jueves, 3 de abril de 2008

Juro decir toda la verdad




Chicho Sánchez Ferlosio - Hoy no me levanto yo

Mal día hoy para ir a los tribunales. Un vistazo al periódico de esta mañana me hace saber que sigue la huelga de funcionarios de Justicia, desde hace dos meses; que el Tribunal Supremo ha tenido que absolver a un asesino porque la Audiencia Nacional decidió que bien podía condenarlo sin escuchar a la principal testigo, que esa mañana no estaba fácil de localizar; que hay una juez que está siendo juzgada por haber dejado más de un año en la cárcel a un inocente, se le pasó a la mujer tramitar debidamente la absolución, qué quiere usted, no se puede estar en todo; y todo eso mientras estamos tratando aún de asimilar la noticia de que, si el Juzgado se hubiera ocupado con mediana eficacia de hacer cumplir la condena que le había impuesto, el asesino de Mari Luz habría estado en la cárcel y no matando niños por ahí. Mal día, digo, para ir a los tribunales, si es que hay alguno que no lo sea. Pero estoy citado a las doce, y allá voy, con mi mejor disposición cívica. Si el Juez me mira feo, me propongo, pondré cara de no haber leído un periódico en mi vida.
La última vez que estuve en los Juzgados de Pueblo Gordo, hace algo más de dos años, estaban en los bajos de un bloque de pisos baratos, un local sórdido, desangelado e incómodo. Testigos, abogados, imputados y litigantes soportaban, de pie y cambiando observaciones anodinas, o rumiando en silencio pensamientos ominosos, la espera interminable, inexplicable e inexplicada, en una sala angosta de paredes desconchadas, cubiertas de edictos, avisos sindicales y anuncios de remotas campañas institucionales, mientras un par de guardias de seguridad los observaban con recelo distante. Muy de vez en cuando un funcionario hosco y apresurado asomaba por la misteriosa puerta del fondo y voceaba el nombre de la siguiente víctima. Bastaba pasar allí diez minutos para sentirse vagamente culpable, contagiado del clima general de irremediable desaliento. Pero los han trasladado a un edificio nuevo en las afueras y han mejorado notablemente.
Hoy no hay prácticamente nadie en el pasillo soleado de grandes ventanales que hace de sala de espera y al que se abren, en largos mostradores, las oficinas de los tres juzgados. Todo está limpio, nuevo y forrado de madera clara, y una funcionaria amable –que quizás sea la misma sicaria feroz con la que forcejeé telefónicamente hace un par de meses, pero hoy en uno de sus días buenos– nos atiende con gran eficacia y nos asegura que enseguida nos tomará la Jueza declaración. (Me sigue sobresaltando ese femenino forzado, esa A adosada con brutales paletadas de cemento sobre la pulcra fachada de la Z, y lo que más me atribula es comprender que acabaré por acostumbrarme y por usarlo yo también, porque el espantoso invento no parece tener marcha atrás.) Y, efectivamente, a los cinco minutos de nuestra llegada invitan amablemente a mi jefa a que pase a uno de los despachos que hay entre mostrador y mostrador.
Paseo de un extremo a otro el largo pasillo, y voy escuchando en cada sala la charla de los funcionarios, o más bien de las funcionarias: prácticamente todas son mujeres. Teclean en sus ordenadores mientras se cuentan animadamente de mesa a mesa sus dietas de adelgazamiento y sus planes de fin de semana. Una chica joven se acerca al mostrador. Quiere saber qué ha pasado con una denuncia que puso en Julio. “Llevo ya no sé cuantas puestas y es como si no pusiera nada...” –dice, entre agresiva y suplicante. La funcionaria le pide fechas y números de expediente en el inconfundible tono del que espera poder contestar: “Es que si usted no me da más datos yo no le puedo decir...”, pero la chica ha venido bien pertrechada y empieza a sacar papeles. “Pues no sé, se estará tramitando. Espere usted, voy a ver...” Vuelve a su mesa la funcionaria y remueve carpetas un largo rato, mientras en el mostrador la chica desgrana una letanía que ni ella misma debe saber bien a quién dirige: “Otra vez, por lo de siempre, impago de la pensión por alimentos... Nunca la paga y no le pasa nada, nadie hace nada... Un desgraciado, un maleante, que me ha hecho de todo y ahí anda, en la calle, y encima me amenaza... pero el hijo es tan suyo como mío y tiene que comer...” Me da vergüenza de repente estar escuchando intimidades y me alejo pasillo adelante, pero no puedo dejar de oir. Otra funcionaria ha intervenido desde su mesa, alzando la voz como quien da la cuestión por concluida: “Señora, es que si está en la calle, como usted dice, ya me dirá cómo va a pagarle a usted nada...” La chica intenta explicar que no es que esté en la calle de estar en la calle, que lo que ella quiere decir... pero la interrumpe la primera funcionaria, que viene con una carpeta: “Mire, sí, lo que yo le decía, se está tramitando. Pero es que por lo penal no va usted a conseguir nada. Pida usted un abogado, porque lo que tiene que hacer...” “Si no me lo dan –dice la chica, con un cabreo sordo, universal y crónico que se ve que trata de controlar para no dirigirlo contra nadie en concreto– un abogado no me lo dan porque se supone que tengo medios... para meterme en abogados estoy yo, yo lo que tengo es un niño de doce años que tiene que comer...” pero se cansa a la mitad y escucha las largas explicaciones de la funcionaria, que le habla de abogados y del procedimiento civil. “¿Y cuándo puedo hablar con la Jueza o con la Secretaria?” Hoy no puede ser, tienen declaraciones. Mañana a primera hora, a las nueve o las diez... Se acaba despidiendo y se va dando las gracias, como si quisiera hacerse perdonar el tono reivindicativo con que entró. Las funcionarias comentan animadamente el caso. “Cuando se pase el síndrome de Mari Luz...” oigo que dice la lista, la concluyente que más grita. Deseo que fuera ella mi contrincante del teléfono.
Mi jefa lleva casi una hora declarando. Sale por fin y me guiña un ojo mientras me invitan a pasar a mí. Es una sala grande, tan pulcra y luminosa como todo en este edificio, con una gran mesa ovalada en el centro. En un extremo de la mesa está sentada la que supongo la Juez, una chica joven, de cara tensa y concienzuda, que me invita amablemente a sentarme yo también. Tras ella, en una mesita auxiliar con un ordenador, hay otra mujer, ¿secretaria? ¿administrativa? Así sentados los dos alrededor de la gran mesa parecemos una visita de poca confianza o una reunión de trabajo, más que un juzgado. La Juez me parece algo ansiosa al preguntarme si juro o prometo decir la verdad. Juro decir toda la verdad. Me dice que el falso testimonio, o quizá el perjurio, no recuerdo, es un delito penado con no sé cuántos años de cárcel, y a mí me suena como un comentario casual con el que tratara de romper el hielo y de dar con un buen tema de conversación. Asiento amistosamente. Me gustaría mucho que esta chica, que parece buena gente, se relajara un poco.
–¿Sabe usted de qué se trata? –me pregunta. Hombre, precisamente de eso quería yo hablar.
–Pues mire, no debería saberlo. La citación no decía nada, y cuando llamé a este Juzgado para que me informaran tampoco quisieron hacerlo. De modo que no volví a pensar en ello hasta hace unos días, cuando le dije a mi jefa que hoy tenía que venir aquí. Fue ella la que me explicó que debía de ser por el asunto de aquel ordenador de la Subdirectora que apareció forzado y con el disco duro roto, y que también ella estaba citada. De modo que sí, más o menos sé de qué se trata.
–“Su jefa” ¿es la señora Directora que acaba de salir? –Asiento y me mira con severidad: –Espero que eso no le impida decir la verdad –No sé a qué se refiere, ni por qué parece tan alarmada. Por un momento me asalta la absurda idea de que haya leído el post que dediqué a mi citación como testigo. Acaba de despertarme la mala conciencia, debe de ser el primer truco que les enseñan en la Escuela de Jueces.
–No, naturalmente… siempre que la recuerde…
Entonces nos enfrascamos en una larga serie de preguntas a las que voy contestestando lo más sinceramente que puedo. ¿Cuándo supe yo que la Directora había destituído a la Subdirectora? ¿Sabía yo que habían regañado? ¿Sabía por qué? ¿Me contó la Subdirectora por qué había decidido pasarse a la competencia? ¿Cuándo supe que su ordenador no funcionaba? ¿Estaba yo delante cuando se lo comunicó a la Directora? ¿Estaba yo delante cuando hizo el acta de arqueo?.. La Juez parece sincera y personalmente interesada en averiguar detalles que no sé a cuento de qué vienen, y a mí me hace sentir algo incómodo, todo el interrogatorio tiene un cierto aire de cotilleo de patio de vecindad. “Naturalmente que me contaron, Señoría. Las dos. Mucho más de lo que yo hubiera querido oir. Yo era compañero y amigo de ambas y sigo siéndolo de una de ellas, y tengo todas las versiones verosímiles y hasta algunas inverosímiles, de lo que pasó, de lo que no pasó y de lo que vaya usted a saber si pasó o no. Pero no querrá que yo le cuente a usted, por muy juez que sea, confidencias que he recibido en privado de quienes confiaban en mi discreción, y de las que la mitad me parecen conjeturas y suposiciones sin ninguna prueba…” Eso me gustaría decirle y dar la cuestión por amistosamente concluida, pero no es posible, claro. Me limito a decir que no recuerdo, que no me contaron, que sabía lo que todo el mundo en la oficina… Es posible que estuviera delante, visitaba su despacho con frecuencia, pero no recuerdo esa ocasión concreta… ¿A qué se refiere exactamente cuando me habla del acta de arqueo?... Acabo por tener la incómoda sensación de estar mintiendo, porque la Juez insiste, vuelve de otro modo sobre lo dicho y parece que tratara de pillarme en un renuncio. He jurado mal. Debería haber jurado, solo, no decir ninguna mentira. ¿Cómo va nadie a decir toda la verdad? Hasta ahí podíamos llegar, qué disparate… Hasta un juez puede comprender que eso no es ni posible, ni deseable, ni de buena educación.
La Juez está especialmente interesada en saber quién tenía que hacer lo que llama “el acta de arqueo”. No sé de dónde ha sacado esta expresión que, consigo averiguar, no tiene nada que ver con lo que en realidad desea saber. Me despierta la vena didáctica y le explico detalladamente qué es un anticipo de caja, la obligación que tiene su titular de justificar el empleo y situación de los fondos en cualquier momento en que se le pida y mi propia función como controlador de cada céntimo que se mueve en la oficina. No soy mal profesor, creo, y disfruto explicando. Pero me esfuerzo en vano. Pertenece a esa numerosa especie de juristas deliberada y previamente bloqueados frente a cualquier cuestión que sospechen mínimamente relacionada con “las cuentas”. He tenido alumnos particulares de matemáticas mucho menos torpes. Al fin finge haberlo entendido, pero continúa preguntándome cosas como “¿Pero entonces la titular del arqueo, o del anticipo, era usted o ella?” “Pero quíen tenía que hacer el anticipo, o el arqueo: ¿ella o usted?” Tras su ordenador, la escribana me mira y enarca las cejas. Luego, al leer mi declaración, comprobaré que ella sí ha entendido mis explicaciones y las ha reflejado con notable claridad, haciendo caso omiso de las confusas instrucciones que de vez en cuando la Juez se vuelve a darle.
Pasamos más de media hora en esta interesante conversación y al fin mi anfitriona decide darla por terminada. Leo y firmo mi declaración, inesperadamente bien resumida y redactada. Me da la mano para despedirse y la adivino planeando nuevas comparecencias: el informático de la oficina, otra vez la Subdirectora… la veo firmemente determinada a llegar hasta el final, a acabar averiguando por qué riñeron hace un año dos amigas que dirigían juntas una oficinita rural y quién, exactamente, forzó uno de sus ordenadores e inutilizó su disco duro. Aunque el empeño le lleve otro año y otras tres o cuatro mañanas de declaraciones.
En el bar donde entro a reponerme de la prueba me encuentro a la chica que preguntaba por su denuncia. Mira al infinito dando sorbos a una cerveza. Ya ha perdido la mañana de hoy y tendrá que perder también la de mañana si quiere, por fin, hablar con la Jueza y tratar de enterarse de qué puede hacer para que sus denuncias sirvan de algo y alguien obligue al maleante de su exmarido a pagar la pensión que ella necesita para dar de comer a su hijo.

