domingo, 22 de abril de 2012

Libros

Fui de los pequeños de una familia numerosa, un niño urbano, burgués y protegido. No salía solo a la calle, compartía cuarto con mi hermano pequeño y casa con siete personas más. El libro fue mi primera conquista personal, mi primer ámbito propio, mi primer espacio exclusivo, la primera tarea que hice solo y de la que fui protagonista.










Aún recuerdo la emoción infantil de abrir un libro nuevo, que sigue reviviéndoseme ahora mismo con cada libro que compro o que me prestan. El olor de algunos papeles, la vista de algunas portadas, hasta el tacto de algunos lomos me despiertan aún la emoción inaugural y magnífica de los primeros amores. He vivido con libros desde que nací, he crecido con ellos y en ellos. Desde que a los cuatro años rompí a leer, con seguridad no hay en mi vida ninguna actividad a la que haya dedicado tanto tiempo, ni objetos a los que haya dado tanta importancia como a los libros. 

Ahora tengo un lector electrónico, y en él cargados cerca de mil e-books. Es comodísimo para leer en la cama o en sitios raros –pesa menos que los tochos más gordos– y para viajar. Merced, además, a la benemérita actividad de desinteresados individuos, a quienes sus interesados detractores llaman sin razón piratas –un adjetivo que cuadra mucho mejor a quienes trafican y se lucran con bienes de primera necesidad– me es posible conseguir para él de modo gratuito gran cantidad de títulos que sin este benéfico expediente jamás habría comprado ni leído. Es un invento estupendo, y lo uso con frecuencia y entusiasmo, pero nunca podrá desplazar para mí a los libros de papel, por razones emocionales y afectivas, mucho más profundas y poderosas que ninguna consideración racional.

Me gustan los libros como objeto, me gusta tener libros. Muchos libros. En mi casa se han juntado las... llamémosles bibliotecas familiares de mi mujer y mía. Digo "llamémosles" porque no son nada que merezca ese nombre, sino más bien ese conglomerado sedimentario de libros que toda familia de clase media va amontonando en sus estantes a lo largo de los años y que, además de los libros que están allí por derecho propio, que han leído y que guardan porque les interesan, reúne tratados de contabilidad marchitos, estudios petardos sobre la economía del agro manchego en la década de los sesenta, ejemplares desencuadernados de la colección Reno y del Reader's Digest, códigos civiles (edición de 1973) y, en general, cosas de títulos opacos, autores ignotos, portadas estremecedoras y lomos reversibles (no hay manera de que los editores se pongan de acuerdo en si los títulos de los lomos se deben escribir de arriba a abajo o de abajo arriba, con la parte inferior de las letras hacia la izquierda o hacia la derecha) que no se sabe qué son, nadie ha leído y uno no se resuelve nunca ni a leer ni a tirar. Son un problema, porque constituyen un buen veinticinco por ciento del total, complican y encarecen las mudanzas, consumen estantería y acumulan polvo igual que los buenos. Pero tienen su lado bueno, y es que forman un humus indistinto e inexplorado en el que, tras varios lustros de matrimonio, aún seguimos ambos descubriendo cosas que no sabíamos que teníamos y que nos apetece leer. Gracias a ellos recorrer con la vista los lomos de los dos mil y pico libros que hay en casa todavía nos depara alguna buena sorpresa de vez en cuando.

Siempre pienso que un día que tenga tiempo y ganas expurgaré las estanterías, recopilaré repetidos, absurdos, desconocidos poco prometedores y horrores manifiestos, los venderé por lo que me den en la Cuesta de Moyano y tendré, por fin, sitio para comprar muchos más. Esa esperanza estimulante es otra de las emociones que debo a los libros...

26 comentarios:

  1. Hola!

    Yo no soy así. Libro que no me gusta, libro que me deshago de él. Cuanto antes, mejor. Me pone de mal genio ver a los libros malos junto a otros libros excelentes. Lo considero una especie de afrenta, por mi parte, a los buenos escritores; no se lo merecen ¿Qué cojones pinta Mahfuz junto a Espido Freire? ¿Qué cojones pinta Espido Freire en mi casa (la de papel, me refiero)?

    Para mi no hay placer mayor que llenar la bolsa de deportes de libros fallidos y sacarlos definitivamente de mi vida.

