Últimamente no hago más que publicar textos ajenos. No es solo vagancia -que también-; es, sobre todo, que cuando caen a mi alcance cosas que me parecen tan exactas y bien enfocadas como las que traigo a este post o a los dos anteriores; cuando tengo la suerte de encontrar procesos mentales tan brillantes y bien expuestos, incluso aunque no esté del todo de acuerdo con ellos -debo decir que con este, descontado el sarcasmo, lo estoy prácticamente al cien por cien- me creo en el deber de darles toda la difusión a mi modesto alcance. O, dicho de otro modo, me entran muchas ganas de que mis trece lectores los disfruten tanto como yo.
Así que aquí les dejo la que me parece inobjetable reflexión de uno de mis amigos y corresponsales internéticos, que llevado de una rara modestia, o quizás de una escarmentada prudencia, prefiere dejar su nombre en una discreta penumbra. En cuanto la recibí le pedí permiso para publicarla, y he tardado en hacerlo lo que él en dármelo.
Ver que el rey se va de juerga, a escondidas, con su querida, a cazar elefantes en un jet privado pagado interesadamente por sus amigotes de correrías mientras el país se enfrenta a los momentos más difíciles, seguramente, desde la guerra civil del 36, es repugnante. Sin embargo es lo propio de los reyes: la monarquía se fundamenta en el privilegio sin razón y en la diferencia hiriente. Con hechos como los que ha protagonizado la semana pasada, Juan Carlos no ha hecho sino confirmar los principios básicos de la institución: Privilegio, Desigualdad y Disfrute de prebendas no ganadas. Hay quien dice que ha perjudicado a la institución monárquica y eso no es cierto: no ha hecho sino dejar bien claro a la vista de todos cuáles son las bases y los fundamentos de tal institución, y poner de manifiesto su respeto a una larga tradición establecida por sus mayores.Sin embargo el espectáculo de ayer sí que ha sido bochornoso. ¿Cómo puede admitirse que un rey pida perdón a sus súbditos? ¿Cuándo se ha visto una cosa así? Es una perversión total de todo lo que es y representa la institución. Con este vergonzoso e insólito proceder sí que ha causado un daño irreparable a la monarquía. Después de lo de ayer ya nadie le mirará como hasta ayer le había mirado. Ahora es, simplemente, un coleguilla tramposo pillado en falta que quiere recuperar la benevolencia popular para no tener que salir por pies como el abuelo…¡Qué asco!
Da una vergüenza ajena, oirle decir esa parrafada... ¡señor, señor, como si no tuvieramos bastante con todo lo demás!
ResponderEliminarQuerido amigo: no te haré esta vez ningún comentario. Quiero hacértelo personalmente en la fiesta que hoy, a las 20h. tenemos en la Casa de la Cultura de Torrelodones. Me encantaría que vinieras y nos recobrásemos, después de tanto tiempo sin vernos. Se trata de la recreación del famoso Ateneo de Torrelodones. Habrá lecturas, música buena y un vinillo, pero sobre todo, amigos y ambiente de escritores y poetas. Te espèramos. Haz un esfuerzo y ven. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Espléndido!
ResponderEliminarEn realidad pedía perdón como los irresponsables (niños pequeños, golfos y monarcas): no por lo que había hecho en sí, sino por haber sido descubierto.
P.S.-Con tu permiso y el de tu corresponsal he reproducido una de sus frases en el margen de rotundidades de mi blog B
No sé quién será tu corresponsal anónimo pero, desde luego, se le ve como resentido contra el rey. ¿Habrá tenido alguna mala experiencia personal con él?. Porque si no, no lo entiendo.....
ResponderEliminarPienso, y lo digo sin ningún sarcasmo, que lo que el Rey "siente" es justamente haber confirmado tan descarnadamente, para colmo en momentos en los que sus súbditos están con la sensibilidad más a flor de piel por más que justificados motivos, esos "principios básicos de la institución". Son, sin duda, evidentes pero, sin embargo, el gran éxito del régimen es haber logrado que lo repugnante de los mismos esté totalmente sepultado en la percepción de los españoles por un alud de falsedades y manipulaciones. Y ahora va el monarca y deja visible la injusticia primigenia de los fundamentos de la institución monárquica. Menos mal que enseguida, como un solo hombre, todos los corifeos interesados del sistema se apresuran a desviar la atención centrándose en "el error" del comportamiento concreto del Jefe del Estado para evitar que nos fijemos en lo que atinadamente señala tu corresponsal.