55 comentarios:

  1. ¡Guau! Es el rumor que corre por ahí, me entristece comprobar por tu experiencia que es una realidad. Malos tiempos para la justicia.

    Por favor que alguien insufle un poco de sentido común al sistema ¡ya!

    Muy buen post.

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  2. A mí tampoco me gusta lo de jueza o médica, me parece un rasgo de incultura o bien de absurda intransigencia femimista. En cualquier caso denota una falta absoluta de conocimientos lingüísticos al confundir el género gramatical de un sustantivo con el sexo de la persona que denota. A mí no es algo que me ilusione, ir por ahí alardeando de mi analfabetismo. Comprendo que hay gente que no lo hace a propósito sino que es analfabeta de verdad y estos casos duelen menos. Lo realmente exasperante es que esta aberración se está imponiendo en el sistema educativo. Por ejemplo, todos los documentos que se elaboren en el ámbito escolar tienen que especificar masculino y femenino cuando se dirigen a los niños. Es decir "Todos los alumnos/alumnas tendrán que...." Esas son las directrices actuales y me pone de los nervios. El APA, ya no se llama así, sino AMPA (Asociación de Madres y Padres). Es ridículo, en clase de lengua deberían explicar que existe el plural genérico. Deberían enseñarles a hablar y escribir como personas, no como robots idiotas políticamente correctos.