    ¡Hay que evitar las malas influncias, Vanbrugh! Un libro malo es como ese conocido pelma y pedantón del que uno huye, cada vez que se lo encuentra, como alma que lleva el diablo. Y lo mismo me pasa con los discos (pero esa, ya, es otra historia)

    Firmo porque no se si sale mi enlace. julian bluff

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  2. ¿En qué momento de sonambulismo, afección que desconocía padecer, he escrito este post y lo he publicado en tu blog?

    En fin, no puedo comentar nada a mi propia biografía libresca, salvo errores mínimos. Que, aunque es verdad que compartí la casa con siete personas más, no era de los pequeños, sino el mayor. Que hace unos años mi ex-mujer reclamó una parte considerable de nuestra biblioteca (ya lo he contado). Que cuando me decida a ordenarla, tarea siempre propuesta y nunca emprendida a fondo, no podré vender los tochos que expurgue en la Cuesta de Moyano ...

    Pero salvo esas minucias ...

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  3. Supongo que todo el mundo tiene su máscara más o menos elaborada (persona), la mía, no sé si muy convincente es la de tipo duro, pero suavizado por cierta patina intelectual, pero lo cierto es que se me ve el plumero porque me gustan mucho las historias de amor, no sólo las de chico conoce a chica (o a chico) tan consabidas, sino esta que has escrito, como dice Miroslav por mí, en la que chico conoce libro y vive feliz con su amor…por el resto de su vida.

    Curiosamente, no estoy celoso —al contrario— de que compartamos el mismo amor; será porque es poco egoísta, no sé.

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  4. Te desaconsejo lo de la cuesta de Moyano. Esos si que son piratas. Te miran como si les fueras a robar, no a vender, echan una ojeada despectiva (la mayor cara de desprecio que he visto nunca en nadie) a lo que les ofreces, que siempre, sea lo que sea, es lo que menos se vende, y te dan unos 10 cm. por libro. Si quieres que los libros que te sobran no acaben en la trituradora (aunque algunos lo merezcan) haz bookcrossing o déjalos en cualquier biblioteca pública. Si no les interesan como donación oficial, suele haber mesas de intercambio donde la gente deja lo que no quiere en su casa y se lleva lo que han dejado otros, sin ningún compromiso ni coste.
    Pero no te hagas ilusiones. Yo tengo menos libros que tu (también tengo menos sitio) y nunca encuentro el rato necesario para organizarlos, expurgarlos y hacer sitio a los que siguen llegando. Nunca llega ese momento. Es una bendita maldición...

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  5. Julián: tienes toda la razón, claro. Y si además de tenerla eres capaz de actuar de acuerdo con ella, tienes toda mi admiración.

    Yo no consigo tener tan claramente delimitada como al parecer la tienes tú esa categoría donde metes con seguridad tan envidiable a la pobre Freire. ¿Lo ves? 'La pobre' Freire... ¿Cómo estar seguro de que no hay algo mínimamente valioso en esos melocotones helados que todo el mundo me desaconseja, que nunca he leído ni probablemente leeré, pero que lleva años en un estante haciendo bulto y cogiendo polvo? Y eso por no hablar de las y los freires desconocidos, de los que nadie me ha hablado ni mal ni bien. No puedo, no puedo... Tienes razón, ya lo sé. Pero es que tampoco de los conocidos pelmas me sé desembarazar...

    Miroslav: ya decía Tolstoi que todas las familias felices se parecen entre sí.

    Lansky: lo mismo que las familias felices, las historias de amor son semejantes y aburridas. Para leerlas, claro. Para vivirlas, cada cual la suya, son estupendas.

    Cigarra: fíjate que algo así venía temiéndome yo. Visto lo que le explico a Julián, probablemente me pasaré el resto de mi vida proyectando deshacerme algún día de los libros que no quiero (??) para hacer espacio a más. Pero si por milagro alguna vez sucede de verdad, tomo nota de tus consejos.

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  6. Abundo en la opinión del Sr. Bluff: los melocotones helados están bien como receta, en libro no valen nada. Afortunadamente los lei prestados de la biblioteca, así que no tengo que deshacerme de ellos ahora. Pero es lo que tu dices ¿cómo me voy a deshacer de algunas novelas rosa, por muy cursis que sean, si estaban en mi casa de toda la vida? ¿Cómo voy a tirar unos "Salgaris" malísimos si son ediciones de antes de la guerra con cubierta de Penagos? Hay libros que no se pueden tirar.
    En cambio tiraría (creo que tiraré) a todos estos nórdicos siniestros y sombríos que se han puesto de moda. ¡donde esté Montalbano, comiendo a todas horas y bañándose en el mar, que se quiten todos los suecos, hombre!

