martes, 19 de junio de 2012

Cosas que pienso -a veces- sobre (4)

Este magnífico dibujo es de Matías Tolsà y está cogido de aquí


amar a la Humanidad.- Decir que se ama a la Humanidad es de una soberbia insultante. Si alguien dice amarme así, solo porque soy parte de la Humanidad a la que ama genéricamente, le hincho un ojo. (Y consideraré mi acto, dirigido específica y personalmente a él, mucho más respetuoso y verdaderamente amoroso que su presunto y cochambrosamente diluído amor.)  


  
contemplación.- Soy un contemplativo, es decir, un sensual. Me gusta, sencillamente, sentirme vivir. Es cierto que vivir a ratos duele, pero a ratos es sencillamente, indescriptiblemente maravilloso. (Tiene que ver con la profundidad de la vida, que es lo que más apreciamos en ella los contemplativos, de igual modo que su anchura es lo que más aprecian los activos).  




más vale prevenir.- Siempre he pensado que el seguro a todo riesgo de los coches es para los pobres. Los ricos, si tienen un accidente, pagan, porque pueden; y, si no ¿para qué se van a gastar un duro? Somos los pobres los que no tenemos más remedio que pagar los poquitos del seguro, a nuestro alcance, porque no podríamos permitirnos pagar el mucho del posible accidente. El seguro es eso: conjurar un posible mal calamitoso sometiéndose, a cambio, a pequeños males, seguros pero llevaderos. Y eso es siempre la prevención, irse operando de a poquitos, todos los días, para no tener que entrar nunca en el quirófano. Una triste transacción, para mi gusto. Así que yo no prefiero prevenir a curar. No vale más, vale menos. Por eso podemos pagarlo, y, prudentemente –pero que la prudencia sea conveniente no significa que debamos enorgullecernos de ella– lo pagamos.

(Tuve una novia que no quería salir de casa con la lavadora puesta, por si acaso funcionaba mal y al volver se encontraba una inundación. Yo le argüía que era mejor salir cincuenta veces y encontrarse la inundación a la vuelta de una de ellas que no encontrársela nunca, ni salir tampoco nunca. A este argumento mío jamás supo darle una respuesta satisfactoria, pero eso no hacía que le cabrease menos, sino más. Acabamos rompiendo, claro.)



ocurrencias.- La categoría de "ocurrente" no es, sin duda, la más alta de las posibles, pero está muy bien. El ochenta por ciento de lo que por el mundo se escribe y se publica está a muchos niveles por debajo de lo ocurrente, y si todo lo que yo leo o escucho al cabo del día fuera, al menos, ocurrente, yo sería mucho más feliz. En último término un humus de "ocurrencias" nutrido y extenso me parece el medio con más probabilidades de que en él broten, de vez en cuando, las ideas profundas, el talento y hasta el genio. Yo me daría con un canto en los dientes si la media de lo que escribo alcanzara el nivel de "ocurrente".  



filosofía contemporánea.- Los filósofos, para explicar el mundo, o darle sentido, o como queramos llamar a lo que quiera que hagan los filósofos, necesitan antes conocerlo. Conocer el mundo, saber cómo es y cómo funciona, fue relativamente sencillo hasta hace unos cuantos años. Era un saber que se suponía común a las personas medianamente cultas. Con su bachillerato más o menos asimilado ya podía cualquier filósofo ponerse a crear su particular explicación de por qué las cosas eran como todos creían saber que eran. Pero a partir de Einstein, y no digamos de lo que vino después, cómo está hecho y cómo funciona el mundo es cada vez más un saber especializado, al alcance de muy pocos; y, al tiempo, fundamental para cualquier explicación o sentido que se le quiera dar. O eres físico o es mejor que no aventures muchas teorías sobre metafísica, porque con gran probabilidad serán disparates o inanidades. (Sí lo haces en francés quizás se note menos, sí, o al menos así lo cree un cierto número de filósofos franceses que, como mucho, aprobaron las matemáticas de Sexto; pero igual se acaba notando). Por eso es por lo que los filósofos se dedican ahora a comentar la actualidad: porque las cosmogonías a que antes se dedicaban ya solo están al alcance de los especialistas en física de partículas. 



nacioncitas.- No puedo evitarlo: cada uno de los patéticos intentos de nuestras nacioncitas por procurarse alguno de los atributos del Estado –los catalanes abriendo embajadas, los vascos organizando su Selección Nacional de Levantadores de Piedrolos, los canarios fabricándose su mini DNI– me hacen pensar en niños pequeños jugando a ser mayores, pero imitando los peores clichés de la mediocridad paterna. "Vamos a jugar a que éramos papá y mamá y teníamos una bronca..." 

(Un viejo secretario de Ayuntamiento me contaba que en los primeros sesenta, estando él en un Ayuntamiento gallego de esos que tienen cien aldeas desperdigadas, hicieron un programa para construir en cada una un lavadero público. En una de las aldeas no quedaba más que una sola vecina, y el Ayuntamiento le ofreció, en vez de construirle el lavadero a que tenía derecho, comprarle una lavadora de las que se empezaban a fabricar. La vecina se opuso: ella era una parroquia como las demás, y tenía derecho a su lavadero, con su pileta y su tenderete. Así que en vez de agua corriente en su casa y lavadora automática, obtuvo su anticuado e incómodo lavadero, que le daba estatus de parroquia. Los nacionalistas, aferrándose al anticuado e incómodo aparato estatal, que les da estatus de "país", me recuerdan a esa obtusa aldeana. Cuando lo lógico parece simplificar la maquinaria estatal o hasta sustituir el Estado por cualquier otro mecanismo más barato y eficaz, ellos insisten en tener el suyo propio, para no ser menos que nadie.

