viernes, 11 de abril de 2008

Morir por una idea


Georges Brassens - Mourir pour des idées

Iba tocando ya Brassens, no digan que no se lo imaginaban. Hoy traigo una un poco más seria, "Mourir pour des idées". En 1964 Brassens compuso "Les deux oncles", "Los dos tíos", en la que se dirigía a dos supuestos tíos suyos ya muertos, uno colaboracionista y partidario de Vichy y el otro combatiente antinazi ("uno amigo de los Teutones, otro amigo de los Tommis") y les hacía notar cómo, veinte años después de la guerra, todo el mundo pasaba ("tout le monde s'en fiche à l'unanimité") de las ideas que ambos habían defendido hasta la muerte, y pensaba, más o menos, que ni uno ni otro tenían razón, ni mucho menos razones para montar la que habían montado. "No hay idea en el mundo que merezca una muerte, dejemos ese papel para los que no tienen ninguna" (idea).

El bueno de Georges, con sus canciones llenas de palabrotas ("Je suis le pornographe du fonographe") en las que se burlaba de todo lo respetable, cantaba el amor de las putas y hacía que los gorilas sodomizasen a los jueces, solía despertar las iras de los burgueses bienpensantes, pero esta vez se las arregló para tocarle también las narices a la izquierda más ortodoxa, que habitualmente le defendía. Poner en duda la maldad absoluta del colaboracionismo y equipararlo con la heroica Resistencia en una común estupidez inútil era prácticamente una blasfemia, y no precisamente de las que hacen rabiar a los curas, pero reir al resto. De modo que las reacciones airadas le llovieron de todos los lados a la vez. Posiblemente no sin motivo, porque realmente la de que que a fin de cuentas lo mismo da colaborar con el nazi invasor que combatirlo no es una afirmación muy defendible, y en la Francia de posguerra menos aún. Pero Brassens era así, se le tomaba o se le dejaba pero no era fácil de manipular. (Cosa que no deberían haber olvidado algunos de sus traductores españoles, que trataron de convertirlo poco menos que en una bandera antifranquista y fueron en cambio incapaces de traducir su inimitable poesía, su ternura y su humor. Paco Ibáñez me perdone.)

Su respuesta al clamor general fué esta canción, en la que confiesa haberse rendido a la opinión de la "multitude accablante" que se le echó encima "aullándole a la muerte", con solo una pequeña reserva: "Muramos por las ideas, de acuerdo, pero de muerte lenta."

La letra en francés no tiene desperdicio. Mi humilde traducción ha intentado conservar alguno de los mejores giros, o de sustituirlos por lo más equivalente de que he sido capaz, pero sin mucho éxito. No obstante lo cual me lo paso tan bien montando trabajosamente estas importaciones del magnífico francés de G.B. que luego no puedo resistir la tentación de colgarlas aquí, como los niños cuando acaban el dibujo y se lo van enseñando a todo el mundo.


MORIR POR UNA IDEA

¡Morir por una idea! La idea es excelente.
Yo, por no profesarla, casi me morí,
pues toda la ralea de sus fieles creyentes
proclamando su fe se arrojó sobre mí.
No pude mantener mi actitud insumisa:
abjuré de mi error, agaché la cerviz
y acaté su opinión, pero con un matiz:
Morir por una idea, bien, pero sin prisa,
muy bien, pero sin prisa.


Pienso yo que no hay que morirse enseguida,
sino pensarlo bien, con calma, sin estrés.
Porque si no, ¡caray!, igual damos la vida
por una idea que no dura ni un mal mes.
Y es muy desagradable, no es asunto de risa
rendir el alma a Dios y, entonces, comprobar
que la idea elegida no era de fiar.
Morir por una idea, bien, pero sin prisa,
muy bien, pero sin prisa.


Los que con más pasión llaman al sacrificio
a la hora de cumplir se suelen demorar.
La muerte es su pregón, reclamarla es su oficio,
si ellos murieran ¿quién nos la iba a predicar?.
Así que, con frecuencia, esta gente le pisa
al buen Matusalén el récord de la edad.
Probablemente opinan, en la intimidad:
Morir por una idea, bien, pero sin prisa,
muy bien, pero sin prisa.


