En la columna de la derecha de tu propio blog, en la que en este momento mi último post aparece anunciado en segundo lugar, justo debajo (por ser inmediatamente anterior) del último de Lansky. Así te lo dirá tu copiloto si se lo pides.
Yo insistiré hasta donde sea necesario en que, para que haya robo, el robado tiene que perder la posesión de lo que se le roba. Con mis descargas internéticas nadie pierde la posesión de nada, por lo que llamarlas robo me parece, a todas luces, una mentira flagrante e interesada.
(Que yo sepa, El País permite la lectura íntegra y gratuita de su edición on line, como esos diarios ingleses que dices.)
Nunca deja de sorprenderme ese reproche, tan generalizado, contra los que se van a socorrer a los habitantes de tierras lejanas, teniendo miserias al lado de su casa. Si todos somos libres de viajar a donde nos dé la gana por placer ¿dejamos de serlo si el viaje ya no es por placer, sino para echar una mano? ¿No es lícito que cada cual la eche donde más le apetezca o le parezca necesario? ¿Nadie tiene por qué opinar sobre dónde debo yo pasar mis vacaciones, pero todo el mundo puede hacerlo sobre dónde debe la Madre Teresa hacer sus caridades? Sinceramente, se me escapa el razonamiento. El interés de San Francisco Javier, en cualquier caso, no era tanto el de remediar nada como el de convertir paganos, y de eso reconocerás que las Indias estaban mucho mejor surtidas que Navarra.
Me parece, Guillermo, que el alma humana no tiene el menor interés en liberarse de las cadenas de la superstición, ni en el XIX ni en ningún otro siglo, y hasta se diría que tiene cierta necesidad ontológica de ellas, o al menos una invencible tendencia a atárselas, por lo que se busca unas nuevas en cuanto alguien le libera de las anteriores. Pero el nacionalismo me parece más relacionado con la querencia de la tribu, el miedo a la libertad y el placer de hacer daño amparado por el grupo y abdicando en él la propia responsabilidad que con ninguna otra cosa.
Gracias Van: en efecto, ya veo vuestras entradas recientes en mi blog. Muchas fracias.
ResponderEliminarSigo en mis trece, nustro santo patrón tambiénn pudo haberse quedado en Navarra propagando la fe cristiana.
No me parecería de bueba educacíon que vinieran a Madrid un grupo de papúes tratando de inculcarnos la que quiera que sea su religión o su fe en base a regalarnos tres tam.tams y marcarnos con una palo atravsado la nariz.
Los que te he mencionado serían buenas gentes tratando de evangeliar a otros pueblor remotos cuando podrían hacer eso an su barrio; algo tenían también de aventurerismo y ganas de hacerse notar. Y claro: muchos acabaron dentro de un caldero hirviendo mezclados con papas, raices y nabos.
No llenaron el alma a los presuntos catecumenizados pero les proporcionaron potaje para unos días. Tal vez eso fue más fructífero, (y más alimenticio sin duda.)
Grillo
De los misioneros puede decirse que son muchas cosas, Grillo, pero lo que desde luego no son es bien educados.
ResponderEliminarMe has hecho recordar aquel viejo chiste del misionero que está cociéndose en su caldero, mientras la tribu danza a su alrededor. Uno de los danzantes extrema el celo y, de vez en cuando, le pincha con la lanza. "No te ensañes, hombre" -le regaña el jefe- "bastante es que nos lo vayamos a comer para que encima le pinches" "¡Es que bucea y se come las patatas..!"
los misioneros de hoy son el FMI, la OCDE y sobre todo las Agencias de Calificación. Francisco Javier no se podía hacer quedado aquí, había comprobado que sus paisanos no tenían redención: eran todos unos solemnes beatos
ResponderEliminar(Soy un robot, soy un robot!!!)
Vaale, voy a volver a quitar la cosa de las letritas bailonas, ahora que los comentarios de verdad vuelven a ser más numerosos que el spam.