La estupidez se manifiesta de muchas formas distintas, pero el nacionalismo es una de las formas más extendidas y dañinas en que lo hace.)



el medio y la virtud.- Dada una cuestión polémica cualquiera entiendo que se esté a favor o en contra. Lo que jamás entenderé es que se esté a la vez a favor y en contra. Las medias tintas, los sí pero nos y las pretendidas soluciones de compromiso que tratan de satisfacer a todo el mundo jamás me incluyen a mí en ese "todo el mundo". Siempre me descubro emocional e intelectualmente más cercano a quien me lleva la contraria abiertamente que a quien pretende darme "un poco" la razón afirmando a la vez una cosa y la opuesta. 



respetar todas las ideas.- Absalón de Cirene, filósofo de cabecera del sátrapa Tiburcio, que profesaba la teoría de que el Cosmos no era sino una idea en la mente del propio Tiburcio, era un tipo muy simpático, sobre todo para Tiburcio; pero sus ideas eran escasamente respetables, como tuvo que acabar reconociendo el propio Tiburcio, cuando los arqueólidos invadieron Cirene, pasaron por las armas a todos sus habitantes y se comportaron, en líneas generales, como Tiburcio jamás hubiera esperado de una construcción mental suya. 



gusto por el viaje.- ¿Quién no cree que le gusta viajar? Insisto en el cree: hay mucha gente a la que no le gusta, pero casi ninguno lo confiesa, ni a sí mismos. Lo más que dicen es que "se cansan" y, al final, que "están deseando volver". Síntoma inequívoco de que no, que no les gusta viajar. Para disimular y poder creer que sí, que es lo socialmente celebrado, hacen turismo y se apuntan, por ejemplo, a viajes organizados, que son exactamente lo opuesto de viajar, aunque ellos no lo sepan, y en los que se trasladan rodeados de una burbuja de sí mismos que excluye la menor posibilidad de viaje real. Pero el gusto por el viaje es como el sentido del humor, nadie está dispuesto a confesar que no lo tiene. 



multitudes.- Siempre he pensado que la inteligencia de un grupo es, como mucho, la del menos inteligente de sus miembros. Y que, sin embargo, la destructividad de un grupo es, como mínimo, la del más destructivo de quienes lo forman. ¿Hay algún motivo para pensar que el agrupamiento potencia las peores cualidades de los agrupados y amortigua las mejores? ¿O es más exacto decir que a mí me parecen buenas las cualidades que se amortiguan con el agrupamiento, y malas las que se potencian con él? Ni idea. Odio las muchedumbres, es todo lo que sé. Pero no sé si por culpa mía o suya. 



opinión pública.- Yo creo que no hay nada a lo que se pueda llamar así. Y no porque el público no tenga opinión, sino porque, en la mía, no tiene nada. Como cualquier otro colectivo, como el pueblo, como la nación, el público se construye por agregación pasiva y no es nunca sujeto activo de nada, solo objeto. Es, de hecho, una mera construcción mental, una metáfora. Cualquier afirmación que use un colectivo como sujeto es, lo creo firmemente, el principio de un peligroso error. 



discriminaciones positivas. Las cuotas, los porcentajes mínimos, las paridades obligatorias, me parecen una de las cosas más insultantes que se le pueden hacer a un grupo humano cualquiera (prefiero no llamarlos "colectivos", que me suena a autobuses porteños.) No comprendo que nadie pueda ir por el mundo sabiendo, sin sentirse humillado, que le han hecho ministro, o diputado, o conserje porque había que cumplir un cupo con alguien como él, y que cualquier otro mérito se le ha tenido en cuenta –si se le ha tenido– solo después de asegurarse de que pertenecía a la ganadería requerida. Que las feministas acepten y hasta soliciten un trato tan degradante para las mujeres me dice mucho acerca del feminismo. Y que la progresía considere progresistas semejantes medidas me dice mucho acerca de la progresía. 



Estado español.- Siempre me ha sorprendido la inconsistencia etimológica de los que prefieren "Estado español" a "España". ¿Qué otro significado creen que puede tener "español" más que el que se refiere a "España"? ¿Cómo creen que se puede dar por bueno el adjetivo sin aceptar al mismo tiempo el sustantivo? A los necios siempre los denuncia su mala relación con el idioma. Al fin y al cabo, el idioma, antes que de comunicarse es una herramienta de pensar... 



valor y precio.- Casi seguro se debe a mi indolencia congénita y no es una virtud, sino todo lo contrario, pero siempre he valorado más, paradójicamente, las cosas que no tienen precio que las que sí. Cuanto más me cuesta conseguir una cosa, en esfuerzo o en dinero –que en mi triste caso de esclavo asalariado vienen a ser lo mismo– menos valor les doy. Las que más disfruto son las que se me dan gratis, deslumbrante y maravillosamente porque sí. De aquellas por las que tengo que pagar, acabo invariablemente descubriendo que valen menos que lo que pagué por ellas.