Habiendo tanta idea que reclama su cuota
y exigiendo el martirio todas por igual,
muy pronto se plantea la cuestión para nota:
Morir por una idea, bien, pero ¿por cuál?
Y como, más o menos, son todas de igual guisa,
el sabio, al contemplar su feroz multitud,
concluye, mientras guarda de nuevo el ataúd:
Morir por una idea, bien, pero sin prisa,
muy bien, pero sin prisa.


Y aún si bastara con unas pocas matanzas
para dejar, por fin, todas las cosas bien...
Si como colofón de la macabra danza,
viniera de una vez por todas el Edén...
Pero la Edad de Oro está en llegar remisa,
el cupo no se llega nunca a completar
y la Muerte es el cuento de nunca acabar.
Morir por una idea, bien, pero sin prisa,
muy bien, pero sin prisa.

Tú, el apóstol que vas de novio de la muerte:
tu ejemplo nos dará el sermón más eficaz.
Si tan seguro estás, muérete, y ¡buena suerte!;
pero deja vivir a los demás en paz.
Por desgracia, la Parca es sabia, y no precisa
de colaboración en su triste labor.
Se arregla muy bien sola, así que, por favor:
Morir por una idea, bien, pero sin prisa,
muy bien, pero sin prisa.
MOURIR POUR DES IDÉES

Mourir pour des idées, l'idée est excellente
Moi j'ai failli mourir de ne l'avoir pas eu
Car tous ceux qui l'avaient, multitude accablante
En hurlant à la mort me sont tombés dessus
Ils ont su me convaincre et ma muse insolente
Abjurant ses erreurs, se rallie à leur foi
Avec un soupçon de réserve toutefois
Mourrons pour des idées, d'accord, mais de mort lente,
D'accord, mais de mort lente


Jugeant qu'il n'y a pas péril en la demeure
Allons vers l'autre monde en flânant en chemin
Car, à forcer l'allure, il arrive qu'on meure
Pour des idées n'ayant plus cours le lendemain
Or, s'il est une chose amère, désolante
En rendant l'âme à Dieu c'est bien de constater
Qu'on a fait fausse route, qu'on s'est trompé d'idée
Mourrons pour des idées, d'accord, mais de mort lente
D'accord, mais de mort lente


Les saint jean bouche d'or qui prêchent le martyre
Le plus souvent, d'ailleurs, s'attardent ici-bas
Mourir pour des idées, c'est le cas de le dire
C'est leur raison de vivre, ils ne s'en privent pas
Dans presque tous les camps on en voit qui supplantent
Bientôt Mathusalem dans la longévité
J'en conclus qu'ils doivent se dire, en aparté
Mourrons pour des idées, d'accord, mais de mort lente
D'accord, mais de mort lente"


Des idées réclamant le fameux sacrifice
Les sectes de tout poil en offrent des séquelles
Et la question se pose aux victimes novices
Mourir pour des idées, c'est bien beau, mais lesquelles ?
Et comme toutes sont entre elles ressemblantes
Quand il les voit venir, avec leur gros drapeau
Le sage, en hésitant, tourne autour du tombeau
Mourrons pour des idées, d'accord, mais de mort lente
D'accord, mais de mort lente


Encor s'il suffisait de quelques hécatombes
Pour qu'enfin tout changeât, qu'enfin tout s'arrangeât
Depuis tant de "grands soirs" que tant de têtes tombent
Au paradis sur terre on y serait déjà
Mais l'âge d'or sans cesse est remis aux calendes
Les dieux ont toujours soif, n'en ont jamais assez
Et c'est la mort, la mort toujours recommencée
Mourrons pour des idées, d'accord, mais de mort lente
D'accord, mais de mort lente

O vous, les boutefeux, ô vous les bons apôtres
Mourez donc les premiers, nous vous cédons le pas
Mais de grâce, morbleu! laissez vivre les autres!
La vie est à peu près leur seul luxe ici bas
Car, enfin, la Camarde est assez vigilante
Elle n'a pas besoin qu'on lui tienne la faux
Plus de danse macabre autour des échafauds!
Mourrons pour des idées, d'accord, mais de mort lente
D'accord, mais de mort lente