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  3. ¿por qué no aparece mi comentario anterior?

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  4. Sin entrar en polémicas lingüísticas y mucho menos feministas, me gustaría señalar que una cosa es que el género gramatical de un sustantivo no tenga nada que ver con el sexo de las personas y otra muy distinta es que determinadas profesiones se refieran exclusivamente al varón porque ha sido éste y no la mujer la que ha desarrollado esa profesión. Porque si el género gramatical fuera tan contundente como afirmas nunca hubiéramos hecho distinción entre panaderos y panaderas, entre sirvientes y sirvientas, entre esclavos y esclavas, entre tenderos y tenderas. Oficios, como otros muchos más, donde siempre ha estado claro que mujeres y hombres podían desempeñarlos sin que fuera por ello políticamente incorrecto. Nuestro idioma, a diferencia del anglosajón siempre ha incidido en estas diferencias sexuales en oficios y en otros asuntos, excepto en en aquellas situaciones en las que no era imaginable que una mujer desempeñara dicha labor.

    Ahora que en cuanto a que si crear estas palabras nuevas que describen este cambio social tan importante es de analfabetos o de feministas intransigentes, yo ya ahí no entro. A mi con el cambio me basta y lo que fonética y gramaticalemente se haga después me importa poco y no por ello dejo de ser ni feminista ni intransigente....jajajja (esto es broma). Pero no olvidemos que la lengua evoluciona y cambia tanto como los individuos que la hablan.

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  5. Lo doy perdido y no lo repito. Por cierto, ¿no podéis suprimir el adobe de los cojones que te pregunta si quieres instalarlo? Molesta mucho, la verdad.

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  6. Lansky, tu comentario anterior no se ha perdido. Está, como su respuesta, en el otro alojamiento de este blog, esto es, en su clon de La Coctelera, que, como allí te digo, cerraré uno de estos días porque me abundan a mí los lectores y los comentaristas como para andar dividiéndolos.

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  7. El problema no es que las palabras deban o no tener género femenino, Amy, sino cómo se forma ese género. Y es un problema estrictamente gramatical y lingüístico, no político, ni ideológico. Es imposible pensar bien si no usamos bien el idioma, y es imposible usar bien el idioma si no respetamos sus reglas intrínsecas. Palabras como "panadero", "ingeniero" o, pese a lo que diga Isabel, "médico", admiten el femenino. Palabras como "juez", "presidente" o "concejal", no. Mera morfología, sin la menor implicación en ningún otro terreno que no sea la gramática. Pero no por ello menos importante. Al contrario, más. Sobre ideologías y feminismos se puede opinar y discutir, sobre gramática y morfología no, o menos. Es como es, y conviene aprenderlo y usarlo bien, en vez de forzarlo estúpidamente, lo que, a la larga, solo conduce al deterioro de un bien común importantísimo sin beneficio de nadie.

    (Una mujer, por mal que hable, nunca será "soeza", sino "soez". Por lo mismo, no puede ser "jueza". Y aunque se vaya, estará "ausente", no "ausenta". Por eso no puede nunca ser "presidenta". Y eso aunque sea muy "especial", que no "especiala", del mismo modo que tampoco "concejala". En cambio sí puede ser "lógica" y "típica", y, por tanto, también "médica". Es, insisto, mera e inocente morfología castellana. Mezclar estas reglas inocuas e inequívocas del idioma con ninguna consideración de ningún otro orden es, sencillamente, una estupidez. Hágalo quien lo haga, incluida la Academia, y en nombre de lo que se haga, incluidos los Derechos Humanos.)

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  8. Joder, no sabía que se te daba tan bien el género del terror metafísico (todo el mundo cita al pobre Kafka, qué pesados), pero lo tuyo es puro Lovecraft. Esta noche no duermo.

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  9. Pues es puro realismo. Como Stendhal, no necesito más que examinar la realidad. Como los Morancos, por ser más modestos, no me hace falta más que poner el oído. La Administración de Justicia es puro Lovecraft, no yo.

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  10. Tenéis razón en lo de que médica es un caso distinto del de jueza. Sin embargo, con el corazón en la mano, ¿te gusta la palabra "médica" como sustantivo? De hecho, existe desde hace mucho, no es una invención actual. La médica en los pueblos siempre ha significado "la mujer del médico". Quizá por esto le tengo manía a esta palabra. Por cierto, si decidimos usar "juez" referido a una mujer, se diría "la juez", ¿no? Tengo esta duda.

    Amy, te va a parecer raro, pero suscribo todo lo que dices. Y lo que yo digo también.

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  11. Y tanto que existe: la "meiga" gallega no es otra cosa que la médica. Y sí, si me gusta "médica" como sustantivo. Tanto como "médico", que también es un adjetivo substantivado. Naturalmente que antes se refería a la mujer del médico, como que no había mujeres que fueran médicas por sí mismas. Y la alcaldesa, la mujer del alcalde, y la regenta, la mujer del regente. (Las barbaridades idiomáticas no son monopolio del feminismo. A veces son machistas, como las "asistentas". Y yo abomino de ellas por barbaridades, no por feministas.) Pero eso es igual, lo malo no es cambiar el significado de una palabra que existe, sino inventarse una que no debe existir, hágase por lo que se haga. Como si ahora que hay mujeres guardias se empezara a llamar "guardios" a sus colegas varones.

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  12. Completamente de acuerdo, júbilo, las reglas están para algo, aunque también sabemos que toda regla tiene sus excepciones y si no ahí tienes a los sirvientes y las sirvientas y se supone que deberían ser todos sirvientes.

    También decir, que a mi, como a Isabel la palabra médica me sonaba tan mal como jueza, y es que yo pienso que los sonidos cuando suenan a nuevo suenan a raro y posiblemente los asimilemos a mal. Pero que bueno que como ya he dicho que lo realmente importante es el fondo de esta cuestión, no las formas. Pero sería iluso ignorar que vivimos en una sociedad que se rige más por las formas que por el fondo y esta insistencia en la nomenclatura responde precisamente a estos malos hábitos sociales, en todo caso.

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  13. Del mismo modo que hay leones y leonas, pero no hay perdices y perdizas, ni jirafas y jirafos, ni cebras y cebros. Digo, como Júbilo Matinal: las palabras son como son, y el lenguaje sirve para algo sobre todo porque se sujeta a unas reglas. En el momento en que nos las cargamos, empezamos a dejar el lenguaje hecho unos zorros. O sea, inservible.
    De acuerdo con las feministas en que el lenguaje es un vehículo de sexismo, pero no se le suprime la joroba a un jorobado obligándole a vestir ropas sin holgura en la espalda. La cosa es más profunda.
    Y de la justicia siempre se dijo (como maldición) "pleitos tengas y los ganes" ¡cómo será perderlos!
    Y ya que estamos, una guinda final:
    ¡me cisco en lo politicamente correcto!