toponímicos.- Me niego a llamar Beijing a Pekín, Myanmar a Birmania o Sri Lanka a Ceilán, fundamentalmente porque pienso que si chinos, birmanos y cingaleses mandan en sus idiomas, en el mío mando yo. No voy a empezar a estas alturas a decir London, en vez de Londres –y tampoco, claro, Donosti en vez de San Sebastián...–

Y más digo: me irrita considerablemente que lo que fue Servia, con v, toda la vida de Dios, se haya convertido de repente en Serbia, con b, solo porque el periodista semianalfabeto que oyó por primera vez hablar de tal lugar en 1991, lo hizo a través de una noticia escrita en inglés... (Y porque los que escribieron después de él no eran semianalfabetos, sino analfabetos del todo).  



metáforas: Nada que objetarles por mi parte, todo lo contrario: creo que son fundamentales para pensar y para comunicarnos. Pienso, de hecho, que el lenguaje no es, funcionalmente, más que un sistema convencional y regulado de metáforas. Pero creo también que en su uso debemos atenernos lo mejor que podamos a dos principios esenciales, opuestos y complementarios entre sí: 1, deben servir para ilustrar o iluminar algún aspecto de lo metaforizado que sin ellas no sería tan evidente; y, 2, sin embargo, no debemos tratar de hacerlas pasar por explicaciones. Tenemos cierta tendencia a ponerle nombre a nuestras preguntas y creernos que al hacerlo les estamos dando ya una respuesta; que el nombre es la respuesta. No es así. Las metáforas ponen un nuevo nombre a lo metaforizado, cambian de sitio el problema, formulan de otro modo la misma pregunta. Si están bien escogidas, en ocasiones, –y es entonces cuando merece la pena usarlas– pueden dar pistas para contestar la pregunta, resolver el problema o entender lo estudiado. Pero en ningún caso son en sí mismas la explicación, la solución ni la respuesta.  



poetas.- La de poeta, pienso, nunca puede ser una profesión. La poesía, como el Espíritu, sopla donde quiere, y huye de los que creen poder apropiársela como atributo personal o condición permanente. Creo que la poesía debe ser un poco tarea de todos y de ninguno, "para que nunca recemos como el sacristán los rezos, ni como el cómico viejo digamos los versos. Para enterrar a los muertos como debemos, cualquiera sirve, cualquiera, menos un sepulturero". Y para hacer poesía, muchas veces sin saberlo, puede servir cualquiera, menos quien se cree y se proclama "poeta". Como muy bien sabía León Felipe, que ese sí que lo era.  



ortodoxia.- Respetar la ortodoxia y ser buen cristiano son cosas por completo distintas, y buen número de veces opuestas. Respetando la ortodoxia se acaba, antes o después, en la extinción como cristiano. Mantener la condición de buen cristiano, en cambio, exige una permanente lucha por evitar la esclerosis, lo que implica combatir muchas cosas, la ortodoxia muy principalmente entre ellas.

31 comentarios:

  1. Te voy a comentar dos cosas, la primera lo de la lavadora, lo de la lavadora me parece como con el tema del tubo de la pasta de dientes. Cuando tienes una pareja y te empeñas en que apriete el tubo para no dejarlo con la pasta en la parte de abajo mientras arriba no hay nada, es una lucha infructuosa e irritante. Quiero decir que cuando existe la posibilidad de que yo tenga mi propio tubo de pasta, el cual estará como "dios manda" me importa un carajo que mi pareja tenga que apretar el tubo desde abajo cada vez que va a lavarse los dientes.

    Pues lo de la lavadora igual, empeñarse en salir justo cuando tu pareja ha puesto la lavadora como si pusieramos la lavadora las 24 horas del día o empeñarse en ponerla cuando sabes que vas a salir me parece una estupidez tremenda. No habrá horas en el día. Y no por el riesgo de inundación sino porque si pones la lavadora y sales el 100% de las veces cuando llegas tienes la ropa más arrugada que una pasa y hay que ahorrar en planchar.

    El otro tema es el de la paridad. Tal y como planteas el tema de la paridad estoy al 100% con lo que dices. Pero excepto en el caso de los gobiernos donde la paridad sí que se realiza en esos términos, sin que ello conlleve más incopetencia, todo hay que decirlo, porque la incompetencia en el mundo de los políticos está copada. La cuestión es que en el mundo de la empresa privada la paridad sólo significa que las empresas tendrán bonificaciones al contratar en cargos directivos, o dónde las mujeres no estén suficientemente representadas. Y eso se hace con cualquier colectivo donde el acceso al mundo laboral se hace difícil, como por ejemplo los mayores de 45 años. Y las empresas no se plantean vamos a contratar a alguien de tal o cual colectivo, sino que seleccionan al candidato de su gusto y luego según sus características buscan si hay bonificaciones de las que puedan aprovecharse. No veo yo ni la similitud con lo que argumentas ni la degradación de la persona que accediendo a un puesto por méritos propios haga que la empresa que la contrata se beneficie de subvenciones.

    Amaranta.