ResponderEliminarClaro que sí hace daño a la institución lo que ha hecho el rey porque no puedo creer que si se hicieran evidentes para todos los principios que fundamentan la monarquía ésta se pudiera mantener. Por eso era necesario que los españoles volviéramos a verlo como un "coleguilla" y recuperemos nuestra benevolencia hacia el "héroe" (como lo calificaba Atman). Ayer durante un rato estuve buscando en internet algún debate mínimamente "filosófico" sobre los argumentos justificativos de la monarquía en la actualidad. No encontré nada (imagino que porque es imposible dar razones que no sean de mera conveniencia). En fin, que sí, que da asco ...
Cigarra: Justo vergüenza ajena es lo que yo sentí al ver el video, esa incomodidad profunda que sentimos las personas sensibles al ver a alguien comportarse de modo vergonzoso, como si fuera culpa nuestra solo por estar viéndolo. En el momento no fui capaz de dar forma exacta a la causa de mi desazón. Ha sido al leer el texto que hoy publico cuando comprendí que habría preferido verle defender su conducta y mantener por lo menos el tipo, ya que la decencia, a mi juicio, la perdió hace años. Pero ese pedir disculpas apresuradas escurriendo el bulto, sin siquiera explicar de qué...
ResponderEliminarFernando: Muchas gracias por tu invitación. Te contesto en privado.
Lansky: Exacto, como los niños pequeños. Como bien señalas, la irresponsabilidad que la Ley atribuye al rey lo equipara exactamente a eso, a un niño. Un niño, o un golfo, pillado en falta y que lo que quiere es salir del paso e irse otra vez a su cuarto, lejos de 'los mayores', a seguir con sus cosas...
Ricardo: Hay mucho resentido por ahí. Mala gente que suelta su baba sobre lo primero que encuentra, aún lo más sagrado...
Miroslav: Basta leer la Constitución, y comparar por ejemplo su artículo 14 ("Los españoles son iguales ante la ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento...") y el 57.1 ("La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón...") para constatar que monarquía y democracia son nociones perfectamente opuestas y complementarias, y cada una aumenta solo a expensas de la disminución de la otra. Un texto que pretenda consagrar ambas es inevitablemente esquizofrénico ya de origen. A mí esta me parece una verdad evidente y de bastante difícil discusión; pero como hay tantos monárquicos, de vocación o de ocasión, que llevan años haciendo juegos malabares -entre ellos, esta bendita Constitución- para que la evidencia quede discretamente enmascarada; y tantos ciudadanos dispuestos a dejarse distraer por las martingalas, no viene mal que de vez en cuando un batacazo tire por tierra los siete velos y la incompatibilidad fundamental aparezca bien clarita y al desnudo. Por eso agradezco sinceramente a Juan Carlos que ejerza sus naturales prerrogativas de rey, y le agradecería más aún que tuviera la dignidad y coherencia mínimas de sostenella y no enmendalla. Claro que pedirle dignidad y coherencia a un Borbón...
Una de tus 13 lectores.
ResponderEliminarYa sabes, en asuntos políticos del país que me da la hospitalidad, si bien me informo, no comento.
C.C: Como español que soy de muuuuchas generaciones, tienes mi permiso y mi ánimo para que opines de la política de este llamado país. En realidad, no pienso para nada que cualquiera, sea cual sea su nacionalidad, filiación o lugar de nacimiento, necesite ningún permiso para opinar. Del mismo modo que me arrogo mi sacrosanto derecho a opinar sobre la política francesa, alemana, etc. Al fin y al cabo, son los mismos perros con distintos collares, aunque ladren en idiomas distintos.
ResponderEliminarMe olvidaba, mucho más español (yo y cualquiera) que nuestra Majestad, por cierto.
ResponderEliminarHola, C.C., ilustre 7'7 % de mi público. Me sumo al permiso que te da Miroslav para que opines todo lo que quieras de política española -suponiendo que este asunto de la monarquía pueda considerarse 'política'; yo más bien lo considero alfabetización básica-. Soy alérgico a cualquier distinción que se base en la nacionalidad, concepto pringoso donde los haya.
ResponderEliminarSigo pensando que como huésped de mi amada España no tengo derecho a manifestar opiniones que podrían herir a cualquiera de sus ciudadanos.
ResponderEliminarSólo os diré lo que se me ocurrió en el momento en que vi la salida de rey del hospital."Lo siento mucho", de haberme roto la cadera. "Me he equivocado" de elefante, esas defensas eran muy pequeñas, quería matar a otro más grande, "no volverá a pasar".
Que se ha ofrendado por la unión de España...todos en contra de él.
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