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  14. Desde que tengo uso de razón vengo oyendo hablar de los errores de los árbitros de fútbol, de que los toros se "caen" más que nunca y del caos que impera en la justicia. Y a lo mejor lo que ocurre es que sea connatural al acto de arbitrar el hecho de equivocarse, consustancial al toro de lidia el hecho de doblar las manos después de llevar diez minutos corriendo desaforadamente por un espacio cerrardo en el que se está torturándosele e intrinseca a la labor de los jueces demorarse en un país tan pleitero como este que cuenta con un entramado de leyes tan brutalmente complicado y unos justiciables que se creen, todos ellos, que llevan la razón ¡siempre!. Y todo esto lo critican sin parar en las radios y la televisiones una serie de perodistas y periodistos (como le mola a amy) que tienen serias dificultades para componer una frase coherente y articularla, luego, sin incurrir en vicios de dicción. Desengáñese usted, Vanbrugh, lo que en España funciona mal son los españoles (e incluso, si me apuran, y esto lo digo último completamente en serio, las españolas).

    Señor... señor...

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  15. Querido Javier: Siento no tener tiempo para contarte cómo se ven las cosas "al otro lado del estrado" aunque prometo hacerlo más adelante. La prueba testifical es una maravillosa lección de psicología. A veces pongo subtítulos a lo que dicen los testigos (como Woody Allen en Annie Hall) imaginando lo que en realidad están pensando mientras declaran. Divertido, aunque peligroso. ¿Te acuerdas de mí como yo de tí?
    Besos, Susana

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  16. Sr. Bluff, ¿periodistas y periodistos, como le mola a Amy? No he entendido yo eso en sus comentarios.

    ¿Que en España la justicia funciona bien y son los españoles, en especial las españolas, las que no funcionan? Por Dios santo, no necesitaba más pruebas para saber que eres abogado. Además ya había notado la ausencia de ese grupito de neuronas que les falta a los de tu gremio. (En compensación tienen ciertas virtudes, todo hay que decirlo).

    Perdona Vanbrugh por usar tu blog para estos piques personales, pero eso de que las mujeres españolas no funcionan... me ha llegado al alma. Si somos lo máximo.

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  17. Bastante surrealista la experiencia, sí; no obstante, no me atrevería a calificarla de kafkiana, al menos de momento. Veo que tienes una nueva fan que recién se incorpora a esto de los blogs y elige justo el momento más pertinente; lástima que ande escasa de tiempo, porque su "versión desde el otro lado" habría sido tremendamente reveladora.

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  18. Isabel:

    Uno: No me pico.

    Dos: en cuanto al funcionamiento de los españoles y las españolas, he dicho justo lo contrario a lo que me atribuyes. Lo repetiré ahora con una mayor rotundidad: las españolas funcionan, a mi juicio, bastante mejor que los españoles, pero, no obstante, tampoco funcionan todo lo bien que podrían.

    Tres: Lo que le mola a Amy, lo sabe sólo Amy. Yo he interpretado que ella defiende que cuando determinadas terminaciones neutras concurren en profesiones, estas se modifiquen para hacerlas concurrir con el género del titular o la titular del cargo. Justo eso me ha parecido que postula Amy, pero puedo esta equivocado. Como en todo, por otra parte.

    Cuatro: Compatibilizo con mis profesiones de ayudante de óptica y entrenador de fútbol, la de pedagogo cursi de niñas rebeldes, pero de abogado nanay del peluquín.

    Un besazo para todos!. Bluff.

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  19. Cigarra, ya sé yo que en lo del idioma estamos de acuerdo. Menos en eso de que es "vehículo de sexismo", que no me parece que pase de bobada vistosa de decir, pero en fin, aún admitiéndola llegas a las mismas conclusiones que yo: no es deformando el idioma como vamos a acabar con el machismo.

    Julián, bienvenido. De acuerdo en que es imposible arbitrar, ser lidiado o juzgar sin meter la pata de vez en cuando, pero sigo pensando que quizás los jueces la meten con más frecuencia de la estadísticamente esperable (de toros y de futbol tampoco entiendo, pero en cambio no opino. Cada uno tiene sus manías.)

    Magistrada y madre espero que cuando tengas ese tiempo que ahora no, me cuentes detalladamente cómo has dado conmigo y con este blog, además de contarnos a todos -a mis quince lectores, quiero decir- tus impresiones de primera mano desde el lado bueno del potro de tortura. Me acuerdo de ti, cómo no -no sabía que eras magistrada, Google me lo acaba de corroborar- y me has dado la alegría del mes con esta aparición súbita.

    Miroslav, parece, en efecto, imposible, como dice Lansky, hablar de procesos burocráticos y de ciudadanos atribulados sin sacar a colación al pobre Kafka. A mí la experiencia, en conjunto, me recordó más a "La vida de los otros", o como se llamara esa fantástica película alemana que estrenaron hace un par de años. El sistema no está tan dedicado a resolver nuestros problemas como a saberlo todo sobre nosotros. Y lo peor es que no parece disfrutar especialmente con ello, es su penosa obligación.

    Isabel y Julián/Clavadista, no se corten. Están ustedes en su blog que, entre otras cosas, se inventaron también para esto. Si son tan amables, cuando acaben vuelvan a poner de pie las sillas y recojan el contenido de los ceniceros volcados.

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  20. buenos días, van!

    qué risa otra vez, me encanta que te líes con la justicia.

    me leí hace poco, y ya de una vez, al tal wodehouse y a su jeeves; la verdad es que lo hacíais muy bien aquella época (pesádisima) que os dio por hablar como lords en el clavadista.

    tú es que eres un poco lord, de tan educado y bien hablado.

    te extraño. beso grande

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  21. Hola, dani, qué alegría verte por aquí.

    Es la Justicia la que se lía conmigo, yo estaba tranquilito.

    Una novia que tuve, en plena bronca, me dijo: "Y qué quieres, que hable como tú y tus Woosters" (yo debía de haberle reprochado algún mal modo suyo, a los que tenía cierta proclividad). Por un tiempo me hizo dudar de que mi afición a Wodehouse fuera realmente inocua. A mi actual mujer le gusta, eso me ha tranquilizado.

    Beso. No tardes tanto.