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  2. Imposible comentarlas todas, además de innecesario: estoy de acuerdo en la mayoría, que es como darte la razón en parte, pero... lo del amor a la humanidad, así, en general, parece una estupidez, pero tiene un lado plausible. Es posible amar a cada individuo por lo que tiene de común (de extraordinario o vulgar, según la distancia a la que miremos), perdonándolo todo, comprendiendo o creyendo comprenderlo todo, viéndonos en él sin importar mucho si lo despreciamos/amamos/nos daigual. Lo que quiero decir lo dijo Vallejo de una vez para siempre con el poema aquel de "Considerando en frío...". ¿No es eso, un poco, amor a la humanidad?

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  3. Ahora que sí tú consideras que el colectivo de las mujeres debe ser el único colectivo que "renuncie" a ese tipo de tratamiento legal que en nuestra sociedad tiene en muchos otros sectores de la sociedad, menores de treinta, mujeres maltratadas, mayores de cuarenta y cinco, etc, etc. Pues oye yo creo que las mujeres en general somo como los vascos, muy chulas...jajajaja. Y tantos años luchando por la igualdad no creo que ninguna de nosotras pensemos que el tema de la paridad es el gran triunfo de este siglo en este asunto.

    Amaranta.

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  4. Peor era mi vecina la de abajo, que se iba sin llaves a la compra deliberadamente, para obligar al marido a quedarse en casa (ambos jubilados) para abrirle la puerta a la vuelta, porque había dejado la lavadora puesta y no quería dejarla sola. Si yo soy él, me largo con las llaves y no me ve más el pelo. Y me cargo la lavadora antes de irme.

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  5. ¡jajaja, la mejor descripción de la mentalidad nacionalista!

    Habría que dar un "carnet de viajar" como se da un "carnet de conducir" Y el que no es capaz de disfrutar por el mero hecho de caminar por otras calles, comer comidas que no ha comido nunca, oir hablar en otro idioma y disfrutar con lo que no tiene nada que ver con lo de todos los días, que se quede en casa, y que no sature las carreteras, los hoteles y los aviones, rediez!

    Bueno, que me canso de estar tan de acuerdo contigo, a ver si un dia de estos nos vemos y discutimos un poco.

    Y si, no te preocupes, eres ocurrente con mucha mayor frecuencia que la media. Ya quisieran muchos

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  6. Me temo, Amaranta, que tus consideraciones sobre la lavadora constituyen una de esas soluciones de compromiso que yo rehuso sistemáticamente adoptar, porque no resuelven sobre el principio implicado, sino que lo eluden. No poner la lavadora cuando se va a salir, o salir cuando no está la lavadora puesta, son expedientes utilísimos para salir sin miedo a las inundaciones, y con toda probabilidad fueron los que adoptamos, ya no lo recuerdo, puesto que me consta que salíamos mucho y que nunca hubo inundaciones. Pero no sirven, en cambio, para resolver nuestra incompatibilidad fundamental, que fue lo que estuvo en la causa de nuestra ruptura: la que existe entre quien prefiere salir aunque sea con riesgo de inundación, y quien prefiere evitar ese riesgo aún a costa de no salir.

    Comprando dos tubos de dentífrico evitas tener que usar el que tu pareja aprieta del modo que a tí no te gusta; pero no evitas que tu pareja sea la clase de persona que aprieta mal los tubos de dentífrico, y es aquí donde está el problema, no en un tubo más o menos incómodo de usar. No sé si me explico.

    Creo que Cigarra sí que ha entendido perfectamente lo que quiero decir. Yo, como hubiera debido hacer su jubilado, acabé yéndome. Pero soy bueno y no me cargué la lavadora.

    (Muchas gracias por también por tu segundo comentario. La del carnet de viajar no parece mala idea, pero el fallo está donde siempre: ¿quién los daría? Si somos tú y yo, por ejemplo, de acuerdo)

    En cuanto a la otra cuestión, y vuelvo contigo, Amaranta... más o menos lo mismo. Estoy seguro de que la paridad no aumenta la incompetencia, y de que las empresas se las arreglan para cumplirla y conseguir sus subvenciones sin tener que renunciar por ello a contratar a personas competentes, pero es que lo que me ofende de las discriminaciones positivas no es el temor de que los gobiernos o las empresas sean por su culpa de peor calidad. Ni creo haber dicho que nadie deba renunciar a las discriminaciones positivas en su favor, y menos aún que solo deban hacerlo las mujeres; es un tema en el que no he entrado, porque no me interesa. He argumentado, en la más pura e incontaminada teoría, que es donde deseo moverme -los problemas de logística se los dejo gustoso al que le gusten esas cosas- por qué las discriminaciones positivas me parecen un mecanismo aberrante y su establecimiento la peor discriminación posible -nada positiva- contra sus beneficiarios. Y ello desentendiéndome por completo, claro, de cuáles sean sus resultados, cuestión que no me importa en absoluto. Del mismo modo que, por ejemplo, no estoy en contra de la pena de muerte porque me parezca ineficaz -no sé ni me importa si lo es- sino porque me parece mal. La legitimidad de un proceso y su utilidad o conveniencia son cuestiones enteramente distintas e independientes.

    El amor a la humanidad no me parece exactamente estúpido, Preocupín; me parece... eso que digo, insultante. Precisamente porque entiendo que la única forma de amar a la humanidad es esa que tan bien evoca Vallejo es por lo que no deseo en modo alguno ser amado así. Insisto, prefiero que me hinchen un ojo, a mí, iracunda y personalmente, a que me concedan la parte que me corresponde de un amor universal cuyo mérito corresponde todo a la filantropía del "amante", y nada a mis prendas individuales de "amado".

