A Grillo, Emma y Ricardo, que comparten mi gusto por las 'citas' musicales y por la dispersión mental en general.
En un comentario a mi anterior post mi amigo Grillo cuenta la satisfacción que experimentó al identificar, en el conocido canto de 'Es un muchacho excelente' la misma melodía de la canción infantil 'Mambrú se fue a la guerra'. Con ello abre una nueva e interesante línea de comentarios a la que enseguida se añaden Emma y Ricardo, centrada en una cuestión que es de mi especial agrado. Si no lo resultaran todas las que se separan, por caminos cuanto más recónditos mejor, del tema principal –la dispersión de pensamiento es uno de los defectos que más satisfacciones me produce padecer– esta lo sería en cualquier caso, ya que reúne las cualidades de ser lateral, fortuita e inútil, amén de musical, que tanto me gustan, en general. Felicito por tanto a los tres y les dedico este post sobrevenido de urgencia.
John Churchill, primer Duque de Marlborough. El retrato es de Adriaen Van der Werff y está en la Galería de los Uffizi. |
Aquí tienen ustedes una versión de la copla, interpretada por Les Musiciens de la Marine Nationale:
Si se fijan en la letra verán que es prácticamente igual, al menos en las primeras estrofas, que la de la versión española. Quitando que donde los franceses afirman, de modo un tanto hermético, 'Mironton, mironton, mirontaine', nosotros preferimos, más llanamente, declarar 'mire usted, mire usted qué pena'.
Porque ganó el Borbón, claro, el candidato de los franceses, y con él la cancioncilla vino a España, donde amén de transmutar a Marlborough en Mambrú, sufrió alguna que otra alteración en la melodía. La estructura y la intención rítmica y armónica en general son las mismas, pero la tonada se modificó algo más que ligeramente. Escuchen la versión de Mambrú se fué a la guerra que hace Joaquín Díaz:
Tres manuses anónimos de aspecto anglosajón con toda la pinta de estar cantando "For he's a jolly good fellow". |
Esta que aquí cuelgo es una versión americana, la del The Brooklyn Barber Shop Quartet; y por eso, en vez de and so say all of us, dicen which nobody can deny:
Los músicos 'serios' también se interesaron por el tema. Beethoven, como ya apunté en los comentarios del post anterior, lo utilizó en su breve Opus 91, 'La Victoria de Wellington', con la que el tema musical regresó a sus orígenes, pues la tal victoria es la de la batalla de Vitoria, en la que franceses e ingleses, estos con otro duque, el de Wellington, a su frente, volvieron a pelearse por asuntos españoles un siglo después, esta vez para ver si Napoleón se quedaba o no en España. Les cuelgo, de la versión de la London Symphony Orchestra, los minutos de la pieza en la que suena el tema, anunciando la entrada en batalla de las tropas francesas:
Fernando Sor en una litografía francesa del XIX que viene en muchas páginas de Internet, pero cuyo autor y localización no he podido averiguar. |
Fernando Sor, que nació a finales del XVIII y compartió con los franceses su derrota frente a los chicos de Wellington –afrancesado que era, como buen ilustrado– vivió gran parte de su vida en el exilio francés, y allí produjo una de las obras para guitarra más importantes de la historia de la música. A él le llegó por tanto la copla directa desde sus orígenes franceses, y compuso sobre ella estas maravillosas Variaciones, Opus 28, a las que se refiere Ricardo en su comentario al post anterior y que les cuelgo íntegras para su disfrute, en versión del guitarrista Lawrence Johnson.
(La variación en tono menor, que en esta versión comienza en el minuto 4:03, es, como me hace notar Ricardo en correo aparte y como suele suceder con las variaciones en que se cambia el modo (mayor o menor) de la tonalidad, de una especial belleza).
(*) Al protagonista español de una historieta de mi juventud le pasó una cosa parecida: para que el taxista inglés le entendiera Tottenham Court Road, él tenía que pronunciar Tócame un cojón.