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  7. Si algún día cambias de opinión, Cigarra, y decides tirar los Salgaris, habla primero conmigo.

    Es verdad que los suecos estos son sombríos y te pelas de frío leyéndolos, pero algunos no están mal. Mankell, por ejemplo. Ahora, desde luego con Montalbano se come muchísimo mejor.

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  8. Tampoco lo tiro todo. Tiro todo lo posterior a los 70's. Los libros anteriores a dicha fecha, que son los heredados de mis padres (en las generaciones anteriores en mi familia -por las dos ramas- no había dinero para libros) los conservo y de vez en cuando los leo, y voy decubriendo poco a poco en RENO de Bolsillo (novelas que compraba mi madre; en las vacaciones, sobre todo)a John Dos Passos, Adolf Huxley, Moravia, Slaughter, S. Maugham, V. Baum, A. Maurois, etc... . Esa era la clase de autores que leían en los denostados años "sesenta" y "setenta" en España gente como mi madre y mi padre, con estudios sólo primarios.

    Comparo esto con lo de ahora y ... ¡en fin, no sigo... que me pongo de muy mala hostia!.

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  9. La colección RENO ... ¡Qué recuerdos! Se publicaron autores y novelas fantásticos. Lástima que la encuadernación fuera pésima, pero por esos años no estaba el país para florituras (confíemos en que no volvamos a esas épocas, que parece que es en lo que se empeñan nuestros líderes europeos).

    Comparto cn Cigarra una cierta desazón hacia esos nórdicos sombríos y me atrevo a incluir a Mankell, del que he leído poco y reconozco que no está del todo mal, pero vaya ... Desde luego, me sumo al ambiente más soleado de Sicilia, así como a cualquiera de las otras novelas de Camilleri (creo que las tengo todas).

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  10. Me gusta mucho que no olvidaste mencionar el olor. El olor almendrado del papel nuevo.

    Me atrevo a predecir que nunca tirarás ni venderás un libro.

    Yo, desde luego, soy incapaz de hacerlo. Tampoco fui "razonable" cuando nos movimos de Alemania a España. Aquí están todos. ¿ Quién soy yo para juzgar si ciertos libros merecen o no ir a parar al contenedor azul ? Para mí sería lo mismo que quemarlos. Un Horror.

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  11. J. Bluff
    Miroslav

    La colección reno, a pesar de su penoso diseño y fragilísima encuadernación podía tener cierta salvación, pero sus traducciones eran pésimas y sus textos censurados, expurgados, mutilados... Huxley o Dos Pssos en reno, por ejemplo, no es Huxley ni Dos pasos, en cuanto a Slaughter y otros...mejor que mutilados, suprimidos

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  12. No te digo que no, Lansky, pero mis recuerdos de los desastrosos libros de Reno se remontan a mis 12 a 15 años, edad en la que desde luego no tenía capacidad para discernir sobre la calidad de la traducción o las mutilaciones de la censura.Pese a precio que debí pagar ignorantemente, lo cierto es que descubrí algunos autores que por aquellos años me prohibían leer; Moravia, por ejemplo.

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  13. el Moravia de Reno tampoco es Moravia, como un perro sin patas tampoco es un perro, sino un cánido mutilado

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  14. Hola, C.C. Reconozco que me pasa algo de eso que dices. No me enorgullezco de ello y desearía que no me pasara, pero deshacerme de un libro me cuesta sudores, y de destruirlo soy físicamente incapaz. Espero superarlo y no cumplir tu predicción.

    Julián, Miroslav, Lansky: para mi la colección Reno, solo por las portadas, la calidad del papel y la encuadernación, encarna la idea platónica de "libro malo", de libro de relleno, anónimo y poco apetecible, y la identifico con gente como Vicky Baum, Frank Slaughter y Somerset Maugham. Gente así, con la que probablemente tampoco estoy siendo justo y que sin duda tendrán algo bueno, como sin duda lo tiene la propia colección. Pero los arquetipos irracionales son difíciles de superar.

    Y esas traducciones mutiladas de que habla Lansky son la plaga de los años cincuenta y sesenta. Beau Geste, cuya portada ilustra este post, fue uno de los libros de cabecera de mi infancia. Prácticamente me sé de memoria la versión de la Ed. Juventud. Por lo que cuando hace unos años lo leí en inglés pude apreciar que el traductor se había comido párrafos enteros -no era censura, no contenían nada peacminoso o antifranquista; eran iguales que el resto, pero no le debieron de apetecer- y había suprimido más de sesenta páginas del final, parte sustancial de la historia de la que, vaya usted a saber por qué, decidió privarnos.