30 comentarios:

  1. Estupenda la letra de Brassens, leída en tu magnífica versión española (mi francés es todavía más insuficiente que mi italiano); me dejas impresionado: traduces manteniendo las rimas. En cuanto al fondo, ironía brassensiana al margen, es evidente que comparto absolutamente lo de que no hay idea en el mundo que merezca la muerte. En todo caso, son muchos menos los que han muerto voluntariamente por una idea que los que lo han hecho obligados (¿por sus ideas o por las de quienes los enviaban a la muerte?). Ojalá que todos lo compartiesen, pero me temo que no es así. La liberación nacional, la fe verdadera, etc, etc ... siguen siendo ideas capaces de justificar a muchos la muerte de otros.

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  2. Gracias, Miroslav, agradezco los elogios a mis versiones de Brassens como las mamás los piropos a sus niños. Ahí está la gracia, precisamente, en conservar un significado más o menos paralelo al del original, pero cambiando lo necesario para que siga rimando, los juegos de palabras sigan teniendo gracia y la medida y el ritmo permitan cantar la canción en español: un buen rompecabezas. Aunque comprendo que el resultado es siempre inferior al original -a menos que uno sea un genio casi comparable a G.B., como, por ejemplo, Javier Krahe, lo que evidentemente no es mi caso- y que el disfrute, por tanto, es, fundamental y casi intransferiblemente, para el propio traductor, más que para el lector/oyente. Como ya he dicho alguna vez, por divertido que sea resover un crucigrama, nadie lee crucigramas resueltos por otro.

    Se pierden inevitablemente muchos buenos recursos: en la última estrofa, por ejemplo, el verso "et cèst la mort, la mort toujours recommencée" es una estupenda modificación del famoso verso de Valéry "la mer, la mer, toujours recommencée". Una cita evidente para cualquier oyente francés, imposible de conservar en español, ni de ser sustituida por nada equivalente. Pero en algo hay que perder el tiempo...

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  3. ¡¡¡Increíble la traducción que has hecho de la canción de Brassens!!! Eres genial.

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  4. Gracias, anónimo. Me derrito del gusto.

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  5. Totalmente de acuerdo con este poema erótico. La tercera estrofa es sumamente esclarecedora. Es cierto que algunos le ponen mucha pasión, pero a la hora de cumplir en la intimidad, se demoran. Aunque compararlos con Matusalén...! Menos mal que Brassens deja claro que estas cosas hay que hacerlas bien, pero sin prisa. Ese es el secreto del buen sexo, independientemente de la edad que se tenga.
    Magnífica traducción!

    Besos, belleza

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  6. Casualmente había estado leyendo hoy, antes de encontrarme con tu traducción, la reseña de un reciente libro de Umberto Eco "Decir casi lo mismo" sobre el arte de traducir. (siempre ocurren estas casualidades) El autor de la reseña, Germán Gullón, dice:"La traducción no es una interpretación textual, sino un intento de decir lo que el autor dijo". Creo que tú lo has logrado perfectamente.

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  7. ...y además conservando perfectamente la estructura métrica, la rima y la musicalidad...

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  8. Me sumo, me sumo al coro -crua, cruá, cruá- de alabanzas sobre tu espléndida traducción; remedando a Borges, es casi seguro que es lo mejor que sabes hacer y por eso no te has dedicado a ello sino a lo segundo que mejor sabes hacer y que yo no sé que es.

    Otro sí: Brassens no es que tuviera razón en equiparar colaboracionistas y resistentes, sino que tenía sus razones, la principal, el enojante pringue manipulador de la heróica Resistencia francesa (nutrida en gran parte de esforzados republicanos españoles que venían "calientes" de combatir el fascismo): fue de ese patriotismo de opereta, "a posteriori", en el que, de crerle, casi toda Francia había estado en la Resistencia, (como luego media España en el mayo francés del 68), de lo que Brassens se ría, y yo con él. Bendito sea.