Mis niñas, que son mas finas, para referirse a Tottenham Court Road decían "todo con arroz" muy deprisa, y aseguran que los londinenses las entendían perfectamente.
ResponderEliminarMe encantan estas divagaciones musicales. Sigue así, y de ese modo no andarás por los bares.
¡Qué eclesiástico me resulta siempre Joaquín Díaz! Me devuelve a las misas de mi colegio
ResponderEliminarTu erudición realmente me apabulla y anonada una vez más.
ResponderEliminarRicardo
Y Vanbrugh, ¿cuando se va a la guerra?
ResponderEliminarTe ha quedado que ni bordado. Saco la conclusión de que las melodías son omnipotentes en comparación a las letras, sus traducciones y sus intenciones. En realidad es como si las canciones contaran cosas intangibles con las que cada uno elabora después (si le place) su propia adaptación. Por ejemplo, un tío mío cantaba: “Tú eres como el macho de mi hermana que entra por la ventana, que entra por la ventana”… a la canción de Palito Ortega le había cambiado lo de “como el sol de la mañana” por la otra versión no apta para menores y con eso se divertía muchísimo. http://youtu.be/6M33UsOUxcw
ResponderEliminarSalvo que se me llena de ofertas publicitarias cada vez que entro a leerte, es un placer tu dispersión...y aquí te va un reto: supongo que conoces a Boris Vian, tipo curioso y tempranamente desaparecido que unos conocen como narrador 'experimental' aunque cachondo y otros como músico de jazz y rock francés, aunque cachondo, pues bien,¡Conoces su canción Le déserteur?, buscala si no, o bien por su interprete habitual Mouloudji. Busca, piratea, anadea por la red, escucha y luego dime a qué te suena...
ResponderEliminarHola, Cigarra. Estaba seguro de que iban a gustarte mis divagaciones musicales, la dispersión universal de tu mente es una de las muchas cualidades que siempre he admirado en tí. En cuanto a lo de no andar por los bares, yo mismo lo digo con frecuencia -como todas las de Wodehouse, es una frase que me encanta- pero no es cierta: los bares son uno de los lugares donde con más provecho y placer pueden hacerse estas cosas.
ResponderEliminarY Joaquín Díaz, quitándole la voz grave, tiene un algo de monja animosa y benevolente, sí. Una monja laica y masculina.
Hola, Ricardo. Mi supuesta erudición es una mezcla de tu impulso, en este caso, junto con el de Grillo y Emma, y de unas cuantas búsquedas por Google y Spotify, adobadas con las reflexiones propias que produzco, preferentemente, en bares y sitios así. De modo que apabúllate a tí mismo con la buena parte que de ella te toca. Como presumo que eres el anónimo del siguiente comentario, te participo que de momento tengo bastante con las diversas guerras en que ya ando metido.
Muy acertada tu conclusión, Atman. Las melodías tienen su propia personalidad independiente de las letras que se les pongan, mucho más recia, persistente, expresiva y fecunda que la de ningún texto. Esta, dicen, la trajeron a Francia los cruzados. No descarto que fuera entonada por las bandas de cazadores del Neolítico, con alguna finalidad circunstancial y olvidada, como acabarán estándolo Mambrú y los jolly good fellows cuando siga cantándose dentro de mil o dos mil años.
Conozco de hace mucho 'Le deserteur' de Vian, Lansky. Hasta pensé en traducirla alguna vez. La conozco de hace tanto que no me suena a nada más que a sí misma, que ya es bastante. Pero recojo tu insinuación y le daré unas cuantas vueltas más, a ver si le encuentro algún parentesco inopinado.
Por cierto, Atman, la historia de tu hermano me ha recordado que uno de los míos cantaba hace años, con la música de Serrat de 'Le llamaban Manuel':
ResponderEliminarLe llamaban Don Luis,
nació en España,
tenía cuatro empresas
de gran calaña.