ResponderEliminar¡Soy un spam, soy un spam!!!!
ResponderEliminarEmpiezas a parecerlo, sí.
ResponderEliminarNo sé a qué carta quedarme. Como robot uno tienen la vida organizada y resuelta, pero como spam es uno más libre y frívolo…no sé, ¿tú qué me recomiendas?
ResponderEliminar"Sólo ven 'marcas', etiquetas : 'Vargas Llosa''Premio Nobel' etc.
ResponderEliminarLa gente lee poco, y la que lee poco, todos ellos leen lo mismo". ¿ Serás uno de ellos, Lansky, que te gastaste € 4 por ese libro. Haber hecho como yo, tomarlo prestado de la biblioteca. O haberme preguntado antes. Te hubiera contestado que, a parte del personaje y sus viajes de investigación (que hubiéramos podido descubrir con la mera publicación de su diario), la novela es tan mala que llegué a sospechar que no la escribió Vargas Llosa mismo. Jaaa !!!
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ResponderEliminarAy, Señor, Señor...
ResponderEliminarSi cada uno de nosotros quisiera o pudiera surpimir a veces los tonillos de sabihondos, enteráos, imitadores, fanfarrones, discursivos, despectivos, sentenciosos, cursis, marranos, deslenguados, gilipichas, etc. etc.
Bah!; entonces todo esto parecerían páginas suletas del BOE, en vez de blogs entretenidos donde cada quién opina lo que le place y con el humor del variable estado de ánimo de cada mañana, tarde o noche.
Grillo
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ResponderEliminarNo solo Vargas Llosa escribió la novela en persona, C.C., sino que por lo visto le dedicó un par de años a su preparación, viajó por el Congo con piragua y todo y se adentró en el Putumayo, no se si en pantalón corto y salacot, pero bien pudiera ser, porque él lo hace siempre todo a fondo. Probablemente fueron todos estos esfuerzos dedicados a documentarla y a 'ambientarse' los que le impidieron esforzarse a la hora de lo importante: escribirla. Va estando mayor y no hay tiempo ni energías para todo. Quizás me equivoque, pero eso es lo que creo que le viene pasando a D. Mario los últimos años, que está tan ocupado en ser un gran escritor, con el sinnúmero de obligaciones que eso conlleva, que no le queda mucho tiempo para propiamente escribir, último detalle, casi de trámite, que despacha a base de 'oficio' en un ratito que tenga entre viaje, conferencia y presentación de libro.
ResponderEliminarMe apunto vehementemente al último comentario de Grillo: comente cada cual en el tono que le pida su temperamento o que le salga en ese momento, y esforcémonos todos en no dar demasiada importancia a lo que pueda chocarnos en le tono de los demás. Digo, si les parece a ustedes bien.
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ResponderEliminarYo, que soy un escéptico posibilista con cierta tendencia al optimismo, me conformaría con que to er mundo fuera bien educado...
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ResponderEliminar1.- Defendería a C.C. incluso si le viera meter la pata (cosa que no hace porque es una mujer inteligente y experimentada) y porque nos conocemos desde hace más de 50 años y creo el el valor de la lealtad.
ResponderEliminar2.- No soy siempre 'güeno' ni lo deseo con fervor. A veces incluso me gusta se malote en según qué comportamientos. Y a nivel cartelitos de entonces ¿no era una feroz verdad aquél otro de 'Zoy español, casi ná'
3.- De siempre me han dicho esposas, novias, amigos y compañeros de trabajo que soy de los que se levantan siempre de excelente humor.
4.- Lo que sugiere Van de tratar de mantener buenos modales o buena educación me parece muy sensato.
y 5.- Cuando tú, Lansky, no lo eres o finges no serlo o desparramas, es cuando más me gustan tus posts. Lo sabes de sobra.