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  15. El Pop y la Post modernidad nos enseñan que todo detrito cultural puede convertirse en una instalación divertida.
    ¿Se imaginan un programa de TV donde dos lectores, ella vestida de señora de los cincuentas y él urbano contemporáneo lean párrafos de la misma novela, una en la versión de RENO y el otro en una versión más aggiornada?
    ¿Y atriles donde los Salgari se exhiban como misales?

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  16. Tampoco yo me deshago de ningún libro; no puedo aunque en la pág. 20 deje de gustarme su lectura. Si acaso lo llevo a la estantería de los 'castigados', una especie de limbo...

    En la cuesta de Moyano ya no quedan cosas de verdadero interés y los 'caseteros' se han vuelto imposibles de tratar.

    Leí esos libros que leías de joven y otros muchos más que no citas.

    Por cierto: supongo que habrás ido a cenar alguna vez al restaurán La Castafiore en Madrid. Cena exquisita y cantantes maravillosos en vivo mientras te sirven.

    Grillo

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  17. UN amigo mío decía que no hay libro tan malo que no tenga algo bueno y sugería indirectamente seguir su ejemplo, es decir, leer hasta los papeles rotos que se encuentran por la calle. Han pasado muchos años y mi amigo no podía suponer entonces que se publicasen los melocotones en versión papirácea, si lo hubiese sabido se habría quedado helado él, pero no creo que hubiese cambiado de opinión. Cosas peores se tragó en sus tiempos.
    Yo hecho de menos el fondo bibliográfico sedimentario de las buenas casas burguesas, que en mi caso no hubiera podido sobrevivir en cualquier caso a una mudanza transatlántica de ida y vuelta, así que para que a mis hijos no les pase lo mismo voy nutriendo pacientemente el mío con todo lo que encuentro. Algunos huerfanillos provenientes de las casas de tías fallecidas (vulgo muertas, que tampoco pasa nada por llamar a las cosas por su nombre) restos de serie, libros de los que otros se han deshecho por falta de espacio; yo tengo unas ecaleras en casa que en cuestión de estanterías dan mucho de sí y puedo ofrecer asilo a Salgaris o suecos indistintamente (Mankell me gusta bastante). Y si como parece a todos ustedes le gusta tanto Camilleri, deberían leerlo en original, una mezcla de italiano y siciliano que se pierde a la fuerza en la traducción y que es de lo más delectable o delitoso...

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  18. Hola, Chofer. Gracias por tu visita. A veces soy lento en responder, pero trato siempre de hacerlo. Me parece que el pop y la modernidad son movimientos excesivamente minoritarios, al menos si esas que dices son manifestaciones suyas. Me imagino que esos programas que sugieres serían retirados a la semana por falta de audiencia. Lo que no quita, sino todo lo contrario, para que fueran divertidos.

    Grillo, si yo me deshiciera de los libros que no termino habría mucho más sitio en mis estantes. Nunca he tenido problema en dejar libros a medias, tiendo a considerar que son ellos, no yo, los que no han superado la prueba.

    No conozco ese restaurante que dices. Tengo serias prevenciones contra la ópera, el bel canto y gorgoritos similares. Y si no hay más remedio que someterse a ellos, desde luego no consiento que me estropeen una buena cena.

    Guillermo, celebro ver que has inaugurado tu perfil. Y también que, con el tiempo, hayas llegado a considerar amigo tuyo a ese que citas que leía los papeles por la calle; tengo entendido que hace años no os llevabais muy bien. Y hasta celebro que el proceso metamórfico de conversión de libros en estratos de bibliotecas siga produciéndose en tu casa. Lo de leer a Camilleri en versión original lo veo más complicado. Italiano sé poquito, pero siciliano, ya...

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  19. Siempre me acordaré de la primera vez que fui a vuestra casa.

    Tendrías unos nueve años y estabas enfrascado leyendo, con una pierna cruzada sobre la otra como un señor, sin levantar la vista del libro. Parecías totalmente abstraído. Los demás charlábamos de mil cosas y tú en un par de ocasiones levantaste la mirada hacia nosotros y apostillaste algo aportando tu punto de vista o corrigiendo alguna cosa que allí se decía. Luego retomaste la lectura y dejaste de existir… Yo me quedé sorprendida.