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  7. Creo que tu y yo deberíamos dar también los carnets de conducir...

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  8. Sí que piensas, sí. Y lo haces de una forma a primera vista impecable. Como ya nos vamos conociendo me permito hacer este comentario enfocado a lo personal, porque sé, espero, que no te lo tomarás a mal, pues lo hago con todo mi cariño y con la intención de aportar algo a este post en particular y a tu blog en general. Creo que lo tienes casi todo, eres una persona inteligente, culta, cortés, amable. Menos mal que te he encontrado algún fallo, pues si no me dedicaría a leer, callar y si acaso pedir alguna explicación adicional que me aclarara alguna duda sobre tus sapientísimas palabras. Porque sí, escribes estupendamente y racionalizas de maravilla, el fallo viene cuando queremos hacer algo con todo eso que dices, y ahí, nos dejas en suspenso, ¿y…? Yo creo que nuestro mundo es por completo una metáfora, la realidad y lo que sentimos sobre ella no pueden ser más que eso, la pobre traducción a nuestras limitadas circunstancias de una verdad que permanece inaccesible, solo imaginable, oníricamente comprensible, artísticamente recreable. Mi crítica es pues a tu rigidez. Eres tan atento a las formas, la corrección, la lógica, que te olvidas de lo contrario, la informalidad, la incorrección, la irracionalidad. Eso que alguna vez has dicho sobre ti mismo, la falta de una vena artística. Bueno, no se puede tener todo y me congratulo por ello al constatar que eres humano, no divino ni perfecto.

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  9. Gracias por tus alabanzas, Atman. ¿Cómo voy a tomármelas a mal? Al contrario, aunque sé de sobra no merecerlas me halagan enormemente. (Solo me compunge un tanto la definitiva confirmación de no ser divino, pero ya venía sospechándolo hace algún tiempo.)

    No acabo, sin embargo, de entender tu crítica. ¿Que os dejo en suspenso, dices? Bueno, es que no pretendo dar a nadie instrucciones sobre lo que ha de hacer, solo compartir reflexiones. No soy consciente de estar despreciando, desde ningún punto de vista, lo informal ni lo irracional. Trato solo de no serlo yo, porque necesito la corrección de la forma como método y garantía de la del fondo, funciono así. (Como dices, a falta de una vena creativa e imaginativa que no tengo, tendré que ser por lo menos cuidadoso). Ahora bien, eso no significa que desdeñe la irracionalidad ni la informalidad en los demás, cada uno tiene su método y su estilo.

    Y lo que en ningún modo puedo compartir es eso de que el mundo sea por completo una metáfora de una verdad que nos sea inaccesible. El mundo es bien concreto y real, y nos es bastante accesible. Coge, si no lo crees así, un cuchillo, parte unas cuantas rodajas de pan, cómetelas untadas de mantequilla y dime luego si el mundo es o no real y si podemos o no acceder a él. (El experimento funciona igual si usas el cuchillo para clavártelo en la barriga, pero es innecesariamente más doloroso.) Las metáforas son nuestro instrumento para pensar y entender el mundo. Y lo entenderemos mejor cuanto mejor ajustemos nuestras metáforas a su realidad.

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  10. Uff, voy por tu mismo orden:

    Yo no amo a mi mujer, de hecho, la odio, pero , Ah!, amo a las mujeres, son tan adorables…(la generalización como forma de huida de todo compromiso serio)

    Yo también soy contemplativo, aunque eso no quita para que me guste que me toquen (algunas) y de joven tocarme

    Odio los seguros: es apostar contra uno mismo, y si aciertas y ganas…pierdes.

    Sobre las ocurrencias concuerdo, como se puede comprobar en mi último post

    Ídem con la filosofía, acuerdo total

    Disiento un poquito (menos mal) en lo de las nacioncitas: a mí también me estragan las nacionzazas y las de tamaño medio, lo que pasa es que estoy más acostumbrado

    Sobre el punto medio, estoy a favor y en contra de lo que dices a la vez, y de lo que no dices

    Respetar todas las ideas es igual de tonto de aquello de que todo el mundo es bueno (menos los genocidas y el diablo)

    A todo el mundo le gusta viajar, y los niños, ¿quién confiesa que le revientan los niños, incluidos o sobre todo los propios, o la gente sin más cuando abunda…misántropos sin redención posible, como yo.

    Multitudes: véase arriba, es una de mis fobias

    Opinión ‘pública’ y ‘puta’ opinión es lo mismo, supongo, algo que se compra y se vende como el cariño que no es verdadero, o sea, el mercenario, y eso lo saben los cabritos de los publicistas

    Yo quiero que me discrimen positivamente, sobre todo antes, cuando me acercaba a ligar con alguna chica

    Lo que los tontorroncillos biempensantes que emplean esa expresión como sinónimo (malo) de España no saben es que fue la fórmula que eligió el anterior dictador Franco para no decir República, abolida por las armas, ni Monarquía, que no era, de ahí al ambigua denominación

    Valor y precio: absoluto acuerdo

    En tus topónimos hay de todo, por ejemplo, adecuación fonética más acorde, aunque entiendo tus reparos, pero, por ejemplo, lo de Myanmar por Birmania (antes Siam) es un intento de una dictadura por borrar de la memoria a toda una nación.