Tenía un dodge dart,
cuatro doncellas,
un chalé en Parquelagos
y otro en Marbella...
Traspuso muy adecuadamente la letra entera, que tengo en algún cajón. Un día que me acuerde la grabaré y la colgaré por aquí en su honor.
Esta versión era de antes de la crisis, claro, ahora Don Luis debe tener todos sus bienes embargados o está en prisión.
ResponderEliminarUn Muchacho Excelente y Mambrú, increíble que después de tantos tarareos una nunca llegó a la conclusión de que es la misma melodía. Muuy interesante Vanbrugh y maravillosa la versión de Fernando Sor ( compositor para mí desconocido)
ResponderEliminarPienso en todas las canciones, variaciones de melodías y melodías que se como una nube flotan sobre el mundo. Sin nadie que tire del hilo no se podrá llegar a la raiz de las mismas, lo mismo que sin nadie que se las tararee a sus hijos. Las canciones son un bien inmaterial de la humanidad.
Gracias por la dedicatoria!
En la propia canción el pobre Don Luis acababa mal. Te cuento:
ResponderEliminarUn día le robó
su mejor socio,
y se le fue a la porra
todo el negocio.
Vendió los dos chalés
con sentimiento
y cambió el coche grande
por un Seiscientos...
El resto tendría que consultarlo, pero recuerdo que acababa de esta anatómica manera:
Se disparó un balazo
en la pestaña.
Se llamaba Don Luis,
nació en España...
Eran los tiempos del caso Matesa y del aceite de Redondela...
Yo creo, Emma, que la música es el patrimonio cultural más importante, duradero y universalmente accesible de la humanidad, su riqueza mejor repartida y la mejor prueba de que somos una única especie, y también una especie única.
ResponderEliminarQué bueno. No tengo nada que añadir a lo que ya tan jocosamente dicen los demás comentaristas - aparte de agradecerte la dedicatoria.
ResponderEliminarEs un gustazo ver cómo te vuelcas indagando y comparando músicas y letras.
Un oyente de la radio llamó indignado a la emisora por lo que entendió que decían en un anuncio televisivo para Chanel. Aparecía la joven, bella y delicada Keira Nightley caminando sutilmente por el 'éter' en pos del frasco de perfume.
La voz en off masculina decía en un sincopado francés 'L'amour es un trésoir' El tipo creyó entender 'la mula está estresá' y no admitía que faltaran de ese modo a su mito amoroso. No soy capaz de hallarlo en la Wiki.
... O las aberrantes letras que cantábamos a coro en el patio del colegio por las mañanas al izar la bandera, para el 'Cara al sol' o 'Prietas las filas', porque jamás nos dieron la letras sino que las íbamos pillando a los veteranos desde que éramos chiquillos. P. ej. : 'IMPOSIBLE el alemán'...
En una ocasión le preguntaron a una persona muy mayor: — Abuelo, ¿cómo ha conseguido ser tan longevo? A lo que el abuelo respondió: — Mi secreto para llegar a tener tantos años ha sido que nunca contradije a nadie. — ¡No puede ser! — Sí, sí; no puede ser. Algo parecido, pienso yo, le ocurre a la música. La música es “un arte mudo” del que se puede uno servir para decir una cosa o la contraria, por tanto a nadie puede ofender; te puede gustar o no gustar, pero nunca podrás estar en desacuerdo. Lo que nos lleva a una grave acusación: El habla, ya sea verbal o visual, es el culpable de todo.
ResponderEliminarPretendí teclear 'L'amour est un tresoir'.
ResponderEliminarY lo de 'imposibel el alemán' debía ser 'impasible el ademán'...
