miércoles, 4 de junio de 2008

Tango



Carlos Gardel - Tomo y obligo

Me he criado oyendo cantar tangos. A mi madre, concretamente, que cantaba casi constantemente, prácticamente siempre que estaba sola y no haciendo algo, como leer u oir música, que se lo impidiera. (De algún sitio tenía yo que haber sacado mi manía de silbar todo el rato y la universalidad de mis gustos musicales.) Mi madre cantaba de todo, pero principalmente tangos, aprendidos por alguna ósmosis misteriosa -¿había radio en las casas españolas de los años veinte y treinta?- además de copla española -esta sí sé que aprendida directamente de una "muchacha" de su casa de pequeña; Concha Piquer me ha llegado por rigurosa tradición oral- zarzuela y versiones vocales, arregladas sobre la marcha por ella misma, del principal repertorio clásico para piano, aprendido este de mi abuela, su madre, que era una excelente pianista. Y cantaba tangos de Gardel, cuya fulgurante carrera coincidió con su infancia y juventud. Cuando mi madre murió, hace catorce años, tenía más de cien letras de tangos de Gardel, tomadas al oído, manuscritas en dos o tres cuadernos. Mi hermana, que es la bibliotecaria de la familia, los tendrá guardados por algún sitio.

El tango, por tanto, forma parte del paisaje de mi infancia como las piezas del exin bloc, los soldaditos de plástico o las novelas de Guillermo Brown, JulioVerne, Louise M. Alcott, P.C. Wren y Enid Blyton. Aquel mundo de música desgarrada e historias sombrías - sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando; eche, amigo, no más, échele y llene hasta el borde la copa de champán; barrio plateado por la luna, rumores de milonga, es toda mi fortuna; cieguita, dije yo con gran dolor; sentir que es un soplo la vida; arrésteme, sargento, y póngame cadenas; te quise tanto que al rodar, para salvarte sólo supe hacerme odiar; decí, por Dios, qué me has dao... - forma un temprano sedimento de mi vida que probablemente es uno de los motivos de mi arrebatada simpatía por todo lo argentino. Ya mayorcito, trece o catorce años, escuché por primera vez una grabación de Gardel y descubrí dos cosas: que era un cantante excepcional, con un manejo de la voz como personalmente no creo haber oído otro semejante, y que mi madre tenía un oído excelente, porque las versiones que yo había aprendido de ella no diferían ni en una nota de las del maestro. Las letras, en cambio, si habían sufrido alguna transformación, los giros porteños más indescifrables sustituidos por equivalentes fonéticos más inteligibles para un oído madrileño.

De manera que para mí el tango ha sido Gardel, y pare usted de contar. He ignorado, más o menos culpablemente, cualquier manifestación tanguera posterior a 1935, pero a cambio tengo la obra completa de Carlitos metida en mi ordenador, y gran parte de ella también en mi cabeza. Si el ambiente es el apropiado y la cantidad de alcohol en sangre la suficiente, llego incluso a cantarla con buena voz, excelente entonación y mucho sentimiento. Por parte del intérprete y también, aunque de otra naturaleza, por parte de los oyentes. Tranquilícense ustedes, sucede rara vez.

A cuento de qué toda esta intempestiva autobiografía, se preguntarán ustedes. Pues de nada . O sí, en realidad: de contarles que hace cosa de un mes renové por fin mi anticuada visión del tango escuchando las espléndidas versiones que de un buen número de tangos de los años cuarenta y cincuenta -que supe entonces que son la Edad de Oro del tango; por lo que mi adorado Gardel debe de ser más o menos la Prehistoria- toca un grupo de cuatro violoncellos, o chelos, como al parecer lo llaman los profesionales: el cuarteto Quattricelli. Hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien con una música escuchada en directo. Los arreglos para una formación instrumental tan poco frecuente son magníficos, compuestos por uno de sus miembros. Y la interpretación es insuperable, un disfrute ininterrumpido. De lo más recomendable que he escuchado en mucho tiempo. Si pueden, no se lo pierdan. Yo no dejaré de avisarles en cuanto sepa de una nueva actuación.
Actualización: Creo que mi comentarista anónimo se ha ganado una ilustración musical. El tango con que me obsequia, "Enfundá la mandolina", es una obra maestra -empezando por el título, sutilmente alusivo- que merece ser conocida de todos ustedes. También "Garufa", con el que yo le contesto, hubiera quedado muy bien colgado aquí, pero no lo tengo. Debe de ser que, contra lo que yo creía, ese no lo grabó Gardel, porque creo tener su obra completa.