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  22. !!Qué fuerte!! Cria fama y échate a dormir dicen por ahí, el chavalito este ha leído que me declaro feminista y ya para qué leer más y para qué intentar comprender aquello que escribo. Si soy feminista, ha debido pensar el chavalito, soy una iletrada bruta y absurda que además de no haber estudiado lengua en mi vida, tengo la cabeza llena de pajaritos piando y cantando que no me dejan ver más allá del sexismo. En fin, qué le vamos a hacer, seguiré teniendo fama, pero a mi querido chavalito la incultura no me gusta, todo lo demás tampoco.

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  23. A ver clavadista, acabo de leer tu interpretación de mi comentario. Perdona por lo de chavalito. Te explico yo lo único que comenté a tenor del comentario de isable vera que decía que el género gramatical de una palabra no tenía nada que ver con el sexo de las personas que se nombran o califican. Y lo que yo le dije, aclarando primero que para mi lo importante es que una mujer pueda ser juez no que se la llame jueza; es que el español no es un idioma anglosajón donde los sustantivos y adjetivos no atienden al sexo de las personas que nombran y califican, sino que el castellano es un lenguaje donde los nombres varían según el sexo de los nombrados y calificados. Creo que Isabel Vera entendión perfectamente mi comentario y júbilo matinal también, así que no me habré explicado tan mal. Y en cuanto a las reglas gramaticales sólo apunté que nuestro idioma está repleto de excepciones, excepciones que cuando surgieron supongo que serían motivo de escándalo para los eruditos y se resistirían con tantas ganas como hoy se hace. Y sin embargo ahí las tenemos. Mi fallo fue ironizar con aquello de que sin embargo no por ello dejaba de ser feminista e intransigente por no serlo en ese punto en particular. Y tú me colgaste el san benito, cachis.

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  24. Ya sabemos, los que no somos Amy, algo de lo que le mola Amy, darme a mi caña por machista y por cateto. Y por no saber captar mi pobre intelecto ironías y demás sutilidades del alma. Pero ¿y si fuera incapaz de hacerlo, prenda?. Ten en cuenta que lo de la ironía es patrimonio de unos pocos elegidos. ¿Y si yo no estuviera entre esos elegidos?. No seas demasiado cruel conmigo, entonces, mujer, que los desafinados también tenemos corazón (Jobim dixit).

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  25. ¿Tú crees que te doy caña y encima por machista??. La verdad es que no tengo ni idea si eres machista o no y si lo fueras y así lo expresaras te puedo asegurar que ese sería el último motivo por el que yo le daría caña a un hombre. Me parece muy loable en los tiempos que vivimos que un hombre sea machista, eso sería evidencia de coherencia y a mi la coherencia (para que sepas algo más de mi) me chifla me encanta, me entusiasma. Hoy en día, para desgracia del género femenino no hay machistas, éstos hace tiempo que mutaron en una especia rara que exige los derechos maternos a ser cuidados y servidos como si fueran machistas y nos demandan (a nosotras las mujeres) que seamos liberales tanto en el plano sexual como en el plano laboral. Por eso te besaría clavadista si en realidad fueras machista.

    La caña (y que conste que la caña me la di a mi misma, porque que yo sepa me he llamado bruta, inculta, fanática, a ti sólo chavalito) venía por aquello de tus prejuicios al leer que era feminista, que también lo soy, al igual que intransigente, entiéndalo usted como mejor le parezca.

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  26. Con sinceridad, Ami ¿me puedes especificar dónde, en qué frase, en qué comentario, de los que he escrito ves tú unos prejuicios míos ante tu proclamado feminismo?. Abrazos.

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  27. Cuando tú me indiques dónde y en qué frase he expresado todo aquello que en el punto tres le aclarabas a Isabel Vera lo que le molaba a Amy y dónde y en qué frase te he transmitido yo mi aversión por tu supuesto machismo, te indicaré igualmente lo que me pides. Para ser más exactos todos esos errores sobre tu apreciación de lo que a mi me "mola" incluida la ironía de darte caña por machista proceden del estereotipo de persona que crees que soy por ser feminista, y eso para mi es un prejuicio.

    Pero vamos que para mi no tiene la menor importancia, ya te dije que crio fama y me voy tan a gusto a la cama y si es con un machista pues mucho mejor, pero esos ya se extinguieron, cachis.

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  28. Amy, dicen que el Sr. Bluff no es mala gente, es sólo que a veces no entiende bien lo que está escrito (no pasa nada, a cualquiera le puede ocurrir) y que no lo reconoce más tarde (esto último me gusta menos). Tú te expresaste clarísimamente, el fallo fue suyo.

    Me encanta lo que has dicho sobre la coherencia. No hay nada como la coherencia y la cohesión.

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  29. Para empezar algo de semántica: la primera confusión es con la propia palabra JUSTICIA; una cosa es la "administración de la justicia", y otra justicia es la que se demanda, junto a la LIBERTAD, como elementos de las sociedades avanzadas y democráticas. Por supuesto, soy consciente de que ambas acepciones están intimamente relacionadas, pero NO son la misma. Una sociedad justa, p.ej., no se logra sólo con una eficaz e incluso progresista administración de justicia, sino con una organización de la sociedad que sea más justa.

    Aún así, el que nuestra administración de justicia sea tan decimonónica en medios y hasta en jueces, porque hay algunos que parecen sacados de El Anticuario de Walter Scott (esos que citan la minifalda de la agredida para diculpar al violador), es terrible y hace injusta esta sociedad, aunque no sea la única ni quizá la causa más primordial. Es como si los médicos nos estuvieran todavía sangrando con sanguijuelas o las obras públicas se construyeran con esclavos (que casi), en vez de con maquinaria pesada y gruas.

    Finalmente, creo que la administración de justicia no se reforma y mejora porque, paradójicamente, tiene poca rentabilidad política, aunque casos como el de esa pobre niñita gitana pueden invertir esa percepción

    (Por cierto, soy como soy y yo en este caso de la niña más que justicia pediría venganza, que la gente confunde una y otra, y por tanto me gustaría ejercerla a mí, no delegarla; por supuesto, pena de muerte, de la que no soy partidario cuando se trata de justicia; y a los jueces que lo permitieron con su ineptitud, a vender coches de segunda mano, con sueldo de porcentaje de ventas)

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  30. Sí, Lansky, "Justicia" son muchas cosas, y la que administran los jueces no es la más importante de ellas. Quizás si empezaran por aceptar que es así perderían ese aura sacerdotal, y el procedimiento ese empaque litúrgico, y sus acólitos esos modales de sacristanes viejos, y se convertiría en un sistema eficaz de resolver conflictos, que es lo que debería ser, en vez del extraño ritual para iniciados, preocupado de sus propios fines, que si no es, al menos parece ahora a los profanos.

    Con todo, no estoy seguro de que lo de la venganza me acabe de parecer una buena idea...