Ya sabía que los dos temas eran la misma melodía, pero no recuerdo si por propio descubrimiento (me temo que no, mi oído es un desastre, por más que me encante la música) o porque alguien me lo hubiera hecho notar (¿tú mismo, quizá? mi alzheimer avanza imparable). En todo caso, he disfrutado con este post y doy la razón a Ricardo en que el Opus 28 de Sor es una delicia (ése sí que no lo conocía).
ResponderEliminarHola, Grillo. Eso que cuentas es una buena muestra de esa nefasta manía de los publicitarios: meter frasecitas en inglés o francés, facilitas de entender para que el oyente tonto -todos: la publicidad se dirige por definición al oyente tonto, otra cosa es que lo encuentre- se haga la ilusión de que sabe idiomas.
ResponderEliminarEl alemán imposible del Cara al Sol se hizo muy famoso, sí.
No sé yo qué decirte, Atman: los chicos de la batalla de Beethoven se lían a tiros justo después de escuchar el 'Malborough' y el 'Rule Britannia' como sendas declaraciones de intenciones... musicales. Y mi perro se enzarza en unas contiendas con cuanto macho se cruza que muy musicales no serán, pero de 'habla' tienen menos aún. Yo creo que los culpables de todo somos nosotros, hablando o tocando la cítara, de cualquier forma nos arreglamos.
Me suena, Miros, que en los comentarios de un post antiguo mío, el mismo que cito en este, se hablara ya de este tema del Mambrú.
La música es un lenguaje completo y perfecto aunque limitado, únicamente, al campo de los sentimientos. No creo que usando las palabras se pueda comunicar la tristeza, la alegría, el entusiasmo o la paz con la eficacia con la que puede lograrse mediante la música. Sin embargo demostrar un teorema o plantear un silogismo mediante la música no parece posible, aunque Bach, a veces, se acercó bastante. (Y Les Luthiers, pero eso es otro asunto)
ResponderEliminarNo consigo aprender a que salga mi nombre en los comentarios.
ResponderEliminarRicardo
Estamos por completo de acuerdo, Anónimo Ricardo. La música es el lenguaje más potente que conozco, con el inconveniente de que nadie, ni autor ni intérpretes, es capaz de controlar ni de prever qué es exactamente lo que ese poderoso lenguaje comunicará a su receptor. La contrapartida de ese 'pequeño problema' es la intensidad y profundidad incomparables de lo que cada oyente recibe, y su universalidad: nadie tiene que aprender nada para recibir los mensajes musicales.
ResponderEliminar¡Increible!, he tenido que llegar a los 63 años para enterarme, gracias a un tipo con apodo Vanbrugh,de que el Malbrouck, que canté miles de veces en mi infancia, era en realidad el Duque de Marlborough.
ResponderEliminarY casi me da vergüenza el no haber reconocido la melodía de Malbrouck/Marlborough en el Jolly good fellow.
Merci, Vanbrugh, sais quand reviendrai. Dès ton prochain post.
"Todo con arroz" lo habrán dicho las niñas de Cigarra en catalán o en valenciano, si no, no encuentro similitud fonética con Tottenham Court Road.
Me alegro de que te haya gustado, CC y, sobre todo, de verte por aquí. Si te consuela, probablemente el noventa por ciento de los seres humanos que conocen el Jolly good fellow/muchacho excelente y el Malbrough/Mambrú se morirán ignorando que se trata de la misma canción; y si llegaran a enterarse antes, les daría igual. Y probablemente también, lo razonable sea lo suyo.
ResponderEliminarEs posible que mi próximo post caiga por la Pascua, sí. Y si no, seguro que por la Trinidad, que, por cierto, no sé cuándo es.
Un beso.