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  9. Zafferano, no te creas, Matusalén, aún en sus últimos años, tengo entendido que mantenía muy buena forma. Ya sabes que, efectivamente, demorarse, según en qué tareas, no está tan mal, y él era especialista en eso.

    Ricardo, la poesía, las canciones y los juegos de palabras son el caso extremo de un problema que, efectivamente, está presente en toda traducción: ser fiel primordialmente al fondo, modificando para ello la forma todo lo que haga falta, o respetar preferentemente la literalidad, aunque para ello tengas que sacrificar parte del fondo. (Simplificándolo un tanto brutalmente; lo primero que pasa es que no es tan sencillo deferenciar fondo de forma, pero bueno.) Imagino que la mejor traducción es la que consigue el mejor compromiso entre los dos extremos.

    Lansky, muy certeros tus dos diagnósticos, el que se refiere a mis habilidades profesionales (Si esto es lo que mejor hago, imagínate cómo haré lo que peor...) y el que se refiere al patrioterismo francés a posteriori, al que tanto ofendió la canción de Brassens.

    Muchas gracias a todos por sus alabanzas. Se ha cubierto ya el cupo y mi ego está fuera de peligro.

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  10. Pues por darle un giro al asunto que traes con Brassens el verdadero problema no es que alguien esté dispuesto a morir por una idea, el verdadero problema es cuando la gente está dispuesta a matar por una idea y los "otros" (los que necesitan los primeros para realizar la acción de matar) a no dejarse matar por esa idea que ni les va ni les viene, ni la quieren (la idea vamos).

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  11. Veo que ya te han alabado un montón, muy merecidamente por cierto. Ha sido un placer leer tu traducción y escuchar la canción (ya sí puedo escuchar música y ver vídeos, je, je).

    A mí me da igual que se muera lentamente o rápidamente todo aquel que quiera por una idea, si lo hacen voluntariamente. Lo de que me maten a mí o a otros sin preguntarnos nuestra opinión al respecto, eso me inquieta bastante. Va a ser que eso no está bien, como dice Amy aquí arriba. Al final me encuentro con la siguiente paradoja moral. Encuentro mal morir por una idea y peor aún matar por una idea. Sin embargo sí podría matar por acabar con la idea de que yo tengo que morir por una idea, y morir en el intento. ¿Se entiende esto? Esto es una versión de la defensa propia, ¿no?

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  12. Amy, Isabel: sí, la cuestión es un poco más complicada que como la cuenta nuestro amigo, que al fin y al cabo lo que estaba haciendo era una canción, y no un tratado de ética. No es lo mismo morir que matar, en primer lugar, y no es lo mismo morir o matar por unas cosas que por otras. Personalmente creo que el meollo está en mezclar o no las ideas en la cuestión. Yo estoy dispuesto a mirar con no muy malos ojos a quien se haga matar e incluso a quien mate en según qué circunstancias y por qué motivos. Pero estoy de acuerdo con lo que, a fin de cuentas, viene a decir G.B.: entre estas circunstancias y motivos que pueden hacer más o menos comprensible el que uno mate o muera, nunca, desde luego, estará la defensa de ninguna idea. Uno puede matar por defender a otro o a uno mismo, uno puede dejarse matar por eso mismo, o por algún otro motivo privado que le parezca suficiente (¿quién mejor para elegir que uno mismo?) Pero de entre todos los asesinos, siempre consideraré que el que mata por una idea –la Patria, la fe– es con diferencia el más vil y el más despreciable (prefiero, con mucho, a quien mata por dinero que a quien lo hace por su jodida patria o por su bendito dios.) Y de entre todos los mártires siempre consideraré que el que se deja matar por una idea es el más idiota. (Lo malo es que ser idiota, en según qué casos, es una opción que no se puede descartar a la ligera.)