    No hay lenguaje sin metáforas, las metáforas son (casi) todo el lenguaje

    Poeta es como ‘bueno’ o ‘listo’, te lo tienen que poner los demás, no es una etiqueta que te puedas colocar tu mismo por el mero hecho de escribir versos ni que te lo adjudique una academia, como los pilotos

    Ortodoxia: es absolutamente extensible a cualquier otra profesión de fe, no solo a los cristianos, a, los amantes de los perros o a los aficionados a la

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  11. Por cierto, creo que estoy de acuerdo con preocupín en lo del amor a la Humanidad, así que permíteme que modifique esa parte de mi anterior comentario. Ahora quedaría así:

    "amo a la humanidad, pero de uno en uno detesto a muchísma gente"

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  12. Alabanzas merecidas creo, y mi crítica también. El mundo es real, faltaría más, lo que no es real es nuestro mundo, lo que nosotros creemos que es el mundo. Tus reflexiones son como siempre muy sensatas pero para ser algo más que meros formulismos lógicos necesitarías romper ese hielo y pegarte un baño en las heladoras aguas. Tus mejores post son aquellos donde dejas fluir tus emociones, como esa rabia contenida por tu Kursaal desaparecido, por ejemplo.

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  13. Lansky, tocar -y tocarse- es una buena forma de contemplar. Todos somos algo contemplativos y algo activos. Pero en mí predomina la contemplación. Tengo la impresión de que en ti predomina la acción, pero eso usté sabrá...

    No creas que a mí me molestan menos las naciones grandes que las nacioncitas. Es como los vecinos: me caen más gordos los papás que los niños, pero es que los niños chillan más...

    Atman, gracias de nuevo. Creo que no tengo mayor necesidad de que mis reflexiones sean otra cosa que meros formulismos lógicos: el agua está muy fría, no siempre apetece bañarse y no siempre es oportuno dejar fluir las emociones. Las emociones son estupendas, pero no necesariamente más que las especulaciones cerebrales. Creo que lo mejor es dejar que unas y otras se alternen como vayan saliendo. Ya sabes, espontaneidad, informalidad...

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  14. A mi lo que me gusta es contemplarme en acción (aunque pensándolo mejor me gusta más contemplar a otras. Y si dejas fluir tus emociones, avisa, para que me aparte)

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  15. Creo que lo de tu ex novia y la lavadora se inscribe dentro de las fobias que tenemos los seres y ante eso, los argumentos no valen.

    Hay actividades que se ponen de moda: viajar, cocinar, correr... y la "opinión pública" dice que debemos disfrutarlo muchísimo. A veces nos autoengañamos. El relato que estoy haciendo sobre mi viaje a Ecuador se trata básicamente de cómo descubrí que viajar no me gustaba tanto como yo creía.

    Hermoso dibujo.
    Un beso

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  16. El dibujo es tan bueno como el resto del post.

    Son tantos los puntos y tus consideraciones que casi cada una merecería otro post como respuesta.

    Es lo malo de lo bueno: que no sabes hacia donde comentar sin enrollarte. Lo he notado en otros anteriores de Lansky, (y creo que también yo he pecado de 'aforismero' a veces.)

    Sentirse vivo duele a ratos. Frente a eso habría que aprender a SONLLORAR. Yo me ejercito y 'sonlloro' dándome a mí mismo esos golpecitos en el codo que producen un irritante calambre soportable, irrisorio y puñetero.

    Romper con la novia y con la lavadora. Así previenes más todavía...

    Viajes, opinión pública, multitudes, diiscriminaciones positivas, miniestados, etc. Uff : dos o tres días enviando comentarios.

    Óle tú.

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  17. Hola, Alicia. ¿La fobia era de mi ex con la lavadora -creo que por ahí va la cosa- o mía con mi ex? En cualquier caso, los argumentos son el primer paso para, al menos, reconocer que se trata de una fobia.

    Creo que tienes razón, hay actividades que "deben" gustarnos, nos gusten o no. Pero no me adelantes acontecimientos de tu viaje a Ecuador, no pensé que iba a ir tan mal...

    Grillo, el dibujo es realmente bueno ¿verdad? Me siento ligeramente mal de habérselo fusilado a Orsai. Creo que intentaré al menos averiguar el autor, y citarlo convenientemente.

    Envía, envía todos los comentarios que quieras. Como si estuvieras en tu casa.

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  18. Van, ¿no dices debajo del dibujo que es de Matías Tolsá?

    En principio me recordó a esas tintas disparatadas con algo de color al agua de Oscar Grillo, pero O.G. es bastante más tétrico, más punzante, con más 'denuncia'.

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  19. Más vale prevenir… Advierto cierta confusión, por tu parte, en el concepto de prevención. Contratar un seguro de enfermedad o de automóvil por temor a no tener capacidad económica para afrontar los gastos del siniestro si este se presenta, no es en absoluto ejercer la prevención; se trata, simplemente, de una transferencia de riesgo. La prevención, en esos dos casos, consistiría en llevar una vida sana para tener una menor probabilidad de enfermar, o en conducir despacito y respetando las reglas para no tener accidentes.
    Recuerdo que en mi ya lejano ejercicio profesional me ocurrió algo que después yo siempre contaba como anécdota en mi entorno laboral: Al visitar un importante hotel inspeccionando sus instalaciones desde el punto de vista de la seguridad, a lo que yo me dedicaba, pregunté a la persona responsable que me acompañaba que cuáles eran las medidas de seguridad contra incendios con las que contaba el edificio, y me contestó que tenían una póliza de seguros con una de las más importantes compañías del sector. Comprenderás que tal “medida preventiva” (el responsable pensaba como tú) no habría dejado muy tranquilos a los clientes que dormían plácidamente en el hotel.