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  31. Esto es exactamente lo que dije sobre el comentario de Amy

    "Lo que le mola a Amy, lo sabe sólo Amy. Yo he interpretado que ella defiende que cuando determinadas terminaciones neutras concurren en profesiones, estas se modifiquen para hacerlas concurrir con el género del titular o la titular del cargo. Justo eso me ha parecido que postula Amy, pero puedo esta equivocado. Como en todo, por otra parte".

    Si a alguien, a la propia Amy, a Isabel, esas opiniones les pudieran haber parecido taxativas, prejuiciosas o sexistas, les pido en este mismo momento disculpas. ¡Faltaría más!.

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  32. Clavadista, juliancillo mío, tu No eres machista; para eso hay que entrenarse desde pequeño.

    Por otra parte, el machismo es como la hemofilia o el daltonismo, sólo que más perjudicial: se trasmite por las mujeres (las madres), pero la padecen los hombres (aunque la sufren las mujeres de la siguiente generación). O sea, cualquier genetista os lo aclara, el machismo es un gen anómalo (mutación) que reside (alelo) en el cromosoma X.

    Júbilo, completamente de acuerdo con tus comentarios sobre la untuosa sacralidad de los expendedores de "justicia"

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  33. Me alegra que no hayas tenido que esperar en la antigua sala llena de adictos, pero como bien dice el refrán "Aunque la mona se vista de lana, no me entran ganas". Ya veo que el caso era de armas tomar, menos mal que se atienden como es debido los asuntos realmente importantes. La culpa es de la chica refractaria...
    En mi tierra se emplea "Giudice", así que no hay problema de género en ningún caso. Me molesta enormemente la palabra "modisto", es como si a los hombres los llamáramos "idiotos" por ser hombres...
    Me voy a trabajar, te he leído con prisas pero he disfrutado muchísimo. Por cierto, capisco, leggo e scrivo abbastanza bene l'italiano. Lo parlo come posso... lo stesso che lo spagnolo.

    Un beso muy grande

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  34. Resulta curioso esto de los comentarios, ocurre exactamente igual en la vida real, de todo lo expresado lo que parece que le ha quedado claro al señor lansky es que alguien llamó machista a clavadista con ánimo de insulto e incluso lo consuela, así como cuando se le da golpecitos en el hombro a un niño al cual insultaron en el colegio, asegurándole que no es machista, digan lo que digan los demás (así en plan raphael).

    Clavadista, chiquillo, si a mi me ha emocionado la frase esa donde decías "como le mola a Amy", no tengo "na" que disculparte. Ahora eso sí la dislexia míratela, que ya te he explicado dos veces mi comentario y sigues empeñado en tu interpretación. Un besito mozo.

    PD: Lansky tienes toda la razón del mundo sobre el gen del machismo, de ahí que las feministas tengan fama de lesbianas (no exactamente de lesbianas pero es que yo soy muy fina, algo así como exceso de cromosoma y). Pero yo añadiría mucho más es como un gen mutante (el x éste en cuestión) que tras un parto de "varoncito" hace de la mujer presa de una enfermedad que sólo se cura con la aparición de un ser extraño al que llamamos yerno y nos convierte en suegras. Aquí resurge la mujer con exceso de cromosomo y que llevamos dentro. En fin que rodeada de tanta simpleza no podíamos por menos que ser polifacéticas o poliédricas o poligénicas o simples mutantes decidas a haceros la vida un poquito más feliz.

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  35. Yo también estoy deseando que la magistrada y madre nos cuente más cositas. No nos hagas esperar, Susana.

    Sr. Bluff, me alegro de que no seas abogado (he decidido creerte finalmente) pues eso quiere decir que lo del grupito de neuronas que te faltan es un rasgo tuyo personal que nada tiene que ver con el gremio abogacil. Qué alivio.

    Tengo varias razones para estar molesta contigo, en concreto cuatro (como está de moda el ckiki chiki...).

    1) Me mientes miserablemente diciendo que eres entrenador de fútbol y que lees mi blog. En ambas cosas te he pillado (¿lees mi blog y no sabes quién es Parker?).

    2) Usas un tono entre paternalista y condescendiente conmigo totalmente distinto al que usas con el resto de comentaristas. (¿pedagogo de niñas rebeldes?).

    3) Desprecias mis consejos y te obcecas en poner puntos detrás de los signos de interrogación y admiración.

    4) Llevo siglos comentando en tu blog y no te has dignado en comentar ni una sola vez en el mío aunque sólo sea para decir que te parece una mierda.

    Prometo no meterme más contigo. Gracias otra vez, Vanbrugh, por dejarme este espacio.

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  36. No soy capaz de encontrar la forma de escribirte un correo. No cejo en mi empeño

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  37. Queridos Júbilo matinal y allegados:
    Ni siquiera bajo la más cruel de las torturas revelaré la forma en que llegué a tu blog. Digamos que fue antes de un otoño. Desde entonces he disfrutado mucho leyendo no sólo lo que tu escribes sino también lo de tus amiguetes, en especial Dani Maggio, Cigarra (¿tu hermana Josefina?), Miroslav. Lo malo es que trabajo mucho menos de lo que debiera por vuestra culpa y, claro, el Inspector del Consejo General del Poder Judicial no va a considerar como atenuante del inevitable descenso de mi ritmo productivo de sentencias la alegación de que lo hago para purificar mi contaminado espíritu de rata de juzgado a través de la lectura de algo diferente a los habituales “considerandos”, “suplicos” y “otrosíes”. Estoy dispuesta a aceptar el castigo que me imponga, incluso aunque sea carcelario, siempre que me permita tener un ordenador con acceso a internet. Ahora que lo pienso bien, si no fuera por lo que pegan las presas grandes a las pequeñas en Yeserías, no me importaría pasar una temporadita a la sombra con mi ratón (sí, el de Susanita, que ahora además de comer bolitas de anís me conecta con el mundo).

    No me he atrevido a escribir hasta que he leído el post sobre tu declaración testifical. Ahí ya no me he podido resistir y, a pesar del complejo de inferioridad que me causa vuestro alto nivel literario, he cometido la tontería de prometer que os contaría cosas desde el otro lado del estrado.Como todavía mi desfachatez no ha llegado a tanto como para escribir mis vivencias (vaya palabreja) con la toga y puesto que las de la bayeta son igualitas que las vuestras, empezaré por unos “obiter dicta”.

    Primero: Ayer escribí una horrible prueba de autor en el blog que ya he tenido la decencia de borrar.

    Segundo: Habida cuenta de mi proverbial auto-sub-estimación (esta palabreja ya es la repanocha), nada más crear el blog he empezado a odiar el titulito y el nombrecito así que me propongo buscar otros un poco más, ¿cómo diría yo?, apropiados (seguro que me saldrán pedantuelos).