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  13. De verdad Júbilo piensas que haya alguien en este mundo que se deje matar. Los mártires que yo sepa no se han dejado matar, imaginemos a los pobres cristianos en el foso con los leones, tú me dirás si se dejaron matar o poca salida les quedaba a la vida. O imaginemos un tribunal de la inquisición, que se inventaba lo que hubiera menester para cargarse a aquellos que querían quitar de en medio, si la honestidad del que mentía o no valía de algo para evitar la sentencia final. En esta sociedad lo que más se parece a lo que Brassens dice son aquellos musulmanes que se inmolan. Pero las guerras nunca se producen por aquello de morir por ideas, sino por aquello de matar por las ideas. Y claro, coincido completamente contigo de que los que no quieren morir por las ideas, y mucho menos por las ideas de los demás quieran defenderse y no dejar a nadie que los maten y como consecuencia inevitable matar para sobrevivir. Hombre también podríamos sucumbir o plegarnos a aquello que quieren los que quieren matarnos y así evitaríamos la guerra, pero eso es igual de tonto que morir por una idea, sería morir en vida por la idea de un fanático.

    El problema de la idea de Brassens, por muy poeta que sea, es que es una idea muy recurrida para desviar la atención del que tira la primera piedra en una guerra y creer que aquellos que se defienden del fanatismo de otros son los que generan las guerras y por muy genial que sea Brassens y por muy buen poeta que sea, está claro que soy tan tozuda como él y su idea o está mal expresada o simplemente no me la trago.

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  14. A mí me ha encantado la canción y la ironía que despliega. Mi comentario era la reflexión a la que me ha llevado la lectura de tu post. En ningún caso una crítica o una censura moral.

    Lo que más me ha gustado de la canción es esa invitación a pensar libremente y no dejarse manipular por los profetas matusalenes.

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  15. Sí, Amy, no muchos pero hay gente en este mundo que se deja matar. Gente que podría evitar que la mataran haciendo algo que, finalmente, decide que no quiere hacer, aunque sea a costa de que la maten, por ejemplo. Los hay; e incluso si los he llamado idiotas créeme que lo he hecho con muchísimo respeto. Como ya he dicho antes, ser idiota, en según qué casos, es una opción que no se puede descartar a la ligera.

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  16. Qué gozada de versos los de Brassens, qué extraordinaria traducción la tuya. Pero sobre todo, ¡qué tesis tan excelente en francés o en español! Como decía la abuela de un amigo mío, a sus 100 años, cuando le contaban de alguien que había muerto: "¡que nos espere allí muchos años!"

    (no hacía falta que aclararas la cita de Valery, ya la habíamos captado!!)

    ¿por qué Zafferano tendrá ese don para dar con el quid de las cuestiónes?

    Vaya lío que te has montado AmadeCasa. Pero se te entiende estupendamente.

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  17. Estimado señor Don Júbilo Matinal:
    Hece ya unos días que le escibí a usted un mensaje de correo en el que le daba cumplida cuenta de las razones de mi ausencia internáutica y le proponía una cita para tal día como hoy miércoles. Espero que no lo haya leído usted porque ni suponer quiero ¡oh mísera de mí o infelice¡, que lo haya ignorado adrede.
    En fin, revise sus mensajes señor Matinal y vaya espabilando porque no crea que van facele propuestes como estes tos les díes y pa´ncima no ta una pa que-y den calabaces. (Dígoselo n´asturianu que suéname más ordinariu y poque préstame falalu)

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  18. Estimada Magistrada: cuando alguien hace un comentario es su blog de usted, el administrador de blogger le manda a usted un mensaje para avisarla. El administrador, no el comentarista. Si usted "responde" a ese mensaje, su respuesta le llegará al administrador que se lo envió, esto es, a alguna triste clase de máquina anónima, que probablemente ni lo reciba, porque no estará preparada para ello. Pero no al comentarista que, o bien ve un comentario suyo de usted en respuesta al suyo de él, o bien recibe un mensaje suyo de usted en su cuenta de correo de él, o bien como parece haber sido el caso, no ve ni recibe nada de nada y se pregunta, sí, se pregunta qué habrá sido de usted.

    Tendrá usted en breve noticias mías.

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  19. Al contrario de lo que el autor pregona en su texto, haciéndose eco de su idolatrado Brassens, parece como si el tío hubiera tenido una idea y, inmediatamente que la volcó aquí, hubiese pasado a mejor vida.