    Tu novia… En cuanto a lo de tu novia, yo no he tenido muchas, pero estoy totalmente seguro de que ninguna de ellas habría querido salir de casa con la lavadora puesta. Se ve que era una chica normal y sensata y con preocupación por su imagen.

    Nacioncitas…. La aldeana gallega que prefirió que instalasen en su pueblo un lavadero público (allí les llaman “río”) en vez de aceptar una lavadora, ¿No sería pariente de tu novia?

    Discriminaciones positivas… Las discriminaciones positivas vienen siempre como compensación de alguna deficiencia, lacra o defecto; por ejemplo yo soy muy consciente de que si puedo viajar ahora por mi ciudad con un precio casi gratuito en el transporte público se debe a mi senectud, que no deja de ser una deficiencia, una lacra y un defecto. Cualquier persona que se beneficie de una discriminación positiva debería analizar cuál es la lacra del grupo al que pertenece.

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  20. Grillo, averigüé y puse el nombre del autor del dibujo después de tu anterior comentario.

    Ricardo, sé muy bien que contratar un seguro no previene la posibilidad de un siniestro. Aunque toda la publicidad del gremio, al que creo que perteneciste, para tu deshonra, se basa en explotar ese equívoco, no soy tonto, y no creo que los seguros eviten los accidentes. Evidentemente lo que trato de prevenir con el seguro a todo riesgo no es que ocurra un accidente, sino que, si ocurre, sea yo quien tenga que pagar la cuenta, lo que, dspués de los personales, constituye el mayor daño de un siniestro. Creo que esto queda suficientemente claro en el post y que tu explicación no era necesaria, pero entiendo que aproveches para darla: imagino que el asunto te obsesiona, y que todas las explicaciones te parecen pocas para compensar las que, en su día, no diste a tus inadvertidos clientes.

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  21. El juicio ajeno, la pública opinión, de si es más correcto o conveniente el "pensar como se siente o el sentir como se piensa" (¿esto es metafísica?, no lo pretendo) no me inquieta. Lo considero cuestión de honestidad y propia. En todo caso creo que la praxis paridaria de ambas cosas resulta altamente heterodoxa, y que las discriminaciones que de ello deriven pienso/siento que serán positivas si se obtiene beneficio para el/los individuo-s que la sigan y para el/los discriminado-s por ella, sin menoscabo de los méritos de los unos y de los otros. Redundando en ello, incluso, en la obtección de un bien mayor y más generalizado al menos, y ¿quién sabe si éste no pudiera ser uno de los caminos del Amor Universal? (en caso de duda, vengan de uno en uno y ya veremos como fuciona la cosa). ¿Seré una activa contemplativa ó una contemplativa activista?... ¡que duda se me acaba de plantear!.

    El engrudo de el "Estado Español": difícil de digerir -caso de que fuera comestible- y poco efectivo para la cohesión de las partes que forman España. Vamos, que ni nacioncitas ni nacionazas: eres español (lo pienses/lo sientas así o no) porque has nacido en España. Al menos ese era el topónimo que se nos enseñaba en mi bachillerato -y también los gentilicios que lo componían-; vale que ciertamente han pasado muchos años y al igual que Siam ha desaparecido de la toponimia (con lo que a mí me gustaba aquello de que los de allí eran "siameses", aunque no fueran ni hermanos, porque me parecían todos bastante iguales entre sí) y, por lo mismo, vemos que algunos gentilicios vs. autonomías más jóvenes "se han crecido" una barbaridad y ahora quieren estar por encima y tener más que su gentil_icio progenitor.

    De la fobia a la multitud, aclarar que tres ya me lo parece en una concretísima ocasión, que de niños "asilvestrados" una sola unidad (¿cuanta redundancia, no?... será la fobia esa) ya me provoca distréss emocional y que si a esto le añadimos los que sin "carnet de viajero" puedan coincidir en tu itinerario... uffff, me entran los sudores, naúseas y temblores aún utilizando pastillas dentífricas de extractos herbales, que son ideales y no solo para viajar, máxime si no hay posibilidad de eludir algún aeropuerto o si la disponibilidad de agua potable no está asegurada en cualquier momento. La discusión por el tubo de pasta, resuelta de paso.

    De lo que más vale prevenir... la cuestión de salir me resulta tan gratificante por sí misma, incluya o no viaje, que soy capaz de lavar a mano a toda paleta si fuese preciso y necesario... y, oigan, en última instancia, en caso de inoportuna e imprevisible inundación: ¡que se ocupe el seguro, que para eso lo pago!.

    Se me ocurre para abreviar que: de valor y precio, metáforas y poetas... de acuerdo y eso es: totalmente; y de el medio y la virtud, y respetar todas las ideas... hasta donde la tolerancia y la educación me lo indiquen oportuno sin acordarme de saludar intempestivamente a la progenitora de nadie, o lo que viene a ser un: "tú por tu camino, yo por el mío... que hay muchos, total para ¿acabar todos en Roma?".