    Tercero: El corrector automático de Word que tiene el ordenador del Juzgado cambia la palabra magistrada por magistrado TODAS LAS VECES y no puedo arreglarlo porque el administrador del sistema esta blindado, lo cual me resulta muy, pero que muy, sospechoso. En vista de eso a partir de ahora el listillo ese va a pasar a ser “la correctora” de Word porque, si nos ponemos reivindicativos, no sé porqué no se puede decir la ratona, la servidora de internet (que no soy yo), la administradora de sistemas (que debe ser un tía repelente) etc.
    Y uno más. Una duda trascendental me ha venido corroyendo desde mis primeras sentencias, y que seguro que alguien me la aclarará y que es si, en el encabezado de una sentencia, después de la fórmula “….tras haber visto los presentes autos”, debe decirse “en que han sido parte Fulano y Mengano” o “en que han sido partes Zutano y no sé quién era el otro”. Me imagino que hay que distinguir entre “tomar” parte en un proceso y “ser” parte interesada, incluso a veces con sus propias partes (chiste malo, perdón). O sea que como dice la parte contratante de la primera parte me estoy liando un poco, pero es lo que tiene estar todo el día entre abogados.

    Por hoy ya está bien. Sólo un chascarrillo judicial auténtico, cosecha del 2003. El Agente Judicial da la voz de audiencia pública, entra en la sala un grupo de gente. La Magistrada pregunta:

    - ¿Son ustedes los actores?
    Y uno, extrañado, contesta:
    - No señora, nosotros somos ferroviarios.

    S.R.C.

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  38. Amy, ya sé que es metafórico, pero tu "exceso" de cromosoma Y es imposible, porque el susodicho es un cromosoma X acortado a lo mínimo (O sea que, cromosomicamente el sexo femenino XX fue el original y luego salió, por mutilación de uno, el masculino XY) En cuanto a la suficiencia, como la tuya, no es un problema masculino o femenino, sólo un problema.

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  39. bien, gresca una poca (con tu permiso, vanbri, tesoro)

    como hace mucho que no me molesto en digital y hoy estoy picajosa y con tiempo, intervengo.

    esa cosa del gen machista y la madre que os parió que trasmiten las mujeres y que son los hombres los que lo padecen (como la hemofilia o el daltonismo, qué precioso) me parece una soberana gilipollez (perdona, lansky, pero mientras tú te pones a hacer metáforas genéticas a mí me por ponerme palabrotera y maleducada). lo que digo, el machismo lo padecen tanto hombres como mujeres, y son (no faltaba más, joder!!) ambos quienes lo enseñan y transmiten. digo.

    otra cosa. hola isabelita! decirte que (a ver si ya me peleo con todos) con respecto al tono condescendiente de bluff no tienes la exclusiva, a mí también me lo hace.

    ya está. besos para todos

    d.m.

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  40. Uyss Lansky suficiencia, allí iban los que suspendían, yo nunca fui te lo juro por snoopy. Un besín.

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  41. Jajajaj no había leído el anómino. Niña! viva la madre que te parió!! (con su cromosoma y todo).

    Jajajjaja, Lansky es que lo pienso y me parto, me parto por la aclaración que me has hecho sobre el cromosoma x que se queda cojo y da lugar al hombre, jajajajja yo que nunca fui a suficiencia como comprenderás no quería entrar en el chiste fácil que esto me provoca, pero después de leer al anónimo es que no dejo de pensar en el chisto, en tu métafora sobre el machismo y lo "suficiente" que te pareció la mía, jajajajaj. Gracias, gracias por alegrarme la mañana, si va a ser mentira lo que dije y sois vosotros los que estáis para alegrarnos la existencia a nosotras y todo. Ante todo una que aunque suficiente, es humilde, lansky, jajajaj y reconoce la verdad.

    Otro beso, sois geniales.

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  42. Zafferano, tus comentarios me resultan siempre especialmente esclarecedores y gratificantes. Efectivamente, la refractaria es la que tiene la culpa de todo. Mil gracias.

    Magistrada, si pulsas sobre la foto de ese precioso cuadro de Menzel (una habitación con las cortinas movidas por el viento) que acompaña, cuando me acuerdo de hacer lo necesario, a la firma de Júbilo Matinal, accederás a mi perfil. En él, si pulsas la palabra EMAIL, se te abrirá un Outlook con mi dirección de correo electrónico que, de todos modos, te pongo aquí, convenientemente alterada para evitar correo basura: antes de eso que todo el mundo llama arroba, y yo arrabo (A con rabo), pones júbilo matinal, pero todo seguido y sin acento. Y después,la letra g seguida de la palabra mail, todo junto, un punto y la sílaba "com". Llegaráme puntualmente cuanto allí quieras enviarme.

    Has hecho mal en cerrar tu blog. La única entrada que ví me encantó, y no me pareció que tu nivel literario desmereciera en nada del -estupendo, en efecto- de mis contertulios y mío propio.

    Yo creo que Fulano y Mengano han sido parteS, igual que diríamos de ellos que han sido buenoS, o demandanteS; porque, así usado, "parte" es un atributo, que debe concordar en número con el sujeto plural. Efectivamente no tiene nada que ver con la frase hecha "formar parte", en la que "parte" es invariable, formen parte uno o diez mil. Fíate de tus instintos lingüísticos que, por lo que veo, aún no han sido echados a perder por la lectura de considerandos y otrosíes.

    Me ha encantado la anécdota judicial, que refleja muy bien cómo la estúpida liturgia decimooctávica (más antigua aún que decimonónica) de la Administración de Justicia, y su terminología trasnochada, petulante y para iniciados despista, aleja y confunde a las personas normales.

    Beso gordo.

    d.m., tienes, cómo no, tú y cuantos se sientan llamados a ello, (Isabel, Amy, Bluff, Lansky) mi permiso para utilizar este blog como campo de batalla todo el tiempo que queráis. ¿Cómo podría negárselo a nadie yo que, como bien sabes, me he pegado con casi todo el mundo en blogs ajenos, pasando olímpicamente del titular, durante centenares de comentarios, procedimiento por el que he acabado consiguiendo tan buenos amigos como Bluff, Lansky o tú? Unicamente pido a todos los contendientes que tengan la amabilidad, de vez en cuando, de limpiar la sangre y retirar los cadáveres más cercanos a la descomposición. Están ustedes en su blog.

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  43. Joder con el que no le impotaban las audiencias. Tú, incitando a mi descuartización psicológica con tal de poder subir el número de comentarios. Ya se me ha acusado, entre otra lindezas, de padecer un déficit neuronal. Así, sin anestesia. Algo que ni por asomo se me ocurriría a mi decirle a alguien. ¿Qué será lo próximo?
    Confio, Vanbrugh, que sepas contener tus entusiasmos y no te conviertas en instigador de la próxima delicadeza con la que a alguien se le ocurra obsequiarme en esta, que es tu casa.

    Abrazos para todas y todos!