    ¡Con lo diligente que se muestra el tío para enredar en los blogs ajenos (y bien que se lo agradecemos sus autores) resulta increíble que luego le cueste tanto, tantísimo, introducir novedades en el suyo!

    Abrazos

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  20. Lo bueno hay que racionarlo, Clavadista. Mi objetivo inconfesado -hasta este mismo momento, en que estoy confesándolo- es que un nuevo post de Júbilo Matinal sea un acontecimiento tan esperado como una nueva novela de Julián Marías hijo, o sea, Javier.

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  21. En cuanto al nuevo post

    Me temo lo peor

    En cuanto a este post.

    ¡Ojo! que Brassens es mucho más iconoclasta de lo que a mi me parece que tú -con tu traducción- le vienes a atribuir. El habla de morir por las ideas ¡cualquier idea! y una idea, una sólo, -tal y como tú traduces- bien pudiere implicar una idea errónea o un ideal (exclusivo) ciertamente, en cuanto único e irrenunciable, fanático... dogmático. Mucha gente lo suscribiría. Pero nótese que lo que Brassens nos dice es que aunque las ideas sean muchas, y aún las más razonables, o contradictorias, o muy filántrópicas, y meditadas, comedidas, o jaraneras y festivas.... tampo merece la pena morir por ellas, por su conjunto.

    Besines.

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  22. En cuanto al nuevo post -me imagino que te refieres a mi próximo post- pareces saber tú más que yo, Clavadista. No tengo la menor idea de sobre qué irá. Los posts me brotan por un proceso bastante parecido al de los forúnculos, a los que también soy propenso; crecen ignorados, desde dentro, produciendo una creciente desazón, hasta que se manifiestan abiertamente al exterior y me quedo tranquilo una temporada. El blog viene a ser como un drenaje. (Completaré la metáfora, aunque de dudoso gusto: sus comentarios y los míos, queridos lectores, vienen a ser la deleitosa ocupación de rascarse.)

    Morir por una idea y morir por las ideas son expresiones perfectamente sinónimas. Cada uno de los que "muere por las ideas" lo hace por una sola, la suya, la que él ha elegido para ese fúnebre menester. El plural solo tiene sentido referido al colectivo de murientes potenciales. Brassens lo usa porque en francés queda bien. En español, en cambio, es equívoco, y por eso, además de por razones métricas que no hacen al caso, no lo uso yo. Pero ambos decimos lo mismo. Nadie muere por las ideas, en general. En cuanto a las razonables, dejarían de serlo, sin duda en la particular formulación que les diera quien estuviera dispuesto a morir por ellas. No es razonable morir por una idea, al menos eso dicen Brassens, y mi traducción. Ergo no es posible morir por una idea razonable. Esta tesis es discutible, desde luego: yo encuentro razonable la idea de que no se debe delatar a la gente, y, desgraciadamente, hay quien muere en la tortura por mantenerse fiel a esa razonabilísima idea: no me siento capaz de reprochárselo. Pero, habrá que insistir en ello, Brassens estaba escribiendo una canción, no un tratado de ética. Y yo, traduciéndola.

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  23. (En realidad, además, la expresión que usa Brassens debe traducirse como "morir por ideas", sin artículo, lo que le da un significado más abstracto y general y hace más evidente que, en la práctica de cada uno, "morir por ideas" se concreta en "morir por una idea".

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  24. Al mencionar los forúculos me ha venido a las mientes aquella delicada poesía de uno de mis autores favoritos que decía:
    "De ver al médico vengo / pues me molesta y me pica / un forúnculo que tengo / donde el mismo nombre indica".
    Nunca viene mal un toque lírico entre tanta reflexión sesuda

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  25. Ah...! Pero tú también tienes una creciente salazón?

    Besos!