Carlos Gardel - Enfundá la mandolina

19 comentarios:

  1. Obviemos los ardides de "Compañía Operadora Telefónica" que ha comenzado a utilizar el autor de este blog y felicitémosle por el sentido a su progenitora y a Gardel que compone en su artículo. En cuanto a sus hablidades vocales, me conformo con que cante bajito. Si bien con un par de "Absolute Lemon" con coca-cola lo más probable es que pueda llegar a darle luz verde hasta para que acometa la interpretación de alguna de las de Cafrune (q.p.d) con Marito. En principio, el juego de las dos voces correría por su cuenta, salvo que Lansky, Gigarra o Panciutti se animen a hacer de Marito. "¡Qué todo puede suceder cuando el vino corre raudo por las venas parranderas del amigo! " (aquí tenéis mi modesta contribución espontánea y desinteresada a la historia del tango).

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  2. No he tenido que presenciar, afortunadamente, ninguna interpretación como la que describes, pero si por azar se presentase tal ocasión y no pudiera eludirla, me vería obligado a decirte:

    Qué querés, Cipriano,
    ya no das más jugo.
    Son cincuenta abriles
    que encima llevás.
    Junto con el pelo
    que fugó del mate
    se te fue la pinta
    que no vuelve más.

    Y concluiría así

    Enfundá la mandolina, ya no estás pa'serenatas,

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  3. Confesaré que el Tango es otra de las múltiples lagunas que conforman mi vastísima ignorancia; también las coplas y zarzuelas, por cierto. Como en todo, y quizás más especialmente, en el caso de la música los gustos y consecuente formación dependen de cómo se haya uno criado, en efecto. Y mi madre no cantaba ni oía tangos, sino rancheras. Así que, aunque mi "paisaje de la infancia" comparta con el tuyo algunos de los elementos que citas, difiere en éste.

    También comparto la simpatía por la cultura argentina, pero supongo que procede más de vías literarias. No obstante, tu post es una buena excusa para chapotear un poco en esta laguna que tan poco he frecuentado.

    PS: Me desconciertan algunas frases del comentario del clavadista. Debe ser que todavía no estoy demasiado despierto.

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  4. Clavadista, qué empeño el tuyo en atribuirme ardides. No me extraña que mentes racionales, como la de Miroslav, no acaben de seguirte los razonamientos. Gracias por tu contribución tanguera. Si me permites una mínima aportación, hablando de tangos queda mejor "farra" que "parranda".

    Anónimo, no me dejas más remedio que responderte:
    Del barrio La Mondiola sos el más rana
    y te llaman Garufa por lo bacán;
    tenés más pretensiones que bataclana
    que hubiera hecho suceso con un gotán.
    Durante la semana, meta laburo,
    y el sábado a la noche sos un doctor:
    te encajás las polainas y el cuello duro
    y te venís p'al centro de rompedor.

    Y te hago gracia del estribillo.

    Miroslav, no soy el más indicado para interpretar al Clavadista, al que yo mismo encuentro en demasiadas ocasiones un tanto hirsuto; pero en este caso quizás te pueda echar una mano. Imagino que con los "ardides de Cía Telefónica" se refiere al hecho de que un mensaje le haya avisado, a él como a alguno otro de los que creo o pretendo mis lectores, de que hay un nuevo post en mi blog. Es un servicio que ofrece Blogger y que aún no estoy seguro de que me parezca buena idea, pero había que probarlo. Y en su siguiente frase falta, creo, la palabra "homenaje", añadiendo la cual se torna más inteligible: "felicitémosle por el sentido homenaje a su progenitora..." Por último, desea, al parecer, que me hagáis las segundas voces mientras canto a Cafrune. Me parece una pretensión relativamente inocente.