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  44. d.m., camionera mía, amy la riente y demás anónimas o públicas: metáforas son metáforas, como, sin ir más lejos, la chorrada esa de la envidia de pene, que se supone que tenéis algunas (y no ganas de pene, que es bien distinto)y que equlibraría nuestra envidia de no tener dos cromosomas X (con mayúscula, por favor)enteros. En todo caso, envidia sólo hay una, y nunca es sana.

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  45. bluf, sé un machote y defiéndete tú solo, que lindezas como estas y mucho peores se han dicho en tu blog cienes de veces sin que tú te hayas llevado las manos a la cabeza...

    (lansky, cromosomo mío: un beso)

    d.m.

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  46. Venga, Julián. Parece mentira. Cosas mucho peores nos han dicho a todos, a estas alturas ya deberías tener callo.

    Yo me limito a ser cortés con mis invitados y a hacer que se sientan como en casa. Incluido tú, por supuesto. Acusarme de fomentar tu linchamiento para aumentar el número de comentarios me parece por completo fuera de lugar y, desde luego, impropio de ti. Recapacita, muchacho.

    Veo, antes de enviar este, que d.m. me acaba de quitar las palabras de la boca.

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  47. Julian Bluff dice:

    d.m

    Ha llegado la hora de la verdad.

    Soy metrozezua. No me pierdo ni un solo programa de "Mira quien baila". Y Lansky es.... mi madre. De pequeño las malonas de la clase me robaban siempre el chopped del bocadillo y de eso quedan marcas aún más profundas que las del amor.

    Gracias compungidas, demita.

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  48. ok, meriflower, como tú quieras.

    habría bastado, tesoro, con que reconocieras que van no tiene nada que ver con las delicadezas con que se te está obsequiando por aquí.

    de nada, y hazte mirar lo del lloriqueo compulsivo

    d.m.

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  49. Julian, si fuera tu madre sabes que sería una honesta prostituta, aún así veo que te apetece recoger los dientes del suelo con los dedos rotos, y es muy doloroso. Por otra parte, esas que malmeten no saben si arrascarse el relój y darle cuerda al culo, no hay problema.

    Lansky

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  50. ¡Ja, ja, ja! Vanbrugh, qué bien me lo estoy pasando, en serio.

    Susana ha estado genial, Amy, inexplicablemente incomprendida por el tándem Bluff-Lansky, me ha encantado, (desde aquí mi apoyo moral) y Dani, afilada y certera flecha sencillamente irrebatible. Lo siento, varoncitos, pero la actuación de las féminas os ha sobrepasado por mucho en ingenio y razonamientos en esta ocasión.

    Besos para todos (en plural genérico, que incluye a ellos y ellas).

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  51. Me estaban haciendo falta unas risas para sacudirme la modorra de la no-siesta. Muchas gracias a todos.

    Muchachos, tengan cuidado a ver si en la refriega les van a romper la patita que le queda al cromosoma Y y se les convierte en un cromosoma V. Que tampoco sería mucho problema, seguro que enseguida alguien lo convertía en un símbolo de victoria.(¿de quién?)

    Susana, así me maten que no se quién eres aunque tú si sepas quien soy yo. Estas cosas acaban conmigo.

    JubilitoMatinal, hijo, modera tu lenguaje que luego te dicen cosas como aquella chica que opinaba que siempre parecías a punto de decir: ¡Albricias, albricias!

    Diga que si, señor Bluff, que todo lo hace por conseguir audiencia, como los programas de Tele5 (¡me da una envidia! ¡Qué no daría yo por tener no ya 50, ni siquiera 25 comentarios en un post de mi pobre blog! Pero el que nace para ochavo, no puede llegar a cuarto)

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  52. Magistrada, no contestes a nada sin tu abogado delante. Ni con él tampoco.

    Cigarra, ¿qué le pasa a mi lenguaje?

    Este blog, en cuanto su autor regrese a su indolente costumbre de postear cada dos meses o, lo que es peor, de espantar a la escasa clientela con sus versiones de Brassens -hay una al caer, el que avisa no es traidor- o con sus panfletillos cristianoides, volverá, ya lo verán, a su modesto régimen habitual de visitas y comentarios. Muy inferior al sólido y regular del tuyo, Cigarra, por cierto, pero yo no soy envidioso.

    Entretanto son todos ustedes bienvenidos, y un honor para mí darles cobijo mientras les agrade recibirlo. Al primero de todos, si cupieran distinciones, a mi querido amigo Bluff, que tanta notoriedad parece haber alcanzado con los últimos comentarios, lo que seguro estoy de que ha de tenerle bien satisfecho.

    La Dirección rehusa formalmente la menor responsabilidad en los daños personales que pudieran producirse; bastante tiene con esquivar la cabeza a los golpes perdidos.

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  53. Estimado Sir Vanbrugh

    Enfebrecido y -admítalo, querido- desconcertado ante el inusual -¿o sería mejor decir milagroso?- número de visitas registrado por la última entrada de su simpática gacetilla, me tienta usted con zalamerías, mediante un uso sibilino de la camaradería, a que reanude mis intolerables provocaciones a sus lectoras en el ánimo -no me lo niegue- de que los comentarios continuen incrementándose gracias a la rutilante carrera literaria que, como chivo expiatorio de su blog, ha decidido proyectar usted para mi. Un asunto un tanto lastimoso, siento decírselo. Y, aún así, conmovido ante ese inusitado júbilo que hoy le desborda -que sólo a un desbordamiento, quiero imaginar, habrán de responder tan arteras artimañas- voy a volver a entrar al trapo -estoy hecho un mihurita- y reanudar desde este mismo momento mis invectivas de matiz sexista, atreviéndome a sugerir, aunque reconozco que puedo equivocarme y que no estoy seguro de nada y solicitando disculpas a todas de antemano por si con las irreflexibles palabras nacidas de mi soliatria neurona pudiera herir susceptibilidades o incurrir en descalificaciones, que:

    "Las mujeres son casi siempre más gentiles que los hombres". O más "gentilas", como diría Amy.

    Ya está, ya lo he dicho, ahora sólo nos queda esperar, mi querido compañero de una y mil batallas ¡¡¡pasadas!!! que te suba la audiencia y que ninguno de los flechazos que me lancen nuestras ardorosas amazonas interese (como se dice en terminología forense) órganos vitales.

    Suyo, afectuoso, Lamby Bluff.

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  54. Los titulares del blog se reiteran en que, respetando y agradeciéndolos todos, son por completo ajenos al contenido y posible intención de ninguno de los comentarios publicados en él, salvo los por ellos firmados. No habrá más declaraciones al respecto.

    (Gracias, Bluff, tronco.)

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  55. Venga ya, jubilosos, os habéis decantado por "el tomate", y punto. Y yo, iluso, que pensaba que este era la BBC de los blogs...

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