Respecto a aprovechar la época para comportarnos como si fuéramos 'camino de Belén'... te voy a dedicar un post analizando las letras de varios villancicos tal y como nos enseñó en casa un porfesor que tuvimos de preceptiva literaria, ateniéndome a los comentarios de texto más foramles. ¿Cómo interpretas, p. ej. lo de que los peces iban a beber el río?
Dónde estaban - fuera del agua - y cuánto les duraba un buchito para acercarse a ver al dios nasío?
Abrazotes de oso (hormiguero)
Bueno, Lansky, ¿qué te pasa ? ¿Es que no sabes vacilar? ¿Acaso no son paradójicos ese comentario tuyo y el hecho de que tú mismo compraste la novela ?
ResponderEliminarAnda, si te he ofendido, que no fue mi intención, perdona por favor. No quiero empezar mal las fiestas de fin de año.
Sí, Vanbrugh, puede que esa, la tuya, sea la explicación. O quizás estuve yo buscando literatura y buena composición en una novela que no pretendía ser una obra de literatura.
ResponderEliminarGRILLO:
ResponderEliminarAdmite mis diculpas. Por otra parte, admiro igual que tú la lealtad; máxime cuando es una virtud que debe adminstrarse -en cierto modo- sin criterio.
CC: no me ofendes, ni te entiendo.
Y Tu, Vanbrugh:
ResponderEliminarDisculpa que te haya ensuciado, un poco (tampoco hay que exagerar) este blog de tan buenas formas (y fondos)
Un saludo a los tres
Disculpas sin santurronería y más feliz que una perdiz.
ResponderEliminar(Yo pa mí, que la lealtad lleva necesariamente implícito un criterio bien administrado. Y si no, también.)
Oye, Lans, no sabes qué ganas me dan de entrar en el twist ese del Papa. ¿Se vale hurgar en él?
Grillo; prestar atención al oportunismo, siquiera tecnológico,de ese payaso con tiara y su jerarquía es hacerle un flaco favor al mundo, aunque sea para cagarse en todo lo que realmente defienden.
ResponderEliminarOKEY.
ResponderEliminarNo me gusta herir o faltar a las personas de fe. Pero si por mí fuera inventaría un nuevo deporte nacional: rejonear obispos y cardenales.
Lansky : ni yo a ti. ¿Cómo pudiste gastarte CUATRO EUROS por un Vargas Llosa ? Jeje.
ResponderEliminarTípico humor de jubilada costera de duty free
ResponderEliminarOtras vez te equivocas. Yo pago todos mis "duties" y más ; tanto que no me sobran € 4 para comprar un Vargas Llosa.
ResponderEliminarPues mira, Vanbrugh, lo que dices del pobre Casement (o lo que VL da a entender) me parece aplicable a lo que ocurre con algunos jovencitos posmodernos, especialmente frecuentes dentro de las facultades de sociología y antropología, sensibilizados con los nativos de las antiguas colonias (especialmente en Sudamérica). En su ingenuidad, sorprenden a las gentes cabales con discursos laudatorios a las creencias y costumbres de estos pueblos, queriendo igualarlos a teorías científicas en base a ese concepto de la narrativa (versión posmoderna), cuyos estragos todavía se notan.
ResponderEliminarComo ocurre con Casement, confunden la explotación y la injusticia sufrida por individuos con el "ninguneo" dado a las diversas religiones y lenguas tradicionales, llegando a crear no ya nacionalismos, sino supuestos "trans-nacionalismos" entre pueblos que se llevaban a matar antes de la llegada del Imperio Español.
Quizás podríamos describir todos estos comportamientos bajo el nombre de "Síndrome de Casement".