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  5. A medida que voy cumpliendo años voy encontrando en mí más rasgos inequívocamente heredados de mi madre. Algunos que entonces me podían parecer levemente irritantes (como el hecho de dejar algo de espuma de jabón en los cacharros cuando los lavaba a mano y tenía prisa) los recupero ahora en mi misma con una mezcla de ternura y regocijo agridulce, que me traen su recuerdo tanto como si volviera a oler aquella colonia "Reve d'Or" que ya no se encuentra. Ella misma describía ese sentimiento de añoranza y reconocimiento como "la venganza de las madres". Y ahora se lo cuento a mis hijas, cuando me recriminan por dejar mal aclarados los vasos. Ojalá puedan repetir la experiencia con sus hijas, alguna vez.
    Pero, a lo que vamos, que divago. Una de las cosas que más me gustan de las muchas que mi madre me transmitió, es esa presencia constante de la música, ese canturreo incesante que describes, Vanbrugh, con tanta exactitud y tanto cariño. Y corroboro totalmente: tenía un oído espléndido, porque no fallaba una nota. Y confirmo: los cuadernos se hallan en mi poder, y la próxima tarea en estas vacaciones será escanearlos y ponerlos a tu disposición.
    Por lo que respecta a los comentaristas, ¡qué atrevida es la ignorancia! ¿quién es ese anónimo que dice que "afortunadamente no ha tenido que presenciar" una de tus interpretaciones? ¿No sabe el muy iznorante que se ha perdido a uno de los artistas contemporáneos, y que si no has saltado a la fama es únicamente por tu modestia? Fuera bromas, sepan ustedes que a pesar de los cincuenta abriles (o eneros) que lleva encima Vanbrugh conserva perfectamente intacto el buen oído que le permitía silbar a dos voces cualquiera de las suites de Bach con su hermanito (si, el que le metía el palo en el ojo; no le guardaba rencor) Y sigue teniendo una buenísima voz y entonación que no sé por qué demonios no emplea como es debido en reforzar la cuerda de bajos y barítonos de mi coro, con lo necesitados que estamos. He dicho

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  6. Se me olvidaba una recomendacion tanguera: otro interprete moderno del tango que merece grandísimamente la pena es el guitarrista Fernando Egozcue http://www.fernandoegozcue.com/0_0/INI/default.cfm
    al que tuve ocasión de escuchar en un concierto este invierno y que me dejó fascinada y encantada.

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  7. Desde este preciso momento tengo a bien nombrar a Piazzola-Vanbrugh psicoanalista honorario de este atolondrado primate. En efecto a mi texto le faltaba "homenaje".

    Un diez para Vanbrugh!.

    julian bluff

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  8. Jo, Cigarra, da gusto tener una cronista familiar tan incondicional. Tómate lo que quieras, guapa.

    Como verás, Clavadista, te voy entendiendo. Cuando me pongo...

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  9. ...Pués yo asocio profundamente los tangos a mi padre; y recuerdo que cuando era bien pequeñita me emocionaba muchísimo el de "La Cieguita" que no tenía con quien jugar... y "Silencio en la noche ya todo está en calma..." ¿Por dónde andarán aquellos discos de "La Voz de su Amo"...?

    ¡Qué preciosos los tangos!.

    Besos.
    Carmen

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  10. Qué gracia, Carmen, a mí también me impresionaban esos dos tangos especialmente. Del de la cieguita me defendía, como un machito, ridiculizándolo y echándolo a broma; pero por dentro me encogía el corazón una barbaridad. Y la viejecita de canas muy blancas, que se quedó muy sola con cinco medallas que por cinco héroes le premió la Patria... para qué te voy a contar.