    Con el tiempo he comprendido que esto de hacer dos cosas a la vez, y en profundidad las dos, es algo de familia… (de la vuestra, por supuesto…) jaja

    Siempre me acordaré de la primera vez que fui a vuestra casa. Tendrías unos nueve años y estabas enfrascado leyendo, con una pierna cruzada sobre la otra como un señor, sin levantar la vista del libro. Parecías totalmente abstraído. Los demás charlábamos de mil cosas y tú en un par de ocasiones levantaste la mirada hacia nosotros y apostillaste algo aportando tu punto de vista o corrigiendo alguna cosa que allí se decía. Luego retomabas la lectura y dejabas de existir… Yo me quedé sorprendida.
    Con el tiempo he comprendido que esto de hacer dos cosas a la vez, y en profundidad las dos, es algo de familia… (de la vuestra, por supuesto…) jaja

    A mí me cuesta muchísimo tirar un libro, pero sí que nos hemos deshecho de alguno para dar entrada a otros más interesantes y más bonitos, porque hay libros que son preciosos solamente como objetos, al margen de su contenido. Me encantan los libros antiguos, bien encuadernados, cuenten lo que cuenten.

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  20. Jo, para una vez que hago un comentario en tu blog me hago un lío y sale "rana".

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  21. Hola, Delsa. Menudo niño repelente debía de ser yo. A saber lo que estaría leyendo. A mí también me gustan los libros antiguos bien encuadernados, pero es un gusto que procuro no cultivar, porque no puedo mantenerlo.

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  22. Van:

    también yo fui a La Castafiore algo mosca la primera vez acompañando a una forofa del bel canto... que me repatea bastante.
    Pero luego me cautivó el ambiente y la simpatía de los camareros/cantantes - no todo era ópera, se podían pedir baladas, villancicos o duettos de música popular.

    Es difícil estropear una comida tan bien preparada.
    Normalmente siempre va alguien celebrando alguna efeméride particular y entonces invitan a champán y se brinda alegremente.

    (Coño, temo parecer socio partícipe de ese negocio/restaurante... Y encima hay que ir en taxi porque no hay dónde aparcar cerca.)

    Bueno; al fin y al cabo sólo hacía el comentario transversal porque en la portada de uno de tus libros favoritos se mencionaba a la Castafiori...

    Grillo

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  23. Hablando de libros y vistos los recortes de la sanidad pública en España, recomiendo este ( y no sólo a los indios, aunque sí especialmente a nuestros inmigrantes), aunque está descatalogado.

    F. de Santa María: Manual de medicinas caseras para consuelo de los pobres indios, en las provincias y pueblos donde no hay médicos ni botica (Manila, 1863)

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  24. Van: Fíjate si me habrá gustado esta entrada que hasta me ha inspirado para resucitar mi olvidado blog "De la toga a la bayeta". No he podido resistirme a evocar alguno de mis queridos y viejos libros. Si tienes un ratito pásate por allí, me gustaría. Besos.
    (Extiendo la invitación, no sin cierta pedantería por mi parte, a a los LANSKYS, CIGARRAS, MIROSLAVES y demás)

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  25. ¡Alas! Lo único bueno que tienen tus desapariciones de la blogosfera -la última ha durado dos años- es la alegría que nos dan tus reapariciones. Voy enseguida a ver qué te escribes.

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  26. Al fin he conseguido expurgar algunos libros (casi 30) de mis librerías, aunque me ha costado.
    (La colección Reno era mala, pero a los de Bruguera habría que fusilarlos ¡hay que ver lo que han hecho con "Guerra y Paz" o "Los hermanos Karamazov"! ningún parecido con la realidad)
    El motivo es que en mi biblioteca estamos reuniendo donaciones que vendrán a recoger de una ONG que mantiene bibliotecas populares en América Latina. Como no es fácil que llegueis a tiempo de darme los que os sobren para incluirlos en esa donación os sugiero una dirección en donde siempre aceptan libros, también para una ONG:
    http://www.ong-aida.org/joomla/index.php?option=com_content&task=view&id=72&Itemid=93&phpMyAdmin=5955642f33d4cadb3f45e972b84c2bc8
    Tiene dos sedes, en Segovia y en Madrid. La de Madrid es en la calle Serrano 226 y se puede contactar con ellos en el correo aidabooks@ong-aida.org.

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