viernes, 31 de marzo de 2006

¿Qué me he perdido?

Si la cosa que leyó anteayer en la tele una tipa con capucha, ese papelito repleto de trivialidades enfáticas y entreverado de chulerías de perdonavidas y exigencias de matón, lo firmara otra gente cualquiera, qué se yo, un sindicato de transportistas cabreados o una asociación de amas de casa insurrectas, estaríamos todos preguntándonos de qué selva ignota se habían escapado y a cuál de los firmantes había que entrullar primero, previo programa urgente de rehabilitación mental y alfabetización democrática sumaria. Y sin que hubieran matado a nadie, solo por lo que dicen en el papel. Es difícil acumular en menos líneas un número mayor de despropósitos, estupideces y vilezas redactadas de un modo más necio ni más jactancioso.

Pero, ¡aah!, lo firma ETA...

Así que lo que estamos haciendo es dedicarle programas enteros de la televisión y radio públicas, brindar con champán por las esquinas y aguardar todos con el ánimo suspendido a que los exégetas se pronuncien sobre la cosa, como si Yahvé hubiera vuelto a bajarnos las Tablas o la Civilización Superior Intergaláctica se hubiera dignado, por fin, ponerse en contacto con los pobres terrícolas para anunciarles una Nueva Era de Progreso.

Hay que ver el prestigio que en este pais nuestro procura un millar de asesinatos sabiamente dosificado a lo largo de treinta años. Lleva un poco más de tiempo que sacarse un título universitario, mancha de sangre bastante más, pero su utilidad es, como puede verse, infinitamente superior. Y, con suerte, además, te acaban regalando también el título.

Vamos a ver, señores:

Que esto no es el enemigo ofreciendo un armisticio. Que no son los plenipotenciarios de la nación vecina brindándonos su colaboración para una paz duradera. Que aquí no había guerra, ni puede haber por tanto tregua ni alto el fuego. Que no.

Que es una banda de gángsters en retirada, intentando cobrar de una sola vez la extorsión que ya no creen que puedan seguir cobrándonos a poquitos, para liquidar el chiringuito con lo que nos puedan sacar. Que es la misma gentuza que puso la bomba de Hipercor, la misma que a tiros en la nuca asesinó a centenares de ciudadanos desprevenidos, despanzurró y mutiló a otros tantos, torturó durante año y medio a un funcionario público, asesinó en directo a Miguel Ángel Blanco y amedrenta, chantajea y roba diariamente a miles de conciudadanos. La que, con la complicidad de otros cuantos miles de hijos de puta como ellos, pero aún más cobardes que ellos, acosa e inferna la vida a la mitad del País Vasco que todavía se resiste a someterse a su puerca mitología tribal.

Siguen pretendiendo lo mismo. Con la escasa claridad que les permite su cretinismo analfabeto dicen en su papelucho que su objetivo sigue siendo el mismo por el que llevan lustros asesinando, torturando y matoneando. Antes nos lo exigían matándonos, ahora creen que lo conseguirán más fácilmente perdonándonos la vida. ¿Quién tiene la culpa de que crean que así sí se lo vamos a dar? ¿Se lo vamos a dar?

¿Alguien les ha explicado cómo se supone que funciona esto? ¿Alguien les ha dejado claro que los estados democráticos no dialogan ni negocian con los bandidos, sino que los persiguen y los encarcelan? ¿Alguien les ha dicho claramente que hace más de treinta años que en el País Vasco y en toda España hay ya un proceso democrático cuyo principal, si no único estorbo son ellos? ¿Alguien les ha contado que el único cambio que de verdad necesita el País Vasco es que ellos desaparezcan de una puta vez?

¿Les ha dicho alguien que llamar "conflicto" a su historia de crímenes debería ser, en sí mismo, un delito? ¿Les ha explicado alguien que esa justicia que se atreven a invocar con una desvergüenza también delictiva, si no se traduce precisamente en que ellos se pudran en la cárcel durante los próximos cuarenta años, será una burla sangrienta e indigna que las personas de bien no aceptaremos jamás?

¿O no es a ellos a los que hay que explicarles todo esto? ¿Tendremos primero que explicárselo al Presidente de Gobierno, a sus ministros, a su Fiscal General y a la pléyade de periodistas y papanatas de a pie que andan ahora felicitándose y dándose unos a otros palmaditas en la espalda?

¿O es que me he perdido algo, y es a mi a quien alguien tiene que explicar qué carajo pasa aquí y por qué parece que nos hemos vuelto todos gilipollas?

2 comentarios:

  1. ¡Cuánta razón tiene!
    Me temo que hay que explicarles todas esas cosas a los descerebrados de ambos bandos. ¿O eran bandas?

    Magnífica su bitácora.

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  2. Mil gracias por su comentario, Mariluli. Cualquier ánimo que nos demos los unos a los otros en medio de este lamentable proceso de... en fin, de este lamentable proceso, nos viene realmente muy bien.

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