Felizmente no tengo mucho contacto con jovencitos posmodernos universitarios, Ozanu, pero creo identificar el fenómeno al que te refieres. Cualquiera que se refiera a las agresiones, discriminaciones y malos tratos en general sufridos por personas como agresiones, discriminaciones y malos tratos contra culturas, religiones, naciones o cualquier otro colectivo sufre, en mi opinión, una distorsión ideológica en su percepción del mundo. Una distorsión grave, dañina y contraproducente, que colabora, aunque no lo sepa, con la mentalidad y los propósitos del agresor. Si alguien es maltratado o discriminado por ser indio, negro, cristiano, musulmán, vasco o servocroata, lo primero que debe hacer quien quiera defenderlo es proclamar que cualquiera de estas condiciones de las víctimas, su pertenencia o no a cualquier colectivo en el que se le quiera incluir y por cuya inclusión se le maltrate, no es relevante, y resaltar y reivindicar la única que importa, y la que prohibe que sea maltratado: la de ser humano. Insistir en la distinción, y defender a la víctima en tanto que india, negra, cristiana, musulmana, vasca o servocroata; proclamar sus derechos como si fueran estas circunstancias, y no la de su humanidad, las que se los otorgaran, es prolongar el planteamiento discriminatorio del agresor y tratar de resolver el conflicto donde no se encuentra, donde el agresor desea plantearlo y donde nunca deberíamos conformarnos con dejar que se plantee, so pena de seguirle el juego. No me parece mala idea la llamar "síndrome de Casement" a este extendido y dañino error, si no fuera porque creo que el pobre Casement fue una víctima más de este planteamiento erróneo, y no su inventor.
ResponderEliminarLa de Ozanu y tuya del Síndrome de Casement -bobadas cuatroeuristas superadas- me parece una acertada conclusión del post
ResponderEliminarAprovecho el haber pasado por aquí, para ver si este año nos regalabas un enigma, para desearte a ti y a tu familia una Feliz Navidad. Que el año que viene te traiga mucho trabajo (como acabo de escrbirle a Miros, hay que ver hasta donde nos han hecho llegar), salud de hierro, como dicen los franceses, y mucho cariño de y para los tuyos. Un abrazo. C.C.
ResponderEliminarAh, y por mi parte intentaré contribuir a que reine la paz en este blog. (Pero no lo prometo, eh)
Muchas gracias, C.C. Feliz Navidad para ti y tu familia también. Tendremos que aceptar que lo del mucho trabajo sea un buen deseo, sí...
ResponderEliminarLlego tarde a este magnífico post tuyo en el que -como he dicho también en lo de Lansky- me ha alegrado encontrar opiniones coincidentes con las que he encontrado en el libro que acabo de leer, Contra la Historia de J.M. Ridao.
ResponderEliminarDe Vargas Llosa hace mucho tiempo que no leo nada. Pero como he decidido comenzar a releer mis hitos literarios vitales este año caerán al menos un par suyas, probablemente La Casa Verde y Conversaciones.
En cuanto a Bayly coincido en lo de "bluff" con Miroslav. Pero yo le tengo un especial cariño porque me advirtió en su primera novela -recién salida- de algún peligro que podría haber corrido en Perú en un viaje por Sudamérica en el que dediqué casi un mes a ese país y en el que me la llevé como complemento literario-sociológico. En ella encontré el interesante dato de que los homosexuales peruanos usaban el perfume de Old Spice para reconocerse entre sí. Justo me acababan de regalar un bote que usaba profusamente como aftershave.
En fin, un sincero deseo de que este año de mal número (lagarto, lagarto) no lo sea tanto como amenaza.
Harazem, yo también tengo el propósito de releerme al menos las Conversaciones en la Catedral, aunque solo sea para quitarme el mal regusto de mis últimas lecturas de VL y recuperarle un poco el respeto, siquiera a título póstumo. (Y me voy a tener que leer a este Ridao del que hablas, sobre todo si lo consigo en versión electrónica, sus derechos de autor me perdonen.)
ResponderEliminarComprendo que lo del Old Spice en Perú lo hiciste sin querer (y así casi tiene más gracia), pero lo de caracterizarse de minoría clandestina cuando se viaja por el mundo puede no ser una mala idea: pasearse por EEUU con unas diminutas hoz y martillo en la solapa, por ejemplo. Le añade un plus de interés al viaje la mar de estimulante.