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  11. jo, qué familia más caldeada sois. si os sobra mucho amor, una tarde podíais adoptarme, que empieza a llover de nuevo.

    a mí el tango me gusta, pero lo conozco poco.

    conozco esto: tango + música eléctronica, gotan project. la revancha del tango
    http://www.gotanproject.com/videos.php?id=4&lang=es

    en directo suenan de guay que marea.

    beso

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  12. Me han gustado tus tangos posmodernos y deconstruídos, d.m. Te adoptamos la tarde que quieras, llueva o haga sol, no faltaba más.

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  13. Saludos desde Buenos Aires! Jubilo Matinal, debo decirte que sos Gradel. Ese es el máximo elogio que un argentino puede otorgar. Que tu devoción hacia el Maestro no se vea empañada por el paso del tiempo, porque como también decimos por aquí "cada día canta mejor" Por supuesto que hay muchos intérpretes nuevos y muy buenos. Pero cuidado! Con el maestro no se puede ni se podrá! Agradezco a Cigarra haberme acercado a este blog. La última: yo, ni aunque me tome una bodega entera consigo entonar sensatamente...

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  14. Por sin, jubiloso estoy, me deja entrar tu sertvidor. Dos cosas:
    1) Más que la prehistoria, Gradel es la Capilla Sixtina del tango, luego, están Goya, Picasso, o sea, Piazzola, baremboin y, para mí una de las maravillas actuales: Adrianan Varela

    2) muy recomendable el libro (de bolsillo)"De Carlos gardel al tango electrónico" de Xabier Febrés.

    Mi abuela odiaba el tango, decía la buena mujer que eso eran "lamentos de cabrones". En eso era menos perspicaz que tu mamá.

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  15. Bienvenido, Marcelo, es un honor tenerte por aquí. Es la primera vez que me llaman Gardel y me ha llegado al alma. Mil gracias.

    Lansky, no sabía que Baremboin le diera al tango, vaya sorpresa. De la Varela sí que he oído algo, pero qué quieres... prefiero el tango en voz masculina y, para ser sincero, en la de Gardel. La mujer no sabe darle el genuino toque de "lamento del cornudo"... (tu abuela no era la única que lo llamaba así).

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  16. Adriana varela es grande. (¿Notas el punto: . que he colocado tras la anterior afirmación? Pues eso)

    Baremboin, además de grande y de judío es argentino. Su disco de tangos, una de mis joyas, es sólo instrumental, sin letra, la mayoría composiciones suyas, no tangos conocidos, evocadores de BBAA y es excelente, envolvente, etc. Si quieres te doy la referencia exacta, discográfica y demás. Si gardel es la Sixtina o La Cueva de Altamira, Baremboin es...Giorgio Morandi.

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  17. Lansky, QUIERO esa referencia del disco de Barenboim. Cada vez me gusta más el tango meramente instrumental, aunque el TANGO deba ser sobre todo cantado. Opino yo también que las señoras no quedan tan bien cantando tangos, pero hay una versión de "El corazón mirando al sur" de Susana Rinaldi, que a me entusiasma. En todo hay excepciones.
    Y otro intérprete muy bueno de tangos, aunque se dedicaba mas bien a otra música más folklorica, era Carlos Montero, con una voz profunda y oscura, deliciosa.
    Y de "La Cieguita" qué querés que te diga, ché, si yo, con lo blandita que me está poniendo la edad, hay veces que me pongo a cantarlo yo sola y acabo llorando...

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  18. El grupo "Malevaje" lo hacía bastante bien, aunque les perdí la pista. Quizá ahora sólo esté en activo el cantante, Antonio Bartrina (creo recordar).

    Tengo debilidad por los tangos de Tom Waits.

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  19. Baremboin: "tangos among friends"; lo tengo en la casa del pueblo y no recuerdo ahora la discográfica.

    también lo puedes oir en versión en la red: www.lechvideo.com/tag/obelisco

    La Rinaldi y la Vrela son mujeres tanguistas que no desmerecen de los hombres tanguistas actuales, al contrario.

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