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  26. Estaba pasando a mp3 algunos CDs y me encuentro con la versión italiana de esta canción, cantada por Fabrizio de André, un tipo que, hace ya bastantes años, me gustaba mucho. Si te apetece oírla:
    http://www.goear.com/listen.php?v=372ee44

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  27. No conocía a este Fabrizio, Miroslav, y debo decir que me ha gustado mucho. Como cantante. Su traducción de Brassens, en cambio, me ha decepcionado un poco, como me sucede con casi todas, exceptuando las de Krahe -e, inmodestamente, las mías-. Brassens era un poeta inimitable y ninguno conseguimos emularlo con dignidad -exceptúo de nuevo a Krahe, en esto solo a él.- Pero hay que esforzarse un poco, al menos, con las rimas. Parte importante de la gracia inimitable del gran Georges era la inexorabilidad de cada rima y, si no otra cosa, al menos eso sí hay que tratar de reproducirlo lo mejor que se pueda. Y este italiano parece creer que basta con decir lo mismo que Brassens para tener la misma gracia, cuando lo cierto es que, sin la inverosímil adecuación al fondo que él logra manteniendo íntegra la forma, las historias de Brassens pierden el noventa por ciento de su misteriosa seducción.

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  28. hola! luego de escuchar esta canción varias veces, tanto en su version francesa como en la italiana (soy una gran admiradora de Fabrizio de Andre), me interesé por saber más sober ella, es asi como terminé en esta página. es muy probable que no leas este comentario, Jubilo, pero en el caso de que así sea, hay una pregunta que quiero hacerte
    cuando dices (como dice GB) que ninguna idea es digna de nuestra vida, y que los que se dejan matar por una idea son los más idiotas...me quedé pensando en un caso en particular
    siendo argentina, me vinieron a la memoria las dictaduras militares del siglo pasado, para ser más específica, la última 1976-1983. donde más de 30.000 personas fueron secuestradas y asesinadas clandestinamente por sus 'ideas'. Hubo quienes no tenían nada que ver con los 'subversivos' (así llamaban a las personas con ideas que se oponían al régimen militar)Pero tambien existieron quienes sí militaban políticamente en partidos o agrupaciones durante el proceso, y por eso fueron apresados y asesinados, o mejor dicho 'desaparecidos'. Ahora bien, como estudiante secundaria que participó activamente del Centro de Estudiantes, imagino (solo puedo imaginar) que si me hubiera encontrado en la situación de los jovenes de hace 30 años, también habría hecho lo mismo
    ¿habría muerto por mis ideas? yo creo que sí, porque si no, me habría parecido insoportable la vida sabiendo que al mantenerme cabizbaja estaba aceptando pasivamente todo lo que estaba pasando, la violación sistemática de la vida de las personas.
    qué es lo que más vale la pena? conservar mi vida, o arriesgarla por lo que creo, es correcto?
    quién ganó? los que huyeron o decidieron mirar hacia abajo, o los que murieron haciendo frente a la tiranía?
    la respuesta no es tan facil cuando se pasa de las palabras a los hechos.

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  29. Hola, Maca. Leo todos los comentarios, y trato también de responderlos todos.

    La postura de Brassens, en todos los asuntos pero en este más aún, es muy discutible y, como digo en el post, de hecho fue muy discutida. Admirar su música y su poesía no implica necesariamente estar de acuerdo con ella.

    Si ha de darse o no la vida por una idea es algo que nadie puede decidir en frío, en teoría y acerca de los demás. Una elección muy seria que, llegado el momento -espero fervorosamente que a mí no me llegue nunca- cada cual debe hacer por sí. Imagino que Brassens sería el primero en pensar así, lo que, evidentemente, no le impidió escribir esta canción. No siempre lo que decimos en un momento en el que tratamos de ser ingeniosos se corresponde con lo que decimos cuando hablamos más profunda y seriamente, ni mucho menos con lo que en la práctica estamos dispuestos a hacer. Me figuro que, simétricamente a lo que espero de Brassens -y de mí mismo- habrá también gente que alardee de su disposición a dar la vida por una idea que, llegado el caso y puesta en el brete de hacerlo verdaderamente, a lo mejor se lo piensa mejor.

    Por mi parte me he limitado a traducir lo mejor que he podido la letra de Brassens. Nada de lo que dice mi traducción refleja nada de lo que yo piense sobre el asunto, y mal traductor sería si obrara de otro modo.

    Bienvenida, y muchasgracias por tu comentario.

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