Pues el caso es que llevo todo el domingo y parte del sábado perpeljo y cariacontecido, porque por más vueltas que le doy y le he dado ya muchas, sigo pensnado que si bien Malbrou s'en va-t-en guerre, For he's a jolly good fellow y las adaptaciones sinfónicas y camerísticas de Beethoven y Sor comparten todas una misma melodía, en cambio la versión castiza de Mambrú es una música distinta, con un ritmo distinto. Se parece mucho, pero es distinta. La música francesa se escribe en las partituras que encuentro en 6/8, mientras que Mambrú es un más fácil 2/4. Malbrou is a jolly good fellow empieza: do la la la sol la sib la la sol sol sol fa sol la mi; Mambrú, si se empieza en do también, empezaría do fa fa fa fa fa fa fa mi re re re re re mi do... Y no solo la armonía es distinta y el ritmo cambia (aunque se podrían ajustar), sino que la armonía es distinta. Si lo ponemos en acordes de guitarra, cosa que en este espacio de escritura es difícil. La canción franco inglesa iría sobre los acordes: DO SOL DO DO FA DO; con el estribillo (Which nobody can deny, etc) en SOL RE; Mambrú se acompañaría con esta secuencia de acordes básicos DO RE SOL DO RE SOL FA DO SOL DO. Vamos, me parece a mí. Me ha costado mucho meterme a molestar en este feliz congreso, pero es que no resisto más. ¿Alguien me puede aclarar estas dudas? Estoy verdaderamente angustiado...
ResponderEliminarTomé de Burguillos
Lo que dices es bastante cierto, Tomé, la melodía del Mambrú es notoriamente diferente de la del Malborough francés, el jolly good fellow y el muchacho excelente, que, en cambio, sí son las tres la misma. Pero ello no debe afligirte ni cariacontecerte, ni mucho menos inhibirte de venir a contarlo a lo que llamas este feliz congreso. Pues no faltaba más. Ya en el post señalo, sin meterme en muchos detalles, que al venir a España acompañando al Borbón la tonada se modificó más que ligeramente. Me imagino que se 'cruzó' con alguna otra local preexistente, a la que le impuso la nueva letra pero de la que, en cambio, se quedó con una melodía y una armonía cercanas, pero distintas. Estas cosas pasan y no te deben angustiar. Es el genio de la raza, que se manifiesta por donde puede, o quizás una forma de protesta soterrada contra el francés intruso. A un avezado lingüista como tú, hecho a explicar cosas tan raras como que el acqua latina dé el eau francés, no debería extrañarle esta pequeña anomalía armónica. Achácasela a la influencia árabe y no le des más vueltas.
ResponderEliminarA lo mejor esas modificaciones de la tonada tienen que ver con lo que hablábamos el otro día: la fonética del español; si al traducir tienes que ajustarte 100% a una melodía para que resulte cantable, entonces la primera impresión, después de escuchar el original, es de extrañeza. Ahora bien, si puedes permitirte alargar aquí, subir aquí o bajar allá...El producto final es enteramente nuevo. Pero esto sólo se puede hacer con la lírica popular, que no tiene copyright!.
ResponderEliminarMe encanta a mí también F.Sor. Es una música dulcísima, suave, que te baja el nivel de adrenalina en cuanto la pones. Bss
En este caso concreto, Barbie, el Malborough s'en va-t-en guerre encaja notablemente bien con el Mambrú se fue a la guerra, y hasta el mironton, mironton, mirontaine se superpone sin problemas al mire usté, mire usté qué pena, así que no creo que las modificaciones hayan venido por ahí. Cuantas más vueltas le doy -y desde que recibí el comentario de Tomé estoy dándole vueltas, se ve que tengo poquito que hacer y que hoy es fiesta en Madrid- más me convenzo de que en España el Malborough se encontró con otra tonada parecida, se gustaron, se cruzaron y salió el Mambrú que conocemos, igualito en la letra que la mamá francesa pero con una melodía un tanto distinta y una armonía más complicada, heredadas del desconocido papá español. Ando buscándolo, a este, pero de momento nadie me sabe dar señas. Se recompensará.
ResponderEliminarSor es una maravilla, sí. Llevo oyéndolo casi sin parar desde que nos lo recomendó Ricardo.