En cuanto al año, como soy un optimista pienso que peor que 2012 no podrá ser. A ver si hay suerte y no me contradice a lo bestia...
Ni siquiera está a la venta su edición digital, así que difícilmente lo conseguirás en la red. Yo he sacado la edición de papel de la biblioteca pública, pero lo voy a encargar porque lo convertiré en un libro de consulta frecuente. Consta de 12 capítulos que son 12 ensayos sobre temas de historia en los que da una visión distinta de la tradicional, una visión "en contrapunto". Creo que te gustarán especialmente el capítulo 10, "El 98 y la lectura nacionalista de los clásicos" y el 12, "El laberinto de la identidad".
ResponderEliminarLlego tarde a esta entrada pero, como bien dices en otro post, lo bueno de los blogs es que siempre están.
ResponderEliminarEs cierto que a D. Roger se le fue la olla, pero no creo que el único motivo fuera el espanto producido por tantos horrores que vivió. Se me ocurre que quizás quiso dejar de ser "cronista" para ser "protagonista", para lo cual necesitaba una causa que le concerniera personalmente, es decir, que le ofreciera la posibilidad de colocarse en una posición de víctima que, a su vez, le diera la oportunidad de encabezar una lucha y, en definitiva, uyna inmolación con evidentes tintes mesiánicos. Todo lo cual no deja de ser un delirio como otro cualquiera.
Y todo eso sin acudir a su reprimida homosexualidad y pedrerastria, que daría mucho juego.
EN fin.
Por otra parte quiero deciros que aunque fuera cierto que Vargas Llosa ya no es el que era (no tengo elementos suficientes para opinar), escribe maravillosamente bien. Ya quisieran muchos de los escritores más afamadillos del momento acerarse siquiera a su buen oficio y a su evidente calidad como narrador.
Tú nunca llegas tarde, Alas. Administras sabiamente tus visitas, casi tanto como yo mis posts, y te las arreglas para darme con tus comentarios siempre la misma alegría de hija pródiga que vuelve a casa contra todo pronóstico. Bueno, que es estupendo que estés aquí, quiero decir.
ResponderEliminarPues es muy posible que tu diagnóstico de lo que le pasó a Casement sea bastante acertado, pero no me parece que difiera tanto del mío: narcisismo exhibicionista masoquista, sí, muy probablemente. Creo que es, en un alto porcentaje de casos, un componente importante de la psique nacionalista. Los mártires, sean de causas religiosas o nacionales, se reclutan con gran facilidad entre los narcisistas masoquistas, para los que el martirio debe de suponer alguna clase de gratificación de índole más o menos erótica.
(Acabo de dejar a medias un libro bastante omisible de un tal Hoffmann, que fue fotógrafo de Hitler y amigo suyo, así sería él, y decidió sacarle unas pesetas a estas dos lamentables circunstancias escribiendo una cosa llamada "Yo fui amigo de Hitler", o algo así. Lo saco a colación porque, entre los numerosos "hechos históricos" que alardea de haber fotografiado, está el de la partida de Casement hacia Irlanda con su cargamento de armas proporcionadas por el Kaiser, el comienzo del viaje que acabó con su captura por los británicos, su encarcelamiento, su juicio y su ejecución.)
Es probable que Vargas Llosa siga siendo mejor escritor de lo que aquí hemos dicho entre unos y otros, sí. Pero, desde luego, ni tan bueno como lo fue de joven, ni mucho menos tan bueno como él está convencido de ser.
Lo siento, me cae gordo. Y además unos amigos míos son vecinos suyos, tienen la terraza justo enfrente de la de él y están hasta el gorro del ruido ensordecedor que hace su aire acondicionado, y de la absolutamente ninguna atención que presta él a sus protestas.