    Pues eso,que nos vemos en Roma, en la Puerta de Alcalá, en Canaletas, a la sombra de una pata de la Torre Eiffel, en un hostal de Peralejo de las Truchas o en los cerros de Úbeda, pero ¡salgamos, viajemos y seamos (nosotros mismos)!.

    Buenas noches a todos.

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  22. En mi pueblo de Galicia (de A Coruña, diría alguno) se habla desde hace tiempo de fusionar el Ayuntamiento con el del pueblo que hay al otro lado del río y que tiene muchos menos habitantes. Hay algunos argumentos razonables en contra, pero lo primero que se oyó fueron voces alarmadas que temían por la pérdida de las señas de identidad y demás…

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  23. Hola, Anónima XX, gracias por tu visita y tu comentario. Tu capacidad de síntesis me ha dejado el post inextricablemente anudado consigo mismo y con sus comentarios, creo que me va a llevar un rato desenredarlo.

    Hola, Antonio. Yo he conocido pueblos de ochenta habitantes de los que el Alcalde tuvo que escapar de noche y sin equipaje por haberse atrevido a sugerir la fusión con un vecino anexionista de seis o setecientos. El amor a la patria es así, absorbente y exclusivo. Noble, pero altamente tóxico para el civismo y el sentido común.

    Los indicadores de salida de Madrid quedan muy bonitos: "A Coruña", "A. Soria" (esto último es Arturo Soria, una calle, pero bueno.) Uno se pregunta por qué no los ponen todos así: A Barcelona, A Albacete, A Toledo...

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  24. Eso es lo que hace fata, Antonio, perder de una puñetera vez las señas de identidad donde no se pueda volver a encontrarlas; a ver si así nos hacemos más humanos y menos tribales

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  25. Mira que puede llegar a molestar el concepto de "identidad", ¿eh? La única identidad que me parece respetable es la individual de cada uno, y hasta esa se me hace sospechosa cuando tiende a convertirse en etiqueta, en tarjeta de presentación, en rutina y en destino. Las colectivas, ya... las que nos vienen determinadas y preseleccionadas , y en los casos más graves impuestas, por motivos de nacimiento o vecindad... Como bien dice Lansky, cuanto antes desaparezcan sin dejar señas, más felices seremos todos.

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  26. Nacionalismos

    Una coartada emocional para poder vivir de continuo instalado en el agravio, lo que -fíjense como son los cosas- constituye un rasgo del carácter eminentemente español.

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  27. Hola, Julián. En mi opinión el nacionalismo es una dolencia psíquica anterior, en el orden lógico, a la existencia de la nación. La nación no es, pues, su causa, sino solo su pretexto, el gancho del que se prende, el guijarrillo en torno al cual cuaja. Sin nación suficientemente 'atractiva' -poco agraviada, por ejemplo; sus agravios y sus sufrimientos son lo que hace preferentemente que amemos a la patria- precipita con otros catalizadores: la tribu, la raza, el tótem, el equipo de fútbol... Es bien sabido que uno de los más gravemente aquejados de esta gravísima enfermedad -menos grave para quienes la padecen que para los que les rodean, pero gravísima- el ínclito Arana, sufrió un acceso agudo de patriotismo español antes de caer en la cuenta de que la desazón nacionalista que le afligía encontraría pretexto más vistoso en la nación vasca que en la española. Y allá trasladó el hombre sus devociones, como quien cambia los ahorros de cuenta bancaria, pero sin perder un céntimo por el camino, antes bien aumentándolas con el cambio: como la vegetación, también el patriotismo se hace más exuberante con climas lluviosos.

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  28. Es el mismo comentario de arriba corregido.

    No sabía la anécdota, esa, de Arana. Pero me parece graciosísima. ¿Y no será que la tío le dio calabazas una morenaza de Córdoba o no le dieron un cargo político en el gobierno de la nación?. Me puedo creer perfectamente de un español -con lo soberbiamente soberbios (je, je..)que somos- que pueda cometer una aberración así por puro despecho. Y sin el menor cargo de conciencia (eso, seguro).
    Menudo pájaro de cuentas debía de ser el tal Arana.

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  29. La historia la cuenta el propio Arana, sin el menor embarazo. A los aquejados de nacionalismo sus síntomas no les parecen grotescos, como a los que los vemos desde fuera, y los exhiben y los comentan con la mayor naturalidad. Así que cuenta cómo se sentía henchido de amor a la patria -él creía que española, y estaba tan contento- hasta que su hermano, creo, le hizo ver que la patria a la que él realmente amaba, por la que su pecho estallaba y sus ojos se anegaban y todo el resto del cuadro clínico, era la vasca. Fue cuestión de ajustar ligeramente las dimensiones, enfocar los afectos y ¡listos!. El nacionalismo es un sentimiento estandar y sirve lo mismo para un fregado que para un barrido, cambiándole cuatro cosillas.

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  30. Para cometer barbaridades, sin embargo, la patria es un pretexto estupendo; casi tan bueno como Dios

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  31. A mi juicio, mejor aún. No es que no aprecie en lo que vale la eficacia letal de la idea "Dios", pero matar, matar, ninguna mata como la de "nación" -"patria", para los amigos-.

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